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Estabilidad Financiera - Primero Dios

By
Antonio Tostes

Estamos viviendo en un gran conflicto que no solo se desarrolla en las calles, entre pueblos y naciones, sino también en las mentes de cada uno de nosotros.

De un lado está Dios actuando, con su amor, su bondad, por la acción de su espíritu. El deseo de Dios es que conozcamos su voluntad, presentada en su Palabra. A través de la comunión con Dios y su Palabra, recibiremos no solo sus sabios consejos para todas las esferas de la vida, sino también para poner esos consejos en práctica, como también las fuerzas para vencer las pruebas de este mundo.

Sin embargo, también hay fuerzas del mal que actúan. Mientras que la promesa bíblica del regreso de Jesús no se cumpla, tenemos que convivir con los ataques del enemigo de Dios que nos quiere destruir.

Uno de los puntos donde ese enemigo ha obtenido más éxito es en la cuestión material. 

En primer lugar, Satanás actúa para colocar las cosas de esta vida, con sus ofertas de ilusión y engaño, en primer lugar en nuestra escala de valores, para que de esa manera dejemos a Dios en un segundo plano. 

Y en esa búsqueda irracional por tener y ser, las personas han dejado de lado los verdaderos valores de la vida. 

Y como consecuencia de esta inversión de valores, crece la injusticia, la corrupción, la mala distribución de las ganancias y tanta desigualdad.

Desgraciadamente, las acciones del enemigo han tenido éxito. 

Solo con mirar a nuestro alrededor vemos un mundo sumergido en el materialismo. 

Las personas más admiradas en este mundo pecaminoso, desgraciadamente, son las celebridades, las que poseen grandes biografías, poder y dinero. El carácter, la integridad, los valores bíblicos son dejados de lado. Lo que vale de verdad es ser y tener.

La búsqueda desenfrenada para tener más y más cada día ha traído consecuencias trágicas para las familias. 

Los hijos crecen sin atención de los padres, quienes tratan de pagar cuentas y más cuentas y se ahogan en trabajo. La educación que se obtiene a los pies de los padres ha quedado relegada.

Otra consecuencia de la sociedad materialista y consumista es el descontrol total de las finanzas, lo que hace crecer las deudas, la obsesión por más trabajo, más sueldo, como si esa fuera la solución.

Ese descontrol de las finanzas desencadena más y más problemas, como la decadencia en las relaciones sociales, entre marido y mujer, padres e hijos, consecuencias para la salud, productividad en el trabajo, solo para citar algunos ejemplos. 

Además de eso, la persona que pasa por crisis financieras ni recuerda ser fiel a Dios en los diezmos, y mucho menos de la disposición de ayudar a su prójimo, aquellos que sufren por la injusticia y la corrupción.

¿Cómo podemos vivir esta vida de manera equilibrada, siendo felices con nuestras finanzas, siendo fieles a Dios y ayudando a nuestro prójimo?

Dios, en su Palabra, dejó consejos prácticos sobre cómo vivir en este mundo, sobre cómo manejar nuestro dinero y ser felices en nuestra caminata aquí en la Tierra, independientemente de la cantidad de nuestros ingresos.

Antes de presentar consejos prácticos sobre cómo debemos tratar con el dinero para que este sea una bendición en nuestra vida, recodemos los principales principios bíblicos para los asuntos materiales:

Mateo 6:19-21: “No os hagáis tesoros en la tierra [...]”.

Mateo 6:25-33: “No os afanéis [...]”.

Estas palabras de Jesús en el sermón del monte son la base para nuestra vida. 

1. Los bienes materiales tienen su lugar; debemos trabajar con dignidad para suplir nuestras necesidades y traer comodidad a nuestras familias, pero jamás las cuestiones materiales deben ser la prioridad. 

La prioridad es Dios, su reino, su justicia. Si hacemos esto, todo lo demás estará en su lugar.

2. Jesús además dice que no debemos andar ansiosos. 

Debemos hacer nuestra parte. Eso es lo que espera él de nosotros, pero si nuestros planes materiales no se cumplen como nos gustaría, si no llega la prosperidad material, no debemos desesperarnos. 

Si Dios cuida de las aves del cielo, sin dudas cuidará de nosotros también. Dios nos da la medida cierta de lo que necesitamos, de lo que será una bendición para nuestra vida espiritual. 

