I. A LAS PUERTAS DE LA TIERRA PROMETIDA
Luego de dos años el pueblo de Israel llegó a la frontera de la Tierra
Prometida. El viaje, que debió haber durado un par de meses, se extendió como preparación para la conquista. Sin embargo, el pueblo no
estuvo a la altura del desafío y la incredulidad los obligó a peregrinar
otros 38 años por el desierto. (En el próximo tema profundizaremos esta
parte de la historia).
La mayoría de los que salieron de Egipto no llegaron a Canaán. Esa
generación de incrédulos fue sepultada en el desierto, durante los años
de peregrinación. Una nueva generación tomó su lugar; en el desierto
quedaron los que desconfiaron de la conducción divina.
II. LA SANTIDAD
Santidad no es:
- ARROBAMIENTO. “La santidad no es arrobamiento; es el resultado de entregarlo todo a Dios; es hacer la voluntad de nuestro
Padre celestial” (DMJ, 125).
- AISLAMIENTO. “No ruego que los quites del mundo sino que los
guardes del maligno” (Juan 17:15).
El proceso de la santidad incrementa nuestra confianza en Dios. Si
le confiamos nuestra vida estaremos en condiciones cruzar la frontera
de la Tierra Nueva.
Santidad es:
- SEPARACIÓN DEL PECADO, de los criterios mundanos.
- PROGRESIÓN. La santidad es un proceso de crecimiento; debe
haber un desarrollo. “Antes bien creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo…” (2 Pedro 3:18).
- LA SANTIFICACIÓN ES EL PROCESO mediante el cual aprendemos
a desviar la atención de nosotros mismos y centrarla en Dios.
- ES EL DESEO PROFUNDO DE HACER LA VOLUNTAD DE DIOS —por
sobre toda las cosas.
III. EL PUEBLO ENTRÓ POR LA FE
Para entrar en la Tierra Prometida, los israelitas tuvieron que mojarse los pies en el Jordán (Josué 3:14-17). Ésta era una prueba de fe.
El Jordán se abrió y permitió el paso de todo el pueblo. Finalmente,
gracias a la clara intervención divina, conquistaron las prósperas tierras de Canaán.
IV. CANAÁN = TIERRA NUEVA
Lo que representaba Canaán para los israelitas equivale a lo que
representa para el remanente de Dios la Tierra Nueva. Después de peregrinar en este mundo hostil, finalmente llegaremos a la Tierra Prometida (Apocalipsis 21:1-4).
V. LAS SEÑALES
Jesús afirmó que habría diversos eventos que anticiparían su retorno. El cumplimiento de esos hitos debieran llevarnos a prepararnos
para ese solemne encuentro.
- AUMENTO DE LA MALDAD (Mateo 24:10, 12; 2 Timoteo 3:3). Como cada día escuchamos muchas noticias repletas de violencia y maldad hemos perdido la capacidad de asombro. Jóvenes que matan
por un celular, padres que abusan de sus hijos pequeños, asesinatos de ancianos por poco dinero… Pareciera que las adicciones
han disparado el nivel de violencia. Tanto la policía como la justicia están limitadas para combatir estos males, mientras el ciudadano común sufre impotente las consecuencias. (Use ejemplos
locales, que sean recientes).
Aunque Dios es misericordioso y perdonador, tiene un límite.
Existen varios antecedentes bíblicos como el diluvio, cuando la maldad fue tal que Dios no tuvo otra alternativa que destruir a la
raza humana —excepto a Noé y su familia. Lot y su familia fueron arrastrados por los ángeles para librarlos de la destrucción
por fuego de Sodoma y otras ciudades del valle. El evangelista
Billy Graham afirmaba con cinismo que si Dios no viene pronto
tendrá que pedirle perdón a los antediluvianos, porque la maldad de nuestro tiempo es mayor.
- GUERRAS (Mateo 24:6-7). Los conflictos existen prácticamente desde el origen de la humanidad. ¿Por qué habrían de ser una señal
de nuestros días?
