Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).
¿Alguna vez sentiste que estabas en medio de una gran batalla, una especie de lucha entre el bien y el mal? Y nos sentimos así porque, bueno, es verdad: estamos en una gran batalla entre el bien y el mal, entre Cristo (el bueno) y Satanás (el malo). Por ende, la vida en realidad sucede en dos niveles. El Gran Conflicto entre Cristo y Satanás está teniendo lugar a escala mundial; por cierto, incluso en un nivel cósmico, porque en el cielo es donde comenzó (Apocalipsis 12:7).
No obstante, en la confusión de los acontecimientos, podemos perder fácilmente el cuadro general del plan de escape que Dios ideó para este mundo. Las guerras, la agitación política y los desastres naturales pueden causarnos terror e indefensión. Pero la conducción profética de Dios puede ayudarnos a tener presente el panorama general de hacia dónde vamos y cómo llegaremos allí.
El Gran Conflicto también se está librando en un nivel mucho más personal. Todos enfrentamos individualmente los desafíos de la fe en nuestra vida diaria, y si no vivimos hasta la segunda venida de Jesús, también enfrentaremos la muerte.
¿Cómo ves que se está desarrollando en el mundo? ¿Qué tal tu propia vida personal? Es muy real, ¿no? De hecho, es más real de lo que mucha gente piensa, porque muchos no creen en un diablo literal. ¿Por qué es tan importante entender la realidad del Gran Conflicto para comprender el estado de nuestro mundo? Además, ¿por qué es tan reconfortante entender cómo terminará este Gran Conflicto?
Hoy veremos cómo podemos descansar en Jesús frente a las agitaciones globales y nuestro futuro personal incierto, al menos a corto plazo. ¡A largo plazo, las cosas se ven muy prometedoras, por cierto!
I. UNA VISIÓN DEL FIN
El último discípulo vivo que anduvo con Jesús estaba sentado en una
rocosa isla-prisión, lejos de todos sus allegados y seres queridos. ¿Qué debió
de haber cruzado por la mente de Juan cuando se encontró varado en esta
isla desolada? ¿Cómo fue que terminó allí de esa manera? Al fin y al cabo, él
vio irse a Jesús, y a los dos ángeles allí parados diciendo: “Varones galileos,
¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado
de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11).
Sin embargo, eso había sido muchísimos años atrás, y Jesús aún no había
regresado. Por su parte, los otros apóstoles presentes ese día ya habían
fallecido, la mayoría de ellos martirizados por dar testimonio de Jesús. La
joven iglesia había pasado por un cambio generacional, y ahora enfrentaba
una horrible persecución externa y extraños movimientos heréticos desde
adentro. Juan se habrá sentido solo, cansado y sin descanso. Y entonces, de
repente recibió una visión.
¿Cuánto consuelo crees que recibió Juan con esta visión? Leamos Apocalipsis 1:9 al 19.
Jesús había dicho a sus seguidores: “He aquí yo estoy con vosotros todos
los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20); palabras que, sin duda, habrán
animado a Juan al afrontar su solitario exilio. Seguramente, esta visión, esta
“revelación” de Jesús, debió haber sido un gran consuelo para él, al saber que
Jesús, “el Alfa y la Omega, el primero y el último”, se estaba manifestando
ahora de una manera especial al apóstol exiliado.
Lo que sucede a partir de estos versículos son visiones sobre el futuro
de este mundo. Se presentó ante él una impresionante vista panorámica
de la historia, básicamente, lo que para nosotros es la historia de la iglesia
cristiana, pero para él era el futuro. Y no obstante, en medio de las pruebas y
las tribulaciones que ocurrirían, a Juan se le mostró cómo terminaría todo:
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera
tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la
nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa
ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:1, 2).
La profecía puede ser una distracción si intentamos ir más allá de lo que esta revela claramente. ¿Con qué frecuencia los miembros de la iglesia se han metido en problemas al hacer predicciones sobre acontecimientos que no sucedieron, o al creer en las predicciones de otras personas que no sucedieron? ¿Cómo podemos protegernos de caer en ese tipo de trampa?