La prosperidad material puede ser una tentación y llevarnos a la ruina. Aquello que no vemos, Dios lo ve. Y él siempre sabe lo que es mejor para nosotros.

3. Otro texto impactante de la Biblia sobre el tema de las finanzas fue presentado por el apóstol Pablo que, inspirado por Dios, nos dejó las palabras: 

"Porque, cuando nacimos no trajimos nada al mundo, y cuando muramos tampoco podremos llevarnos nada. Así que debemos estar contentos de que tenemos ropa y comida. Pero los que sólo piensan en ser ricos caen en las trampas de Satanás. Son tentados a hacer cosas tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente. Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos." 2 Timoteo 6:7-10

No hay pecado en buscar la prosperidad material y la comodidad para la familia, siempre que lo hagamos en temor y obediencia a los reclamos del Señor. 

Pero mucho más importante que tener una vida de prosperidad es vivir con dignidad, pagar las cuentas al día, no deberle a nadie, ser fiel al Señor en la devolución del santo y sagrado diezmo, como también ayudar al prójimo y en la predicación del evangelio, en la proporción de la bendición material que recibimos. 

4. Lo que trae dignidad no es la prosperidad y sí la fidelidad.

Por lo tanto, debemos comprender que Dios sabe lo que es mejor para nosotros y debemos ser felices con lo que él nos concedió para vivir, según su infinita sabiduría.

5. Elena de White, dice que “El secreto del éxito estriba en la unión del poder divino con el esfuerzo humano.” PP, 543.

Esa es una gran verdad. En todo lo que hacemos en la vida, en los estudios, en el trabajo, en el matrimonio, en las relaciones humanas, en la educación de los hijos, en la predicación del evangelio, como también en la administración de nuestras finanzas, debemos reconocer que necesitamos el poder de Dios, que vendrá con la presencia de su Espíritu Santo en nuestra vida.

Pero Dios espera que hagamos nuestra parte y esa es nuestra responsabilidad. Como nos dice la Palabra del Señor, a través del sabio Salomón, en Eclesiastés 9:10: “Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas”.

Miremos ahora algunos principios fundamentales en la búsqueda de estabilidad financiera.

6. El primer paso es cuidarnos para no ser contagiados por esta sociedad consumista. 

Los medios de comunicación, a través de sus comerciales, intentan crear algunas pseudonecesidades en el ser humano, presentando una multiplicación de los más diversos bienes de consumo, que en su gran mayoría no son necesarios y son superfluos y, además, que están lejos de los principios que Dios estableció para el bienestar físico, emocional y espiritual del ser humano.

Debemos saber distinguir entre lo que es deseo y lo que es necesidad, lo esencial de lo superfluo. No siempre es fácil, pero es imprescindible. Debemos reconocer que nuestro patrón de vida debe estar de acuerdo con lo que podemos y no con lo que queremos. 

Nuestros deseos deben estar sometidos a nuestras posibilidades materiales. Y para que eso suceda, debe haber una concientización de la necesidad de vivir con base en una planificación que determinará el camino que debemos seguir.

7. Para que esa planificación sea eficaz, es necesario que toda la familia se involucre: padre, madre, hijos y todos los que vivan en la casa, y que consumen en la casa, deben detenerse un momento para conversar y planificar. 

Además de planificaciones que incluyan el mantenimiento de la casa, compra de muebles y electrodomésticos, compra de un carro, de la casa propia, de las vacaciones, viajes, estudio de los hijos, entre tantas cosas. 

8. La familia debe tomarse el tiempo de hacer un presupuesto, con base mensual, para asimilar la realidad y la práctica de los límites.

Observemos las palabras de Jesús, descritas en Lucas 14:28-30:

"Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿qué es lo primero que hace? Pues se sienta a pensar cuánto va a costarle, para ver si tiene suficiente dinero. Porque si empieza a construir la torre y después no tiene dinero paraterminarla, la gente se burlará de él. Todo el mundo le dirá: “¡Qué tonto eres! Empezaste a construir la torre, y ahora no puedes terminarla."

Hacer un presupuesto es hacer las cuentas; es saber con precisión lo que se gana y lo que se gasta. El resultado de la ecuación “ingreso menos gastos” debe ser siempre positivo y ese resultado debe ser destinado a la formación de una reserva financiera, que le hará frente a los imprevistos que surgen con regularidad y también frente a la planificación que fue establecida.

Cuando los miembros de la familia saben el tamaño del ingreso y el límite de lo que pueden gastar en cada artículo que involucra la vida en familia, con conciencia, todos colaborarán. 

