¿Te gusta pescar? ¿Cuál es la clave para esta tarea?
INTRODUCCIÓN
El Nuevo Testamento menciona muchas veces la acción de pescar, tal vez en buena parte se deba a que la mayoría de los discípulos se dedicaban a esta labor, a ellos y también a nosotros se nos hizo el llamado de convertirnos en “Pescadores de hombres” Mateo 4:19.
La red a la que se refiere Mateo capítulo 13 es una red “barredera”, esta red es larga, sobre ella se ponen pesas, se la llevaba mar adentro y se la arrastra entre dos barcas o con largas cuerdas hacia la costa.
Esta “red barredera” representa el esfuerzo de los Pescadores de hombres para ganar a otros para Cristo.
LA GRAN PESCA
"Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes." Mateo 13:47-50
Así como un pescador espera y atiende los movimientos debajo del agua, los discípulos debían atender las palabras de Jesús y estar atentos a sus enseñanzas.
La red del evangelio recoge a todo tipo de gente: hombres y mujeres que actúan por distintos motivos, y que tienen actitudes y personalidades diferentes, Jesús no hacía acepción de personas, sino que recibía a todos los que venían a Él. Se relacionaba con publicanos y pecadores para poder ganarlos más fácilmente para su reino. Estaba dispuesto a que lo conocieran como “amigo de publicanos y de pecadores”, si de esa manera podía lograr que la gente llegara a apreciar su divina amistad. 5CBA, 401.
PENSEMOS:
Los Pescadores de la parábola “echan su red al mar y recogen toda clase de peces”, el maestro comprendía que una de las cosas que más podía interesar a sus oyentes era saber quien sería "el pueblo de Dios” y quien quedaría fuera. ¿Es esto realmente importante para los hijos de Dios?
“Esta parábola nos dice que algún día habrá que contar, pero al final. Entonces sabremos sobre quien reina Dios, quien está y quien no está con él y por qué. Mientras tanto hará falta definir, pero sin pontificar. Habrá que señalar fronteras, pero sin exiliar a nadie. Habrá que establecer señas de identidad, pero sin pretenciones exclusivistas”. PCMP, 56.
LANZAR LA RED
Nuestra tarea consiste en tirar la red abierta con la finalidad de atrapar a la mayor cantidad posible, sin entremeternos en la selección, esto no nos concierne pues la clasificación final será tarea de los ángeles y no de nosotros.
“El proceso de separar lo bueno de lo malo, se realiza después de que la red ha recogido todo lo que en ella se podía pescar. Puesto que en la iglesia habría malos y buenos, algunos podrían pensar que sus pecados no importaban, pero con esta parábola, Cristo quiso enseñar que el carácter de la persona es lo que determina su destino” (PVGM, 93,94).
Cuando el barco llegue a su destino, la red habrá concluido su misión y entonces, y sólo entonces, se verá quién es quién.
SER PESCADOR
¿Estás de acuerdo en que nuestra tarea es extender las redes del reino para que adentro de ella queden la mayor cantidad posible?
¿Estás de acuerdo en que nuestra tarea consiste en cuidar que nadie quede fuera de la red hasta llegar a la orilla?
El carácter determinará el fin de cada uno, ¿Cómo se determina el carácter?
“Para medir el carácter, Dios toma en cuenta si la persona ha vivido en armonía con toda la luz que ha recibido, si ha cooperado, según se lo han permitido su conocimiento y su capacidad, con los instrumentos divinos para perfeccionar su carácter a semejanza del perfecto ejemplo de Jesús”. 5CBA, 401.
CONCLUSIÓN
“Tampoco hay que ignorar que algunos parecen encontrarse dentro del reino, pero en realidad son pasajeros clandestinos, se encuentran de momento en la red pero no pertenecen a ella. Viven entre salvos, casi como salvos, pero no son salvos. Se sienten cómodos y protegidos en compañía de los creyentes, se benefician de sus servicios, pero su contacto superficial con los súbditos del reino no ha cambiado en absoluto su naturaleza o su pertenencia, prefieren conservar sus vínculos de origen. Por eso al llegar a la última orilla serán devueltos a su verdadera y definitiva patria”. PCMP, 57.
“Mientras tanto el “Reino de Dios” sigue faenando y, de momento, en sus redes, ni son todos lo que están, ni están todos los que son”. PCMP, 57
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