Una maestra trataba de explicarles a los niñitos de su clase lo que es el amor; pero no podía, y para saber lo que decían sus pequeños alumnos, les preguntó qué es el amor. Entonces una niñita de seis años de edad se levantó de su silla y fue hasta la maestra, la abrazó, la besó y le declaró: “Esto es amor”. En seguida la maestra dijo: “Está bien; pero el amor es algo más. ¿Qué es ese algo?”. La misma niña, después de un rato de estar pensando, se levantó y comenzó a poner en orden las sillitas que estaban fuera del lugar que les correspondía, limpió bien el pizarrón, levantó unos papeles que estaban en el suelo, arregló los libros que estaban en desorden sobre una mesa; y en seguida, con aire de satisfacción, le dijo a su maestra: “Amor es ayudar a otros.” La niñita tenía razón. El amor no puede ser un concepto o teoría. El amor no solo queda en palabras, requiere ser demostrado en actitudes. Una familia cuyos miembros poseen verdadero amor será una familia 100% feliz. No importa si pasan por necesidad o enfrentan serios problemas porque el amor de Dios los une y los hace invencibles.
EL PODER DEL AMOR
El amor es la base del gobierno de Dios. El ama a todas sus criaturas por igual y espera que haya amor entre nosotros.
1. Jesús y el amor. En Marcos 12:29-31 Jesús dijo: “El más importante es: ‘Escucha, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es; y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza.’ El segundo es este: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ No hay otro mandamiento mayor que estos”. Esta fue la respuesta que Jesús le dio a un escriba. Ellos constantemente querían hacer caer a Jesús. Pero esta respuesta contundente hizo que el mismo escriba reconociera que Jesús estaba en lo cierto. El escriba reconoció que “amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios” (v. 33). Entonces no hay nada mayor que el amor. Si el amor es el fundamento de los mandamientos de Dios. Entonces toda nuestra vida, nuestras acciones y palabras deben ser originadas por el amor. Por eso un hogar donde hay amor, hay respeto, hay consideración, hay buen trato, hay bondad y dadivosidad.
2. Amarnos unos a otros. “Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:7-11). El texto afirma que el amor viene de Dios porque él es amor. Y la manifestación más grande de su amor fue Jesús. Es decir el amor implica sacrificio. No hay amor sin sacrificio.
3. El amor nunca deja de ser. “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser” (1 Corintios 13:4-8). Todas estas características responden la pregunta “¿cómo se demuestra el amor?”. Teniendo en cuenta que el exceso de amor no hace ningún daño, por el contrario, se convierte en una gran bendición.
CONCLUSIÓN Y LLAMADO
El amor, como la fe, mueve montañas. El amor hace que lo imposible se haga posible. Por eso es que el fundamento de la Ley de Dios es el amor. Si hay amor “No robarás, no codiciarás, no darás falso testimonio, no matarás”. Si el mundo tuviera amor, no habría tanto dolor. Busca el amor de Dios. Ese amor de Dios va a traer bendición para tu vida y para tu familia. Vas a amar a tu esposa como nunca. Vas a amar a tus hijos como nunca. Vas a llegar a casa y vas a demostrar tanto amor que tus familiares van a sorprenderse. Pero recuerda, el amor verdadero viene de Dios porque él es amor. Entonces para tener ese amor debes permanecer cerca de Dios cada día. Si hoy decides eso, levántate y oremos juntos.
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