INTRODUCCIÓN
Cuando leemos las instrucciones contenidas en el libro de Levítico y Deuteronomio. Allí
aprenderemos qué clase de educación se daba a las familias de Israel. Si bien el pueblo
elegido por Dios debía destacarse y ser santo, separado de las naciones que no le conocían,
debía tratar bondadosamente al extranjero. No debía despreciarlo porque no pertenecía
a Israel. Los israelitas debían amar al extranjero, porque Cristo iba a morir tan ciertamen-
te para salvar al extranjero como para salvar a Israel. En sus fiestas de agradecimiento,
cuando recordaban los israelitas las misericordias de Dios, el extranjero había de recibir
la bienvenida. En el tiempo de la mies, se debía dejar en el campo una porción para el
extranjero y para el pobre. Así los extranjeros podían participar también de las bendiciones
espirituales de Dios. El Señor Dios de Israel ordenó que fuesen recibidos si querían elegir
la sociedad de los que le reconocían. De esta manera, aprenderían la ley de Jehová y le
glorificarían mediante su obediencia.
Así como el pueblo de Israel extendía su mano para el extranjero y el pobre, así hoy la igle-
sia debe abrir su corazón y extender su mano a las almas dolientes que no conocen a Jesús.
Esta mañana veremos a luz de la palabra de Dios y el Espíritu de Profecía, nuestra urgencia
de predicar el evangelio a tan grande campo misionero que nos espera. Además, qué cua-
lidades debemos de cultivar para llegar a las diferentes culturas que tiene el mundo. Y, por
último, cómo ser agentes de bendición para las almas sufrientes.
NUESTRO DEBER HACIA
EL MUNDO
“Y les dijo: Id por todo el mundo, predicad el evangelio a toda criatura”
Marcos 16:15
I. UN GRAN CAMPO MISIONERO
1. “Y les dijo: Id por todo el mundo, y predicad el evangelio” Marcos 16:15. Estas fueron las
palabras de Jesús mientras aún estaba en la tierra, dando a conocer aquella pequeña
iglesia, que su campo misionero era la totalidad de la tierra. Y a través de su orden
imperativa de “Predicad el evangelio,” Cristo quería que su amor abarcará a toda la
humanidad.
2. El mismo campo misionero y el mismo orden de predicar, es hoy para la iglesia que
tiene la fe de Jesús y guarda los mandamientos de Dios.
3. Es decir, los 22 millones de adventistas en el mundo, debemos de alcanzar con el evan-
gelio a cerca de 7.000 millones de habitantes en el mundo.
4. Cristo no quiere que tan grande número de personas decidiese permanecer bajo la
bandera de Satanás, que viviesen y muriesen en sus pecados. La hermana White al
referirse a la humanidad dice: “¡Cuánta miseria existe... Pensemos en la condición de
los pobres en nuestras grandes ciudades. Hay allí multitudes de seres humanos que no
reciben siquiera el cuidado o la consideración que se otorga a las bestias. Hay miles de
niños miserables, haraposos y hambrientos, con el vicio y la degradación escritos en el
rostro. Hay familias hacinadas en miserables tugurios, muchos de los cuales son sótanos
obscuros que chorrean humedad y suciedad. Nacen niños en aquellos terribles lugares.
Los niños y los jóvenes no contemplan nada atrayente, ni perciben una vislumbre de las
hermosas cosas naturales que Dios creó para deleitar los sentidos. Oyen el nombre de
Dios solamente en blasfemias. Las palabras impuras, los efluvios del alcohol y el tabaco,
la degradación moral de toda clase son las cosas que sus oídos y sus ojos perciben, y
pervierten sus sentidos.” Joyas del testimonio, tomo 2, 513.
