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El Sueño de Dios para mi


Génesis 39:2: “Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio”.
Génesis 39:9. “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?”

ESCENA: (Entra un niño con una túnica de colores y habla a la iglesia).
José: No imaginan lo que soñé anoche…
Jovencito 1: (Debe estar sentado en algún lugar de la iglesia) “Ahí viene este otra vez con sus cuentitos…”
Jovencito 2: (También habla desde su asiento en el auditorio, entre las personas, imitando a José) No imaginan lo que soñé anoche… (En tono de burla).
José: ¡Esto es muy serio, hermanos!
Predicador: Vamos a escuchar, querido José, ¿qué fue lo que soñaste?

José: Soñé que estábamos armando manojos de trigo en el campo, y mi manojo se levantó, quedó en pie, y los otros manojos que lo rodeaban, se inclinaban hacia mi manojo.
Y soñé también que el sol y la luna, y once estrellas se inclinaban delante de mí.

Jovencito 1: ¿Tú crees que vas a reinar sobre nosotros? ¡Es lo que parece!
(José debe sentarse cerca del escenario y mantener el micrófono con él).

Predicador: José nació en una familia complicada… Y ustedes hasta pueden pensar, más complicada que la mía no hay… ¡Claro que la hay! Escuchemos la historia.

El padre de José era conocido como el “engañador”. Mostraba predilección por uno de sus hijos, hacía diferencia entre un hijo y otro. Imaginen la confusión que generaba esto. Era una lucha constante en casa, y sus hijos se volvieron envidiosos y maliciosos.
Ah, y ese padre tenía cuatro mujeres que se disputaban su amor.
La madre de José falleció cuando él era pequeño. ¿No les dije que la familia era diferente? Ah, y José salió a su padre que también era soñador. ¿Alguien recuerda lo que soñó Jacob?
Sí, acostado con la cabeza en la piedra soñó con una escalera que unía la tierra con el cielo… (Se dirige al niño sentado en el escenario):
José ¿escuchaste a tu papá contar ese sueño? Pienso que muchas veces, ¿no es cierto?

Vamos a aprender:
“Dios tiene un sueño para cada familia”.

Dios tenía un sueño para cada persona de la familia de José. No era un sueño exclusivo para José… Todos eran parte del sueño de Dios, él quería tener a todos bien cerca de sí. ¿Cuál fue la diferencia de José? Prefirió quedarse bien cerca de ese Dios que cuida, que es el Dios verdadero…
Y así conoció el sueño de Dios para él; entonces, se apasionó por ese Dios. Quiso ser fiel, eligió obedecer, sin importarle lo que tuviera que pasar. José se fortalecía cada día, porque oía la verdadera historia del Cielo… y Dios soñaba con llevarlo al Cielo.

José estudió la Biblia para saber la voluntad de Dios para su vida, y cómo ser un buen hijo de Dios. Tenía miedo de entristecer a Dios; por eso, antes de hacer cualquier cosa, pensaba: ¿será que Dios se sentirá feliz con esto? Si creía que sí, lo hacía. José sabía cosas lindas sobre la Biblia y el Cielo. ¿Les gustaría conocerlas también? ¿Qué fue lo que José aprendió primero? ¿Amarillo?

ESCENA 2:
Niño 1 – Amarillo. (Entra un niño vestido de amarillo, o sosteniendo un círculo amarillo. Entrega el círculo a José que debe estar sentado cerca del pincel con los colores, así como todos los demás que se presenten; entonces, el niño habla dirigiéndose al predicador).

Niño: ¿Ven esta figura circular, la ven? Nos habla sobre Dios. El círculo no tiene inicio ni fin, Dios tampoco. Dios es el Creador de todas las cosas, hizo el mundo lindo. Dios creó los océanos, los árboles y todo tipo de animales, pero nadie creó a Dios, porque él es eterno; siempre existió.
¿Saben cuál es la mayor creación de Dios? El ser humano. Dios te creó, ¡por eso te ama tanto!

Predicador: La Biblia dice en Jeremías 31:3 “Con amor eterno te he amado”.

Dios quiere que vivamos para siempre con él en el Cielo, por eso el color amarillo. En el Cielo solo existe alegría y completa felicidad. El Cielo es un lugar perfecto porque es la casa donde vive
Dios. El sueño de Dios era que José estuviera en ese Cielo y viviera por la eternidad con él.
José oía todos los días sobre el Cielo y creía. La Biblia dice lo mismo: “Y José creyó”.

Apocalipsis 21:21 dice que “Las doce puertas eran doce perlas […] Y la calle de la ciudad era de oro puro”.