La gran visión apocalíptica que Juan registró lo ayudó a descansar con
confianza en los preceptos y las promesas de Dios.
La vida ahora puede ser difícil, y hasta aterradora incluso. Sin embargo, ¿cómo nos
reconforta ahora saber que Dios conoce el futuro y que el futuro, a largo plazo,
es bueno?
II. CUENTA REGRESIVA
En el Monte de los Olivos, Jesús pintó la historia a grandes trazos al responder las preguntas de los discípulos: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y
qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).
El famoso sermón de Jesús registrado en Mateo 24 abarca ininterrumpidamente la línea de tiempo histórica desde su época hasta la Segunda
Venida y más allá.
Jesús quiso dar a su pueblo de todas las épocas una descripción esquemática del plan divino para las profecías del tiempo del fin, con el fin de
que los que vivan en ese tiempo puedan estar preparados para el evento
final. Quería que pudiéramos descansar confiadamente en su amor, incluso
cuando todo a nuestro alrededor se cayera a pedazos. \
Los adventistas conocen bien la descripción de Daniel de un “tiempo
de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Daniel 12:1). Jesús quiere que estemos preparados para este acontecimiento, que
precede a su segunda venida.
¿Cómo será su Venida? ¿Cómo podemos evitar caer en el engaño? Leamos Mateo 24:4 al 8, y 23 al 31.
La venida de Jesús será un acontecimiento literal en el tiempo del fin.
Dado el espacio que se dedica a su regreso en la profecía, e incluso en los
sermones de Jesús, este suceso es sumamente importante.
La última vez que hubo un acontecimiento climático mundial, solo ocho
personas en todo el mundo estuvieron preparadas para él. Jesús compara lo
inesperado de la Segunda Venida con ese evento: el Diluvio (Mateo 24:37–39).
Pero, aunque nadie sabe el día ni la hora de la Segunda Venida (Mateo 24:36),
Dios nos ha dado una cuenta regresiva profética, cuyo cumplimiento podemos presenciar en el mundo que nos rodea.
Se nos ha dado un rol para cumplir en este drama profético. ¿Cuál es
nuestra parte? Concéntrate en Mateo 24:9 al 14.
En este conflicto cósmico, somos más que meros observadores. Debemos
ser participantes activos en la difusión del evangelio hasta los confines
del mundo, lo que significa que nosotros también sufriremos persecución.
¿Qué significa “perseverar hasta el fin”? ¿Cómo se logra eso? ¿Qué decisiones debemos tomar todos los días para no apartarnos, como muchos lo han hecho?
III. ÓRDENES DE MARCHA
El panorama profético de la historia no solo no nos permite sentarnos de
brazos cruzados a medida que se desarrollan los acontecimientos, acontecimientos que en realidad no podemos controlar. Muy a menudo, la actitud
puede ser: “Bueno, los sucesos finales van a suceder según lo predicho; entonces, ¿qué podemos hacer al respecto, que no sea simplemente aceptarlos?”
Pero, no es así como los cristianos deben relacionarse con el mundo
que los rodea y, en especial, con los acontecimientos finales. Apocalipsis
14 nos dice que nuestro propósito en este momento de la historia es contar
a otros sobre el Juicio de Dios y ayudarlos a prepararse para la segunda
venida de Jesús.
Leamos Apocalipsis 14:6 al 12.
¿Qué se enseña aquí y qué debemos proclamar
al mundo?
¿Por qué este mensaje es de tanta urgencia?
Como Adventistas, creemos que la “verdad presente” (2 Pedro 1:12) se encuentra, específicamente, en estos versículos a los que nos referimos como
“el mensaje de los tres ángeles”.
Fíjate que comienza con el “evangelio eterno”, la maravillosa noticia de
la muerte y la resurrección de Cristo, sobre la que descansa nuestra única
esperanza de salvación. También se presenta el mensaje de que “la hora de su
juicio ha llegado” (Apocalipsis 14:7), una señal poderosa que indica el fin del tiempo.
