“Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto” (Deuteronomio 10:19).
Cuando un escriba le preguntó acerca de “el primer mandamiento de todos” (Marcos 12:28), Jesús respondió afirmando que Dios es uno, y luego dijo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:30).
Sin embargo, Jesús prosiguió, y expresó algo sobre lo que el escriba no había preguntado: el segundo Mandamiento. Sabiendo lo importante que era, Jesús dijo: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos” (Marcos 12:31).
¿Ningún mandamiento mayor que estos?
Jesús conectó el amor a Dios y el amor al prójimo en un solo mandamiento, y ese mandamiento era el mayor de todos. Una vez más, Jesús no inventó algo nuevo, algo que los judíos no habían escuchado antes. El llamado a amar a Dios por sobre todo y la idea de amar al prójimo y de amar a los demás como una forma de expresar nuestro amor a Dios fueron tomados del libro de Deuteronomio. Los israelitas debían ser bondadosos con los extranjeros y forasteros puesto que ellos mismos habían sido esclavos en Egipto, y Dios los había liberado. Así como ellos habían recibido tanta bondad, Dios deseaba que fuesen bondadosos con los desafortunados (Mateo 10:8)
I. “CIRCUNCIDAD VUESTRO CORAZÓN”
Deuteronomio 10, la continuación de Deuteronomio 9, es básicamente
la reafirmación del pacto que Dios había hecho con Israel. De hecho, gran
parte de este libro es una especie de renovación del Pacto. Es decir, incluso
después de su terrible pecado en Horeb, en el que no bien Moisés los dejó
por un tiempo cayeron en la idolatría, el Señor todavía no había terminado
con ellos.
Leamos Deuteronomio 10:1 al 11. ¿Qué sucedió aquí que nos ayuda a comprender que Dios perdonó el pecado de su pueblo y reafirmó la promesa del pacto
que hizo con ellos y con sus padres?
Moisés rompió las tablas de los Diez Mandamientos (Deuteronomio 9:17), una señal
del Pacto quebrantado (Deuteronomio 32:19).
“Para demostrar cuánto aborrecía ese
crimen, arrojó al suelo las tablas de piedra, que se quebraron a la vista del
pueblo, dando a entender en esta forma que así como ellos habían roto su
pacto con Dios, así también Dios rompía su pacto con ellos” (PP, 331).
Por ende, el hecho de que Dios le haya dicho a Moisés que cortara nuevas
tablas “como las primeras” y que escribiera en ellas las palabras que estaban
en las primeras muestra que Dios aun así había perdonado al pueblo y no
había terminado con él.
"He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella. Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz." Deuteronomio 10:14 al 16.
¿Cuál es
el significado de las imágenes que el Señor utilizó?
Aquí hay una mezcla de imágenes: el prepucio, el corazón, la cerviz. Sin
embargo, la idea es clara. La circuncisión era una señal del Pacto, pero es solo
una señal externa. "Un corazón incircunciso es indiferente a la exhortación del Espíritu Santo. El corazón circuncidado es el que ama a Dios. El corazón incircunciso se enorgullece" 1CBA 1001. Dios quería su corazón; es decir, su mente, sus afectos,
su amor. La imagen de la cerviz simplemente indicaba cuán tercos eran en
su renuencia a obedecer al Señor. Y, básicamente –aquí y en otros lugares–,
el Señor les estaba diciendo que acabaran con sus lealtades divididas y lo
sirvieran con todo su corazón y su alma. El transplante de corazón solo es posible por la obra especial de Dios en nuestra vida. Es el Espíritu de Dios quien realiza el milagro de sustituir el corazón de piedra por un corazón de carne (Ezequiel 36:26); es decir, un corazón sensible, reflexivo, compasivo, obediente y bondadoso.
Piensa en todas las veces que el Señor perdonó tus pecados. ¿Qué debería decirte
eso acerca de su gracia?
