La revista “ISTO É” [Esto es] en su edición de marzo de 2018 publicó un artículo completo sobre María Magdalena.
En el inicio, el autor hace algunas declaraciones que son cuestionables a la luz de las Escrituras. Él afirma: “El libro nuevo y el largometraje que se estrena esta semana en Brasil consideran uno de los personajes más importantes de la Biblia: la mujer que se menciona como pecadora, arrepentida y santa, hasta considerada por el Papa Francisco ‘apóstola de los apóstoles’. Su importancia crece a la luz del feminismo actual” (ISTO É 18/03/2008, pág. 46).
A pesar de las varias especulaciones que rodean a ese personaje, como en el libro más reciente de Michael Haag, Maria Magdalena, de la editora ZAHAR, necesitamos hacer algunas preguntas en relación a ese personaje:
¿Qué dice la Biblia sobre ella?
¿Qué sucedió en su vida para recibir tanta atención?
¿Cómo la trató Jesús?
¿Cuál es su legado?
No tenemos la intención de tratar de responder a todas esas preguntas, pero queremos destacar cuatro aspectos importantes de su vida que nos inspiran, nos impresionan y nos motivan a testificar.
1. SU VIDA FUE TRANSFORMADA
“Y algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la que habían salido siete demonios” Lucas 8:2.
a. Entre las mujeres que acompañaban a Jesús estaba “María Magdalena, de la cual salieron siete demonios”.
Entre las mujeres que seguían a Jesús, de la única que se revela su pasado es María Magdalena.
La Biblia no dice las causas que la llevaron a esa situación tan triste, solo presenta un cuadro de luchas y angustias que un día fueron parte de su vida.
b. Antes de encontrarse con Cristo, su vida era oscura, llena de conflictos y luchas espirituales. Sus elecciones la condujeron a una situación en la que ella ya no tenía poder sobre su propia voluntad. El enemigo había tomado posesión de su vida, de sus sueños y de su deseo de vivir.
c. Algunas personas podrían haber dicho: “No existe salida para ti”, “tú vas a vivir así por el resto de tu vida”, “No vas a cambiar”. Pero un día Jesús la encontró, y ella nunca más fue la misma. Su vida fue restaurada, sus pecados fueron perdonados, ya no había angustia, ya no había dolor y ya no había pasado. Ahora todo era nuevo, diferente y especial.
Ella conoció a Cristo, y su vida no solo mejoró, sino que también fue transformada. Sus hábitos, sus vicios y sus caídas quedaron atrás. Todo se hizo nuevo.
Recuerde: “Tener un nuevo corazón es tener una mente nueva, nuevos propósitos, nuevos motivos.
¿Cuál es la señal de un corazón nuevo? Una vida transformada” (MJ, 50).
2. ELLA ESTUVO A LOS PIES DE JESÚS
Según el relato bíblico, María estuvo a los pies de Jesús en, por lo menos, tres ocasiones. En cada uno de esos momentos encontramos ricas y poderosas lecciones para nuestra vida. Veamos esos momentos:
a. Ella estuvo a los pies de Jesús para aprender. “Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba por muchos quehaceres, y acercándose, dijo: ‘Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude.’ Respondiendo Jesús, le dijo: ‘Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada’” Lucas 10:38-42.
María quería oír cada palabra que salía de la boca de Cristo, su corazón estaba siempre abierto para aprender. Su deseo sincero no era solo oír, meditar y reflexionar, sino también vivir, practicar e imitar la vida de su Señor y Salvador. Si queremos caminar con Cristo tenemos que detenernos a escucharlo y a tener el corazón abierto para aprender.
En relación a Marta y María, Elena G. de White escribió:
“Jesús quiere enseñar a sus hijos a aprovechar toda oportunidad de obtener el conocimiento que los hará sabios para la salvación.
La causa de Cristo necesita personas que trabajen con cuidado y energía. Hay un amplio campo para las Martas con su celo por la obra religiosa activa. Pero deben sentarse primero con María a los pies de Jesús” (DTG, 483).
b. Ella estuvo a los pies de Jesús para llorar. “María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano” (Juan 11:32).
A veces pasamos por momentos difíciles en nuestra vida, momentos turbulentos, oscuros y casi insoportables. Cuando las pruebas invaden nuestra vida, viene la pregunta: ¿Qué hacer? ¿Hundirse en la desesperación, correr a las redes sociales, desahogarnos con todos los que nos rodean?
