Texto bíblico: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36:26).
INTRODUCCIÓN
Shawn Zimmerman perdió sus hijos Dylan y Katelyn en un accidente, cuando los dos fueron golpeados por un camión cuando pedaleaban en sus bicicletas. Sin embargo, Zimmerman no dejaría que otra familia perdiera un hijo, por lo que decidió donar los órganos de su hija. Alj Jefferies, que sufría de una enfermedad coronaria desde su infancia, recibió el corazón de Katelyn.
Meses después, Zimmerman y su otra hija, Savannah, conocieron al niño que sobrevivió gracias a su generosidad y al corazón de Katelyn. En el encuentro, que ocurrió en un hospital de Carolina del Norte, Alj les dijo a los Zimmerman entre lágrimas: “Gracias por el regalo de ser capaces de ver más en la vida, gracias por darme una segunda oportunidad. Gracias desde el fondo de mi corazón. Gracias por ser mi milagro”.
La familia Zimmerman incluso escuchó los latidos del corazón de su hija en el pecho de Alj. El padre de Katelyn, dijo emocionado:
- Saber que el corazón de Katelyn aún está latiendo, nos trae paz, aunque no está más dentro de ella. La madre de Alj, Tina, agradeció a los Zimmerman diciendo:
- Sé cuánto sacrificaron para darle a otra persona una vida nueva. ¡Tienen toda mi gratitud!
Hay miles de personas que están en la lista de espera por un corazón nuevo. La insuficiencia cardíaca (IC) “es una de las causas principales de enfermedad cardíaca y produce el mayor número de decesos en el mundo entero.”
Ocurre cuando el corazón no logra bombear suficiente sangre para suplir las necesidades de oxígeno y nutrientes del organismo, lo que lleva a los portadores de IC a tener varias limitaciones como, falta de aire, hinchazón de tobillos y disturbios del ritmo cardíaco (arritmias).
Por eso, se indica un trasplante de corazón para un paciente que tiene una IC profunda y en quienes los tratamientos previos no arrojaron resultados significativos. Un trasplante representa para esas personas una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, una esperanza de días mejores. Sin embargo, cuando se trata de la condición moral del ser humano, la Biblia también menciona que se necesita un trasplante espiritual de corazón.
“Cuando la Biblia se refiere al corazón, eso significa las tres operaciones principales del yo interior: su mente, afectos y voluntad”.
I. ¿POR QUÉ UN NUEVO CORAZÓN?
a. En el caso de la condición moral del ser humano, el trasplante del corazón espiritual se les indica a todos, ya que todos tienen una insuficiencia crónica causada por el pecado.
La insuficiencia de ser naturalmente buenos, puros; la insuficiencia de ser salvos por nuestros propios méritos.
Por muy buena que sea la conducta humana, aun así es insuficiente para que seamos dignos de la vida eterna.
b. Hablándole a los hijos de Israel, el patriarca Moisés advirtió: “Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe, y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis a ellos” (Deuteronomio 11:16).
El profeta Jeremías declaró: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jeremías 17:9).
c. El corazón humano es inútil, desesperadamente corrupto y no se puede mejorar. La única solución está en recibir un corazón nuevo. El profeta Ezequiel deja claro eso cuando le escribe al pueblo de Israel, que se encontraba en el cautiverio Babilónico, con un mensaje de Dios para ellos:
“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne” (Ezequiel 36:26).
II. UN DONANTE COMPATIBLE
a. El corazón puede ser trasplantado siempre y cuando esté en buen estado y funcionando, no sea portador de enfermedades prohibitivas para el trasplante y sea compatible con el receptor en diferentes características, desde el grupo sanguíneo hasta el peso y la altura.
Hay personas que están en la lista de espera para el trasplante, pero necesitan un donante adecuado para tener posibilidad de sobrevida.
b. Piense en el caso de la humanidad con un corazón totalmente dañado por el pecado. Para que el trasplante se realice con éxito, necesitábamos también el donante adecuado.
Alguien que tuviese nuestras características y sangre compatible.
Alguien semejante a mí y a usted, pero con un corazón perfecto, con una vida sin pecados, capaz de hacernos renacer del estado de muerte espiritual.
c. El apóstol Pablo presenta al donante con las siguientes palabras:
“En efecto, la ley no pudo liberarnos porque la naturaleza pecaminosa anuló su poder; por eso Dios envió a su propio Hijo en condición semejante a nuestra condición de pecadores, para que se ofreciera en sacrificio por el pecado. Así condenó Dios al pecado en la naturaleza humana” (Romanos 8:3 NVI).
d. Nuestro donante compatible es el Señor Jesucristo. Él se encarnó, y se hizo uno de nosotros. Cuando se entregó para morir en la cruz por nuestros pecados, realizó el mayor trasplante de todos los tiempos.
