By Vanessa de Jesus Kromsky
I. INTRODUCCIÓN
Uno de los males de la sociedad moderna es una vida llena de compromisos, agitación y con muchas actividades. Nos mantenemos tan ocupados que perdemos la conciencia de que estamos en el final del Gran Conflicto entre el bien y el mal.
Ese conflicto se refleja en nuestras mentes y acciones cuando nos apropiamos de los conceptos de este mundo en nuestras relaciones.
Fuimos creados para ser semejantes a Dios. (Génesis 1:26-28). El pecado trajo separación y distanciamiento (Génesis 3:8, 9). Después que la mujer entró en amistad con la serpiente, la Biblia relata todo el trabajo de Dios para restaurar nuestras relaciones con él y poner enemistad entre nosotros y la serpiente (Génesis 3:15).
Estamos enfermos. Cada día estamos más lejos del árbol de la vida, y por eso, nos enfermamos. Nuestra alma, nuestra mente, nuestros sentimientos están enfermos. El amor de muchos está frío; todos necesitan un milagro, un rescate.
Jeremías 17:9: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso ¿quién lo conocerá?”.
Cuando el pensamiento se concentra en el yo, se aparta de Cristo, la fuente de vigor y vida. Por eso, Satanás se empeña constantemente en atraer hacia él la atención que le debemos al Salvador, y evitar la unión y la comunión del alma con Cristo.
“Valiéndose de los placeres del mundo, los cuidados, perplejidades y tristezas de la vida, así como de nuestras propias faltas e imperfecciones, o de las ajenas, procura desviar nuestra atención hacia todas estas cosas, o hacia algunas de ellas. No nos dejemos engañar por sus maquinaciones” (CC, 71).
II. EN EL TIEMPO DEL FIN TENDRÍAMOS CARACTERÍSTICAS DEL MAL
Estamos apegados al mal, porque las cosas negativas esclavizan y las positivas liberan, o sea, EL MAL ESCLAVIZA Y EL BIEN LIBERA. Estamos tan esclavizados y acostumbrados con el mal que nos gusta este mundo dominado por él, y nos olvidamos que nuestro hogar no es aquí, pues somos herederos del reino de los cielos.
La Biblia presenta, en 2 Timoteo 3, una lista de adjetivos que caracterizan a las personas en el tiempo del fin. La forma en la que la ciencia y la sociedad definen al abuso infantil en la actualidad, es semejante a los adjetivos citados en 2 Timoteo 3: acciones egocéntricas, llenas de avaricia, agresivas, impulsivas, ingratas, desobedientes a los padres, blasfemas, entre otras.
Cuando hablamos de perdón, desafortunadamente, a las personas que están en relaciones abusivas a menudo se les dice que perdonen a sus abusadores y les den otra oportunidad. Trágicamente, la Biblia y la religión se usan a menudo como cubierta para el abuso. El abuso hará que la víctima tenga un concepto distorcionado de Dios, y la salvación eterna tanto de la víctima como del abusador está en juego si no se detiene el abuso. Cualquiera que sea abusivo, está atacando a alguien que pertenece a Jesús, y de hecho, está atacando a Jesús mismo. Si bien tiene que haber perdón para iniciar el proceso de curación, el perdón no significa dejar que un abusador continúe con sus patrones abusivos. El perdón bíblico no es dispensar o excusar lo que alguien ha hecho.
“El abuso infantil, o los malos tratos infantiles, están definidos como “toda forma de violencia física o emocional/psicológica, malos tratos, negligencia, o tratamiento negligente, explotación comercial, sexual u otro tipo de acoso, lo que deriva en un daño real o potencial a la salud, la supervivencia, el desarrollo o la dignidad del niño, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder, por parte de los padres, ya sean biológicos, o adoptivos, o por otro adulto que tenga la custodia del niño, o también por otros adultos cercanos al niño, como personas de la familia, maestros, cuidadores, responsables, etc.
El abuso infantil incluye la imprudencia o negligencia, o un acto practicado con dolo por parte del adulto contra el bienestar o la salud del niño, como falta de alimentación o refugio.
