Si usted tuviera que abandonar su casa en 50 segundos y pudiera llevar solo una cosa, ¿qué llevaría?
INTRODUCCIÓN
En el estudio de hoy encontramos la realización de un gran milagro cuando el pueblo de Dios estaba frente a un gran problema, y de manera sorprendente, Dios realizó lo imposible y tal vez lo impensable. Después que el pueblo salió de Egipto, Faraón envió su ejército para seguir al pueblo de Israel. En todo momento Dios demostró su cuidado y protección, pero ahora los Israelitas estaban en una encrucijada: frente a ellos tenían el Mar Rojo; detrás, los soldados de Faraón. No había alternativa para escapar.
Muchos reclamaron a Moisés preguntándole qué debían hacer. Tal vez esa fuera la gran pregunta del líder Moisés. Él buscó a Dios, y el Señor le dijo que ordenara a los hijos de Israel que marcharan (Éxodo 14:15). Los israelitas no debían permanecer completamente inactivos mientras el Señor los liberaba; ellos debían continuar mientras testificaban del poder de Dios. El Señor también le pidió a Moisés que levantara su vara, que extendiera la mano sobre el mar para dividirlo y así el pueblo de Dios pudiera atravesarlo (Éxodo 14:16).
SIN SALIDA Éxodo 14:20-24
La Biblia revela en estos versículos la manifestación del poder de Dios.
El Señor actuó a través de Moisés para que su pueblo pudiera confiar más plenamente en el líder que Dios había elegido. La separación de las aguas sólo fue posible por un milagro. Después que el mar se abrió, Dios continuó proveyendo liberación a su pueblo. No se conoce la profundidad del agua en el camino de tierra seca abierto en el mar. El hecho es que el pueblo de Dios estaba protegido tanto por la izquierda como por la derecha, por detrás y por el frente. Aunque el ejército egipcio poseía grandes recursos, nada podía afectar a los hijos de Dios.
En medio de las dificultades, las personas comenzaron a reprocharle a Moisés y a temer por sus vidas.No es fácil pasar por momentos conflictivos y de presión, pero cuando colocamos la vida en las manos del Señor, podemos tener plena seguridad de que Dios siempre protegerá a sus hijos, y si tal vez no se realiza un milagro, el mayor milagro es saber que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” (Romanos 8:28).
Permítame preguntarle:
¿Cómo está guiando Dios su vida? ¿Será que Él lo hace andar en círculos o caminar en la oscuridad, o en medio del fuego, o lo hace sentirse abandonado por quién confiaba?
FE PUESTA A PRUEBA
Dios le hizo una pregunta a Moisés, le dijo: “¿Por qué clamas a mí?” Esas palabras demuestran que Moisés había buscado al Señor para recibir ayuda divina.
Tal vez, al hablar con Dios, Moisés le haya expresado las quejas del pueblo que probablemente estaba afligido y preocupado con la situación que atravesaban. Cuando Dios le pidió al pueblo que marchara, en cierta forma le estaba diciendo que Él tenía el control de todas las cosas y que haría lo que los israelitas no lograrían hacer, pero que deberían hacer lo que estaba a su alcance: ¡marchar!
El Señor también le pidió a Moisés que levantara la vara. Dios podría haber dividido el Mar Rojo sin la ayuda de Moisés, pero en ese momento el pedido tenía el propósito de que el pueblo confiara en Moisés, porque el Señor estaba con él.
Todos nosotros sabemos que Dios estaba guiando al pueblo de Israel, pero ¿por qué él eligió ese camino para que los israelitas escaparan si sabía del gran obstáculo que era el Mar Rojo? ¿Será que había alguna lección importante para enseñarle a Faraón y tal vez terminar con los egipcios?
¿O para enseñarle a Israel a confiar en Dios, o para enseñar a los israelitas a confiar en el líder que Dios le había elegido?
No todas las personas logran entender los milagros que Dios realiza. Muchas veces necesitamos creer en vez de intentar entender. ¿Cómo piensa usted que los israelitas describirían a Dios para alguien que no había visto ese milagro?
LA RESPUESTA LLEGÓ
Sin duda, el cruce del Mar Rojo es uno de los relatos más lindos de la Biblia ya que muestra el poder de Dios y la liberación de su pueblo.
Muchas personas se quejaban de la situación, muchos se mostraban incrédulos frente al problema.
Es común ver a muchas personas reclamar ante las pruebas de la vida, y hasta doblegándose completamente ante el problema. La comunión que Moisés tenía con Dios es evidente, porque como líder también podría haber actuado como el pueblo, pero comprendía que por sí solo no podía hacer nada. Necesitaba un milagro de Dios, y por eso buscó al Señor.
Las grandes batallas de la vida no siempre las ganan los que están mejor preparados o los mejores, sino quienes reconocen que sin Dios nada pueden hacer.
El miedo que los israelitas tenían al comienzo (Éxodo 14:10) se transformó en fe (Éxodo 14:29), porque sabían que Dios estaba con ellos. Vieron con sus propios ojos el milagro que Dios estaba realizando. En muchos momentos nosotros no veremos con nuestros ojos los milagros, pero debemos creer que Dios tiene el control sobre todas las cosas.
"En esto se enseña una gran lección para todos los tiempos. A menudo la vida cristiana está acosada de peligros, y se hace difícil cumplir el deber. La imaginación concibe la ruina inminente delante, y la esclavitud o la muerte detrás. No obstante, la voz de Dios dice claramente: “Avanza”. Debemos obedecer este mandato aunque nuestros ojos no puedan penetrar las tinieblas, y aunque sintamos las olas frías a nuestros pies. Los obstáculos que impiden nuestro progreso no desaparecerán jamás ante un espíritu que se detiene y duda. Los que postergan la obediencia hasta que toda sombra de incertidumbre desaparezca y no haya ningún riesgo de fracaso o derrota no obedecerán nunca. La incredulidad nos susurra: “Esperemos que se quiten los obstáculos y podamos ver claramente nuestro camino”; pero la fe nos impele valientemente a avanzar esperándolo todo y creyéndolo todo." PP, 260.
¿Cuál es la respuesta por la que usted tanto clama?
¿Tiene fe de que Dios le dará una salida?¿Qué es lo que Dios le está pidiéndole que haga?
Permitamos que Dios no sólo tomé el control de la situación, sino que tome el control de nuestras vidas y ocupe el trono de nuestro corazón.
¿Es está su oración?
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