5. Ellos no pueden restaurarse a sí mismos. Pueden oír el llamado de Cristo, pero sus
oídos están demasiado embotados para discernir su significado, sus ojos están de-
masiado ciegos. Están muertos en delitos y pecados. Sin embargo, aun éstos no están
excluidos del Evangelio. Por eso, Dios busca la cooperación de agentes humanos para
alcanzar con su amor a la humanidad. ¿Por qué, pues, son tan pocos los alcanzados?
6. “Es porque tantos de los que profesan ser cristianos están obrando en forma similar al
gran apóstata (enemigo)” Millares de los que no conocen a Dios podrían estar hoy re-
gocijándose en su amor si los que aseveran servirle obrasen como Dios obró.” Joyas del
testimonio, tomo 2. 513.
7. Existen dos campos misioneros, “Queda poco tiempo. En todas partes se necesitan obre-
ros de Cristo. Donde ahora hay uno solo, debería de haber cien obreros fervorosos y fieles,
en la patria y en las misiones extranjeras” El evangelismo, p. 20.
a. En la patria. Mientras algunos se preocupan por las almas de países lejanos,
Sermones Misioneros 2018 Unión Peruana del Sur
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preocúpense y trabajen con igual diligencia por la salvación de quienes los ro-
deen todos los que se quedan en su país. Joyas del testimonio, tomo 2, 514. Cada
miembro de la iglesia debe considerar que tiene el deber especial de trabajar por
los que viven en su vecindario.
b. En las misiones extranjeras. Actualmente existen países en donde el evangelio
de Cristo es rechazado, a estos países se les denomina la Ventana 10/40. En estos
territorios, existen 4.8 billones de personas que no conocen al Salvador, ¡No existe
el cristianismo! las religiones que prevalecen son: el Islam, Hinduismo, Budismo y
el Ateísmo. “Hay una gran obra que hacer en el mundo, una gran obra que debe ser
realizada en los países extranjeros. Deben abrirse escuelas a fin de que nuestros jó-
venes, niños y personas de edad más madura sean educados tan rápidamente como
sea posible, para que puedan ir al campo misionero. Se necesitan no solamente mi-
nistros para los campos extranjeros, sino obreros sabios y juiciosos de todas clases.”
La iglesia remanente. Cap. 5
II. CUALIDADES PARA LLEGAR AL CAMPO MISIONERO
1. Al considerar tan grande campo misionero, se requiere romper barreras, preconceptos,
y cultivar algunas cualidades para llegar a las almas dolientes del mundo.
a. Conversión: “Al tratar de ayudar a los pobres, no trabajéis como montados en los
zancos de vuestra dignidad y superioridad, porque en tal caso nada lograríais. Sed
verdaderamente convertidos y aprended de Aquel que es manso y humilde de cora-
zón”. Joyas del Testimonio, tomo 2, 514.
b. Espíritu de servicio: Es propósito de Dios que los ricos y los pobres estén es-
trechamente vinculados por los lazos de la simpatía y el espíritu servicial. Él nos
invita a interesarnos en todos los casos de padecimiento y necesidad que lleguen
a nuestro conocimiento.
c. Gesto de alegría: “Dios no sólo pide nuestra benevolencia, sino también nuestro
comportamiento alegre, nuestras palabras de esperanza, nuestro apretón de manos.
Mientras visitamos a los afligidos hijos de Dios, hallaremos a algunos que han perdi-
do la esperanza. Devolvámosles la, alegría” Joyas del Testimonio, tomo 2, 514.
d. Sabiduría:“Debemos pedir sabiduría a Dios, porque él sabe mejor que los mortales
de vista tan corta cómo debe cuidarse a las criaturas que él ha hecho. Hay quienes
dan sin discriminación a todo aquel que solicita su ayuda. En esto yerran.” Joyas del
Testimonio, tomo 2, 514
e. Amor: “El corazón de los hombres se endurece bajo la reprensión; pero no puede
resistir el amor que se les manifiesta en Cristo. Debemos invitar al pecador a no sen-
tirse desechado de Dios. Invitémoslo a mirar a Cristo, que es el único capaz de sanar
el alma leprosa de pecado.” Joyas del Testimonio, tomo 2, 515.
f. Osadía: “Aquellos que no pueden restaurarse a sí mismos... Han de recibir la invi-
tación: “Venid.” Aunque se sientan indignos, el Señor dice: “Fuérzalos a entrar.” No
escuchéis excusa alguna.” Joyas del Testimonio, tomo 2, 515. Así como la escritura
dice: “A algunos que dudan, convencedlos. A otros, salvadlos arrebatándolos del fue-
go...” Judas 1:22,23.