II. “AMARÉIS AL EXTRANJERO”
En medio de estas amonestaciones, Moisés declara: “He aquí, de Jehová
tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que
hay en ella” (Deuteronomio 10:14). Qué expresión tan poderosa de la soberanía del
Señor, una idea que también se encuentra en otros lugares de la Biblia: “De
Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan” (Salmos 24:1).
"Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido. Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto." Deuteronomio 10:17-19.
¿Qué otra declaración hace Moisés acerca
del Señor también?
Más aún, ¿qué le ordena Dios a su pueblo como resultado
de esa declaración?
"El extranjero, al igual que el levita, no tenía tierras. Los huérfanos y las viudas también merecían consideración especial" 1CBA, 1017.
Jehová no solo es el Soberano del cielo y de la Tierra; también es “Dios
de dioses y Señor de señores” (Deuteronomio 10:17). "Al final del tiempo de gracia, cuando Cristo se quite sus vestimentas sacerdotales y se ponga sus vestimentas reales, asumirá un título similar: Rey de Reyes y Señor de señores" 1CBA, 1001. Esto no significa que haya otros
dioses, dioses menores, como los supuestos dioses que adoraban los paganos
a su alrededor. Más que hablar de que solo él es el único Dios (“Ved ahora que
yo, yo soy, y no hay dioses conmigo” [Deuteronomio 32:39]), más bien es una forma
de afirmar su supremacía total sobre todos los demás poderes, reales o
imaginarios, ya sea en el cielo o en la Tierra.
El pasaje también dice que él es “el gran Dios, poderoso y terrible, que
no actúa con parcialidad ni acepta sobornos” (NVI). "Poderoso, proviene de una palabra que señala a un gran héroe, a un poderoso guerrero. También se aplica esta palabra al león como el más fuerte de entre las bestias." 1CBA, 1001. Todo esto es parte del
mensaje mayor: Jehová es tu Dios; y tú, su pueblo. Debes obedecerle.
Qué contraste tan poderoso se presenta aquí también. Sí, Jehová es
Dios de dioses y Señor de señores, el Gobernante soberano y Sustentador
de la creación (Colosenses 1:16, 17), pero también se preocupa por los huérfanos, las
viudas y los extranjeros, y muestra su cuidado al satisfacer sus necesidades
físicas inmediatas. El Dios que toma nota cuando un gorrión cae al suelo
(Mateo 10:29) conoce la difícil situación de los marginados de la sociedad. En
otras palabras, es como si el Señor le estuviera diciendo al pueblo: “Está
bien, tal vez sean los elegidos, son especiales y los amo, pero también amo a
los demás, incluyendo a los necesitados y los desamparados que hay entre
ustedes. Y, así como yo los amo, ustedes también deben amarlos. Esta es una
de las obligaciones del Pacto y también es importante”. "Amaréis pues al extranjero, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto" Deuteronomio 10:19
Somos llamados a condenar el trato injusto del mundo para con el vulnerable, no a condonarlo; a denunciarlo, no a duplicarlo. Tratar al vulnerable como Jesús lo haría es prueba de un buen cristianismo. Porque Jehová siempre mantiene un trato equitativo y los presentes no influyen sobre él para que pase por alto la maldad premeditada. Dios no solo es imparcial, sino que también es rápido en actuar. Por eso, Dios ordena a su pueblo que actúe con total imparcialidad hacia el extranjero y el desvalido.
