Objetivo: Que los oyentes conozcan cómo nos llegó La Palabra de Dios escrita y agradezcan a Dios por ese regalo especial.
Texto: “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo”. (1 Pedro 1:21. NVl).
I. INTRODUCCIÓN.
Durante esta semana seguiremos agradeciendo a Dios por la luz que
transforma, y hoy abordaremos un aspecto muy especial: El prodigioso
proceso de escritura de la Palabra, y el milagro de su conservación a través de los siglos, así como el proceso de su llegada de manera impresa a nuestras manos. Y mientras miramos este hermoso proceso, exclamaremos nuestra gratitud en alabanzas, por todo lo que Dios tuvo que hacer para hacernos llegar su palabra a nuestro corazón.
II. ASPECTOS EN EL DESARROLLO DE LA REVELACIÓN.
a. La revelación en el comienzo.
En el Edén se percibe un trato directo y un contacto pleno entre Dios y sus criaturas. EGW menciona que antes que el pecado entrara en el mundo Adán gozaba de trato libre con su Creador; pero desde que el hombre se separó de Dios a causa del pecado, aquel gran privilegio le ha sido negado a la raza humana (CS, 7).
También sostiene que durante los 25 primeros siglos de la historia no hubo revelación escrita. Los que eran enseñados por Dios comunicaban sus conocimientos a otros y estos conocimientos eran así legados de padres a sus hijos, a través de varias generaciones.
En relación con la redacción de la Palabra escrita, ella menciona que
empezó en tiempos de Moisés, y que los conocimientos inspirados fueron entonces compilados en un libro inspirado.
Esa labor continuó el largo periodo de dieciséis siglos, desde Moisés
el legislador, hasta Juan, el narrador de las verdades más sublimes del evangelio.
En tiempos de los profetas, las verdades reveladas fueron todas ins-
piradas por Dios (2 Timoteo 3: 16); y con todo, están expresadas en palabras humanas. Y es que el Ser supremo e infinito, iluminó con su Espíritu la inteligencia y el corazón de sus siervos. Les daba sueños y visiones y les mostraba símbolos y figuras; y aquellos a quienes la verdad fuera así́ revelada, revestían el pensamiento divino con palabras humanas. Fue mediante sus siervos los profetas que nos acercó su palabra (Amós 3:7). Quienes mediante sus diversos dones y personalidades nos hicieron llegar el mensaje divino.
b. La conservación de la revelación:
Los escritores bíblicos.
Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de
instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El
tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del
cielo. Aunque llevado a todo viento en el vehículo imperfecto del idioma humano, no por eso deja de ser el testimonio de Dios; y el hijo de Dios, obediente y creyente, contempla en ello la gloria de un poder divino, lleno de gracia y de verdad. Por eso el apóstol Pedro escribió: “Porque la profecía no ha tenido su origen en la voluntad humana, sino que los profetas hablaron de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (1 Pedro 1:21 NVl).
Los valdenses.
Se contaron entre los primeros de todos los pueblos de Europa que
poseyeron una traducción de las Santas Escrituras.
Centenares de años antes de la Reforma tenían ya la Biblia manuscrita en su propio idioma. Tenían pues la verdad sin adulteración y esto los hizo objeto especial del odio y de la persecución.
Tras los elevados baluartes de sus montañas, refugio de los perse-
guidos y oprimidos en todas las edades, hallaron seguro escondite.
Allí se mantuvo encendida la luz de la verdad en medio de la obscu-
ridad de la Edad Media. Allí los testigos de la verdad conservaron
por mil años la antigua fe.
Trabajando con paciencia y tenacidad en profundas y obscuras cavernas de la tierra, alumbrándose con antorchas, copiaban las Sagradas Escrituras, versículo por versículo, y capítulo por capítulo.
Así proseguía la obra y la Palabra revelada de Dios brillaba como
oro puro; pero sólo los que se empeñaban en esa obra podían discernir cuánto más pura, radiante y bella era aquella luz por efecto de
las grandes pruebas que sufrían ellos. Ángeles del cielo rodeaban a
tan fieles servidores.
c. El canon de la revelación.
La autoridad de la Biblia como Palabra de Dios ha sido un tema
capital en el cristianismo, al igual que en el seno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día a lo largo de las ultimas décadas.
La palabra española “canon” proviene del término griego Kavwv [kanonl, que significa ‘caña’, ‘vara de medir’ o hasta ‘barra de cortina’ (1 Reyes 14:15; Job 40: 21).
En un sentido secundario, es un conjunto de textos que “ha sido medido” y que ha sido tenido por digno de ser incluido en una colección de textos con autoridad vinculante para una comunidad religiosa. Definir criterios válidos para el proceso de canonización no es una tarea fácil. Los factores considerados incluyen:
(1) el origen profético;
(2) la autoría (es decir, el autor tenía que ser conocido);
(3) en el caso del NT, la apostolicidad;
(4) la antigüedad;
(5) la ortodoxia (es decir, la congruencia con lo que ya había sido revelado); y
(6) la inspiración.
Resumir un proceso histórico tan amplio no es posible hacerlo en
este espacio, pero cabe mencionar que Dios condujo a los eruditos, copistas, y teólogos que, para seleccionar la evidencia de las versiones, excluir los libros apócrifos y pseudoepigráficos, distinguir, a
los herejes, y también distintas listas...
d. Las versiones en español.
Fue en 1454 que Gutenberg hizo que escribir manuscritos fuera una práctica obsoleta, cuando usó la página impresa por primera vez.
Su primer libro impreso salió a la luz en 1456, y fue una hermosa Biblia en latín.
Nuestras Biblias impresas de hoy contienen divisiones en capítulos y versículos que son de un tiempo relativamente posterior.
La historia de la traducción de la Biblia en español es una tarea que
muy pocos se han animado a realizar, así que la bibliografía sobre
el tema es escasa. Cada uno de los principales diccionarios bíblicos en castellano—tanto los escritos originalmente en español como los traducidos de otras lenguas—dedican una sección a las versiones castellanas de la Biblia, pero como es de esperarse en un diccionario su contenido es apenas un vistazo rápido de las diferentes versiones y traducciones.
La Biblia ha marcado la historia de la humanidad y de las diferentes naciones que hoy la componen. Los primeros que incursionaron en su traducción e impresión sufrieron persecución y odio, y su arduo y paciente trabajo fue objeto de intentos fallidos de destruirlos. Dos
ocasiones históricas marcan esos intentos en los que quemaron sus escritos y a ellos mismos. Sin embargo, la Palabra de Dios nunca quedó presa. Hoy la Biblia ha sido el libro de cabecera de muchos personajes importantes de la historia y de las culturas iberoamericanas, el impacto que hoy mismo está ejerciendo en el mundo hispanoamericano es impresionante. Y gracias a Dios hoy tenemos acceso a un sin fin de traducciones que permiten cada día una mejor comprensión del plan de Dios para nosotros. Agradezcamos a Dios por este precioso regalo.
III. CONCLUSIÓN.
La luz que transforma llevó un largo proceso del que muchos no somos
conscientes y no sentimos gratitud por ella. Es por eso que hoy en un
vistazo quisimos recorrer el panorama a grandes rasgos. Deseando llevarlos a elevar su corazón a Dios en gratitud por su Palabra.
Ame su palabra, lea su palabra y agradezca cada día a Dios por ella. Y este sábado lleva tu ofrenda al Señor en gratitud por la luz que acercó a
tu vida, a tu familia y que cambió para siempre tu destino.
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