By Heyssen Cordero
"He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado." Jeremías 31: 31-34.
INTRODUCCIÓN
Antes de ser decapitado, Sir Walter Raleigh puso la cabeza ante su verdugo, y cuando este le pregunto si su cabeza estaba bien puesta, Sir Walter Raleigh le respondió: “Importa poco amigo mío cómo esté la cabeza, siempre y cuando el corazón esté bien”.
¿Alguna vez te preguntaste cómo está tu corazón?
El corazón representa el centro de la vida moral, emocional, intelectual y espiritual del hombre; es la semilla de la conciencia humana, y la pregunta que quiero hacerte hoy es: ¿Tu corazón está bien? ¿Cómo está tu corazón?
VERDAD CENTRAL La muerte expiatoria de Jesús es la única garantía de vida eterna. Tenemos la eternidad garantizada sólo si recibimos de Cristo, un nuevo corazón.
I. LA CONDICIÓN DEL CORAZÓN HUMANO
Permíteme decirte lo que la Palabra de Dios dice del corazón humano. La Biblia dice que nuestro corazón es pecaminoso, que está lleno de imaginaciones perversas:
“El corazón que maquina pensamientos perversos” (Proverbios 6:18).
La imaginación perversa que tuvo Hitler o las ideas perversas que tuvieron los grandes criminales de la historia, todas vinieron del corazón, de nuestro corazón que es terriblemente engañoso y perverso:
“Engañoso es el corazón, más que todas las cosas y perverso, ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9).
Dios, el único que mira profundamente dentro de ti, ve cómo eres realmente en tu interior. Tú puedes aparentar ser bueno, gentil, refinado, culto, inclusive puedes pertenecer a una iglesia, ser un miembro respetable de tu comunidad, pero cuando Dios mira tu corazón Él te hace una radiografía, un electrocardiograma espiritual, te desnuda interiormente y ve tu corazón como es en realidad: terrible y perverso.
“Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí” (Mateo 15:8) afirmó el Señor Jesús. Ni aún pertenecer a una iglesia es garantía de tener un corazón recto delante de Dios.
Tú puedes cantarle a Dios, ir a misa o a los cultos de tu iglesia, pero eso no garantiza que tu corazón esté bien, ni garantiza que tengas un corazón que sea del agrado de Dios.
II. EL MAYOR PROBLEMA DEL CORAZÓN HUMANO
¿Sabes cuál es el problema más grande del corazón humano? El orgullo.
Quedará más gente fuera del reino de los cielos por orgullo, que por cualquier otro pecado. El mismo Lucifer fue expulsado del cielo por el orgullo (Isaías 14:12-14).
Para muchos, es una cosa humillante rendirse a los pies de la cruz de Cristo, arrepentirse de sus pecados, aceptar la muerte expiatoria de Jesús y recibirlo como Señor y Salvador, tan sólo por orgullo.
Ningún ser humano podrá heredar la vida eterna sin rendirse a los pies de la cruz de Cristo. Te tienes que rendir, reconocer que necesitas un nuevo corazón, porque con el corazón que tienes es imposible aceptarlo y rendirse. Debes reconocer a Cristo, pagando en la cruz tus pecados.
Pero al ser humano no le gusta humillarse, decir que está equivocado, no le gusta confesar que es pecador.
Pero Dios dice que debemos hacerlo si queremos heredar la vida eterna.
Si hoy no recibes a Cristo, puede que sea por orgullo; si no lo haces, eso te llevará al siguiente paso que es la rebelión.
La Biblia dice que nuestro corazón es rebelde, “Este pueblo tiene un corazón falso y rebelde” (Jeremías 5:23).
El pecado es, en su esencia, independencia de Dios.
- “Quiero vivir la vida a mi manera” – dicen muchos.
- “No quiero que Dios diga cómo debo vivir mi vida, quiero vivir mi propia vida sin seguir las directivas de nadie”.
Quizás alguno diga, yo jamás diría algo así, pero aunque no con palabras, sí con sus acciones.
Es por ello, que a causa del orgullo y la rebeldía del corazón humano, podemos ver a las personas desesperadas, vacías, divorciándose, anhelando la muerte, llenos de problemas y vicios, hundidos en sentimientos de culpa de los cuales no saben cómo salir, y ahí los ves, intentando de todo menos acercándose a Dios.
Los consultorios de los astrólogos y parasicólogos están llenos, y las personas van a cualquiera buscando un consejo, en vez de ir a Dios. Nuestro corazón es rebelde contra Dios.