Los hijos de Dios debían ser amables con los emigrantes, con aquellos que residen en forma temporaria o sean transeúntes. Los derechos de propiedad de los necesitados son tan sagrados a la vista de Dios como lo son los derechos de los ricos y encumbrados. Dios espera que el cristiano manifieste consideración en su trato con sus hermanos. El pobre no tenía gran cosa, pero no debía abusarse de ese poco como algo baladí. El progreso y la prosperidad no era un momento para la venganza, sino para la compasión y la bondad. El opresor que ha experimentado en carne propia la amargura de la opresión y oprime; es doblemente culpable. Nuestras propias experiencias difíciles en la vida debieran hacernos compasivos para con otros que puedan estar sufriendo como una vez nos tocó sufrir a nosotros. En su prosperidad debían pensar siempre en los necesitados y buscar con interés la manera de ayudarlos. No debe negarse la justicia ni al más desvalido. Debían estimar a todos y tratarlos con dignidad. Los extranjeros debían tener derecho a una vida próspera. Al haber sido extranjeros en Egipto, conocían la amargura y las privaciones de esa experiencia, por lo que debían tratar a los extranjeros con compasión, dignidad, cuidado y amor. "No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles" (Hebreos 13:2). A los israelitas se les enseñó a ayudar a las personas que pasaban por momentos difíciles. "Si alguno de tus compatriotas se empobrece y no tienen cómo sostenerse, ayúdale como lo harías con el extranjero o con el residente transitorio; así podrá seguir viviendo entre ustedes" (Levítico 25:35)
"Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto. Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la mies de tu prójimo" Deuteronomio 23:24, 25.
"El que pasara por una viña podría saciar su hambre del momento; pero llevarse algo de allí hubiera sido abusar de un privilegio cuyo propósito era beneficiar al viajero... Debía satisfacer el hambre legítima; tomar más, sería robo. Esta medida estaba en armonía con el segundo "gran mandamiento" de amar al prójimo. También reconocía el hecho de que la cosecha provenía de Dios. El dueño no sufría por faltarle la pequeña cantidad de cereal o de fruta que se tomase de su campo o de su huerta, pero ese poco bastaba para saciar el hambre del momento del que pasara por ese lugar. En realidad, el dueño no podía sentir que le había hecho un mal, ni el extraño, en caso de ser pobre, podía sentir que la sociedad no se interesaba en sus necesidades." 1CBA, 1048.
"Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, cuya esperanza está en Jehová su Dios, 6 El cual hizo los cielos y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay; que guarda verdad para siempre, 7 Que hace justicia a los agraviados, que da pan a los hambrientos. Jehová liberta a los cautivos; 8 Jehová abre los ojos a los ciegos; Jehová levanta a los caídos; Jehová ama a los justos. 9 Jehová guarda a los extranjeros; al huérfano y a la viuda sostiene, y el camino de los impíos trastorna. 10 Reinará Jehová para siempre; tu Dios, oh Sion, de generación en generación. Aleluya." Salmo 146:5-10.
¿Cuál es el mensaje del Salmo que refleja lo que Dios está
diciendo aquí, y qué debería significar esto para nosotros hoy, como cristianos?
III. PORQUE EXTRANJEROS FUISTEIS EN EGIPTO - FUISTE SIERVO
"Toda acción de Dios en nuestro beneficio constituye una razón por la cual deberíamos "recordar" y reflexionar en cuanto a su amor y cuidado benéfico, y reconocerlo y apreciarlo. Es propósito de Dios que en el día sábado se deje de lado todo lo que interfiera con la comunión directa y personal entre la criatura y su Creador. El sábado es el día en que tenemos el feliz privilegio de conocer mejor a nuestro Padre Celestial, puesto que conocer al Dios verdadero es tener vida eterna. (Juan 17:3). Conocer a Dios es amarle (1 Juan 4:8), es honrarle y apreciar las bondades de su bondad paternal (Romanos 1:21)" 1CBA, 986.
“Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de
Egipto” (Deuteronomio 10:19). ¿Cuál es el mensaje para el antiguo Israel aquí? ¿Cuál
debería ser el mensaje de este versículo para nosotros también?