III. SER UN AGENTE DE BENDICIÓN PARA SALVACIÓN
1. Hoy también Dios desea que sus hijos impartan bendiciones al mundo, tanto en las
cosas espirituales como en las temporales. Para cada discípulo de toda época fueron
pronunciadas estas preciosas palabras del Salvador: “Ríos de agua viva correrán de su
interior.” (Juan 7: 38).
a. Bendiciones espirituales. Cada miembro de iglesia debe considerar a los que
viven en su alrededor para compartir de Jesús. “Estudiad la mejor manera de ayu-
dar a los que no tienen interés en las cosas religiosas. Mientras visitáis a vuestros
amigos y vecinos, manifestad interés en su bienestar espiritual, tanto como en el
temporal. Presentad a Cristo como el Salvador que perdona el pecado. Invitad a vues-
tros vecinos a vuestra casa, y leed con ellos la preciosa Biblia y los libros que explican
sus verdades. Esto, unido a himnos sencillos y oraciones fervientes, conmoverá su
corazón. Enséñese a los miembros de la iglesia de hacer esta obra.” Joyas del testi-
monio, tomo 2, 515.
b. Bendiciones temporales. Nuestras iglesias tienen que hacer una obra de la
cual muchos no tienen casi idea, una obra apenas iniciada hasta aquí. “Tuve ham-
bre “-dice Cristo,-” y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui huésped,
y me recogisteis; desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cár-
cel, y vinisteis a mí.” (Mat. 25: 35, 36.) Debemos aprovechar las fechas navideñas
para manifestar a los menesterosos, los oprimidos, los dolientes, los indigentes la
tierna simpatía y suplir las necesidades físicas, alimentar a los hambrientos, traer
a los pobres sin hogar a nuestras casas, pedir a Dios cada día la gracia y la fuerza
que nos habiliten para alcanzar las mismas profundidades de la miseria humana y
ayudar a aquellos que no pueden ayudarse. Cuando hacemos esta obra, tenemos
una oportunidad favorable para presentar a Cristo el crucificado.
Algunos piensan que todo lo que se les exige es que den dinero para esta obra;
Sermones Misioneros 2018 Unión Peruana del Sur
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pero están en un error. El dinero donado no puede reemplazar el ministerio per-
sonal. Por otro lado, muchos de los que han tomado sobre sí el nombre de Cristo
están gastando su dinero en placeres egoístas, en la satisfacción de los apetitos
carnales, en bebidas alcohólicas y manjares suculentos, en casas, ropas y muebles
lujosos y apenas dedican una mirada a las almas sufrientes.
2. Cuando ayudamos a los pobres debemos preguntarnos ¿Estoy ayudándole o perjudi-
cándole?
3. La hermana Elena de White contesta: “En vez de estimular a los pobres a pensar que
pueden conseguir que se les provea gratis o casi gratis lo que necesitan para comer y
beber, debemos ponerlos en situación de ayudarse a sí mismo. Debemos esforzarnos por
proveerles trabajo y, si es necesario, enseñarles a trabajar. Enséñese a los miembros de
las familias pobres a cocinar, a hacer y arreglar su propia ropa, a cuidar debidamente su
casa. Enséñese cabalmente a los niños y niñas algún oficio u ocupación útil. Debemos
educar a los pobres para que se sostengan a sí mismos. Esto será un auxilio verdadero,
porque no sólo les dará sostén propio, sino que los habilitará para ayudar a otros.” Joyas
del testimonio, tomo 2, 516.