Más que eso, el Cielo es un lugar de alegría. En el Cielo nadie estará enfermo. No habrá más dolores ni sufrimientos ni tristezas, mejor todavía: nadie morirá.

En Apocalipsis 21:4 leemos “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”.
¡Solo Dios puede crear un lugar tan maravilloso y perfecto!

¿Sabían que Dios los ama tanto que desea verlos en el Cielo con él para siempre?
Cuando el Señor Jesús volvió al Cielo, después de morir en la cruz y resucitar de los muertos, fue a prepararnos un lugar, y quiere que estemos allá con él disfrutando de felicidad eterna. El amarillo representa el oro del Cielo.

José: ¡Yo no veo la hora de estar en ese lugar!
Niño 1: José, ¿sabes que existe algo que no entrará en el Cielo? (Habla como compartiendo un secreto).
Niño 2: (Entra un niño con un corazón negro o círculo negro).
Eso mismo, en el Cielo no entrará el pecado. Esta figura nos recuerda el pecado. ¿Saben lo que es pecado?
Pecado es todo lo que pensamos, hablamos y hacemos que no agrada a Dios. Por ejemplo: mentir, decir palabras feas, gritar, desobedecer, robar, matar, pelear y cosas de ese tipo.

Predicador: La Biblia dice en el Salmo 14:1 “No hay quien haga el bien”.

Quiere decir ninguna persona del mundo; ni yo ni ustedes.
Todos nacemos con la tendencia de hacer cosas malas y eso entristece a Dios, quien es justo. Y el pecado tiene un castigo, ¿saben cuál es? La muerte eterna.
Es la separación de Dios para siempre, porque él es Santo. Dios no puede vivir cerca del pecado.
No se pongan tristes. Dios es tan bueno que ya resolvió el problema del pecado porque nos ama.
Quiere decir que el pecado no podrá entrar en el Cielo, por lo tanto no arruinará ese lugar maravilloso. ¡Qué bien!
Piensen: Dios quiere que cada uno de nosotros vaya al Cielo, pero si hay pecado en nuestro corazón, no podremos entrar allá. ¿Qué podemos hacer?
El corazón negro representa el pecado en nuestro corazón, el pecado que nunca podrá entrar en el Cielo. La Biblia dice que “todos pecaron” (Romanos 3:23).
Solo necesitamos decir: “Yo pequé”, debemos reconocer nuestros errores.
Pero Dios tiene una buena noticia. Tiene un remedio que hace posible librarnos de nuestros pecados. Nosotros no podemos hacer nada para limpiar nuestro corazón, pero Dios sí puede, y lo hará si se lo permitimos y creemos en su poder.
José: ¡Me siento muy feliz porque Dios tiene la solución!

Niño 3: (Entra un niño vestido de rojo o sosteniendo una cruz roja o un círculo rojo).

Dios envió a su Hijo Jesús al mundo para librarnos de nuestros pecados. Jesús nunca pecó, nunca pensó, dijo o hizo nada equivocado.
Predicador: Sí, Jesús nunca pecó porque él es santo justo y perfecto.
Jesús nació, creció y vivió como uno de nosotros aquí en la Tierra.
Anduvo por todas partes haciendo el bien y hablando de Dios a la gente.
¿Saben por qué Jesús murió en la cruz? Jesús murió en nuestro lugar para pagar el precio de nuestros pecados y para librarnos del castigo de no poder vivir con Dios en el Cielo (Romanos 4:25).
Pero sabemos que Jesús no permaneció muerto en la cruz, volvió a vivir. Jesús apareció a los discípulos y a personas
que creían en él. Hoy Jesús está vivo en el Cielo.

José: Por eso, podemos recibir el perdón de nuestros pecados y un día podremos ir también al Cielo. Jesús está preparando un lugar lindo en el Cielo para ustedes y para mí.

Predicador: La cruz representa la sangre de Jesucristo. La Biblia nos enseña que “la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado” (1 Juan 1:7). ¿No es maravilloso saber que Dios no solo nos ama tanto que nos quiere en el Cielo, sino también que nos ama tanto que dio a su Hijo único para salvarnos y pagar el precio del castigo por nuestros pecados?
Cuando Jesús murió en la cruz, Dios puso sobre él todos nuestros pecados.
Después de morir en nuestro lugar, ¡resucitó! ¡Vivió nuevamente!
Jesús está vivo. Y porque vive, puede venir a morar en nuestro corazón. Ahora nos dice “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo” (Apocalipsis 3:20)..
José: Cuando invitamos a Jesús para que entre en nuestro corazón, él entra y vive en él. Yo le pedí a Jesús que entre en mi corazón y perdone mis pecados. Sí, ¡esto es muy bueno!

