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Esperanza en el lecho de dolor - Superando las dificultades

La enfermedad entre los seres humanos es una triste realidad. ¿Jesús tiene poder para curar cualquier enfermedad? Es cierto que Él se preocupa por nuestra salvación, pero ¿y por nuestra salud física?

INTRODUCCIÓN
Tratándose de promesas divinas, el profeta Jeremías escribió con mucha propiedad: 

“Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanare tus heridas dice Jehová” (Jeremías 30:17).

Y el salmista David nos conforta: 
“Bienaventurado el que piensa en el pobre, en el día malo lo librará Jehová, Jehová lo guardará, y le dará vida, será bienaventurado en la tierra, y no le entregarás a la voluntad de sus enemigos. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor; mullirás su cama en su enfermedad” (Salmos 41:1-3).

El evangelista Juan en su tercera carta expresa el deseo de Dios: “Amado, yo deseo que seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3 Juan 1:2).




Leamos Salmos 103:1-3

“La religión de la Biblia no es perjudicial para la salud del cuerpo ni de la mente. La influencia del espíritu de Dios es la mejor de todas las medicinas que puede recibir un ser humano enfermo. Todo es salud en el cielo; y el inválido creyente se recuperará con más certeza cuanto más profundamente se dé cuenta de las influencias celestiales” (MM, 14). 

A pesar de los dolores y sufrimientos que usted ha enfrentado, ¿Dios le proporcionó algún beneficio? ¿Puede enumerar algunos?
Para pensar: 
“El sistema inmunológico es un espejo de la vida, que refleja sus alegrías y angustias, su exuberancia y enfado, su risa, su excitación y depresión, sus problemas y expectativas. Casi nada de lo que penetra en la mente deja de influir en las actividades del cuerpo” (Head first: Biology of Hope, p. 35-36). 

II. INTERPRETANDO EL TEXTO

1. “Él es quien perdona todas nuestras iniquidades”. ¿La culpa puede generar algún tipo de enfermedad?
Para pensar: 
“Busquemos, y hallaremos. Dios nos busca, y el mismo deseo que sentimos de ir a él no es más que la atracción de su Espíritu. Cedamos a esta atracción. 
Cristo intercede en favor de los tentados, los errantes y aquellos a quienes falta la fe” (DMJ, 102). 
2. ¿Dios quiere y puede “sanar todas tus dolencias”?

“Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda más tenga vida eterna” (Juan 3:16).

La obediencia a los mandamientos de Dios, ¿trae algún beneficio para la salud del cuerpo humano?
Para pensar: 
“Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios e hicieres lo recto delante de sus ojos, y si dieres oído a sus mandamientos y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador” (Éxodo 15:26).

CONCLUSIÓN 

“Es posible ser redimidos de los pecados…y aun así sufrir de alguna enfermedad. Antes de la venida de Cristo no estaremos totalmente libres de la posibilidad de enfermarnos”. (Lección de Escuela Sabática de maestros, I Trimestre, 1993, p. 15).


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