Creo que no hay mejor alivio que ir a los pies de Jesús y abrirle el corazón, presentarle todo lo que nos roba la paz.
Recuerde: Pedro nos dice lo que debemos hacer en los momentos difíciles que pasamos. “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:7.
c. Ella fue a los pies de Jesús para agradecer. “Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó de olor del perfume” Juan 12:3.
Nuestro corazón debe estar siempre repleto de gratitud, no solo por momentos específicos o por bendiciones que hace tanto esperábamos, sino por lo que Cristo es y por lo que hizo en nosotros.
Sin dudas, la vida que tenemos al lado de él hoy, es superior, es mejor y sin comparaciones. Y, por eso, nunca debemos olvidarnos de decir: ¡Gracias!
Para los discípulos ese acto de gratitud era un desperdicio sin sentido e innecesario. Pero para ella fue una forma de reconocer, de manera pública, personal y arriesgada cuán precioso era Cristo para ella.
No existe desperdicio cuando le damos a Dios lo mejor de nosotros.
Recuerde: “No hay en el mundo exageración más bella que la gratitud” (Jean de la Bruyere).
3. ELLA NO ABANDONÓ A SU SALVADOR
“Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. También había algunas mujeres mirando de lejos, entre las cuales estaban María Magdalena […]” (Marcos 15:39-40).
a. Después que Jesús la transformó, ella tomó una gran decisión: Lo seguiría por el resto de su vida.
No viviría más para sí, sino para él; no soñaría sus propios sueños, sino los sueños de él; no pensaría más en sí, si no únicamente en él. Todo en su vida tenía una dirección clara: Cristo.
b. María escuchaba con profunda atención cada palabra que salía de los labios de Cristo en todos los lugares en los que él predicó. Observaba su manera amable y tierna de tratar a las personas en sus luchas, vicios y dramas. Ella veía como todos eran bienvenidos ante su presencia.
c. Estuvo cerca de él al pie de la cruz (Marcos 15: 39, 40).
No le importaba si quedaba expuesta al seguirlo hasta la cruz, ella lo seguiría; no importaba si la identificarían como seguidora suya, lo seguiría y no le importaba si ella tendría el mismo fin, lo seguiría.
Cristo era todo para ella. Lo siguió porque sabía que dependía de él y porque lo amaba. El centro de su vida era Cristo y sabía que por él tenía la seguridad de vencer cualquier batalla, estaba dispuesta a enfrentar todo por él.
Recuerde: “Cuando su perspectiva está en Dios, su centro está en aquel que vence cualquier tempestad que puede traerle la vida” (Max Lucado).
4. ELLA TESTIFICÓ DE CRISTO
“Jesús le dijo: ‘No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios’.
Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas” (Juan 20:17, 18).
Hay tres puntos que nos llaman la atención en esos versículos:
a. Jesús solo le dice María. No menciona el otro nombre “Magdalena”.
Para él no existen rótulos o marcas que nosotros mismos u otros nos ponen. En Cristo no hay pasado de recuerdos indeseados, sino un regalo lleno de novedad de vida y un futuro cargado de esperanza.
b. Jesús se identificó con ella. Él le dijo: “Mi Padre es vuestro Padre”. ¿No es esto increíble? Por medio de Cristo podemos ser llamados hijos de Dios. Lo que significa que nuestro origen se encuentra en él y nuestro destino también.
Esto afecta nuestra estima, nuestros valores y nuestra identidad. No existe mayor privilegio que ser llamados hijos de Dios 1 Juan 3:1.
En él somos hechos nuevos y tenemos total libertad y seguridad de llamarlo Padre.
c. Jesús la envió como la primera misionera después de la resurrección.
Ella fue la primera en verlo y la primera en testificar de Cristo a otras personas.
“Aquella que había caído, y cuya mente había sido habitación de demonios, fue puesta en estrecho compañerismo y ministerio con el Salvador. Fue María la que se sentaba a sus pies y aprendía de él.
Fue María la que derramó sobre su cabeza el precioso ungüento, y bañó sus pies con sus lágrimas. María estuvo junto a la cruz y le siguió hasta el sepulcro. María fue la primera en ir a la tumba después de su resurrección. Fue María la primera que proclamó al Salvador resucitado” (DTG, 521).
