"Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré". (Isaías 8:17).
En un edificio en llamas en Harlem, Nueva York, una niña ciega estaba sentada en la ventana del cuarto piso. Los bomberos se habían desesperado. No podían encajar el camión que portaba la escalera entre los edificios, y no pudieron hacer que saltara a una red, que ella, por supuesto, no podía ver.
“Finalmente llegó su padre y gritó a través del megáfono que había una red, y que ella debía saltar cuando él le diera la orden. La niña saltó y estaba tan completamente relajada que no se rompió ningún hueso ni se hizo un esguince en la caída de cuatro pisos. Debido a que confiaba completamente en su padre, cuando escuchó la voz de su padre hizo lo que él dijo que era lo mejor” (M. P. Green, ed., 1500 Illustrations for Biblical Preaching, p. 135).
De la misma manera, Dios ofreció poderosas evidencias de que él quería lo mejor para sus hijos, pero ellos rechazaron las aguas mansas en la que se les presentó por primera vez; por ende, tuvo que hablarles con estrépito, como el ruido de muchas aguas.
¿Qué lecciones podemos aprender hoy de los errores de ellos?
I. PROFECÍA CUMPLIDA (Isaías 7:14-16)
En Isaías 7:14 al 16, Emanuel es una señal relacionada con el dilema específico de Acaz: antes de que el niño Emanuel tuviera edad suficiente para decidir entre diferentes tipos de alimentos, “la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada” (Isaías 7:16).
Esto se refiere a la tierra y los reyes de Siria y del reino del norte, Israel (ver 7:1, 2, 4–9) y reitera la promesa de Dios de que el poder de ellos pronto se extinguirá.
¿Por qué Isaías menciona que el niño tendría que comer “mantequilla y miel”? Isaías 7:15.
Las cosechas y los campos de Judá serían destruidos por los asirios (Isaías 7:23-25). Por lo tanto, el pueblo, incluido el Emanuel del Antiguo Testamento, quienquiera que fuera (Isaías 7:14, 15), se vería obligado a volver a la dieta de los nómadas (Isaías 7:21, 22). Sin embargo, tendrían suficiente para sobrevivir. (?)
Según 2 Reyes 15:29, 30; 16:7–9; 1 Crónicas 5:6, 26; la profecía sobre Siria e Israel (reino del norte) de Isaías fue dada alrededor de 734 a.C. En respuesta al soborno de Acaz, Tiglat-pileser III hizo lo que probablemente habría hecho de todos modos: aplastó a la coalición del norte, conquistó las regiones de Galilea y Transjordania del reino norteño de Israel, deportó a parte de la población y convirtió los territorios en provincias asirias (734–733 a.C.). El resto de Israel se salvó cuando Oseas, después de asesinar al rey Peka, se rindió y pagó tributos. Entre 733 y 732 a.C., Tiglat-pileser conquistó Damasco, la capital de Siria. Luego convirtió a Siria en provincia asiria.
Por lo tanto, para 732, aproximadamente dos años después de la predicción de Isaías, Siria e Israel habían sido derrotados de manera concluyente, y todo había terminado para los dos reyes que habían amenazado a Acaz.
Poco después de que Salmanasar V reemplazara a Tiglat-pileser III en 727 a.C., el rey Oseas de Israel cometió suicidio político al rebelarse contra Asiria. Los asirios tomaron la ciudad capital de Samaria en 722 a.C., y deportaron a miles de israelitas a Mesopotamia y Media, donde finalmente fueron absorbidos por las poblaciones locales y perdieron su identidad (ver Isaías 7:8; en un lapso de 65 años, Efraín dejaría de ser pueblo).
Dios había predicho lo que sucedería a los enemigos de Judá, pero su explicación a Acaz fue que esto sucedería de todos modos, sin necesidad de depender de Asiria.
II. CONSECUENCIAS PREVISTAS (Isaías 7:17-25)
¿Qué dice el Señor que le sucederá a la tierra? ¿Por qué no deberíamos sorprendernos de este resultado?