Niño 4: (Entra con un círculo blanco o vestido de blanco).
Si ustedes creen que Jesús es el Hijo de Dios, que vino al mundo para limpiar su corazón de los pecados, tendrán vida eterna, y un día vivirán con Jesús en el Cielo. Esa es la parte de la historia que más le gusta a José. Tener limpio su corazón. Y nuestros corazones también
pueden quedar limpios hoy, y cada día. Pero necesitamos aceptar que Jesús es nuestro Salvador, que murió por nosotros y sueña con llevarnos a vivir con él.

José: (Habla consigo mismo): “Yo te acepto, Jesús. Entra en mi vida y límpiame, Señor, porque quiero ir al Cielo. Amén”
Predicador: Hebreos 13:5 dice: “No te desampararé, ni te dejaré”.
Dios estará siempre cerca de nosotros. ¡Qué maravilloso es tener el corazón
limpio!
¿Saben cuán blanco queda el corazón del que lo recibe? ¿Tan blanco como la nieve? ¡No! ¡Más blanco que la nieve!
La Biblia dice: “Lávame, y seré más blanco que la nieve” (Samos 51:7 ú.p.).

La salvación es un regalo. ¿Qué hacemos cuando recibimos un regalo? Agradecemos, ¿es así?
Entonces, díganle “muchas gracias Jesús por limpiarme, por aceptarme, por querer que esté en el Cielo”.

Niño 5: (Entra con un círculo verde en las manos. También puede estar vestido con algo verde, y dice): Ahora que Jesús está en nuestros corazones, tenemos una vida nueva con Dios.
Necesitamos crecer como un árbol o una planta. ¿Saben cómo crece una planta? Necesita agua, luz y fertilizante para crecer. Así como el árbol, necesitamos crecer en el conocimiento de Dios. Debemos leer la Biblia y orar.
José: Además, debemos hacer planes para alcanzar a nuestros hermanos; primero debemos cuidar de la familia. Entonces, comencemos perdonando siempre y no teniendo rencor.
Predicador: Planifiquen cosas agradables para hacer juntos, así podrán mostrar el amor de Jesús a otros. ¡Ah! No siempre será fácil actuar así, pero Dios les dará ideas interesantes para realizar.

¿Recuerdan que en la historia de José el hermano encontró una copa en la bolsa de cereales? Esa fue una idea de Dios.
Predicador: El círculo verde nos habla de la vida nueva que recibimos cuando aceptamos a Jesús como Salvador.
¿Qué cosas verdes existen en la naturaleza? El pasto, los árboles, las
plantas en general. Son todas cosas que tienen vida.
En Juan 3:36 leemos: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna”.
Ese versículo habla directamente a nuestros corazones. Podemos tener vida eterna en Cristo. Esta vida nueva tiene que ser alimentada por la lectura de la Palabra de Dios (2 Pedro 3:18), y por la oración.
Así creceremos espiritualmente en la vida cristiana agradando al Señor Jesús en la vida diaria y ganando a otros para él.
¿Entendieron los colores de la túnica de José? ¿Entendieron por qué era tan diferente de los demás? Entender estos colores hace la diferencia, deja una marca en la persona para toda la vida. ¿Será que los recuerdan? Repasemos:

Amarillo: Dios preparó un lugar especial.
Negro: El pecado nos quiere dejar fuera del Cielo.
Rojo: Jesús dio su sangre para perdonarnos.
Blanco: Jesús nos limpia de todo pecado.
Verde: Podemos crecer y dar frutos.
¿Cómo puedo vivir esos colores?
La Biblia muestra el amor como respuesta a esa preocupación de José, nos dice: “Y Jehová era con José”.

La vida de José no fue fácil, pero estaba con Dios. Y por eso soportó todo.

