“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isaías 53:5). Lough Fook, un cristiano chino, tuvo compasión de sus compatriotas que se habían vuelto esclavos en las minas africanas. Quería darles la esperanza del evangelio, pero ¿cómo podría tener acceso a ellos? Su solución fue venderse por un período de cinco años como esclavo. Fue transportado a Demerara, donde trabajó en las minas y les habló a sus compañeros de trabajo acerca de Jesús. Lough Fook murió, pero no antes de que doscientas personas fueran liberadas de la desesperanza al aceptar a Jesús como su Salvador. ¡Qué increíble sacrificio personal por el bien de los demás! ¡Qué ejemplo! Al hacer lo impensable, es decir, humildemente “toma[r] forma de siervo” (Filipenses 2:7), Jesús también logró lo inalcanzable: a ti, a mí y a todo el mundo sumido y perdido en el abismo del pecado. Esta semana veremos este increíble acontec
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.