También comprende comúnmente agresiones psicológicas como insultos o palabras que causan daños psicológicos al niño, o agresiones de carácter físico como golpes, quemaduras o abuso sexual (que también causan daños psicológicos).
La sobreprotección que los padres dan a un niño también es una forma de abuso infantil, aunque a primera vista no lo parezca, porque su origen es totalmente diferente a otros tipos de abuso.
El concepto de abuso (del latín abusu) indica un comportamiento inadecuado, excesivo, contrario a las costumbres y a la armonía, o una transgresión a las reglas de convivencia y de las relaciones”1
“El abuso en la familia se caracteriza por un conjunto de conductas agresivas y repetitivas, de una manera que viola la integridad psíquica y moral de la víctima.
A veces, esas conductas se visualizan en forma de bromas, pero pueden aparecer en agresiones verbales más violentas. Frases como “eres un burro”, “eres un tonto”; “todo lo haces mal”; “así de gorda no conseguirás novio”; "estás muy flaca" ; “eres un desgraciado”, disminuyen la autoestima y la autoconfianza de la víctima”2
El abuso aprovecha la inmadurez, la inocencia y la ingenuidad. Por increíble que parezca ofrece Esperanza y espera gratitud pero no siempre, sólo “a veces”.
En tiempos de abuso es prohibido criminalizar la violencia y el crimen. Así, son tiempos cuando todo vale.
Para el abuso lo importante era ganar sin importar cómo.
La excusa más frecuente del abuso es “el pueblo me lo pide”.
El abuso puede llegar a estar tan mal que lo malo era normal incluso siendo un cadáver en descomposición que hiede no se percibe.
Quien comete abuso crea imaginarios que los otros acreditan y no quieren percibir.
El poder de clase, el poder de raza o el poder del imperio, son similares y están entrelazados a la posición privilegiada de alguien que con seguridad organizará un entorno que lo privilegie.
Ver el abuso es difícil cuando es un acto generalizado, cuando los hombres y mujeres lo tienen normalizado, cuando también hay quienes le defienden y. Quien abusa no repara en mostrar y denigrar a la supuesta víctima: no interesa el supuesto delito, sino que usa a la víctima para sus propios fines. Se rodea de hipocresía y se convierte en doble violencia. Sin embargo esta normalización no es excusa para nadie.
En el abuso hay quien acusa, quien defiende y quien mira.
La cultura del abuso se une a la cultura de la vanidad que propone a la belleza como valor supremo. El abusivo echa mano, entonces, de todo lo que está en la vitrina. Consume, guarda un poco o probablemente desecha.
El punto que une estas dos culturas es la ambición. La ambición acaba con el respeto y la prudencia.
“Se debe tener en mente que el acoso moral (abusos) en la familia se puede presentar en todas las dimensiones, o sea, entre padre e hijo, marido y mujer, madre e hijo y viceversa. No hay una regla. Lo que sí es común en todos los casos es justamente sus graves consecuencias.
“Se observa que el acoso moral en la familia muchas veces se reconoce solo a partir de sus efectos y eso agrava el cuadro de la víctima, pues ya se está ante daños causados por la rutina de violencia. La trama de violencia psíquica genera gran estrés en el acosado, y puede causarle enfermedades psico-somáticas, como ansiedad crónica, desórdenes alimenticios (anorexia y bulimia), adicción a las drogas, cuadro de depresión, que puede conducir al suicidio”3
III. CICLO DE AUTO SABOTAJE O ABUSOS
La vida se desarrolla con el propósito de suplir las necesidades básicas, como alimentación, casa, ropas y otros, y con mantener la convivencia en grupos sociales, en los contextos colectivos, como la familia, el trabajo, la escuela y la iglesia. Sin embargo, como lo explica el psicólogo Maslow, tenemos otras necesidades que
debemos suplir, pero que por negligencia generalmente no atendemos. Los padres dan prioridad a las necesidades físicas, porque son más evidentes, y muchas veces descuidan otras necesidades, actitudes emocionales y sociales, que pueden traducirse en acciones de amor.
Le damos prioridad a las necesidades fisiológicas.