Siglos antes, el Señor le dijo a Abram: “Ten por cierto que tu descendencia
morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos
años” (Génesis 15:13; ver además Génesis 17:8; Hechos 13:17). Esto es, por supuesto,
lo que sucedió; y en los primeros capítulos del Éxodo la dramática historia
de su redención y la salvación de Egipto (Éxodo 14:13; 15:13) se registró para la
posteridad como anuncio de la redención y la salvación que se nos ha dado en
Cristo Jesús. En este versículo, el Señor quiere que recuerden dónde habían
estado y lo que habían sido, es decir, extranjeros en otra tierra.
En otras palabras, el Señor les dice: “Recuerden cuando eran marginados
y esclavos de la sociedad; estaban a merced de quienes eran más fuertes y
podían abusar de ustedes”. Aunque Israel era una nación escogida, llamada
por Dios “reino de sacerdotes” (Éxodo 19:6), y aunque había algunas diferencias
entre ellos y los extranjeros que vivían entre ellos (especialmente en lo respectivo a algunos servicios religiosos), en materia de “derechos humanos”, el
extranjero, la viuda y el huérfano debían ser tratados con la misma equidad
y justicia que los israelitas nativos demandaban para sí mismos.
"Cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre" Deuteronomio 6:12. "Literalmente "la casa de esclavos". Se hace referencia a Egipto, su anterior morada, bajo la figura de una casa" 1CBA, 988.
"Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla en el campo, no volverás para recogerla; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos. 20 Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. 21 Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras de ti; será para el extranjero, para el huérfano y para la viuda. 22 Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto; por tanto, yo te mando que hagas esto." Deuteronomio 24:19-22.
"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas." Mateo 7:12.
¿Cómo encapsula el versículo lo que el Señor estaba
diciendo al antiguo Israel acerca de cómo debían tratar a los débiles que
hubiera entre ellos?
Esta advertencia a Israel acerca de cómo debían tratar a los marginados
de ninguna manera era la norma en el mundo antiguo, donde en algunos
casos los marginados eran tratados como animales, o aún peor.
En contraste, Israel debía ser diferente, una luz para las naciones. Y esa
diferencia se luciría en el Dios al que adoraban, en cómo lo adoraban y en
todo el sistema de verdades que Dios les había dado. Sin embargo, su trato
amable hacia los marginados podría haber sido un poderoso testimonio al
mundo de la superioridad de su Dios y de su fe, que en cierto sentido era
el objetivo de su existencia como pueblo: dar testimonio al mundo acerca
de su Dios.
Israel necesitaba recordar que habían sido “extranjeros” en Egipto, que era una de las razones por las que debían tratar a los extranjeros y los marginados de Israel como desearían haber sido tratados cuando eran marginados.
¿Cómo se relaciona esta verdad con el evangelio, con la idea de que, mediante la sangre de Jesús, hemos sido liberados de la esclavitud del pecado?
¿Por qué, y de qué formas paralelas, lo que Jesús ha hecho por nosotros debería afectar la forma en que tratamos a los demás, especialmente a los desamparados de entre nosotros?
IV. “JUZGAD JUSTAMENTE”
Como creyentes, hemos sido llamados a reflejar el carácter de Dios. Pablo
escribió: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta
que Cristo sea formado en vosotros” (Gálatas 4:19). El principio de la justicia social exige que nos valoremos mutuamente.
Tanto el Pentateuco como los profetas del Antiguo Testamento subrayan la importancia de prestar ayuda práctica a los extranjeros. Esta ayuda va de la mano con la atención a los pobres, los huérfanos y las viudas. (Éxodo 22:21-27; Levítico 23:32; Deuteronomio 10:18; 14:29; 16:11, 14; 24:17-21; 26:12, 13; 27:19; Salmos 9:8; 10:18; 68:5, 6; 82:3; 146:7, 9).
Isaías amonesta: "Aprended conforme al derecho, socorred al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda" Isaías 1:17
Jeremías clama: "Actuad conforme al derecho y a la justicia, librad al oprimido de mano del opresor y no robéis al extranjero, al huérfano, y a la viuda, ni derraméis sangre inocente en este lugar." Jeremías 22:3.