Allí entregó su vida para que recibiésemos su corazón perfecto. Cuando lo aceptamos como Salvador y le entregamos nuestras vidas, nos volvemos receptores de un nuevo corazón, y de una nueva naturaleza espiritual.
“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1Juan 5:12).
e. “Cristo se entregó a sí mismo a una muerte vergonzosa y con horribles sufrimientos, y experimentó increíble tormento, para salvar al perdido. ¡Oh, Cristo puede, Cristo desea, Cristo anhela salvar a todos los que acudan a él!”.
Solo él puede darnos un corazón perfecto porque es el donante compatible enviado por el Cielo.
III. RESULTADOS DE TENER UN CORAZÓN NUEVO
a. El primer trasplante cardíaco realizado por la medicina ocurrió el 3 de diciembre de 1967 por el médico sudafricano Christian Barnard.
Él sustituyó con éxito el corazón moribundo de Lewis Washkansky por uno saludable. Su paciente tenía 53 años y una insuficiencia cardíaca terminal asociada con la diabetes.
La donante, Denise Darvell, tenía 25 años y murió atropellada a pocos kilómetros del quirófano donde horas más tarde se realizaría la operación histórica. Ocurrió en el hospital Groote Schuur en la Ciudad del Cabo, Sudáfrica. A partir de ese hecho histórico, con el avance del conocimiento y la tecnología, la sobrevida de los trasplantados es del 73% en el primer año después de la intervención, y del 60% en el séptimo año.
b. La sobrevida como resultado del trasplante puede mejorar la calidad y expectativa de vida del paciente.
Pero aun así, es una sobrevida, quiere decir que es limitada. En algún momento, el corazón recibido dejará de funcionar y la terrible paga del pecado, que es la muerte, se hará efectiva.
c. Solamente el trasplante divino puede ofrecer un resultado diferente.
Solo quien recibe el corazón nuevo que Cristo promete dar puede tener verdadera calidad de vida y la expectativa de eternidad.
Recibir un nuevo corazón espiritual es tener la seguridad de una nueva historia:
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
d. Un corazón nuevo es obediente, agradecido, consagrado, amable, puro; es requisito necesario para aquellos que quieren ver a Dios cara a cara.
“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8).
CONCLUSIÓN
Incluso, con todos los cuidados de la intervención quirúrgica existe el riesgo de que el cuerpo rechace el órgano trasplantado.
Eso ocurre cuando el sistema inmune del receptor ataca el órgano o tejido trasplantado. El sistema inmune distingue “lo propio” de “lo extraño” y reacciona contra sustancias que considera “extrañas.”
El paciente tendrá que hacer tratamientos inmunodepresores para bajar la eficiencia inmunológica y evitar el rechazo de este órgano.
Es posible que en el trasplante espiritual, el receptor, que es el pecador, también presente señales de rechazo del corazón nuevo.
La explicación es que, la nueva naturaleza, es un cuerpo extraño para la vieja naturaleza.
El hombre viejo y el corazón viejo no quieren una naturaleza espiritual. Esa lucha se ejemplifica en la vida del apóstol Pablo cuando escribió a los romanos:
“Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” (Romanos 7:18,19).
Nuestros esfuerzos son insuficientes, y nuestras obras meritorias y justicia propia son incapaces de crear las condiciones para la permanencia de ese nuevo corazón.
Solo hay un inmunodepresor, un único remedio que puede garantizarnos que no rechazaremos el trasplante espiritual del corazón nuevo.. ¿Quiere saber cuál es ese remedio?
Aquí está la receta:
“Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:5).
LLAMADO
Cristo es el médico infalible, su gracia es el remedio diario que garantiza la permanencia de ese corazón nuevo en nuestras vidas.
¿Cuál es su decisión hoy?
¿Siente que este corazón pecador está lleno de insuficiencia?
¿Siente que si no hubiera una intervención divina el destino sería la muerte eterna?
Entregue ahora ese corazón viejo en las manos del médico Jesús, y con fe dígale:
“Señor, realiza en mí el milagro del corazón nuevo”.
¡Tome una decisión valiente!
Busque a Jesús, entregue su corazón pecador, y a cambio Jesús le dará una vida nueva con un corazón nuevo.
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