Textos claves: Habacuc 1, 2, 3.
Introducción
Es una bendición abrir la palabra de Dios y compartirla con Ustedes.
En esta oportunidad te he traído un mensaje de esperanza; el ser humano siempre necesito a través de toda su historia un mensaje de esperanza; pero hoy más que nunca por todas las cosas que el hombre tiene que afrontar es necesario decirle que todavía hay esperanza.
“Como las chispas se levantan para volar por el aire así el hombre nace para la aflicción" (Job 5:7).
Aunque estas palabras tienen muchos años, pareciera que nunca han sido tan ciertas y aplicables como hoy, puesto que el ser humano vive en constante aflicción.
Nuestra tradición religiosa judeo cristiana nos ha enseñado que existe un Dios bueno y amante. Así como sabio y poderoso pero, entonces te has preguntado:
¿Por qué los seres humanos sufren tanto? ¿Dios carece de poder, bondad o de ambos?
El sufrimiento, la injusticia social es el desafió más serio en la concepción de la omnipotencia y el infinito amor de Dios. Es un desafío tanto lógico como existencial. ¿Cómo podemos seguir creyendo en Dios? viendo tanto sufrimiento en este mundo.
El mensaje de hoy tiene como propósito mostrar la respuesta que Dios da a sus hijos frente al problema de la injusticia y el sufrimiento.
¿Tiene Dios respuesta ante la Injusticia y el sufrimiento?
I. EL DILEMA DEL SUFRIMIENTO
El problema de la Justicia Divina. (Habacuc 1:2-4)
A. Hasta cuando Señor.
El problema del dolor y de desesperación humana permite la inquietud del profeta que anima a que inicie un dialogo con el Señor.
¿Cómo es posible que un Dios justo permita que haya tanta injusticia en su pueblo?
Las palabras de Habacuc están en formas de lamento y expresan dos angustiosas preguntas ¿hasta cuándo? Y ¿por qué?
En la Historia cristiana, hombres como Pablo y Lutero fueron perturbados por la cuestión ¿Cómo yo pecador, puedo ser justificado delante de Dios?
Pero hoy esa pregunta ha sido invertida y exige una respuesta:
¿Cómo Dios, quien dice ser bueno y amante, sabio y poderoso, puede ser justificado ante los ojos de la gente teniendo en cuenta el sufrimiento del mundo?
Cuantas veces tu mi querido amigo has hecho tuya estas dos preguntas: ¿Señor por qué? ¿Por qué soy huérfano de padre y madre? ¿Por qué tengo esta enfermedad? ¿Por qué sufro si soy un buen cristiano? ¿Por qué me han diagnosticado un cáncer terminal? ¿Por qué me han votado del trabajo? ¿Hasta cuándo sufriré? ¿Hasta cuándo permitirás Señor este dolor?
Quedan planteadas así las dos preguntas del profeta:
¿Hasta cuándo? y ¿Por qué?
B. Dios se preocupa por los problemas humanos: 1:5-11.
El anuncio de juicio: el mensaje de Dios que corresponde al lamento inicial del profeta se dirige no solamente a él sino a la nación entera (Habacuc 1:5) todo el pueblo debe darse cuenta de la obra de Dios.
Jehová había forzado a que Habacuc se fijara en la triste existencia del pueblo: ¿Por qué
muestras y me haces ver? (manifiesta el profeta). Ahora, es Dios el que quiere que toda Judá se fije en lo que él hará con el pecado nacional del pueblo. Esto nos sugiere
que Jehová si es consciente de los problemas que señala el profeta.
Habacuc pensaba que Dios era indiferente, pero ahora se da cuenta que el Señor observaba con más seriedad la situación.
Dios no es indiferente a tu problema, Dios conoce muy
bien por lo que tú estas pasando en estos momentos.
Sin embargo, a quién usaría Dios como ejecutores del juicio deja perplejo al profeta; puesto que, Dios usaría a los babilonios (Habacuc 1:6).
El surgimiento de Babilonia como el imperio sin rival en el medio oriente fue sumamente acelerado.
Entre el año 614 el año 605 AC. Destruyó al imperio Asirio y derrotó a los egipcios.
Nadie hubiera imaginado que los caldeos (otro nombre para referirse a los Babilónicos) alcanzaran tanto en tan poco tiempo. Una vez más, las circunstancias le dan al profeta
una imagen inicial bastante negativa, no puede creer lo que sucederá, aquí pareciera que Jehová es frío y sin misericordia. Pareciera que ante los ojos de Dios el hombre no tiene más valor que los animales (Habacuc 1:14).
En Habacuc 1:13 leemos el profeta queda más confundido
que al principio, no puede creer lo que Dios está manifestando, Dios va usar a un pueblo más pecador (Babilonia) para castigarlos a ellos que no son tan pecadores.
- "Señor tan limpio eres de ojos" -declara el profeta y añade: -¿Por qué vez a los menospreciadores y callas cuando destruye el impío al que es más justo que él? -
Y aquí aparece uno de los
asuntos más “paradójicos” de la vida: El impío “triunfa” y el justo sufre.
Muchas veces decimos: Señor al que roba, al que mata, al que secuestra nada le pasa, yo que trato de ser fiel me han votado de mi trabajo, no me va bien, tengo enfermos en casa ¿Por qué hay tanta injusticia?
