CRISTO UN REFUGIO CONTRA LA AMBICIÓN
LUCAS 19: 1-10
La historia de hoy sucede en una de las ciudades más bonitas de la época de Cristo, conocida por sus lindas palmeras, lindos prados y lujosas casas. En medio del desierto de piedra y arena por todos los lados, al acercarse a las montañas y a las inmediaciones del río Jordán, donde aparecía la deslumbrante Jericó. Recordemos que fue en este valle Dios le mostró a Moisés, según Deuteronomio 34:1, que esta era la tierra prometida, y, donde le dijo que no entraría, sino que solamente la vería con sus propios ojos. Más tarde, a través de Josué, Dios con- quistó la gran y temida ciudad de Jericó, cercada por sus imponentes murallas. Es así como el pueblo avanzó hacia la conquista de nuevos ter
I. DINERO
Muchas personas venden su carácter y sus principios por el dinero. Es verdad que necesitamos de el , pero jamas podemos hacer de el un ídolo . Dios quiere nuestro corazón, él quiere nuestra vida entera. El dinero cuando es mal comprendido, se transforma en un dios para muchos. Hay personas que se olvidan de la familia, de los amigos, de sus principios, de su Creador, del consejo de sus padres, para correr una loca vida tras el dinero. La Biblia dice que Zaqueo no solamente tenía una situación financieramente sólida, sino que era muy rico. Existe una notable diferencia en la manera de actuar, de vestir, en el ocio y en el estilo de vida de una persona muy rica. Zaqueo era ese tipo de persona. Es importante tener claro que el dinero forma parte de la manutención del hombre y que dentro del plan bíblico, es fruto del trabajo y de las bendiciones de Dios. Dios desea que sus hijos tengan lo necesario para vivir, y no es pecado tener comodidades, sin embargo, Dios desea que lo honremos en todos los aspectos de nuestra vida, incluso con la manera en que usamos el dinero. No es por casualidad que Jesús habló mucho de este asunto en los evangelios. Dios quiere que su pueblo tenga prosperidad con su bendición. Sin embargo, para ser bendecidos en este aspecto, debemos entender que nuestra vida y todo lo que tenemos pertenecen a él. Necesitamos entender que Dios quiere todo de nosotros, no sólo nuestro dinero. Cuando entendemos que él nos dio todo, respondemos entregando todo de nosotros como respuesta al todo de Dios. Dios quiere estar en el corazón de sus hijos, y el dinero debe estar en el bolsillo o billetera, pero cuando el dinero está en el corazón de la persona, le destruye la vida. Zaqueo tenía algo que mucha gente desea: riquezas. Sin embargo, no era feliz.
II. PODER
Había un segundo aspecto que la Biblia menciona cuando dice: “Era jefe de los recaudadores de impuestos” (Lucas 19:2). Zaqueo también poseía lo que muchos pueden desear: poder. Zaqueo era el jefe de la recaudación romana. Él tenía tanto poder que podía mandar a cualquier persona a la cárcel, e incluso iniciar una demanda en contra de alguien o de su familia. Él no era sólo un funcionario de un órgano público, él era quien daba las órdenes. ILUSTRACION: Por el Puente de la Amistad, ubicado en la frontera entre Brasil y Paraguay, pasan millares de personas todos los dias. Allí existe un organismo que fiscaliza la entrada de los productos lícitos e ilícitos en Brasil, así como su cuota máxima. Este organismo es el IRS. Tal vez sea un poco semejante a la recaudación de impuestos en los tiempos romanos. Cualquier funcionario que trabaje para la Receita Federal en ese lugar no permanece por mucho tiempo porque luego es transferido. ¿Por qué sucede esto? Justamente para no desarrollar vínculos que puedan interferir en su línea de honestidad en el trabajo. ¿Y qué hace el jefe de la Receita Federal en un lugar como este? Si él dice a cualquier persona o cargamento “autorizado, puede pasar”, sea lo que fuere o quien fuere, lo hará, porque recibió poder para hacerlo. Pero, si él dice “no entra”, puede llorar, suplicar, reclamar: no va entrar. Esa persona tiene PODER. Muchos hombres ricos sienten que la riqueza ya no le es suficiente y buscan poder. Por eso, entran en el mundo de la política, porque quieren saciar su hambre de poder. Usted puede pensar:“para que ese hombre tan rico se mete en una situación de esas, siendo que no lo “necesita”?; justamente porque desea poder. Zaqueo tenía mucho poder, sin embargo, no era feliz.
III. FAMILIA
Había una tercera cosa que Zaqueo tenía, pues la Biblia deja entrever cuando Jesús le dice: “Zaqueo, hoy es necesario que pose yo en tu casa” (Lucas 19: 5). Sin dudas, Zaqueo tenía una familia. Decimos con frecuencia que la familia es la base de la sociedad, que es lo más precioso que tenemos. Seguramente, Zaqueo tenía una linda familia. ¿Para qué sirve el dinero si usted está solo, sentado en una mesa de mármol? ¿Para qué una mansión, si no tiene con quién conversar? ¿O un lindo jardín, sin hijos o nietos que corran en él? La familia es el bien más precioso que Dios nos ha dado en la tierra. Es por quien corremos cuando tenemos dificultades o angustias, es por quienes nos esforzamos cada día para darles lo mejor; es donde nos refugiamos cuando todo va bien o cuando las circunstancias no son favorables. Podemos tener una familia linda y estructurada, pero cuando Dios no está presente, no existe verdadera felicidad ni paz permanente. Zaqueo tenía dinero, tenía poder y una linda familia, sin embargo, no era feliz.