Luego, también tenemos el llamado a adorar a “aquel que hizo el cielo y la
tierra”, en contraste con la terrible advertencia acerca de los que, al quedarse
en Babilonia, adoran a “la bestia y a su imagen”. Finalmente, se menciona
la descripción del pueblo de Dios del tiempo del fin: “Aquí está la paciencia
de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Los que adoran a la bestia y a su imagen y su falta de descanso. Apocalipsis 14:9-11 ¿Qué podría significar eso?
¿Qué dice sobre la falta de descanso de quienes
adoran a la bestia y a su imagen?
Aunque existen varias ideas sobre lo que esto significa exactamente,
todos coinciden en que estas personas no experimentan el tipo de descanso
que Dios ofrece a quienes le son fieles.
¿Por qué crees que la primera parte del mensaje de los tres ángeles es el “evangelio eterno”? ¿Por qué debemos tener siempre presente esta maravillosa verdad
mientras proclamamos estos mensajes al mundo? ¿Cuán esencial es entender el
evangelio para el concepto de descanso?
IV. QUE EN PAZ DESCANSE
Durante muchos siglos, los cristianos han estado esperando el regreso
de Cristo. Este es, verdaderamente, la culminación de todas nuestras esperanzas; y no solo las nuestras, sino las esperanzas de todos los fieles de Dios
a lo largo de toda la historia.
Leamos Hebreos 11:13 al 16. ¿Qué gran promesa hay no solo para la gente de
antaño, sino también para nosotros?
En cierto modo, estos versículos no tendrían sentido si la concepción
común y popular de la muerte fuera cierta. ¿De qué habla el pasaje, cuando
dice que estas personas murieron “sin haber recibido lo prometido”? Están
muertas, presuntamente en el cielo con Jesús ahora, disfrutando de su
gran recompensa. Por ejemplo, cuando murió Billy Graham, repetidamente
escuchamos que ahora está en el cielo con Jesús.
También hay una ironía en este enfoque, porque a menudo, cuando
alguien muere, escuchamos decir: “Que en paz descanse”. Pero ¿qué pasa
aquí? Estas personas ¿están descansando en paz o están en el cielo haciendo
lo que se supone que deben hacer (como, por ejemplo, presenciar toda la
“diversión” de aquí abajo)?
¿Cómo describe Jesús la muerte? Leamos Juan 11:11.
A decir verdad, la idea de descansar “en paz” es lo que verdaderamente
ocurre al morir, ¿no es así? Los muertos efectivamente están descansando.
“Para el creyente, la muerte es un asunto trivial. Cristo habla de ella como si
fuera de poca importancia. ‘El que guarda mi palabra, nunca verá muerte’,
‘nunca sufrirá muerte’. Para el cristiano, la muerte es tan solo un sueño, un
momento de silencio y tinieblas. La vida está oculta con Cristo en Dios, y
‘cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis
manifestados con él en gloria’ (Juan 8:51, 52; Col. 3:4)’ ” (DTG 731).
Jesús compara la condición de una persona entre la muerte y la mañana
de la resurrección con un sueño inconsciente (Juan 11:11, 14), pero también
enfatiza que tanto los salvos como los perdidos recibirán su recompensa
después de la resurrección (Juan 5:28, 29). El Señor recalca la necesidad de
estar preparados para la muerte, cuando llegue la hora.
¿Qué consuelo tienes al saber que tus seres queridos fallecidos ahora están
descansando?
V. REGOCIJAOS EN EL SEÑOR SIEMPRE
Una de las aplicaciones más utilizadas en nuestros teléfonos inteligentes
es Google Maps. A la mayoría se nos hace difícil recordar cómo hacíamos
antes de que existieran los mapas con GPS en nuestros teléfonos. Tal vez
estemos nerviosos al dirigirnos hacia un lugar en el que nunca hemos estado
antes, pero con Google Maps en nuestros teléfonos podemos aventurarnos
con confianza y abrirnos camino en cualquier ciudad extranjera. Esta certeza ¿podría ser una ilustración del tipo de descanso que Dios desea darnos
con su calendario profético?
