“El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y dar su vida en rescate por muchos". Mateo 20:28
INTRODUCCIÓN
La ORACIÓN aumenta la esperanza.
La ORACIÓN disminuye la ansiedad.
La ORACIÓN nos da fuerza para proseguir.
La ORACIÓN es un refugio.
La ORACIÓN nos conecta con Dios.
La ORACIÓN nos ayuda a terminar con la soledad.
La ORACIÓN libera al cristiano de la angustia.
Nuestra vida debe ser una ORACIÓN.
La ORACIÓN produce quebrantamiento.
La ORACIÓN vence a Satanás.
Vivimos en una época de maldad. Satanás, junto con sus ángeles malos, está determinado a mantener en cautividad a las personas que no tienen el conocimiento de DIOS o que están distanciadas de él. Si no nos apoyamos en el poder de la ORACIÓN, no seremos capaces de vencer el poder de Satanás.
El diablo nunca se preocupó mucho con los programas y eventos de la iglesia, pero nuestro enemigo tiene un miedo mortal de la ORACIÓN genuina.
Por medio del sacrificio de Jesús, Dios libera, salva y rescata a la humanidad del pecado y de la muerte. La Biblia dice que la sangre de Jesús derramada por nosotros fue el precio nuestro rescate.
OPERACIÓN RESCATE
El mundo se quedó en suspenso y atento al seguir, por los noticieros de TV, Internet y redes sociales, la operación efectuada para rescatar a doce jóvenes y un adulto, que quedaron prisioneros en el interior de una caverna, en Tailandia en julio de 2018, después de una fuerte tempestad.
A lo largo de la historia de la humanidad han ocurrido varias misiones de rescate en varios lugares del mundo que fueron noticia debido al peligro que representaban para los equipos de rescate y también para las víctimas.
Ya han ocurrido rescates por varias situaciones, originadas por diversas razones, como por ejemplo, secuestros, desastres naturales, explosiones en minas de carbón, derrumbe de represas, etc., que condujeron a la elaboración y ejecución de grandes operaciones de rescate.
ILUSTRACIÓN DEL RESCATE
Adán, el primer hombre fue creado perfecto, o sea, sin pecado.
Podría haber vivido para siempre, pero perdió esa oportunidad cuando eligió desobedecer a Dios. El pecado es como un defecto que se contagia, y cuando Adán tuvo hijos, les contagió ese defecto. Por eso, la Biblia dice que Adán se “vendió”, él y a sus hijos como esclavos del pecado y de la muerte. Ninguno de los hijos de Adán podría recuperar lo que él había perdido, ya que todos eran imperfectos. Así, los descendientes de Adán quedaron sin ninguna esperanza. Pero Dios sintió profunda compasión por ellos. Dios ama a la humanidad, por eso proveyó una manera justa de perdonarla y hasta de pagar el rescate por sus pecados (Juan 3:16).
¿CÓMO FUNCIONA EL RESCATE?
En la Biblia la palabra “rescate” involucra tres aspectos:
1. Es un pago (Números 3:46, 47).
2. Produce liberación o redención (Éxodo 21:30).
3. El precio equivale, o es igual, al valor de lo que se quiere rescatar.
¿Cómo se aplican estos tres aspectos al rescate hecho por Jesús:
1. Pago. La Biblia dice que los cristianos fueron “comprados por un precio”. 1 Corintios 6:20 y 7:23. El precio fue la sangre de Jesús, que “compró personas para Dios, de todo linaje, lengua, pueblo y nación”. Apocalipsis 5:8, 9.
2. Liberación. El sacrificio de rescate de Jesús hace posible la liberación del pecado. 1 Corintios 1:30; Colosenses 1:14; Hebreos 9:15.
3. Equivalencia. El sacrificio de Jesús corresponde a lo que Adán perdió: una vida humana perfecta. 1 Corintios 15:21, 22, 45 y 46.
La Biblia dice: “Porque así como por la desobediencia de un hombre [Adán] los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno [Jesús], los muchos serán constituidos justos” (Romanos 5:19).
Ese texto explica cómo la muerte de un solo hombre pagó el rescate de muchos pecadores. Así, el sacrificio de Jesús es un “rescate correspondiente”. Todos los que aceptan el sacrificio de Jesús pueden recibir los beneficios de ese rescate (1 Timoteo 2:5 y 6).
“Mediante Cristo, se dan al hombre tanto la restauración como la reconciliación. El abismo por el pecado ha sido salvado por la cruz del Calvario. Un rescate pleno y completo ha sido pagado por Jesús en virtud del cual el pecador es perdonado y es mantenida la justicia de la ley. Todos los que creen que Cristo es el sacrificio expiatorio pueden ir y recibir el perdón de los pecados; pues mediante los méritos de Cristo se ha abierto la comunicación entre Dios y el hombre. Dios puede aceptarme como su hijo, y yo puedo tener derecho a él y puedo regocijarme en él como mi Padre amante” (Fe y Obras, 96).