Estos textos nos enseñan que el amor y la justicia deben ir siempre juntos. Los dos mandamientos más importantes (Amar a Dios y amar al prójimo) son inseparables. Por ello, lo que se necesita es un nuevo corazón.
Después de todo, originalmente habíamos sido hechos “a imagen de Dios” (Génesis 1:27), una imagen que
luego el pecado desfiguró. Y, como vimos, cuando Moisés habló del poder y
la majestad de Dios, también dijo que Dios no aceptaba sobornos y que se
preocupaba por los débiles y los marginados. Dios hace esto; por lo tanto,
nosotros también debemos hacer lo mismo.
Lee los siguientes pasajes de Deuteronomio. ¿Cuál es el tema común
entre todos ellos? Deuteronomio 1:16; 16:19; 24:17; 27:19.
Es casi proverbial el hecho de que los débiles, los pobres y los marginados
no obtengan el mismo tipo de “justicia” en la mayoría de los tribunales humanos que quienes tienen dinero, poder y conexiones. No importa el país, la
época, la cultura, ni cuán elevados sean los principios de justicia y equidad
consagrados en constituciones o leyes, o lo que sea; la realidad sigue siendo
la misma: los pobres, los débiles y los marginados casi nunca obtienen la
justicia que otros reciben.
Por eso, es notable lo que el Señor mismo estaba diciendo aquí. Esta injusticia, que está en todas partes, no debe cometerse en Israel, entre el pueblo
de Dios, los que lo representarán ante el mundo. En cierto sentido, para usar
un término de la era moderna, el Señor quería que hubiera “igualdad ante
la ley” en el antiguo Israel.
Pero, esto va más profundo que un asunto de mera jurisprudencia.
“Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios” (Levítico 19:2). Ellos
sabían quién era el Dios verdadero, tenían las formas correctas de adoración
y daban las ofrendas correctas. Eso está bien. Pero, en definitiva, ¿de qué
servía todo eso si maltrataban a los débiles y los pobres de entre ellos?
Piensa en esto. Podemos adorar en el día apropiado, comprender la verdad sobre la muerte, el infierno, la marca de la bestia, y demás. Está bien. Pero ¿qué significa todo esto si tratamos a los demás de manera desagradable u oprimimos a los débiles de entre nosotros o no administramos justicia de manera justa cuando necesitamos juzgar una situación? Especialmente debido a la verdad que tenemos, ¿por qué debemos tener mucho cuidado de no pensar que todo lo que Dios requiere de nosotros es únicamente conocer la verdad en sí misma? ¿Por qué es una trampa potencialmente peligrosa para nosotros?
Vez
tras vez, en los escritos de los profetas, el Señor critica a los opresores de los
pobres y los necesitados de Israel. ¿Cómo ser “santo” y maltratar a los demás
al mismo tiempo? No se puede, sin importar cuán estricta sea la adhesión
a los ritos religiosos correctos.
"Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos." Amós 2:6.
"Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos." Amós 4:1
"Por tanto, puesto que vejáis al pobre y recibís de él carga de trigo, edificasteis casas de piedra labrada, mas no las habitaréis; plantasteis hermosas viñas, mas no beberéis el vino de ellas." Amós 5:11
"Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras casas. ¿Qué pensáis vosotros que majáis mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor, Jehová de los ejército Isaías 3:14, 15
"!!Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía. Para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar a los huérfanos!" Isaías 10:1, 2
"Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices: Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado." Jeremías 2:34, 35.
¿Qué dicen los
profetas que refleja lo que el Señor había advertido sobre el antiguo Israel? Estas
palabras ¿qué nos dicen a nosotros hoy?