Durante la edad antigua las guerras se hacían con armas de menor capacidad de ataque que las de nuestros días. Se luchaba
con flechas, lanzas, espadas, hachas, etc. Algunos contrincantes
morían y varios resultaban heridos pero, en proporción, las guerras no eran tan mortíferas. Se calcula que en la Primera Guerra Mundial (1914-1917) murieron 9 millones de combatientes y
unos 12 millones de civiles (21 millones en total). En la Segunda
Guerra Mundial fueron unos 19 millones de soldados y 47 millones de civiles (66 millones en total). Si hoy hubiera una guerra
nuclear, ¿cuántos morirían? Miles de millones.
El desarrollo armamentista permitiría destruir varias veces la
tierra. Sería una guerra de botones y triunfaría el que tuviera el
botón más grande. Pocos “disfrutarían” la victoria.
- ENFERMEDADES (Mateo 24:7). Gracias al avance del conocimiento sobre el origen de las enfermedades (etiología) se han descubierto tratamientos que han permitido —en países económica
y tecnológicamente desarrollados— elevar el promedio de vida.
Pero en estos países aparecieron enfermedades relacionadas con
el cambio del estilo de vida. Por ejemplo, es llamativo el incremento de la obesidad por causa del sedentarismo y el estilo alimentario, con sus tristes consecuencias.
El alto nivel de industrialización también ha generado la contaminación ambiental, a la que se atribuyen diversas enfermedades respiratorias e inmuno degenerativas (algunos tipos de
cáncer). Y los constantes cambios que impone nuestra sociedad
también elevan los niveles de estrés, ansiedad y depresión. La
Organización Mundial de la Salud estima que, en los países más desarrollados, la depresión constituirá en 2020 la primera causa
de enfermedad, junto a las afecciones coronarias. Y los accidentes de tránsito serán la segunda causa de incapacidad
1
. Otro dato
no menor es que el suicidio es la segunda causa de muerte entre
los adolescentes
2
. La vida sin sentido, las adicciones y los conflictos familiares generan alienación.
El dato positivo es que, según los estudiosos, el llevar un estilo de
vida religioso contribuye a la salud mental y física.
- HAMBRE (Mateo 24:7). Es llamativo que en nuestro planeta haya
países que deben combatir la obesidad mientras que en otros,
sus habitantes sufren desnutrición. Dios colocó en la tierra los
elementos para que todos tuviéramos lo que necesitamos. Pero
el egoísmo humano ha logrado que muy pocos vivan con extensos recursos, mientras que a la mayoría le resultan escasos. Unos
150 estudios científicos revelan que los países con mayor desigualdad económica tienen mayores problemas de salud mental
y drogas3
, menores niveles salud física, menor esperanza de vida, peores rendimientos académicos y mayores índices de embarazos juveniles no deseados.
Se realizó otro estudio suponiendo que el mundo es una aldea de
100 habitantes. La población estaría compuesta por:
- 57 asiáticos, 21 personas del continente americano, 14 europeos y 8 africanos.
- 52 serían mujeres y 48 hombres.
- 70 no serían blancos; 30 serían blancos.
- 30 cristianos y 70 no cristianos.
- 89 heterosexuales y 11 homosexuales.
- 6 personas poseerían el 59% de las riquezas; 6 de ellos serían
norteamericanos.
- 80 vivirían en condiciones infrahumanas y 70 serían incapaces de leer.
- 50 sufrirían de malnutrición. 1 persona estaría a punto de morir. 1 bebé estaría a punto de nacer. Sólo 1 persona tendría educación universitaria. Sólo 1 persona tendría una computadora.
Lo que más me sorprende es que el 6% de la población posea el
60% de la riqueza. ¡O sea que el 94% tiene que vivir con el 40%
de la riqueza restante!
- TERREMOTOS (Mateo 24:7). Los terremotos representan la serie de
desastres naturales que azotan a la humanidad. Nos volvemos a
preguntar: ¿No hubo terremotos y calamidades naturales en el
pasado? Canaán o Palestina se encuentran sobre la falla geológica sirio-africana. Es por eso que han ocurrido tantos cataclismos
en este territorio. En el tiempo en el que se escribió el Nuevo Testamento ocurrieron varios terremotos. Los evangelios registran
el ocurrido en el momento de la crucifixión de Jesús y otro, cuando resucitó (Mateo 27:54; 28:2). ¿Por qué serán entonces una señal
del tiempo del fin? Se incrementarán la frecuencia y los efectos
devastadores de los cataclismos.