“Y así sucedió durante el reinado de Acaz. Se envió al errante Israel una invitación tras otra para que volviese a ser leal a Jehová. Tiernas eran las súplicas que le dirigían los profetas; y mientras estaban exhortando fervorosamente al pueblo a que se arrepintiese y se reformase, sus palabras dieron fruto para gloria de Dios” (PR, 240).
Por lo tanto, para Acaz, el hombre de miedo más que de fe, la buena noticia por parte de Dios era que Siria e Israel serían aniquilados. Lo malo era que Asiria, el aliado y “amigo” que él había elegido para que lo ayudara, resultaría ser un enemigo mucho más peligroso que Siria e Israel.
Al rechazar la liberación gratuita ofrecida por Dios, Acaz se aseguró la derrota.
Si Acaz creía que su mundo se estaba cayendo a pedazos ahora, ¡las cosas solo empeorarían!
“Mejor es confiar en Jehová que confiar en príncipes” (Salmos 118:9). ¿Cómo podía esperar Acaz que Tiglat-pileser III estuviese satisfecho con ocupar los países al norte y que respetaría a Judá?
Los escritos asirios, como los mismos anales de los reyes asirios, dan testimonio del hecho de que su deseo de poder era insaciable.
Leamos 2 Reyes 16:10 al 18 y 2 Crónicas 28:20 al 25. ¿Qué estaba ocurriendo con Acaz? ¿Qué principio espiritual vemos que se revela aquí? ¿Por qué no deberíamos sorprendernos de su accionar?
2 Crónicas 28:20 al 23 resume poderosamente los resultados de que Acaz pidiera ayuda a Asiria en lugar de confiar en el Señor.
Nuestra tendencia natural es confiar en lo que podemos ver, sentir, gustar, tocar: las cosas del mundo. Sin embargo, como sabemos, las cosas del mundo se esfuman.
"No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas". 2 Corintios 4:18. ¿Qué nos quiere indicar este versículo? ¿Cómo podemos aplicar su mensaje a nuestra vida? Y ¿qué diferencia habrá si lo aplicamos?
III. ¿QUÉ HAY EN UN NOMBRE? (Isaías 8:1-10)
¿Te imaginas jugando a la pelota con el segundo hijo de Isaías? Para cuando terminaras de decir “Maher-salal-hasbaz, ¡tírame la pelota!” sería demasiado tarde. Pero, más largo que el nombre es su significado: “El despojo se apresura, la presa se precipita” o “Pronto al saqueo, presto al botín”.
El mensaje del nombre evidentemente tiene que ver con una conquista rápida; pero ¿quién conquista a quién? Isaías 8:4.
Isaías 8:1 al 10 refuerza el mensaje del capítulo 7. Antes de que un niño pudiera alcanzar determinada etapa, Asiria se llevaría el botín de guerra de las capitales de Siria y de Israel. Además, debido a que Judá había rechazado el mensaje de certidumbre por parte de Dios, representado por las mansas aguas del arroyo de Siloé en Jerusalén, se vería abrumado por el poderoso poder de Asiria, representado por las inundaciones del gran río Éufrates.
Debido a que Acaz recurrió a Asiria, los nombres de los hijos de Isaías aludían tanto a Judá como al reino del norte, Israel: “El despojo se apresura, la presa se precipita”, pero “el remanente volverá”. ¿Por qué todavía había esperanza? Porque, aunque Asiria saturaría la tierra de Emanuel (Isaías 8:8), todavía tenían la promesa de que “Dios está con nosotros” (Isaías 8:10).
De hecho, lo que vemos aquí es un tema que permea todo el libro de Isaías, a saber: que habría juicios sobre los enemigos de Dios en Judá y otras naciones, ejecutados en forma de desastres militares, sufrimiento y exilio, y el Señor estaría con los fieles sobrevivientes de su pueblo y los restauraría a su tierra.