V. RELIGIÓN PURA ANTE DIOS
"Cuando entregares a tu prójimo alguna cosa prestada, no entrarás en su casa para tomarle prenda. 11 Te quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste te sacará la prenda. 12 Y si el hombre fuere pobre, no te acostarás reteniendo aún su prenda. 13 Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te bendiga; y te será justicia delante de Jehová tu Dios. 14 No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra dentro de tus ciudades. 15 En su día le darás su jornal, y no se pondrá el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en ti pecado." Deuteronomio 24:10-15.
¿Qué principios importantes se expresan aquí con respecto a cómo debemos tratar a los que están bajo nuestro
control?
Los mandamientos nos demuestran que el Dios que nos creó y redimió nos valora profundamente, nos reconoce como suyos y nos ama. El mandamiento del sábado destaca la dignidad de todas las personas, revelando el valor inherente de cada ser humano, independientemente de su edad, sexo, educación, raza, nacionalidad, estatus social, religión o logros alcanzados. El plan de Dios es restaurar su imagen en su plenitud mediante el poder transformador de su gracia, su Palabra y su Espíritu. El sábado es el ambiente ideal para cultivar este tipo de relación. El delicioso compañerismo y la exquisita comunión con nuestro Creador, Redentor, Rey, Sacerdote y Profeta deberían llevarnos a hacernos amigos de Jesús y a servir con amor a la gente que nos rodea.
Una vez más, vemos la preocupación del Señor por la dignidad humana
básica. Puede ser que alguien te deba algo, y sea hora de recobrarlo, pero
muéstrale un poco de respeto, un poco de dignidad, ¿sí? No irrumpas en su
casa para exigirle. Espera afuera y deja que él salga y te lo dé. Deuteronomio
24:12 y 13 parece decir que si algún pobre te da su manto como “garantía”, al
menos debes dejarlo dormir con él durante la noche. Los otros versículos
hablan de cómo tratar a los pobres que trabajan para ellos, que pueden ser
oprimidos con tanta facilidad. No los opriman, porque a los ojos de Dios es
un pecado, y por cierto grave.
Es significativo que la idea de cuidar al extranjero y a los siervos, así como a los animales, se prescribía en el mandamiento del sábado. Sería bueno que prestemos atención a ese contexto. no debemos pasar por alto el aspecto social de este mandamiento. El buen trato a los extranjeros, los esclavos y los animales es una preocupación importante y parte integral del mandamiento del sábado.
Nuevamente, si Israel debía dar testimonio
como pueblo santo que anda en la verdad en medio de un mundo lleno de
errores, idolatría, maldad y pecado, seguramente tendrían que ser amables
con los más débiles y marginados de entre ellos. De lo contrario, su testimonio no serviría para nada.
La claúsula de motivación varían en las dos versiones del mandamiento. Estos dos relatos del mandamiento tienen las mismas ideas centrales: Los seguidores de Dios deben santificar el día de reposo, pero no trabajar en el séptimo. Sin embargo, al comparar estos dos pasajes percibimos las siguientes diferencias:
1. Las palabras son diferentes. Éxodo 20:8 emplea el verbo zakar (acuérdate), utilizado en el sentido de no olvidar el día de reposo y mantenerlo fresco en la mente y el corazón. Sin embargo, Deuteronomio 5:12 emplea el verbo hebreo shamar (guardarás) que significa: guardar, cuidar y practicar la observancia del día de reposo.
2. Deuteronomio 5:12 incluye una claúsula adicional; "Como Jehová, tu Dios, te ha mandado" De este modo se destaca el origen divino del mandamiento.
3. Deuteronomio 5:14 contiene las palabras adicionales: "Ni tu buey, ni tu asno, ni ningún animal tuyo". Por ende, se extiende. el descanso al mundo animal y se subraya su carácter inclusivo.
4. El mismo versículo tiene una explicación adicional sobre el descanso de los sirvientes: "Para que tu siervo y tu sierva puedan descansar como tú", lo que subraya igualdad de descanso para los diferentes miembros de la casa.
