INTRODUCCIÓN:
Queridos amigos y hermanos, hoy es un día especial para todos los niños y aventureros de los ocho países de América del Sur.
El Ministerio del Niño y el Club de Aventureros tienen hoy un espacio destacado en todas las Iglesias Adventistas del Séptimo Día.
Pido que todos los niños de 0 a 9 años vengan ahora aquí al frente de la Iglesia. Los padres de los menores pueden traer a sus hijos aquí, por favor.
¿Cuánto valen estos niños y niñas? Son joyas preciosas para Dios y para nosotros.
Les pido que todos permanezcan en pie y vamos a orar por los niños ahora. (Ore)
Ahora pueden volver a sus lugares mientras abrimos la Biblia.
I - LA BIBLIA Y LOS NIÑOS
La Biblia menciona a los niños varias veces:
- Efesios 4:14
- 1 Corintios 14:20
- 1 Pedro 2:2
- 1Corintios 3:1
- 1Corintios 13:11
- Lucas 9:48
- Mateo 11:16-17; 18:2-6; Lucas 1:66
Los versículos más importantes sobre niños en la Biblia revelan una respuesta a una pregunta importante:
II - ¿QUIÉN ENTRARÁ EN EL CIELO?
Leamos ahora estos versículos que mencionan las palabras de Jesús sobre la salvación:
- Lucas 18:15-17 “[...] el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él”.
- Marcos 10:13-16 o Mateo 19:14 “[...] porque de los que son como ellos es el reino de los cielos”.
III - LA MEJOR PARTE DE LA INFANCIA
Elena de White, al comentar lo que Jesús dijo sobre ser como niños para entrar en el cielo, escribió:
“La razón por la cual hay tantos hombres y mujeres de corazón duro en el mundo es porque el verdadero afecto ha sido considerado como debilidad, y ha sido desalentado y reprimido. La mejor naturaleza de estas personas fue ahogada en la infancia; y a menos que la luz del amor divino derrita su frío egoísmo, su felicidad quedará arruinada para siempre” (DTG, 475).
IV - CARACTERÍSTICAS DE LA INFANCIA
¿Cuál será la mejor naturaleza que fue sofocada en nosotros con el pasar de los años? Si deseamos ir al reino de los cielos, el requisito fundamental es ser como niños; necesitamos aprender con los niños sobre cuáles son sus características o virtudes buenas. Permitamos que ellos sean nuestros profesores hoy. Este es el tema de este sermón: “Su profesor: ¡Un niño!”
Hay varias palabras que tienen un significado y uso diferente entre niños y adultos. Veamos la primera:
1 – NADA ES IMPOSIBLE
Los adultos muchas veces usan esa palabra para decir que no pueden hacer ciertas cosas. Dicen: “Es imposible”; o, “no tengo tiempo”; y, “no puedo”.
Para los niños no existe la palabra “imposible”. En su imaginación, ellos inventan cosas y siempre enen una manera de conseguir lo que desean.
Los niños creen que todo es posible. Tienen grandes sueños de ser médicos, astronautas, profesores, todo al mismo tiempo.
Como adultos, debemos dejar de usar la palabra “imposible” y hacer más por Jesús y su Iglesia.
Mateo 19:26 “Eso es imposible para los hombres, pero para Dios todo es posible”.
Así como para Dios nada es imposible (Lucas 1:37), esa es la característica de los niños. Y nosotros, adultos, debemos tener fe en Dios para decir: haré lo imposible con el poder de Dios que me guía. En Mateo 17:20 leemos que “Si tuvierais fe [...] nada os será imposible”.
2 – SINCERIDAD
Los niños son sinceros, francos y espontáneos. Si algo no les gusta, lo dicen.
Muchas veces, a los adultos algo no les gusta y dicen que les gusta. Están tristes y dicen que están contentos. Reciben un regalo que no les agradó, y dicen: “Es justamente lo que necesitaba”.
Sinceridad es una característica importante que muchos adultos perdieron.