CONCLUSIÓN
Al considerar nuestro deber hacia el mundo, debemos considerar las miles de almas que
aún no conocen a Cristo, que están a nuestro alrededor y en los países extranjeros.
Para llegar a ellos debemos cultivar cualidades como: ser convertidos, ser serviciales, ser
alegres, pedir sabiduría de Dios para ser criteriosos, ser amables y ser osados para evan-
gelizar.
Nuestra obra debe comenzar ahora, con las personas necesitadas que viven alrededor
nuestro y convertirnos en agentes de bendición. Y prepararnos para la venida de nuestro
Señor Jesucristo. La hermana White dice: “Con semejante ejército de obreros, como el que
nuestros jóvenes, bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el
mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo en venir!” Consejos para
los maestros, p. 540.
LLAMADO
Dios que nos ha provisto generosamente de su gracia, poder, y nos hizo ver sus bendiciones
en nuestras vidas, también nos llamó para ser agentes del cielo para que sus bendiciones
alcancen a las almas sufrientes, al mismo tiempo ha despertado y mantiene vivo el espíri-
tu misionero en nuestro corazón.
Una mujer china que acababa de aprender a leer, oró, diciendo: “Señor, vamos a trabajar
entre muchas personas que no saben leer. Señor, haz que nuestras vidas sean Biblias abier-
tas, para que aquellos que no pueden leer el Libro, puedan leerlo en nosotras”.
¿Cuántos esta mañana queremos, en el nombre del Señor presentar el evangelio de Cristo
a toda criatura, comenzando por nuestro alrededor y al mundo; cultivar cualidades para
llegar e ellas y ser agentes de bendición para las almas sufrientes? Si es tu deseo positivo,
te invito a que te levantes para elevar una oración.
Cuando leemos las instrucciones contenidas en el libro de Levítico y Deuteronomio. Allí
aprenderemos qué clase de educación se daba a las familias de Israel. Si bien el pueblo
elegido por Dios debía destacarse y ser santo, separado de las naciones que no le conocían,
debía tratar bondadosamente al extranjero. No debía despreciarlo porque no pertenecía
a Israel. Los israelitas debían amar al extranjero, porque Cristo iba a morir tan ciertamen-
te para salvar al extranjero como para salvar a Israel. En sus fiestas de agradecimiento,
cuando recordaban los israelitas las misericordias de Dios, el extranjero había de recibir
la bienvenida. En el tiempo de la mies, se debía dejar en el campo una porción para el
extranjero y para el pobre. Así los extranjeros podían participar también de las bendiciones
espirituales de Dios. El Señor Dios de Israel ordenó que fuesen recibidos si querían elegir
la sociedad de los que le reconocían. De esta manera, aprenderían la ley de Jehová y le
glorificarían mediante su obediencia.
Así como el pueblo de Israel extendía su mano para el extranjero y el pobre, así hoy la igle-
sia debe abrir su corazón y extender su mano a las almas dolientes que no conocen a Jesús.
Esta mañana veremos a luz de la palabra de Dios y el Espíritu de Profecía, nuestra urgencia
de predicar el evangelio a tan grande campo misionero que nos espera. Además, qué cua-
lidades debemos de cultivar para llegar a las diferentes culturas que tiene el mundo. Y, por
último, cómo ser agentes de bendición para las almas sufrientes.
NUESTRO DEBER HACIA
EL MUNDO
“Y les dijo: Id por todo el mundo, predicad el evangelio a toda criatura”
Marcos 16:15
I. UN GRAN CAMPO MISIONERO
1. “Y les dijo: Id por todo el mundo, y predicad el evangelio” Marcos 16:15. Estas fueron las
palabras de Jesús mientras aún estaba en la tierra, dando a conocer aquella pequeña
iglesia, que su campo misionero era la totalidad de la tierra. Y a través de su orden
imperativa de “Predicad el evangelio,” Cristo quería que su amor abarcará a toda la
humanidad.