Veamos lo que pasó :
1 – Cuando era pequeño, su madre falleció en el momento que nació su hermanito. Fue muy triste saber que no tendría más a su mamá.
2 – Un día, su padre le dio una ropa especial y sus hermanos lo trataron con celos y envidia. Era una túnica de varios colores y mangas largas. Ante esas circunstancias podemos comprender que él se mantenía cerca de su padre. Aunque era un niño mimado no se aprovechó de eso, sino que trató de cumplir su misión.
3 – Cierto día, su padre le pidió que fuera a ver a sus hermanos. Pero, cuando estos lo vieron, lo tomaron y lo arrojaron a un pozo, llamado cisterna.
APRENDAN: El secreto de quien está dentro de una cisterna vacía es estar lleno de Dios. Cuando se sientan abajo, ¡llénense de Dios!
Después, pasó una comitiva de madianitas y sus hermanos lo vendieron.
¿Cuál es el secreto para no tener miedo en ese momento?
El secreto de quien está dentro de la cisterna vacía es estar lleno de Dios e ir donde sea necesario. ¿Saben lo que hicieron con la ropa de José? La ensuciaron con la sangre de un animal para poder engañar al padre. ¡Los hijos
engañaron al padre engañador! ¡Qué precio alto nos cobra el pecado!
4 – José pronto fue vendido en Egipto… Y punto final. ¿Será que la historia termina ahí? No. La Biblia dice: “Y el Señor estaba con José”.
5 - José llegó a ser esclavo en la casa de Potifar. Piensen conmigo:
En ningún momento él ofendió a sus hermanos, aún así ellos lo vendieron. Y no reclamó cuando fue esclavo. ¿Será que continuó con fuerzas para vencer una terrible tentación que pronto surgiría?
Sí, la mujer de su señor planeaba arruinar a ese muchacho fiel. Ella deseaba tener a ese joven para ella, y él podría haber pensado:
- “Después de todo, nadie me verá y podré llegar a ser rico y libre…”

Pero ese no era el pensamiento de José, porque él temía a Dios y era fiel en todo. Su respuesta fue: “¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (Génesis 39:9).
¿Y ustedes aprendieron la lección? Cuando venga la tentación, ¡corran!
Y el resultado fue la prisión, pero no reclamó. Ahí pudo testificar, interpretó sueños, se hizo amigo de las personas. Se veía su crecimiento, como hablamos en la parte verde, ayudaba a las personas.
Después del encuentro con el rey ¿saben lo que éste dijo de José?
“¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien esté el espíritu de Dios? (Génesis 41:38). ¡Qué linda experiencia! ¿Y cómo fue el día del encuentro con sus hermanos?
Primero, probó a cada uno para descubrir si habían aprendido a ser fieles a Dios. Y
después, les mostró cuánto había aprendido él a amarlos a todos.
Imaginen ahora el momento cuando se da a conocer a sus hermanos…
Todos en el palacio escucharon su llanto. Y algunos todavía dicen que el hombre no llora.
Quien aprende a amar y desarrollar una naturaleza amorosa, ama, llora, perdona, abraza…
Entonces sus hermanos volvieron a su casa en busca de su anciano y sufrido padre, quien al saber que su amado hijo estaba vivo, tomó una actitud. ¿Saben qué hizo? Un sacrificio de adoración a Dios.
Mientras tanto, José esperaba a su padre, pero no aguantó, fue a su encuentro.

José: Papá, no te avergoncé. Papá, yo no quise pecar contra Dios… Siempre fui fiel… ¡Papá, te extrañé mucho!

Predicador: Esa no es solo una historia de la Biblia. Es un relato de cómo Dios cuida de nuestra vida desde el comienzo hasta el fin. Y lo más importante es vivir lo que Dios sueña para nosotros.
¿Ustedes también quieren una bendición? ¿Quieren conocer el sueño que Dios tiene para cada uno y vivir ese sueño aquí y ahora?
Conságrense a Dios para que él guíe y cuide de sus vidas. ¿Aceptan crecer y dar frutos para Jesús?
Recuerden: No negocien los principios, honren el nombre de Dios y Dios los honrará. No acumulen amargura por lo que hicieron, porque los perjudica. No desperdicien tiempo con juegos tontos, no jueguen con las oportunidades que Dios les da. No olviden nunca que Dios
está al control de nuestra vida.

Entonces, sueñen el sueño de Dios.
Soñamos de noche cuando el cielo está lleno de estrellas. Soñamos despiertos cuando pensamos en lo que seremos en el futuro.
Soñamos como hijos de Dios, siendo fieles, no importa dónde nos lleve la vida, podemos ser felices con Dios.
Los exhorto a ustedes niños y aventureros a que hagan brillar su luz por Jesús. En las horas tristes o en los momentos felices, brillen por Jesús y sean fieles.

(Los que aceptan el llamado recibirán una estrella fluorescente para colocarla
en la tela negra, usando luz negra).
Al colocar la estrella estarán diciendo: “Quiero ser fiel como José”.
Todos los niños pasan al frente y cantan.
MÚSICA – “Yo quiero brillar por ti”.

ORACIÓN FINAL DE CONSAGRACIÓN

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