La participación en la discusión del tema de las finanzas generará compromiso y cooperación. 

9. Un detalle importante es establecer en la planificación algunos proyectos especiales, a los que podemos llamar sueños. 

Cuando hay un objetivo que beneficiará a todos en la casa, ya sea una inversión patrimonial o vacaciones especiales, por ejemplo, todos participarán y colaborarán, ahorrando y haciendo pequeños sacrificios, si es necesario.

Hacer una planificación y un presupuesto es importante, pero solo producirán resultado si van acompañados de un control periódico. 

10. Con regularidad, la familia debe hacer un control mensual de todo lo que está gastando, usando alguna manera simple para anotar los gastos, que puede ser a través de aplicaciones básicas disponibles para usar en los smartphones o también puede ser un cuadernito que esté siempre a mano.

Al finalizar el mes, todos los gastos se deben agrupar según los ítems de presupuesto y luego se hace una comparación entre lo “presupuestado x lo realizado”. 

Si hay desvíos, se deben hacer los ajustes para que las finanzas de la familia se mantengan equilibradas.

11. De todas las sugerencias sobre cómo realizar los gastos de la familia, la más importante de todas es que los gastos se deben hacer al contado. 

Todas las modalidades de pago en cuotas se deben evitar, ya sea por tarjeta de crédito, compras en tiendas con tarjetas preferenciales o cualquier otra forma.

Los principales conceptos sobre la educación financiera se traducirán en tres columnas básicas:

a) No gastar todo lo que se gana, o sea, siempre debe sobrar un poco.

b) No gastar antes de cobrar, por lo tanto, comprar siempre al contado; y

c) Tener una reserva financiera, un ahorro. Esa reserva cubrirá imprevistos y hará posible el cumplimiento de la planificación y los sueños de la familia.

d) Como cristianos, debemos tener conciencia de nuestra responsabilidad en cuanto a dar un buen testimonio en todas las áreas de la vida. Pagar las cuentas al día y no deberle nada a nadie es lo que se espera de todos los que están preparándose para vivir la eternidad con Cristo. 

12. El buen testimonio en las finanzas abrirá puertas para hablar de nuestra fe, del Dios que amamos y servimos.

13. Para quienes tienen problemas financieros, recuerden poner las finanzas al día, y el primer paso es la humildad. 

La humildad para reconocer que deben cambiar el estilo de vida, practicar una economía estricta y hacer sacrificios para pagar las deudas. 

Si las tarjetas de crédito o cualquier otro medio están contribuyendo al desequilibrio financiero, deben ser eliminadas, destruidas.

Jesús nos dejó un consejo que se aplica bien a la cuestión financiera: Marcos 9:43 - “Si tu mano te fuere ocasión de caer, córtala”.

Marcos 9:45 – “si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo”.

Marcos 9:47 – “si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo”.

De igual modo, si algo en nuestra vida nos lleva a tropezar en la vida financiera, o sea, a gastar más de lo que deberíamos, debemos eliminarlo, romperlo, destruirlo.

14. La educación financiera y la economía doméstica son importantes para tener una vida financieramente estable. 

No siempre es fácil poner en práctica todos los consejos, pero este es el camino por el cual Dios quiere que andemos.

Sabemos que el mayor obstáculo en nuestra vida espiritual somos nosotros mismos, con nuestras imperfecciones. 

15. En la cuestión financiera no sucede diferente. Nuestras pasiones y deseos pueden llevarnos a actuar de manera irracional. Para que eso no suceda, es necesario desarrollar el dominio propio. 

Pero esa gran virtud no vendrá de ver programas o por la lectura de libros sobre la educación financiera. 

El dominio propio es un fruto de la presencia del Espíritu Santo, según las palabras del apóstol Pablo en Gálatas 5:22-23.

Por lo tanto, además de buscar ayuda, consejos y sugerencias sobre finanzas personales, busquemos en comunión con Dios la bendición del Espíritu Santo. 

Hagamos eso con oración y estudio de la Biblia con nuestra familia, y Dios nos dará la fuerza que necesitamos para dominar nuestras pasiones.

La estabilidad financiera, además de dar un buen testimonio y ayudarnos a vivir con dignidad, nos proporcionará mejor calidad de vida. Esto no está asociado necesariamente al tamaño de las ganancias de la familia, sino con la manera en la que la familia administra sus finanzas personales.