ILUSTRACIÓN
La Corte Suprema de los Estados Unidos ordenó, en 1954, que las escuelas públicas comenzaran a incluir alumnos negros. En Nueva Orleans, Ruby Bridges, una niña negra de seis años, fue aceptada en la Escuela William Frantz. Todos los alumnos blancos de su clase dejaron de ir a la escuela. Solo Bárbara Henry una profesora nueva, aceptó enseñarle a Ruby, y las dos se sentaban solas en la clase. Al entrar en la escuela y salir de ella, Ruby enfrentaba una multitud de rebeldes, que le arrojaban objetos e insultaban y amenazaban a la niña. Robert Coles, psiquiatra y profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad Harvard, que estudiaba el estrés, decidió analizar el caso Ruby. Fue a Nueva Orleans y entrevistó a Ruby y sus padres. Para su sorpresa, no encontró en la niña o en su familia ninguna señal de estrés. Coles supo que la niña parecía conversar con la multitud todos los días. Él le preguntó a Ruby lo que decía. Ella le dijo que oraba por todos. Coles descubrió que Ruby y su familia oraban juntos todas las noches en favor de los manifestantes blancos. Ruby había aprendido que Jesús había orado por sus enemigos. Ella lo imitaba.
El doctor Coles no olvidó a esa niña. Por su influencia, finalmente se entregó a Cristo. Ruby, más tarde, fue una líder de acción social contra el racismo. Recientemente, ella recibió el homenaje del presidente Barack Obama. Ruby testificó a la nación de su fe y visión en varias ocasiones.
Una revista de liderazgo afirma que “Ruby Bridges actuó como líder y demostró el tipo de actitud ejemplar”. Más que eso, Ruby actuó como una seguidora de Jesucristo (Amin A. Rodor, Encontros com Deus, 339).
No importa dónde estemos, no importa lo que enfrentemos, no importa lo que pasamos en la vida. Dios quiere hacer de cada uno de nosotros testigos poderosos de su gracia, verdaderos hijos e hijas de su familia y fieles discípulos que predican la Palabra con sus dones y con su vida. Eso solo es posible cuando somos transformados por su gracia, cuando aprendemos diariamente a sus pies, seguimos sus pasos todos los días y compartimos las buenas nuevas de que él vive con las personas que están a nuestro alrededor.
LLAMADO
"María [aún] no había oído las buenas noticias. Ella fue a Pedro y a Juan con el triste mensaje: “Han llevado al Señor del sepulcro, y no sabemos dónde le han puesto”. Los discípulos se apresuraron a ir a la tumba, y la encontraron como había dicho María. Vieron los lienzos y el sudario, pero no hallaron a su Señor. Sin embargo, había allí un testimonio de que había resucitado. Los lienzos mortuorios no habían sido arrojados con negligencia a un lado, sino cuidadosamente doblados, cada uno en un lugar adecuado. Juan “vio, y creyó”. No comprendía todavía la escritura que afirmaba que Cristo debía resucitar de los muertos; pero recordó las palabras con que el Salvador había predicho su resurrección". (DTG, 733).
"María había sido considerada como una gran pecadora, pero Cristo conocía las circunstancias que habían formado su vida. Él hubiera podido extinguir toda chispa de esperanza en su alma, pero no lo hizo. Era él quien la había librado de la desesperación y la ruina. Siete veces ella había oído la reprensión que Cristo hiciera a los demonios que dirigían su corazón y mente. Había oído su intenso clamor al Padre en su favor. Sabía cuán ofensivo es el pecado para su inmaculada pureza, y con su poder ella había vencido.
Cuando a la vista humana su caso parecía desesperado, Cristo vio en María aptitudes para lo bueno. Vio los rasgos mejores de su carácter. El plan de la redención ha investido a la humanidad con grandes posibilidades, y en María estas posibilidades debían realizarse. Por su gracia, ella llegó a ser participante de la naturaleza divina. Aquella que había caído, y cuya mente había sido habitación de demonios, fue puesta en estrecho compañerismo y ministerio con el Salvador. Fue María la que se sentaba a sus pies y aprendía de él. Fue María la que derramó sobre su cabeza el precioso ungüento, y bañó sus pies con sus lágrimas. María estuvo junto a la cruz y le siguió hasta el sepulcro. María fue la primera en ir a la tumba después de su resurrección. Fue María la primera que proclamó al Salvador resucitado" DTG, 531.
María nos enseña que una vida transformada será una vida misionera. Si reconoce lo que Cristo hizo y hace en su vida y desea comprometerse de corazón, en su obra y predicar con su propia vida, entonces levántese y únase a nosotros en oración.
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