De los desastres naturales, el terremoto es uno de los más importantes porque, al ser casi imprevisible, tiene consecuencias
devastadoras. Alguno podría decir que lo mismo ocurre con los
tsunamis, pero este fenómeno es un terremoto producido en el
mar que genera olas gigantes, destruyendo las costas a las que
llega. Veamos, a continuación, algunos de los más mortíferos
Lisboa, Portugal 1/11/1755 fue de 8,7 en la escala de Richter. Acabó con la vida de 60.000 – 100.000 personas
Valdivia, Chile 22/5/1960 fue de 9,5 en la escala de Richter. Murieron alrededor de 2.000 personas
Huaraz, Perú 31/5/1970 fue de 7,8 en la escala de Richter. Murieron alrededor de 66.000 personas
Sumatra (Tsunami) 26/12/2004 fue de 9,3 en la escala de Richter. Murieron alrededor de 260.000 personas.
Haití 12/1/2010 fue de 7,0 en la escala de Richter. Murieron alrededor de 316.000 personas.
Fukushima, Japón 11/3/2011 fue de 9,0 en la escala de Richter. Murieron 15.800 personas.
Como se puede apreciar, la cantidad de muertos no solo tiene que
ver la intensidad, sino con las condiciones del lugar. Lo cierto es que
cada vez son más frecuentes y tienen consecuencias más trágicas. Algunos han afirmado, de modo metafórico, que los terremotos son los
pasos del Señor que se acerca.
VI. CARACTERÍSTICAS DE LA TIERRA NUEVA
El pecado ha producido separación y conflictos entre los habitantes
de este mundo. No nos vemos como hermanos sino como enemigos.
Aunque algunos trabajan por el bien común, otros resultan una amenaza, generando temor y ansiedad en los demás. En el Cielo todos viviremos en paz y armonía, como hijos de Dios.
- UN LUGAR SIN CONTAMINACIÓN. Luego de sufrir miles de años
de contaminación —especialmente a partir de la revolución industrial—, Dios intervendrá para renovar la tierra y devolverle
su aspecto original. Los salvos experimentaremos entonces una
notable mejoría en nuestra calidad de vida, en un medio ambiente resplandeciente.
- UN LUGAR DONDE NO HABRÁ MÁS MUERTE. Un día morirá la
muerte. “Y cuando esto corruptible sea vestido de incorrupción,
y esto mortal sea vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: ‘Sorbida es la muerte con victoria. Muerte,
¿Dónde está tu aguijón? Sepulcro, ¿Dónde está tu victoria?’ ” (1
Corintios 15:54-55).
Sin duda, la muerte es la consecuencia más terrible del pecado.
El dicho afirma que “todo tiene solución, menos la muerte”. Pero, para los creyentes en las promesas del Señor, hasta la muerte
tiene solución. Una de las razones por las cuales creemos que es
así, es la tumba vacía de Jesucristo. Él venció a la muerte y nos
adjudicará su victoria el gran día de la resurrección, en ocasión
de su Segunda Venida. Las tumbas de los creyentes escucharán
pronto el sonido de la trompeta de Dios, para que sus ocupantes
disfruten de la vida eterna (1 Tesalonicenses 4:16). Entonces la muerte del
que aceptó a Cristo como su Salvador se transforma en una coma, en un paréntesis, no un punto final.
- DIOS VOLVERÁ A GOBERNAR LA TIERRA. Luego de miles de años
de decadencia, después de haber visto distintos tipos de gobiernos que no han resuelto los problemas más profundos de la humanidad, dejará de haber elecciones. Ya no harán falta las campañas políticas llenas de promesas vacías y actitudes hipócritas.
El Creador, el dueño del universo gobernará nuestro planeta. “…
Ahora la morada de Dios está con los hombres, y él habitará con
ellos. Ellos serán su pueblo. Y Dios mismo estará con ellos, y será
su Dios” (Apocalipsis 21:3).
El GPS celestial pronto marcará la llegada al destino final. ¡Bienvenidos a la Canaán Celestial! ¡Bienvenidos a casa! Oremos para
que nada ni nadie permita que perdamos el rumbo.
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