Leamos Filipenses 4:4 al 6.
¿Qué nos dice Pablo aquí sobre la forma de hallar
verdadero descanso, verdadera paz, incluso en medio de un mundo atormentado y angustiado?
En este pasaje, Pablo no está diciendo que nos regocijemos, siempre,
en todas las pruebas que enfrentamos. Lo que dice es: “Regocijaos en el
Señor siempre”. Más allá de nuestra situación actual, de las pruebas que
enfrentamos, si permanecemos en Dios, en su bondad, en su amor y en su
sacrificio en la Cruz por nosotros, podremos regocijarnos en él y tener paz
para nuestra alma cansada.
La misma tónica de los textos implica descanso, paz y una esperanza
trascendente de algo más allá de este mundo.
Imagínate también el tipo de descanso que tendríamos para nuestra
alma si efectivamente no nos “inquietáramos por nada” (NVI).
Esto difícilmente parezca realista para alguien de este mundo (incluso Pablo tenía
muchas preocupaciones), pero nuevamente, saber que en última instancia
un Dios amoroso tiene el control de todo y nos salvará en su Reino puede
ayudarnos a poner en la perspectiva adecuada las cosas que nos inquietan.
¿“El Señor está cerca”? Es decir, él siempre está cerca de nosotros, y tan
pronto como cerramos los ojos y descansamos en el sueño de la muerte, lo
siguiente que veremos será el regreso de Cristo.
Sin duda, la vida está llena de tensiones, pruebas y luchas; ninguno de
nosotros escapa a ellos. Desde luego, el apóstol Pablo tampoco estaba exento
(ver 2 Corintios 11). No obstante, su objetivo es decirnos que, incluso con todo lo
que soportamos ahora, podemos regocijarnos en lo que se nos ha dado en
Cristo y, de hecho, podemos hallar descanso para nuestra alma, aun ahora.
Vuelve a leer Filipenses 4:4 al 6. ¿De qué manera puedes aplicar estas maravillosas palabras a tu experiencia en este mismo momento para cualquier prueba y
tribulación que estés atravesando?
En cuanto al regreso de Cristo ¿Por qué continúa siendo tan importante que asumamos un papel activo en la difusión del mensaje de su regreso al mundo?
CONCLUSIÓN
Existen en el AT muchas hermosas promesas de descanso:
- Descanso en la Presencia de Dios (Éxodo 33:14)
- Descanso del trabajo y del temor (Isaías 14:3)
- Descanso por la liberación del poder de los enemigos (Isaías 14:5-7) 1CBA, 1008.
“Todos deseamos recibir contestaciones inmediatas y directas a nuestras oraciones, y estamos tentados a desanimarnos cuando la contestación
demora o nos llega en una forma que no esperábamos. Pero Dios es demasiado sabio y bueno para contestar nuestras oraciones siempre en el preciso momento y de la precisa manera que deseamos. Él hará para nosotros
algo más y mejor que cumplir con todos nuestros deseos. Y, como podemos
confiar en su sabiduría y su amor, no debemos pedirle que nos conceda lo
que queremos, sino tratar de compenetrarnos de su propósito y ejecutarlo.
Nuestros deseos e intereses deben perderse en su voluntad” (OE, 227).
“Transcurrirá solo un poquito más de tiempo antes de que Jesús venga
a salvar a sus hijos y a darles el toque final de la inmortalidad. [...] Los sepulcros se abrirán, y los muertos saldrán victoriosos y exclamarán: ‘Muerte,
¿dónde está tu aguijón? Sepulcro, ¿dónde está tu victoria?’ (1 Corintios 15:55).
Nuestros seres amados que duermen en Jesús resucitarán revestidos con
la inmortalidad” (CMC, 340).
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