IV. SALUD
Hay por último, una cuarta cosa que Zaqueo tenía, pues la Biblia lo deja ver en el texto cuando dice: “Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí” (Lucas 19:4). Esto es salud. Zaqueo debió haber tenido una buena salud para correr rápido y subir en un árbol como si fuese un niño. Por el cargo que tenía la posición que ostentaba, Zaqueo debería ser una persona de mediana edad, sin embargo, demostró tener una excelente condición física. Aquí encontramos otra cosa que la mayoría de las personas desea: buena salud. ¿Para qué tener una linda casa si no se tiene salud? ¿De qué sirve tener mucho dinero se está desahuciado por los médicos? La salud es un don precioso. Pero, a pesar de tener dinero, poder, una familia y una buena salud, Zaqueo no era feliz. Faltaba algo en su vida. Faltaba alguien en su vida, y ese alguien era Jesús. Usted puede correr a cualquier lugar de este mundo, viajar hacia donde quiera, comprar lo que no tiene, pero ninguna cosa de esta Tierra conseguirá hacerle feliz. ¿Sabe por qué? Porque la verdadera felicidad fue creada en el Edén por Dios. Esta felicidad la perdimos cuando el pecado entró en el mundo, y solamente la reencontramos cuando tenemos al Creador del universo en nuestro corazón. Zaqueo buscaba ansiosamente esta clase de felicidad. “Bajo su apariencia de mundanalidad y orgullo, había un corazón susceptible a las influencias divinas. Zaqueo había oído hablar de Jesús. Se habían divulgado extensamente las noticias referentes a uno que se había comportado con bondad y cortesía para con las clases proscritas”. (DTG, pág. 506). Muchas veces, Zaqueo salía de su oficina con el corazón tan abrumado de problemas y de culpa que se dirigía a las márgenes del Jordán para escuchar un mensaje de esperanza proveniente de los labios del Profeta Juan el Bautista y así encontrar la paz que tanto anhelaba. Puede ser que en esta mañana haya alguien aquí que se siente así. Siente como si estuviera cargando una tonelada de peso sobre su espalda. Usted hizo bien al venir a este lugar, así como Zaqueo no desistió, en el nombre de Jesús yo le digo: ¡No desista! Fue en aquella ocasión que Zaqueo escuchó hablar que vendría alguien del cual Juan no era “digno de desatar las sandalias de los pies” (Mateo 3:11). Él era el Salvador del mundo. Las palabras de Juan quedaron en el corazón de Zaqueo, de manera que por muchos días este alto funcionario del gobierno romano quería encontrar a Jesús. Casi no se contuvo cuando supo que Jesús estaba pasando por Jericó, y como estaba, fue a su encuentro. Lógicamente Satanás no se alegra cuando vamos a Cristo. Él no quiere perder a aquellos que están en sus manos, y coloca barreras para que esto no suceda. La primera barrera, en el caso de Zaqueo, fue su estatura. Tal vez para usted esa barrera es sea una relación que le hace mal y lo aparta de Dios, y usted sabe eso. Tal vez es su miedo de enfrentar a su familia que no es creyente. Tal vez es algún vicio o mal habito. Sea cual fuera la barrera que Satanás le está colocando para impedir que usted “vea a Cristo”, en nombre de Jesús, siga adelante, Dios está deseoso de encontrarse con usted. Zaqueo era bajo de estatura, pero muy visionario. Vio la dirección que la multitud podría seguir, y se adelantó, como siempre. Arriba de un árbol oyó todo el mensaje de Jesús. Probablemente, cuando escuchaba, pensaba: “realmente Juan tenía razón, el habla como el Hijo de Dios”. De repente, Jesús interrumpe: “Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa” Lucas 19:5. Yo pregunto: ¿cuántas veces Zaqueo había estado con Jesús antes? Nunca, y ¿cómo Jesús sabía su nombre? ¡Impresionante! Ese Dios que maneja el universo en la palma de la mano, que dispara la luz a 300 km por segundo, que controla el calor del sol a 5500 grados Celsius, que llama cada estrella por su nombre, ese Dios sabe, lo conoce a usted. Claro, fue él quien lo creó, cada detalle de su cuerpo, cada célula, cada terminación nerviosa, cuanto más su nombre, sus sueños, sus aflicciones, sus angustias. Él, en medio del universo, sabe que hay un corazón que desea la felicidad verdadera, y él mismo se ofrece para otorgar ese presente. Por eso, mi hermano y mi hermana, Solamente cuando dejamos a Cristo entrar en nuestra vida, comenzamos a vivir de verdad y pasamos a ser felices, a tener plenitud de vida. Cuando entendemos esto, nos entregamos por completo a Dios. Zaqueó lo dio todo cuando permitió que Cristo entrara en su “casa”.
LLAMADO
Querido amigo, Dios no quiere solamente una parte de su vida. Solo el sábado, solamente la iglesia, solamente en el culto. Cristo quiere todo de usted porque el sabe que en sus manos usted estará completo. Porque en sus manos usted, “diamante en bruto” será esculpida, cortada y diseñada a imagen del Hijo de Dios. Querido amigo, si Cristo fue capaz de cambiar la vida de aquel hombre, puede cambiar su vida también. Basta solamente con decir: “Señor mírame, mira lo que he hecho con mi vida. He intentado alcanzar la felicidad de todas maneras y mira lo que he logrado: sólo me lastimé y herí a las personas que amo. Por favor Señor entra en mi vida. Estoy abriendo mi corazón ahora. Ayúdame a buscarte diariamente cada mañana y a dejar que seas tú quien dirija mi vida. Entiendo que no puedo conducir mi vida sin la dirección del Espíritu Santo”. Si esta es su decisión: dar todo de usted en respuesta al gran amor que Cristo dio en la Cruz del Calvario, venga a Cristo ahora.
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