Actuamos con negligencia ante otras necesidades que pueden resumirse en actos de amor. “La privación de amor crea un vacío en el cual la depresión, la alienación y la rebeldía pueden encontrar lugar en el corazón de esos niños. Cuando crecen, con mucha frecuencia, forman estructuras patológicas de carácter”4.
"Alguien que creció en un ambiente emocionalmente abusivo puede no reconocer su propio comportamiento abusivo. O puede no reconocer el abuso que sufrió. También se puede confundir control con cuidado, y ver una actitud dominante o invasiva, no solo como adecuada y necesaria, sino que también como señal de afecto”5
Ese tipo de actitud la explica en su teoría el psicólogo Stanley Rosner y la escritora Patricia Hermes que los “analizan como episodios traumáticos, que pueden
crear dilemas inconscientes que terminan haciéndonos actuar contra nosotros mismos. El resultado es un ciclo
de autodestrucción que afecta nuestras relaciones personales y profesionales por el resto de la vida”6
Estudiando diversos casos reales, como la separación de los padres en la infancia o la conclusión turbulenta de una relación, él concluye que esos hechos nos
introducen en un ciclo de auto sabotaje, pues repetimos actitudes que destruyen nuestras relaciones y nos hacen sufrir.
Los niños aprenden por imitación y observación. Algunos comportamientos de los adultos se ven en niños y causan reacciones diversas. Los niños que conviven con padres agresivos, alcohólicos, indiferentes y otras patologías en el carácter tienden a reproducir esos comportamientos en la fase adulta. Por lo tanto, los comportamientos se aprenden en la primera infancia y esa infancia se repetirá de generación en generación.
Así lo explica el texto bíblico de Éxodo 20:5, 6. “Porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos”.
Infelizmente, también el abuso echa mano de la astucia malintencionada, algunos le llaman sabido; en portugués le dice expertice; cuando alguien te dice que eres un tal y cual para luego decirte cómo se hace: Así y asá.
IDEAS Y CONCEPTOS EN LAS FAMILIAS NECESIDADES SUPLIDAS
Amor
Respeto
Responsabilidad
Autonomía
Estima
Aceptación
Seguridad
Afecto
NECESIDADES DESCUIDADAS
Coacción
Miedo
Rechazo
Humillación
Culpa
Celos
Sobreprotección
Inseguridad
“Las malas inclinaciones, el apetito pervertido, la moralidad depravada, además de las enfermedades y la degeneración física, se transmiten como un legado de padres a hijos, hasta la tercera y cuarta generación. Esta terrible verdad debiera tener un poder solemne para impedir que los hombres sigan una conducta pecaminosa” (PP, 313).
Sin embargo, nadie debe conformarse con una herencia mala y pensar: “Yo nací deforme y voy a morir deforme” No. Nadie debe ser esclavo de su pasado. Todos podemos y debemos “vencer todas las tendencias hacia el mal, hereditarias y cultivadas” (DTG, 625).
Jeremías 13:23 dice: “¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?
Por nosotros mismo no podemos librarnos de nuestra pecaminosidad, nada podemos hacer, solo en Dios hay liberación. ¿Qué hacer con la violencia que destruye el
plan original de Dios?
IV. JESÚS RESTAURA LA VISIÓN DE LA VERDADERA RELACIÓN CON DIOS Y CON LOS DEMÁS:
Leamos Juan 15:12.
Necesitamos del amor de Dios para entender y amar al ser humano:
- Mateo 25:40
- Romanos 13:8, 9
- 1 Juan 3:14
- 1 Juan 4:7-11.
Nuestro amor a Dios se manifiesta en el amor a otros: El amor por las personas es el mayor testimonio.
El amor no es un sentimiento, es un mandamiento. Leamos juntos Juan 13:35
El mejor estudio bíblico es una familia que demuestra amor y comunicación. Cómo aparece en 1 Timoteo 5:8. Precisamos Salvar a las familias a través del amor.
V. FRAGILIDADES FORTALECIDAS
Somos débiles en las áreas física, material, emocional y espiritual. Necesitamos fortalecernos para no lastimarnos tanto. Cuando sufrimos abusos necesitamos
fortalecernos.
La promesa bíblica en 1 Pedro 5:10, 11, dice: “Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido
un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos”.