ESPERANZA EN EL RESCATE
No podemos perder la esperanza. Debemos continuar creyendo en Dios, aunque todo el mundo crea que no hay más esperanza.
Y el texto bíblico dice que: “Vino a dar su vida en rescate por muchos”.
Aquí hay algo que necesitamos entender. Muchos quedan en el valle de la indecisión y la desesperación, solo porque no comprenden el sentido de esta palabra. Necesitamos entender que vivimos en estado de cautiverio.
El deseo de Dios es rescatarnos del vicio, de los complejos de inferioridad, de los traumas, de la soledad, de la depresión y de las marcas que el pecado pueda haber imprimido en nuestra vida.
Por favor, no intente resolver sus problemas solo.
Cuando Dios se manifiesta para rescatarnos, él nos libera de las manos del enemigo. Entregue sus vicios, traumas y pecados en las manos de Dios. ¡Qué amor maravilloso! Jesús entregó su propia vida para rescatarme.
Mediante el rescate en la persona de Jesús, Dios nos justifica y también es él quien nos santifica. Él nos perdona y nos da poder para una vida de victoria y obediencia.
PERMITA SER RESCATADO
Conozco a muchas personas que permanecen perdidas en la vida, intentando inútilmente resolver sus problemas y rechazan la posibilidad del rescate.
- “Yo volveré, pastor” - dicen - “pero primero tengo que arreglar mi vida”.
Si piensa que para ser rescatado por Dios usted necesita antes corregir sus errores, con seguridad nunca será rescatado. Todo lo que logrará es acumular una colección de fracasos y promesas no cumplidas. Esto agrandar cada vez más el sentimiento de culpabilidad e impotencia en su corazón; sentimientos que, finalmente, apagarán lentamente la voz de Dios.
Cuando nos apegamos a Jesús, él nos concede el rescate, la salvación y la seguridad de que lo necesitamos.
“Cada alma creyente debe conformar enteramente su voluntad a la de Dios y mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en gloria” (Reflejemos a Jesús, 66).
Elena de White es clara al destacar que la salvación significa mucho más que solo creer o aceptar mentalmente. Saber que Jesús es nuestro Salvador es mucho más que un pensamiento lindo y reconfortante. Es “ejercer fe” y “avanzar de fortaleza en fortaleza”.
CONCLUSIÓN
¿Qué fue lo que lo apartó de Dios y de su iglesia?
¿Lo recuerda?
¿Fue una discusión con un hermano?
¿Fue un mal testimonio de alguien de la iglesia?
Y ahora, dígame, ¿valió la pena haber salido?
Claro que no.
Usted anduvo todo ese tiempo solo y triste. Cada vez que llegaba la puesta del sol del viernes, una extraña sensación de dolor embargaba su corazón. A veces, cuando pasaba en frente de una iglesia su corazón latía aceleradamente. No existe posibilidad de felicidad lejos de Dios.
Tengo la seguridad de que usted nunca fue feliz allá afuera. El vacío que usted siente solo será llenado por Jesús.
Puede ser que usted se esté preguntando: “¿Cómo me conoce este pastor?”
La verdad es que no lo conozco, aunque muchas veces he orado en los últimos meses para que usted sea rescatado por Dios.
Un día, en los minutos de mi vida devocional personal, sentí la voz de Dios que me hablaba “Hijo, escribe lo que estás pensando, porque tengo cientos y cientos de hijas e hijos maravillosos que están llorando allá afuera. Están tristes, vacíos, buscando algo que, en el fondo de su ser saben perfectamente que soy Yo.
Predícales, porque esta predicación será el instrumento que usaré para rescatarlos. En mis brazos no sentirán más frío, a mi lado no tendrán miedo y experimentarán libertad, necesito rescatarlos antes que llegue la noche, mientras todavía pueden oír mi voz.
Por eso, mi hermano, mi hermana, es que preparé este sermón.
Yo tengo una invitación de Dios para usted: “Vuelva a Dios”. Permita ser rescatado. Usted necesita volver a vivir para Dios. Quiero decirle que nunca es tarde para permitir ser rescatado.
Que esta sea su oración:
“Dios, basta, ya me lastimé demasiado en la vida. Estoy herido, cansado de pecar, cansado de vivir, de sufrir, de buscar y no encontrar; por favor, mi Dios, estoy aquí con el deseo de ser rescatado y volver a tus brazos, sin promesas, porque ya prometí tantas veces y nunca cumplí. Simplemente estoy aquí Dios, que me alcancen tu gracia, tu amor, tu bondad y tu misericordia”.
Usted es responsable delante de Dios por su propia vida.
Solo Dios puede limpiarlo.
Solo Dios puede rescatarlo.
Solo Dios puede hacer por usted lo que usted siempre fue incapaz de hacer por usted mismo.
El amor de Dios es infinitamente mayor que cualquier fracaso humano.
Dios nos ama, así como somos. El amor es de Dios, la iniciativa del rescate parte de él, pero aceptar el rescate es únicamente una decisión suya.
Dios lo bendiga.
Comentarios
Publicar un comentario