2. El mismo campo misionero y el mismo orden de predicar, es hoy para la iglesia que
tiene la fe de Jesús y guarda los mandamientos de Dios.
3. Es decir, los 22 millones de adventistas en el mundo, debemos de alcanzar con el evan-
gelio a cerca de 7.000 millones de habitantes en el mundo.
4. Cristo no quiere que tan grande número de personas decidiese permanecer bajo la
bandera de Satanás, que viviesen y muriesen en sus pecados. La hermana White al
referirse a la humanidad dice: “¡Cuánta miseria existe... Pensemos en la condición de
los pobres en nuestras grandes ciudades. Hay allí multitudes de seres humanos que no
reciben siquiera el cuidado o la consideración que se otorga a las bestias. Hay miles de
niños miserables, haraposos y hambrientos, con el vicio y la degradación escritos en el
rostro. Hay familias hacinadas en miserables tugurios, muchos de los cuales son sótanos
obscuros que chorrean humedad y suciedad. Nacen niños en aquellos terribles lugares.
Los niños y los jóvenes no contemplan nada atrayente, ni perciben una vislumbre de las
hermosas cosas naturales que Dios creó para deleitar los sentidos. Oyen el nombre de
Dios solamente en blasfemias. Las palabras impuras, los efluvios del alcohol y el tabaco,
la degradación moral de toda clase son las cosas que sus oídos y sus ojos perciben, y
pervierten sus sentidos.” Joyas del testimonio, tomo 2, 513.
5. Ellos no pueden restaurarse a sí mismos. Pueden oír el llamado de Cristo, pero sus
oídos están demasiado embotados para discernir su significado, sus ojos están de-
masiado ciegos. Están muertos en delitos y pecados. Sin embargo, aun éstos no están
excluidos del Evangelio. Por eso, Dios busca la cooperación de agentes humanos para
alcanzar con su amor a la humanidad. ¿Por qué, pues, son tan pocos los alcanzados?
6. “Es porque tantos de los que profesan ser cristianos están obrando en forma similar al
gran apóstata (enemigo)” Millares de los que no conocen a Dios podrían estar hoy re-
gocijándose en su amor si los que aseveran servirle obrasen como Dios obró.” Joyas del
testimonio, tomo 2. 513.
7. Existen dos campos misioneros, “Queda poco tiempo. En todas partes se necesitan obre-
ros de Cristo. Donde ahora hay uno solo, debería de haber cien obreros fervorosos y fieles,
en la patria y en las misiones extranjeras” El evangelismo, p. 20.
a. En la patria. Mientras algunos se preocupan por las almas de países lejanos,
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preocúpense y trabajen con igual diligencia por la salvación de quienes los ro-
deen todos los que se quedan en su país. Joyas del testimonio, tomo 2, 514. Cada
miembro de la iglesia debe considerar que tiene el deber especial de trabajar por
los que viven en su vecindario.
b. En las misiones extranjeras. Actualmente existen países en donde el evangelio
de Cristo es rechazado, a estos países se les denomina la Ventana 10/40. En estos
territorios, existen 4.8 billones de personas que no conocen al Salvador, ¡No existe
el cristianismo! las religiones que prevalecen son: el Islam, Hinduismo, Budismo y
el Ateísmo. “Hay una gran obra que hacer en el mundo, una gran obra que debe ser
realizada en los países extranjeros. Deben abrirse escuelas a fin de que nuestros jó-
venes, niños y personas de edad más madura sean educados tan rápidamente como
sea posible, para que puedan ir al campo misionero. Se necesitan no solamente mi-
nistros para los campos extranjeros, sino obreros sabios y juiciosos de todas clases.”
