Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños; porque las riquezas no duran para siempre; ¿y será la corona para perpetuas generaciones? (Proverbios 27:23,24).
I. INTRODUCCIÓN
“La sociedad se compone de familias, y será lo que la hagan las cabezas de familia. Del corazón “mana la vida” (Proverbios 4:23), y el hogar es el corazón de la sociedad, de la iglesia y de la nación. El bienestar de la sociedad, el buen éxito de la iglesia y la prosperidad de la nación dependen de la influencia del hogar” (MC, 269).
“La familia cristiana ha de ser una escuela de la cual los niños se gradúen para pasar a otra superior en las mansiones de Dios” (HC, 496).
Tenemos muchas certezas en la vida y, entre ellas, encontramos las siguientes: mi familia es mi mayor tesoro, las crisis son realidades en todas las casas y los conflictos son parte de la vida. Ante estas afirmaciones, surge una pregunta intrigante: ¿cómo podemos juntar, bajo el mismo techo, familia, crisis constantes, conflictos desafiantes y, aun así, construir nuestra tan deseada familia saludable de forma que sus miembros estén entre los redimidos del Señor?
II. ARGUMENTACIÓN
Sabemos que la familia perfecta no existe, así como tampoco existe una receta perfecta para que tengamos una familia saludable. Sin embargo, queremos presentar siete ingredientes que sin duda van a colaborar para fortalecer los lazos familiares y, consecuentemente, contribuirán para un hogar más armonioso, estable y en camino hacia la eternidad.
1. Resuelva los conflictos y crisis con paciencia, respeto y empatía
Efesios 4:26-27, 29-32
“¡En el gran día final, qué terrible será ver separadas de nosotros para siempre a personas con las cuales nos relacionamos íntimamente! Quizá sea un miembro de la familia, y aun nuestros propios hijos; o descubrir que también están entre ellos amigos que nos visitaron y comieron en nuestra mesa. Entonces nos preguntaremos: ¿Será por causa de mi impaciencia o actitud poco cristiana? El no mantener al yo bajo control ¿determinó que la religión de Cristo resultara desagradable para ellos?” (RP, 191).
En la cercanía y convivencia con familiares, inevitablemente, habrá divergencias de ideas u opiniones que, la mayoría de las veces, terminarán en conflictos. La sabiduría está en la forma en la que la familia lidiará con ellas, pues, esos momentos pueden volverse herramientas poderosas para traer más conocimiento, madurez, aprendizaje y fortalecimiento a la estructura familiar. El secreto es siempre tener autocontrol y tratar a las personas involucradas con respeto, paciencia y empatía.
2. Invierta en el diálogo
Proverbios 15:1; Proverbios 25:11
Dice el dicho popular que “de una buena conversación nadie escapa”. Hay mucha verdad en esa simple afirmación. Por ejemplo, ante un conflicto o distanciamiento familiar, si queremos regresar al estado de calma y cercanía, debemos actuar con cautela y sabiduría al hablar. Es importante estar atento para escuchar más allá de las palabras, en un diálogo sin prisa, verdadero, objetivo y lleno de tolerancia, amor y buena voluntad.
3. Juntos es mejor
Eclesiastés 4:9-12
Pocas acciones crean un sentido de pertenencia, tan necesario al ser humano, como hacer actividades juntos, de las más placenteras hasta aquellas que son ejecutadas por el deber de la responsabilidad. En este caso, lo que fortalece nuestro vínculo no es necesariamente el objetivo alcanzado, sino lo aprendido y el tiempo invertido en el caminar. Recordemos con- memorar las victorias juntos, porque eso fortalecerá el trabajo conjunto y creará intimidad.
4. Todo lo que es importante merece nuestro tiempo de calidad
Eclesiastés 3:1
Vivimos a las corridas, parece que el tiempo vuela, y, en todo momento, tenemos que decidir a qué dedicaremos las pocas horas disponibles. Aquello que elegimos como prioritario y relevante recibirá nuestra atención, comunicando así el valor que atribuimos a esta persona o actividad. Por eso, al elegir invertir este precioso tiempo con la familia, les gritamos a ellos y al mundo cuánto los amamos.