Perfeccione: El término tiene la idea de arreglar piezas débiles y rotas. Afirme: Hacer algo firme, sólido como granito, rígido como fibras, fuerte como acero templado.
Fortalezca: Quitar la flacidez, cambiar la fragilidad por la estabilidad.
Establezca: Es la idea de poner un fundamento.
Cuando permitimos que Cristo sea la prioridad en nuestra vida todo se transforma. Él nos enseña a amar y a perdonar. Nos conduce a una relación saludable o nos orienta a la posibilidad de abandonar una relación enfermiza. Nos propone perdón, nos anima a creer en un nuevo comienzo. Nos dice que creamos en él para renovar nuestras fuerzas. No somos víctimas sino vencedores. Las víctimas no deben seguir siendo
víctimas. Pueden recurrir al Señor para sentir el río de gracia y el agua de vida que baña su historia de poder y transformación. “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis” (Mateo 7:7).
VI. CONCLUSIÓN
“El propósito de Dios para con los niños que crecen en nuestros hogares es más amplio, más profundo, y más elevado de lo que ha comprendido nuestra restringida visión. En lo pasado, Dios ha llamado a personas de origen humilde a las cuales ha visto fieles, para que diesen testimonio de él en los sitios más encumbrados del mundo. Y más de un muchacho de hoy día que crezca como Daniel en su hogar de Judea, estudiando la Palabra de Dios y sus obras y aprendiendo lecciones de
servicio fiel, se hallará aún ante asambleas legislativas, en tribunales de justicia, o en cortes reales, como testigo del Rey de reyes. Multitudes serán llamadas a un ministerio más amplio” (HC, 440).
Además, significa que debemos mostrar en nuestra vida que Jesús es todo para nosotros, que su amor nos hace pacientes, bondadosos, perdonadores y firmes
para educar a nuestros hijos, como lo hizo Abraham.
“Los ángeles de Dios serán huéspedes del hogar, y sus santas vigilias santificarán la cámara nupcial. […] Los pensamientos serán dirigidos hacia arriba, hacia Dios; y a él ascenderá la devoción del corazón” (HC, 81). Únicamente donde Cristo reina, puede haber amor profundo, verdadero y altruista.
Dios puede entrar en una vida llena de odio y egoísmo y cambiarla. En eso consiste la conversión. Nadie está fuera del alcance del poder de Dios. Pero, el hecho
de que Dios pueda obrar un milagro no significa que nosotros debemos sentarnos de brazos cruzados, y no hacer nada. Dios nos da la oportunidad de ser sus cooperadores. Cuando las personas están necesitadas de amor, primero tienen que experimentar un poco de lo que es el amor en acción, y después, tienen que reconocer que sus vidas están vacías. Entonces, estarán listas para escuchar dónde encontrar la verdadera Fuente de amor.
Ofrezca los nutrientes necesarios para las necesidades de su familia:
- Vitamina A: Atención positiva y orientada: por lo menos quince minutos por día.
- Vitamina B: Besos y abrazos todas las noches y mañanas.
- Vitamina C: Cariño – compañerismo. Demuestre cariño todo el tiempo, a cada instante. Ser compañero es ser amigo, es ser cómplice. A usted ¿le interesan los sentimientos y los deseos de la persona a quién ama?
- Vitamina D: Disciplina para aprender a llenar otros vasos de amor.
- Vitamina E: El estímulo o incentivo siempre es necesario. Una vitamina muy buena, especialmente para el corazón.
- Vitamina O: La oración es uno de los ingredientes fundamentales para desarrollar todos los puntos mencionados. Busque a Dios, clame en su nombre, camine con Dios y su vida será transformada y restaurada por el poder del Espíritu Santo y por la gracia del Señor Jesús.
Por lo tanto, ríndase al Señor Jesús, pues él rompió el silencio con el grito de restauración que dio en la cruz: “Consumado es”.
A través de su sacrificio crea, sostiene y redime a la humanidad. En un mundo de dolor, angustia y sufrimiento Dios quiere operar por medio de usted.
¿Quiere ser usted en este día la voz del Señor para romper el silencio?
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