III. ¿Y CÓMO ESTÁ TU CORAZÓN?
Y vuelvo a preguntarte, ¿cómo está tu corazón?
Hay alguien que lo sabe, y ese alguien es Dios. Sólo él conoce sus profundidades, luchas y dolores.
“Yo Jehová, que escudriño la mente y que pruebo el corazón…” (Jeremías 17:10).
Dios pesa el corazón y lo escudriña.
¿Sabes cuál es la medida que usa para pesarlo? Es la santa Ley de amor, los Diez Mandamientos, pero a través de la cruz de Cristo. La Biblia dice que todos somos pecadores y que estamos “destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23)
¿Y qué significa ser pecadores?
Significa ser transgresores de su Ley “todo aquel que comete pecado, infringe también la Ley, pues el pecado es, infracción de la Ley” (1Juan 3:4). Y la paga por transgredir su santa Ley es la muerte: “Porque la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23), y que “no hay justo ni aún uno” (Romanos 3:10), es decir, que no hay aquí una sola persona que de la talla y que pese lo suficiente.
Necesitamos tener un corazón nuevo si queremos vivir la eternidad. Ninguno verá a Dios si no ha renacido con un corazón nuevo.
CONCLUSIÓN
Por eso quiero preguntarte una vez más esta noche ¿te gustaría tener un nuevo corazón y ser transformado?
Hay buenas noticias para ti, la Palabra de Dios dice:
“Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo, y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado” (Jeremías 31: 33-34).
¿Te gustaría tener nuevas fuerzas, nueva vida y una nueva naturaleza espiritual que te dará energía para vencer los pecados que cada día el enemigo te presenta, sean adversidad, vicio, o problemas que te atormenten?
Pues hoy puedes tener a Cristo y abrirle tu corazón. Sólo Él puede perdonar tu pecado y transformar tu pasado, Él puede transformarte hoy en una nueva criatura.
¿Tu corazón está bien?
¿Te gustaría tener un corazón nuevo?
Puedes tenerlo hoy mismo, porque es el Espíritu Santo realiza esa regeneración si estás dispuesto a renunciar al orgullo y confesar tus pecados ante Dios.
Si estás dispuesto a aceptar el diagnóstico de tu electrocardiograma espiritual, si te arrepientes y con la ayuda de Dios estás dispuesto a abandonar tus pecados y estás dispuesto a venir a Cristo, que murió en la Cruz y resucitó, entonces él te dará un corazón nuevo.
Escucha bien lo que te digo, un corazón nuevo, no un corazón mejor, no un corazón renovado, ¡no!, Él te dará un corazón nuevo, Él es el cardiólogo celestial y es especialista en un único tipo de operaciones, trasplantes.
Él cambia el corazón que tienes por uno nuevo, Él no lo mejora, Él cambia el corazón.
Sus cirugías solo son trasplantes, Él no hace bypass, ni cambia válvulas; Él cambia el corazón de piedra en un corazón de carne.
Y cuando tu corazón esté bien con Dios, también estará bien con los hombres. Tendrás la capacidad de amar a Dios y a los demás. Deja que Él te de un nuevo corazón, te haga una nueva persona, y te dé el gozo y la paz que siempre anhelaste, tus emociones serán restauradas y tu vida entera será transformada.
LLAMADO
Cristo hizo todo para darte un nuevo corazón, le costó la vida, su preciosa sangre en la cruz, pero hay algo que tú tienes que hacer para recibirlo, tú tienes que nacer de nuevo y bautizarte
“El que no nace del agua y del espíritu no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:5), tienes que rendirte y entregarte a Jesús, y en respuesta, Él te dará el milagro de la conversión, un corazón nuevo y heredarás la salvación y vida eterna
“El que creyere y fuere bautizado, ése será salvo” (Marcos 16:16), y él “tendrá “compasión de ti y sepultará tus iniquidades en lo profundo del mar y no se acordará más de tu pecado” (Miqueas 7:19-20),
Y serás nueva criatura, “si alguno está en Cristo, nueva criatura es, las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas” (2Corintios 5: 17).
Entrégale tu vida a Jesús para recibirlo y tendrás una nueva vida.
Levántate y ven a Jesús, bautízate en su nombre para el perdón de tus pecados y Él te dará el corazón nuevo que anhelas y heredarás la vida eterna.
¡Desde este momento vas a cambiar el rumbo de tu vida! Oremos.
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