¿Por qué Isaías nos dice que registró legalmente el nombre del niño y tuvo relaciones matrimoniales con su esposa (“la profetisa”)? Isaías 8:1-3.
El tiempo exacto relacionado con este hijo era fundamental para su relevancia como señal. Al igual que con la señal de Emanuel, se tardaría menos en que Asiria derrotara a Siria e Israel que lo que el niño tardara en decir “papá” y “mamá” desde el momento en que fuera concebido y naciera (Isaías 8:4) .
Cuando Isaías registró legalmente el nombre del niño incluso antes de su concepción, hizo del niño y su nombre una profecía pública que podría demostrarse con acontecimientos posteriores.
A pesar de los repetidos errores de su pueblo, el Señor todavía estaba dispuesto a salvarlo. ¿Cómo podemos tomar este principio y aplicarlo a nosotros en forma individual, especialmente cuando fallamos y caemos en nuestra vida espiritual?
IV. NADA QUE TEMER CUANDO TEMEMOS A DIOS (Isaías 8:11-15)
En su primer discurso inaugural, el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt dijo a una nación desanimada por la Gran Depresión: “A lo único que debemos temerle es al miedo mismo” (Capitolio de EE.UU., Whashington, D.C., 4/3/1933).
El mensaje de Isaías a los deprimidos es: “No tenemos nada que temer cuando tememos a Dios”.
Dios advirtió a Isaías que no tuviera miedo de lo que su pueblo temía, sino que le temiera a él (Isaías 8:12, 13). Este es un tema importante en las Escrituras.
Por ejemplo, en Apocalipsis 14:6 al 12, tres ángeles proclaman un mensaje mundial: temer a Dios y darle gloria, en lugar de temer y dar gloria al poder de la bestia terrenal descrito en el capítulo 13.
¿Cómo entiendes la idea de “temer” a Dios? ¿Qué significa eso, especialmente en vista del mandato de amar a Dios también (Mateo 22:37)?
El verdadero temor de Dios significa que lo reconoces como el Poder supremo del Universo. Ya sea que lo ames o no, ese temor vence cualquier otro miedo. Si él está de tu lado, nadie más puede tocarte sin su permiso.
Si está en tu contra porque te has rebelado contra él, podrás huir, ¡pero no esconderte!
La idea de que debemos temer a Dios, ¿no contradice 1 Juan 4:18?: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.
Hay diferentes tipos de temor. Si alguien con un poder asombroso es tu amigo, con quien compartes un amor mutuo, no le temes a esa persona en el sentido de que crees que te lastimará. Pero tienes una especie de temor en el sentido de que conoces y respetas el poder de esa persona y los límites de tu relación.
Como cristianos, no debemos amar las cosas del mundo, las cosas que la gente del mundo ama (1 Juan 2:15). Paralelamente, como cristianos, ¿hay cosas que el mundo teme que nosotros como cristianos no debemos temer? Si es así, ¿cuáles son y por qué no debemos temerlas? Al mismo tiempo, ¿a qué cosas no les teme el mundo que los cristianos sí deberíamos temerles? Veamos, por ejemplo, Mateo 10:28 y Jeremías 10:2 y 3.
Reflexiona sobre esta idea de amar y temer a Dios al mismo tiempo.
¿De qué manera nuestro amor se origina en ese temor? ¿O nuestro temor se origina en nuestro amor?
V. EL ABATIMIENTO DE LOS INGRATOS MUERTOS EN VIDA (Isaías 8:16–22)
Acaz estaba muy comprometido con la religión pagana (2 Reyes 16:3, 4, 10-15; 2 Crónicas 28:2-4, 23-25), que estaba muy vinculada con el ocultismo (comparar con Deuteronomio 32:17; “a los demonios lo sacrifican”, 1 Corintios 10:20).