La iglesia remanente. Cap. 5
II. CUALIDADES PARA LLEGAR AL CAMPO MISIONERO
1. Al considerar tan grande campo misionero, se requiere romper barreras, preconceptos,
y cultivar algunas cualidades para llegar a las almas dolientes del mundo.
a. Conversión: “Al tratar de ayudar a los pobres, no trabajéis como montados en los
zancos de vuestra dignidad y superioridad, porque en tal caso nada lograríais. Sed
verdaderamente convertidos y aprended de Aquel que es manso y humilde de cora-
zón”. Joyas del Testimonio, tomo 2, 514.
b. Espíritu de servicio: Es propósito de Dios que los ricos y los pobres estén es-
trechamente vinculados por los lazos de la simpatía y el espíritu servicial. Él nos
invita a interesarnos en todos los casos de padecimiento y necesidad que lleguen
a nuestro conocimiento.
c. Gesto de alegría: “Dios no sólo pide nuestra benevolencia, sino también nuestro
comportamiento alegre, nuestras palabras de esperanza, nuestro apretón de manos.
Mientras visitamos a los afligidos hijos de Dios, hallaremos a algunos que han perdi-
do la esperanza. Devolvámosles la, alegría” Joyas del Testimonio, tomo 2, 514.
d. Sabiduría:“Debemos pedir sabiduría a Dios, porque él sabe mejor que los mortales
de vista tan corta cómo debe cuidarse a las criaturas que él ha hecho. Hay quienes
dan sin discriminación a todo aquel que solicita su ayuda. En esto yerran.” Joyas del
Testimonio, tomo 2, 514
e. Amor: “El corazón de los hombres se endurece bajo la reprensión; pero no puede
resistir el amor que se les manifiesta en Cristo. Debemos invitar al pecador a no sen-
tirse desechado de Dios. Invitémoslo a mirar a Cristo, que es el único capaz de sanar
el alma leprosa de pecado.” Joyas del Testimonio, tomo 2, 515.
f. Osadía: “Aquellos que no pueden restaurarse a sí mismos... Han de recibir la invi-
tación: “Venid.” Aunque se sientan indignos, el Señor dice: “Fuérzalos a entrar.” No
escuchéis excusa alguna.” Joyas del Testimonio, tomo 2, 515. Así como la escritura
dice: “A algunos que dudan, convencedlos. A otros, salvadlos arrebatándolos del fue-
go...” Judas 1:22,23.
III. SER UN AGENTE DE BENDICIÓN PARA SALVACIÓN
1. Hoy también Dios desea que sus hijos impartan bendiciones al mundo, tanto en las
cosas espirituales como en las temporales. Para cada discípulo de toda época fueron
pronunciadas estas preciosas palabras del Salvador: “Ríos de agua viva correrán de su
interior.” (Juan 7: 38).
a. Bendiciones espirituales. Cada miembro de iglesia debe considerar a los que
viven en su alrededor para compartir de Jesús. “Estudiad la mejor manera de ayu-
dar a los que no tienen interés en las cosas religiosas. Mientras visitáis a vuestros
amigos y vecinos, manifestad interés en su bienestar espiritual, tanto como en el
temporal. Presentad a Cristo como el Salvador que perdona el pecado. Invitad a vues-
tros vecinos a vuestra casa, y leed con ellos la preciosa Biblia y los libros que explican
sus verdades. Esto, unido a himnos sencillos y oraciones fervientes, conmoverá su
corazón. Enséñese a los miembros de la iglesia de hacer esta obra.” Joyas del testi-
monio, tomo 2, 515.
b. Bendiciones temporales. Nuestras iglesias tienen que hacer una obra de la
cual muchos no tienen casi idea, una obra apenas iniciada hasta aquí. “Tuve ham-
bre “-dice Cristo,-” y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui huésped,
y me recogisteis; desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cár-
cel, y vinisteis a mí.” (Mat. 25: 35, 36.) Debemos aprovechar las fechas navideñas
para manifestar a los menesterosos, los oprimidos, los dolientes, los indigentes la
tierna simpatía y suplir las necesidades físicas, alimentar a los hambrientos, traer
a los pobres sin hogar a nuestras casas, pedir a Dios cada día la gracia y la fuerza
que nos habiliten para alcanzar las mismas profundidades de la miseria humana y
ayudar a aquellos que no pueden ayudarse. Cuando hacemos esta obra, tenemos
una oportunidad favorable para presentar a Cristo el crucificado.