5. La mayor diferencia está en por qué debemos guardar el sábado. Éxodo 20 afirma que la causa es la creación en seis días: "Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día, por tanto, Jehová bendijo el sábado y lo santificó" (Éxodo 20:11). En cambio, Deuteronomio 5 explica el mandamiento del sábado desde la perspectiva de la liberación de Egipto: "Acuérdate de que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová, tu Dios, te sacó de allá con mano fuerte y brazo extendido, por lo cual Jehová, tu Dios, te ha mandado que guardes el sábado" (Deuteronomio 5:15).
La razón de las diferencias radica en el hecho de que estas dos versiones se publicaron en dos ocasiones distintas, cuando la realidad histórica había cambiado. Moisés aplica el contenido de la liberación de los israelitas de la esclavitud a su nueva situación social, sin negar la razón de la creación para la observancia del sábado. Simplemente no la menciona ni la comenta. Como profeta inspirado interpreta la intención de este mandamiento según los exigen las circunstancias. Amplia fielmente el propósito del mandamiento señalando explícitamente las diferentes entidades que abarca: siervos, animales, extranjeros. El texto anterior del código del pacto pone en primer lugar el aspecto social: "Seis días trabajarás, pero el séptimo día reposarás, para que descansen tu buey, tu asno y tomen refrigerio el hijo de tu sierva y el extranjero" (Éxodo 23:11).
El fundamento del sábado en Éxodo 20 es la Creación, pero Deuteronomio 5 destaca su dimensión social, es decir, libertad a los oprimidos. De este modo, estas dos justificaciones del sábado son complementarias y nos ayudan a entender este mandamiento desde una perspectiva más amplia. De esta manera el sábado llega a ser para el cristiano, no solo un monumento, recordativo de la creación, sino también de la nueva creación, de la imagen de Dios en su propio corazón y en su propia mente. Así, el sábado llega a ser una señal de santificación, de redención tanto como de creación. El sábado nos recuerda que hemos sido creados a imagen de Dios. No hay excepción, todos somos hijos de Dios: Hombres, mujeres, niños, siervos, esclavos y extranjeros. El sábado libera a las personas de las barreras sociales y los prejuicios. Pide a los seres humanos que sean amables y solidarios, no solo con los que les rodean, sino también con los extranjeros, los marginados e incluso los animales (preocupación ecológica). No es posible la discriminación si se guarda verdaderamente el sábado, porque la discriminación se basa en las distinciones de sexo, color, estatus social, educación, nacionalidad o religión. Todos fuimos creados en igualdad de derechos. Moisés subraya que Dios es un Dios personal y que cada ser humano es una persona única y debe ser tratado con respeto y dignidad. Debemos proteger el orden creado por Dios al igual que Adán y cuidar de las personas necesitadas de forma desinteresada, como si fuera la rutina y la práctica normal de su vida.
VI. QUE PIDE DIOS DE TI
"27 La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo. 1 Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas. 2 Porque si en vuestra congregación entra un hombre con anillo de oro y con ropa espléndida, y también entra un pobre con vestido andrajoso, 3 y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le decís: Siéntate tú aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie, o siéntate aquí bajo mi estrado; 4 ¿no hacéis distinciones entre vosotros mismos, y venís a ser jueces con malos pensamientos? 5 Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? 6 Pero vosotros habéis afrentado al pobre. ¿No os oprimen los ricos, y no son ellos los mismos que os arrastran a los tribunales? 7 ¿No blasfeman ellos el buen nombre que fue invocado sobre vosotros? 8 Si en verdad cumplís la ley real, conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis; 9 pero si hacéis acepción de personas, cometéis pecado, y quedáis convictos por la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos. 11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no cometes adulterio, pero matas, ya te has hecho transgresor de la ley." Santiago 1:27-2:11.
¿Qué importancia tiene el
hecho de que en estos versículos Santiago vincule el maltrato a los pobres
con los Diez Mandamientos?