Dios desea la prosperidad material de sus hijos. Jesús declaró en Juan 10:10: 

“He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. 

La prosperidad material nos dará condiciones de ayudar con nuestros recursos en la predicación del evangelio, de apoyar a la iglesia y los proyectos misioneros. La prosperidad financiera también nos dará condiciones de ayudar a nuestro prójimo en sus necesidades materiales. 

Este trabajo asistencial es también parte de nuestra misión y, cuando lo hacemos, estamos sirviendo a nuestro Dios, como se nos pidió en Mateo 25. 

Además de atender las necesidades de nuestro prójimo, haciendo obras asistenciales, abriremos las puertas para predicar el evangelio de Cristo.

Pero debemos recordar que Dios ve lo que nosotros no vemos, sabe lo que no sabemos y siempre actúa buscando nuestro bienestar espiritual. Si la prosperidad material se convierte en un obstáculo para nuestro crecimiento espiritual, él obrará, y permitirá que tengamos exactamente lo que es necesario para nuestra salvación. 

Debemos creer y confiar, ya que él nos dará todas las provisiones necesarias, no solo las espirituales, sino también las materiales y en la medida cierta para que sea una bendición en nuestra vida.

Los tres primeros ítems que deben estar en la escala de valores de todo cristiano, independientemente de su etnia, edad y clase social, son: fe, familia y salud. 

¿No deberíamos aplicar nuestros recuerdos de acuerdo con nuestra escala de valores?

En vez de gastar nuestros ingresos con cosas nocivas a nuestra salud y familia, que satisfacen solo los deseos de la carne, y con entretenimientos que no edifican, empleemos nuestros recursos en cosas constructivas, que estén en armonía con la Palabra de Dios, que le hagan bien a nuestra vida física y espi- ritual. Si lo hacemos de esa manera, fortaleceremos el amor que debe existir entre nosotros y nuestros seres queridos; y entre nosotros y nuestro Dios.

Dios desea ser socio de nuestras finanzas personales, pero él no está con un “puesto de bendiciones” en exposición para vendérselas a quienes le den más recursos en ofrendas y donaciones. 

La teología de la prosperidad no tiene fundamento en la Biblia. Cuando en Malaquías 3:10 encontramos la siguiente promesa: 

“Abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” 

Si somos fieles en los diezmos y ofrendas, debemos entender que esas bendiciones serán según su voluntad y sabiduría, no según los deseos imperfectos de nuestro corazón. 

Lo que hoy parece ser una bendición para nosotros, puede no serlo en el futuro.

¿Qué es lo que usted más desea? ¿Una cuenta bancaria llena para satisfacer todos los planes materiales o la salvación de su familia? 

La mayor necesidad que tenemos es la de amor, paz, seguridad, salud sica y espiritual. Nuestro fin es el cielo y no la tierra, y son estas bendiciones las que Dios nos quiere dar.

A modo de conclusión, recordaremos la importancia de ser fieles al Señor en la devolución del Santo y sagrado diezmo, como una demostración de nuestra obediencia y fidelidad a nuestro Dios Creador.

Entreguemos también en su casa, la iglesia, nuestras ofrendas, como un acto de gratitud por todas las bendiciones recibidas. 

Incluso, aunque miremos al pasado y veamos más derrotas que victorias, siempre recordemos la mayor victoria de todas, y la única que realmente importa, fue consolidada en la cruz. Esa es nuestra garantía, nuestra seguridad.

Jamás nos faltarán motivos para demostrar nuestra fidelidad y gratitud a Dios, porque aunque nos falten motivos terrenales, tenemos la salvación en Cristo como nuestro mayor regalo. 

Por ella, y tan solo por ella, seamos fieles a Dios y, como respuesta en gratitud, pongamos a sus pies lo mejor de nosotros y dediquemos nuestra vida a su servicio, amando y sirviendo a nuestro prójimo.

Seamos fieles a Dios, administrando las dádivas materiales que recibimos en armonía con su voluntad, viviendo con dignidad y dándole al mundo un buen testimonio de su Palabra.

Si no tenemos recompensa alguna por nuestros esfuerzos y sacrificios en esta vida, miremos con fe al futuro, cuando nuestro señor volverá y nos dará la eterna recompensa:

“Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).

Entonces, ¡Preparémonos para estar allá con nuestra familia! Hagamos nuestra parte con fidelidad, pues Dios hizo, hace y hará su parte.

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