Algunos piensan que todo lo que se les exige es que den dinero para esta obra;
Sermones Misioneros 2018 Unión Peruana del Sur
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pero están en un error. El dinero donado no puede reemplazar el ministerio per-
sonal. Por otro lado, muchos de los que han tomado sobre sí el nombre de Cristo
están gastando su dinero en placeres egoístas, en la satisfacción de los apetitos
carnales, en bebidas alcohólicas y manjares suculentos, en casas, ropas y muebles
lujosos y apenas dedican una mirada a las almas sufrientes.
2. Cuando ayudamos a los pobres debemos preguntarnos ¿Estoy ayudándole o perjudi-
cándole?
3. La hermana Elena de White contesta: “En vez de estimular a los pobres a pensar que
pueden conseguir que se les provea gratis o casi gratis lo que necesitan para comer y
beber, debemos ponerlos en situación de ayudarse a sí mismo. Debemos esforzarnos por
proveerles trabajo y, si es necesario, enseñarles a trabajar. Enséñese a los miembros de
las familias pobres a cocinar, a hacer y arreglar su propia ropa, a cuidar debidamente su
casa. Enséñese cabalmente a los niños y niñas algún oficio u ocupación útil. Debemos
educar a los pobres para que se sostengan a sí mismos. Esto será un auxilio verdadero,
porque no sólo les dará sostén propio, sino que los habilitará para ayudar a otros.” Joyas
del testimonio, tomo 2, 516.
CONCLUSIÓN
Al considerar nuestro deber hacia el mundo, debemos considerar las miles de almas que
aún no conocen a Cristo, que están a nuestro alrededor y en los países extranjeros.
Para llegar a ellos debemos cultivar cualidades como: ser convertidos, ser serviciales, ser
alegres, pedir sabiduría de Dios para ser criteriosos, ser amables y ser osados para evan-
gelizar.
Nuestra obra debe comenzar ahora, con las personas necesitadas que viven alrededor
nuestro y convertirnos en agentes de bendición. Y prepararnos para la venida de nuestro
Señor Jesucristo. La hermana White dice: “Con semejante ejército de obreros, como el que
nuestros jóvenes, bien preparados, podrían proveer, ¡cuán pronto se proclamaría a todo el
mundo el mensaje de un Salvador crucificado, resucitado y próximo en venir!” Consejos para
los maestros, p. 540.
LLAMADO
Dios que nos ha provisto generosamente de su gracia, poder, y nos hizo ver sus bendiciones
en nuestras vidas, también nos llamó para ser agentes del cielo para que sus bendiciones
alcancen a las almas sufrientes, al mismo tiempo ha despertado y mantiene vivo el espíri-
tu misionero en nuestro corazón.
Una mujer china que acababa de aprender a leer, oró, diciendo: “Señor, vamos a trabajar
entre muchas personas que no saben leer. Señor, haz que nuestras vidas sean Biblias abier-
tas, para que aquellos que no pueden leer el Libro, puedan leerlo en nosotras”.
¿Cuántos esta mañana queremos, en el nombre del Señor presentar el evangelio de Cristo
a toda criatura, comenzando por nuestro alrededor y al mundo; cultivar cualidades para
llegar e ellas y ser agentes de bendición para las almas sufrientes? Si es tu deseo positivo,
te invito a que te levantes para elevar una oración.
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