¿Qué dice Santiago aquí que refleja lo que el Señor le estaba diciendo a su pueblo en Deuteronomio?
"Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? Deuteronomio 10:12, 13.
"Aquí la palabra "pedir" significa también "desear", "requerir". El nombre Saúl proviene de esa misma raíz y significa "pedido", "deseado".
"Que Temas" - Literalmente, "que reverencies", "que tengas respeto piadoso hacia". en este pasaje se exige reverencia como principio básico en el corazón del hijo de Dios. La debida actitud hacia Dios es la base de la verdadera religión.
"Que andes" - Se trata de andar diariamente con Dios, en el poder del Espíritu Santo, yendo en pós de la perfección de carácter (Génesis 5:22) El apóstol Pablo afirma la misma verdad con palabras diferentes. (Romanos 6:17, 18, 22).
"Que lo ames" - Cuando existe en el corazón el verdadero amor hacia Dios, el hombre no se entregará por debilidad a la tentación. (Génesis 39:9; Deuteronomio 13:4; 1 Reyes 8:23, 48; Juan 15:10)" 1CBA, 1001.
Aunque no hay nada en los Diez Mandamientos que tenga relación
directa con usar favoritismo hacia los ricos en desmedro de los pobres,
adherirse estrictamente a la letra de la Ley y, al mismo tiempo, maltratar
a los pobres o los necesitados constituye una burla de la propia profesión
de fe y de cualquier pretensión de guardar los Mandamientos. Amar a tu
prójimo como a ti mismo es la máxima expresión de la Ley de Dios, y esta
es Verdad Presente tanto ahora como lo fue en la época de Santiago, y como
lo fue cuando Moisés le habló a Israel en las fronteras de la Tierra Santa.
"Los principios del decálogo se basan en el carácter de Dios y, por lo tanto, están firmemente establecidos. Salomón dijo que el guardar los mandamientos es el "todo del hombre", porque expresan el amor hacia Dios y hacia el prójimo" 1 CBA, 1001.
¿Qué papel debería desempeñar nuestra fe para ayudarnos a comprender lo que comúnmente se conoce como “derechos humanos”?
¿Por qué nosotros, como adventistas del séptimo día, que nos tomamos en serio
la observancia de la Ley, debemos cerciorarnos de tomar en serio las palabras de
Santiago y Deuteronomio?
Según lo que leemos en Santiago, ¿por qué creer en la
observancia de la Ley solo debería fortalecer nuestra determinación de ayudar a
los pobres y los necesitados de entre nosotros?
La ley nos enseña que los actos de misericordia solo tienen valor cuando se realizan por motivos correctos: el amor, la compasión y la bondad. El profeta Miqueas resume elocuentemente este principio bíblico con estas conocidas palabras:
"Hombre, el te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios" Miqueas 6:8
CONCLUSIÓN
Es difícil imaginar que aun en las mejores épocas, como en los reinados
de David y Salomón, cuando la nación de Israel había sido tan bendecida por
Dios, sin embargo, quizá haya oprimido tanto a los pobres, los desamparados
y los marginados de entre ellos.
“Por eso, como pisotean al desvalido
y le imponen tributo de grano,
no vivirán en las casas de piedra labrada que han construido,
ni beberán del vino de los selectos viñedos que han plantado.
¡Yo sé cuán numerosos son sus delitos,
cuán grandes sus pecados!” (Amós 5:11, 12, NVI).
“El Señor entra en juicio
contra los ancianos y jefes de su pueblo:
¡Ustedes han devorado la viña,
y el despojo del pobre está en sus casas!” (Isaías 3:14, NVI).
"La justicia, la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da." Deuteronomio 16:20.
"Ahora Jehová te ha hecho como las estrellas del cielo en multitud" "Tal aumento de población pudo haberse debido solamente a la bendición de Dios" 1CBA, 1002.
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