Varios aspectos de la brujería moderna guardan un paralelismo asombroso con los antiguos rituales del Cercano Oriente, como lo demuestran los antiguos escritos extrabíblicos. De hecho, incluso muchas de las prácticas actuales de la Nueva Era son simplemente manifestaciones contemporáneas de estas antiguas prácticas ocultas.
La descripción que hace Isaías acerca de la desesperación resultante de la dependencia de espíritus que no son del Señor (Isaías 8:21, 22) encaja bien con Acaz (comparar con 2 Crónicas 28:22, 23). Isaías menciona que la gente se enojará y maldecirá a su rey (Isaías 8:21). Esto era una advertencia para Acaz de que, debido a que él condujo al pueblo al ocultismo, este lo maldeciría. De hecho, cuando Acaz murió, se hizo una excepción con respecto a su entierro debido a la falta de respeto hacia él: “No lo metieron en los sepulcros de los reyes de Israel” (2 Crónicas 28:27).
¿Qué dicen estos versículos sobre el ocultismo? Levítico 20:27; Deuteronomio 18:9-14.
Apartarse del ocultismo es una cuestión de lealtad a Dios. 1 Crónicas 10:13 y 14 aplica este principio al caso del rey Saúl: “Así murió Saúl por su rebelión con que prevaricó contra Jehová, contra la palabra de Jehová, la cual no guardó, y porque consultó a una adivina, y no consultó a Jehová; por esta causa lo mató, y traspasó el reino a David hijo de Isaí”.
Échale un vistazo a tu propia vida, a las influencias que te rodean. ¿De qué maneras sutiles estás expuesto a los principios en que se inspiran el ocultismo y las diversas manifestaciones del espiritismo? E incluso si no puedes evitarlos totalmente, ¿qué puedes hacer para minimizar su influencia sobre ti o tu familia?
CONCLUSIÓN
“En tiempos de los hebreos había una clase de personas que pretendía, como los espiritistas de nuestros días, mantener comunicaciones con los muertos. Pero la Biblia declara que los ‘espíritus protectores’ (o ‘espíritus familiares, amigables’) como se solía llamar a los visitantes de otros mundos, son ‘espíritus de demonios’ (comparar con Números 25:1-3; Salmos 106:28; 1 Corintios 10:20; Apocalipsis 16:14).
La costumbre de tratar con espíritus, o espiritismo, fue declarada abominación para el Señor y estaba solemnemente prohibida bajo pena de muerte (Levítico 19:31; 20:27, NVI). Aun el nombre de brujería es objeto de desprecio en la actualidad. El aserto de que los hombres pueden tener comunicación con los malos espíritus es considerado como una fábula de la Edad Media. Pero el espiritismo –que hoy cuenta con centenares de miles y hasta con millones de adherentes, y que se ha abierto camino entre las sociedades científicas, ha invadido iglesias y ha encontrado favor entre los cuerpos legislativos y hasta en las cortes de los reyes–, este engaño colosal, no es sino la reaparición, bajo un nuevo disfraz, de la hechicería condenada y prohibida en la antigüedad” (CS, 612, 613).
Analicemos el tema del espiritualismo tal como aparece en películas, libros, la televisión y la cultura popular. Si no se puede hacer nada para detenerlo, ¿cómo podemos alertar a otros sobre los peligros de lo que, para tanta gente, parecen distracciones inofensivas, nada más? ¿Por qué es tan importante una comprensión adecuada del estado de los muertos a fin de protegerse contra estos engaños?
Leamos Isaías 8:20. Reformúlalo con tus propias palabras. Pide que diferentes personas de la clase lean sus versiones en voz alta. ¿Qué nos está queriendo decir el Señor aquí?
Mediante los actos de Isaías, su familia y sus palabras, Dios reforzó el mensaje de advertencia y esperanza: el único camino seguro es confiar en que Dios sabe lo que está haciendo. Él tiene tanto el amor como el poder para guiar, proteger y velar por quienes se lo permiten. Para quienes recurren a otros poderes, solo hay desolación.
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