II CONFIANZA EN LA RESPUESTA DE DIOS (2:2-20)
A. Esperar la respuesta de Dios: Jehová no reprende a Habacuc por sus inquietudes. Si hay algo que resaltar del profeta es que, ante sus interrogantes y preguntas sin respuestas, él va a Dios ante sus dudas, no le da la espalda a Dios más bien busca a Dios.
B. El profeta estaba dispuesto a escuchar a Dios. Habacuc 2:1.
El profeta estaba seguro
que Dios le iba a responder, él sabía que había una respuesta para sus preguntas y no se movería hasta escuchar la respuesta de Dios.
Dios responde, y Dios le respondió al profeta
“Dios le mostró a él que
iba a ser una obra, que tal vez por el momento no lo entenderá, pero "El justo por la fe Vivirá" una traducción más literal del texto diría “más el justo por su fidelidad vivirá”.
En otras palabras, Dios le estaba diciendo a Habacuc: El problema del mal y de la
injusticia y la maldad déjamelo a mí, yo lo resolveré; tú sigue permaneciendo obediente, fiel, y justo.
C. Castigo a los impíos:
Jehová aborrece el pecado, y los impíos babilónicos recibirían
su castigo por todas las atrocidades cometidas, no quedaría ni recuerdo de ellos todas sus obras no quedaran impune sino que la justicia de Dios hará que reciban el castigo merecido.
A partir de Habacuc 2:9 encontramos los ayes contra los injustos:
2:9 ¡Ay del codicia injusta ganancia!
2:12 ¡Ay del que edifica la ciudad con
sangre!
2:15 ¡Ay del que da beber a su prójimo!
2:19 ¡Ay del que dice al palo despiértate y a la piedra muda!
III. CONFIANZA Y SEGURIDAD EN UN DIOS JUSTO Y AMOROSO (3:2-19)
Conciliar el sufrimiento humano con la existencia de un Dios amante es imposible si a la palabra “amor” se le asigna un significado trivial, y si se le considera al hombre como el centro de todas las cosas.
El hombre no fue creado primeramente para amar a Dios, sino para que Dios le amara a él
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amo a nosotros" (1 Juan 4:10).
Podemos decir que, el sufrimiento entra en el mundo del amor de Dios, al pecar el hombre. Aquí es donde aparece el sufrimiento como la carga del pecado que el ser humano tiene que llevar. El pecado es, ha sido y siempre será el padre de la miseria.
Al entender esto, vemos que aunque seamos cristianos no estamos eximidos del sufrimiento. ¡Si hasta Dios mismo sufrió por nosotros! ¡La cruz es el precio que Dios tuvo que pagar para acercarse a nosotros! ¡La cruz es el corazón destrozado de Dios!
Y entonces: ¿Qué ayuda entender el sufrimiento? Primero, la certeza de saber que no estamos solos, que Dios se interesa por nosotros, nos comprende y esta de nuestro de lado, Dios no nos prometió que no sufriríamos, lo que él nos prometió fue que a pesar del dolor y sufrimiento estaría con nosotros.
Al día siguiente después de lo acontecido el 11 de septiembre del 2001 el diario más importante de New York escribió como titular:
¿DÓNDE ESTABA DIOS A LAS 8:46 AM?
Ese fue el horario en que se estrello el primer avión contra las torres gemelas.
Yo te pregunto: ¿Dónde estaba Dios cuando crucificaron a su hijo?¿Dónde estaba Dios cuando tres jóvenes hebreos fueron arrojados al horno de fuego ardiente, solamente por permanecer fiel a su Dios? ¿A cuántos echó al fuego el rey? Y luego ¿A cuántos vio en el horno?
Dios no nos prometió que no sufriríamos, lo que él nos prometió fue que, a pesar del dolor y sufrimiento, estaría con nosotros.
Pero esto no alcanza, necesitamos saber que Dios mismo finalmente nos librará.
Debemos creer que el sufrimiento no es la última realidad, sino que hay esperanza de un tiempo mejor en el futuro, un tiempo cuando seremos librados del sufrimiento, no importa lo que se diga ahora.
Pablo escribió “Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comprobables con la gloria venidera que a de manifestarse" (Romanos 8:18)
LLAMADO
El capítulo 3 de Habacuc es una linda poesía que describe el incesante amor y poder de Dios,
y es un canto que nos llena de confianza y seguridad en Dios.
Quisiéramos terminar este mensaje con las últimas palabras del profeta Habacuc, que al
inicio empezó con quejas, dudas, desconfianza, pero al comprender el amor de Dios expreso:
“Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados
no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;
A pesar de todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar”
Hoy el Señor sigue siendo el soberano, quien lleva a cabo sus planes para su pueblo según su santidad y poder. Esta clase de fe similar a la del profeta es digna de imitar por todo creyente en cualquier época o contexto.
En las situaciones duras, a pesar de las aflicciones o inquietudes sociopolítica, económicas o espirituales, el Señor siempre esta atento de los suyos y aunque que tal vez haya necesidad de pasar por un juicio, la vida del creyente siempre debe manifestar lealtad a la palabra y a la persona de Dios.
¿Cuántos desean manifestar lealtad a Dios a pesar de las diversas dificultades que se nos presenta diariamente?
Dios les guarde en su Divino Amor.
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