Debemos volver a ser sinceros y decir la verdad, sin herir a las personas.
3 – SUEÑOS
Los niños tienen muchos sueños, y viven sus sueños.
Los niños juegan con autitos y muñecas como si fueran reales. Esto es como si estuvieran conduciendo un camión o haciendo dormir al bebé. Muchas veces mezclan sus fantasías con la realidad.
Los adultos deberíamos volver a vivir nuestros sueños. ¿Cuándo fue la última vez que usted soñó con el regreso de Jesús?
4 – IMITACIÓN
Todo niño imita a sus padres en el modo de hablar, de vestir, en los gestos. Le gusta ser parecido a los padres. ¿Quién no vio a una niña usar el vestido o los zapatos de su madre?
Los adultos piensan que imitar a alguien no es una buena actitud. Pero el apóstol Pablo dijo en 1a Corintios 11:1 “Sed imitadores de mí, así como yo lo soy de Cristo”.
Tenemos un Padre que es Dios. De la misma forma como lo hacen los niños, debemos sentirnos orgullosos de nuestro Padre celestial e imitarlo, a través de los actos de bondad, amor y paciencia. Debemos alegrarnos por testicar de él, y hablar a otros del privilegio de ser hijos de Dios.
5 – PERDÓN
Los adultos y niños tienen problemas con otros. Los niños pelean, los adultos discuten. Los niños gritan, los adultos se muerden la lengua de bronca. Cuando hay divergencias, intrigas, y hasta luchas, siempre hay pérdidas. Niños y adultos necesitan perdonar. Pero hay una diferencia entre ellos: los niños perdonan con facilidad.
Los niños tienen entre sí muchos momentos de discusiones y hasta peleas, pero es impresionante cómo hacen las paces con facilidad. Minutos después de una pelea es posible verlos compartir el mismo juguete.
Muchos adultos demoran años para perdonar a alguien. Con mucha dicultad se humillan para perdonar; algunos nunca perdonan.
Debemos aprender con los niños y volver a perdonar con facilidad.
6 - PERSEVERANCIA
Los niños son perseverantes en llorar, y demuestran perseverancia cuando quieren algún juguete, etc. La perseverancia es una característica de la infancia que es fundamental para quien desea ir al cielo. La Biblia afirma en Mateo 10:22 “el que persevere hasta el fin, ése será salvo”.
7 – ALEGRÍA
¡Qué bueno es observar a los niños mientras juegan felices! La alegría es una característica importante para los adultos también. Pero aquí también hay una diferencia: Los niños se alegran con poco.
Los juguetes de los niños son mucho más baratos que los “juguetes” de los adultos. Autos, computadoras, celulares, accesorios femeninos, sofás, TV, etc. Los adultos los defienden como necesidades, pero en buena medida son “juguetes de los más viejos”.
Es hora de volver a alegrarnos con pocas cosas, vivir una vida más sencilla, sin gran cantidad de cosas. La simplicidad fue la característica de cuatro personas mencionadas en la Biblia que hoy están en el cielo: Enoc, Elías, Moisés, y... Jesús, nuestro gran ejemplo. Ellos vivieron en la tierra sin gran cantidad de cosas. Jesús, inclusive, no tenía ni almohada. (Mateo 8:20 “no tenía donde reclinar la cabeza).
Podemos volver a alegrarnos con cosas sencillas. Ver motivos de felicidad en cualquier circunstancia. A veces, vemos jugar a niños por un buen tiempo con una rueda, un pedazo de palo o una muñeca sin brazos.
¿Cuándo fue la última vez que usted se detuvo a observar una puesta de sol, un pajarito, un arco iris?
8 - ALABANZA PERFECTA
Jesús mismo mencionó en Mateo 21:16 “De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza”.
Realmente es impresionante ver cómo los niños cantan “Somos Aventureros alegres, que confían en Cristo Jesús”.
Pero hay mucha “gente grande” que canta los himnos en la Iglesia como si fuese un funeral, por tanto desanimo.