5. Con buen humor todo es más liviano y placentero
Proverbios 15:13
En medio de las luchas de la vida, disfrutar de un ambiente más liviano y alegre en el seno de la familia es como ir a un oasis después de un día cansador en el desierto. Aprender a reír y sonreír ante los hechos y problemas de la vida, especialmente cuando aprendemos a reírnos de nosotros mismos, nos deja más livianos y hace que el fardo de las responsabilidades de lo cotidiano sea más suave. Recordemos que la sonrisa nos acerca y nos hace pasar por sabios cuando nos faltan las palabras.
6. Los momentos privados a solas crean intimidad con Dios y con la familia
Mateo 6:5-6; Lucas 6:12, 13
Cristo es nuestro ejemplo en todo. Él nos enseña que su profunda intimidad con el Padre fue construida en momentos en privado, en los cuales, como el Padre, él disfrutaba de tiempo y comunión. Era en esos encuentros íntimos que su fuerza para vencer el mal era solidificada.
Es una delicia conversar con nuestros familiares de forma física o virtual, pero casi siempre, en ese momento, hablamos de asuntos generales, normalmente sin gran relevancia para la vida. Los lazos más profundos, capaces de realmente fortalecer los vínculos familiares, ocurren en conversaciones reservadas, pues en esos momentos tenemos más libertad para abrir el corazón y el alma, y para colocarnos en sintonía más fina.
7. CULTO EN FAMILIA
Josué 24:14, Mateo 6:33
El culto diario no es como algunos piensan, una opción. No. Debe ser una prioridad. Es una necesidad del ser humano. Solo la comunión diaria con el Señor me proporcionará el conocimiento, la fuerza espiritual que necesito para enfrentar el drama del gran conflicto que permea el mundo, mi casa y mi corazón.
En el culto familiar creamos una atmósfera especial, pues presentamos nuestra familia ante el Señor. Debe ser el momento más agradable del día. Es en ese instante cuando siempre abrimos el corazón al hacer nuestros pedidos y agradecimientos, expresando nuestras necesidades, problemas y sueños. De esa forma, creamos un ambiente de con- fianza, y de fortalecimiento del vínculo familiar y espiritual.
“Tal vez penséis, padres, que no tenéis tiempo para hacer todo esto, pero debéis tomaros tiempo para hacer vuestra obra en la familia; de lo contrario Satanás suplirá la deficiencia”
(El hogar cristiano, p. 292).
El culto familiar debe ser:
Más información: : Revista Reparando Brechas. Ideias para o culto de acordo com a faixa etária. Sitio: adventistas.org/familia
CONCLUSIÓN
Hoy estamos finalizando los 10 días de oración. Hoy terminamos solo el estudio del material del cuadernillo, pero RECUERDE QUE ESTE MOVIMIENTO DE ORACIÓN TIENE QUE CONTINUAR EN SU VIDA, SU CASA Y SU FAMILIA.
Si eso ya es una realidad en su vida, que el Señor lo bendiga y lo ayude a continuar. Si esa todavía no es la realidad en su vida y familia, debe saber que usted está perdiendo la mayor oportunidad de recibir bendiciones y victorias. Está luchando solo cuando podría asirse del mayor poder del universo. Tome la sabia decisión de comenzar hoy y avance hasta la victoria final.
La comunión diaria con el Señor, descubrir su voluntad y planes para mi vida y mi familia, recibir el bautismo del Espíritu Santo para avanzar y vencer ES LA ESPERANZA PARA MI FAMILIA.
Una familia saludable, feliz, y que quiere alcanzar la eternidad, no es fruto del azar. Esta tarea requiere, especialmente de los padres, que se tome una posición para determinar dónde queremos llegar al final de la travesía de esta vida. Tenemos que “arremangarnos”, poner las rodillas en el suelo en constante oración, buscar la sabiduría del cielo, suplicar el bautismo del Espíritu Santo y avanzar en amor y labor, confiando que las promesas del Señor se cumplirán en nuestra vida y nuestra familia.
“Nunca apreciará el mundo la obra de los padres prudentes, pero cuando sesione el juicio y se abran los libros, esa obra se verá como Dios la ve y será recompensada delante de hombres y ángeles. Se verá que un hijo criado fielmente fue una luz en el mundo. Velar sobre la formación del carácter de ese hijo costó lágrimas, ansiedad y noches de insomnio, pero la obra se hizo sabiamente, y los padres oyen al Maestro decir: ‘Bien, buen siervo y fiel’” (HC, 486).
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