Los niños cantan con entusiasmo y alegría. Cantan “la lluvia cae pi, pi, tap, pi, pi, tap” de una manera que parece que realmente está lloviendo.
Debemos volver con urgencia a alabar con todas las fuerzas y con entereza de corazón. ¿Será que nuestras alabanzas pueden considerarse como un ensayo para participar del coro celestial con los ángeles?
9 – PUREZA
Los niños que sirven a Cristo son de corazón puro y inocentes. Tienen un corazón sensible y les gustan las historias de la Biblia.
Algunos adultos ven maldad en todo y en todos. Mucha gente grande se llena la mente con imágenes de películas violentas, pornografía, romances, novelas, luchas y demás influencias pecaminosas. La necesidad más urgente que tenemos es puri car nuestra mente de codicia, envidia, mentira, orgullo y segundas intenciones.
La pureza es una característica importante de los futuros habitantes del cielo.
En Mateo 5:8 leemos que son “bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”.
10 – CONFIANZA
Los niños creen en todo. Si usted le dice a un niño que si come una semi- lla de naranja crecerá una planta de naranja en su espalda, él lo creerá. Si le dice a un niño que al nal de un arco iris hay un cofre lleno de oro, lo creerá.
Los adultos descon an de todo. Infelizmente, muchos hoy ya no creen en la Biblia y en las promesas de Dios. Algunos hasta leen, pero no confian que las profecías del tiempo del fin se cumplirán muy pronto.
En 1.212 sucedió la “Cruzada de los niños”.
Las “cruzadas” fueron movimientos de ejércitos de cris anos que marchaban a Jerusalén para intentar librar la “ciudad santa” del dominio de los turcos musulmanes. Ellas se realizaron entre los siglos XI y XIII.
Hay poca información sobre la “Cruzada de los niños”.
Se sabe que un adolescente habría recibido una orden de Jesús en 1.212 para llevar a los niños a una cruzada para liberar a Jerusalén. Miles de niños y jovencitos creyeron en esa “misión” y caminaron desde Alemania y Francia en dirección al sur de Italia.
Allá en el Mar Mediterráneo creían que el mar se abriría para que pudieran marchar en dirección a Jerusalén. Como no sucedió y por la falta de organización y alimento, la cruzada fue un fracaso total. Miles intentaron volver a casa, pero poquísimos lo consiguieron. Un grupo grande fue esclavizado por mercaderes, y una mul tud murió de hambre y agotamiento. Ningún niño llegó a Jerusalén.
Esa es una historia triste que muestra que para los niños es fácil confiar.
Ellos creen rápidamente, y nosotros los adultos, necesitamos confiar totalmente en Dios, revivir la esperanza del regreso de Jesús y marchar con confianza a la nueva Jerusalén.
Deseamos que esta Iglesia esté en marcha a pasos largos hacia la Ciudad Santa en el Cielo. Todos, niños, aventureros y adultos, sin faltar nadie debemos confiar en el buen Pastor Jesús que nos guiará a los portales celestiales.
CONCLUSIÓN:
No es fácil aceptar ser enseñado por un niño. Pero fue exactamente eso lo que ellos hicieron hoy. Los niños fueron nuestros profesores hoy.
Ellos nos enseñaron diez cosas que debemos cambiar en nuestra vida diaria para ser semejantes a ellos y así heredar el reino de los cielos.
Yo quiero ir al Cielo, y en verdad, todos queremos. Entonces, aprendimos que Jesús llevará al Cielo solo a los que son puros, perseverantes, sinceros y confian en Dios.
Debemos ser como los niños y pedirle a Jesús el poder del Espíritu Santo para que transforme nuestra mente y nuestro corazón y a ser totalmente dependientes de Dios.
¿Quien de ustedes desea volver a ser como niños?
Si usted quiere ser como un niño, demuéstrelo ahora poniéndose en pie. Amén.
Según la Biblia, el reino de los cielos les pertenece a ustedes.
Comentarios
Publicar un comentario