Tengo en mis manos un clavo de gran tamaño (o puede mostrar un crucifijo, al iniciar muestre algo en sus manos) posiblemente así de grande fueron los clavos que destrozaron las manos de Jesús en la cruz.
Hoy mucha gente se hace clavar en una cruz, para protestar, para reclamar algo. Hace un tiempo atrás en el penal de Guayaquil, unos reos se clavaron en una cruz, para pedir algo. Realmente son dramáticas cosas así.
Pero hoy en día no tenemos idea de lo que significó para Jesús ser clavado en la cruz. Déjenme decirles que la crucifixión no fue asunto de solo tres clavos, fue más. Fue algo más terrible.
Texto base: Lucas 23:33
Hoy vamos a aprender que la muerte en la cruz que Cristo padeció fue la cosa más terrible, dolorosa, angustiante, humillante y vergonzosa que un ser vivo pudo experimentar por salvarnos.
1. Antes del calvario
a. Lucas 23:33. “Y cuando llegaron al lugar llamado la Calavera, (calvario) le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda”.
b. El suplicio de la cruz empezaba con un juicio y con una flagelación. Un juicio y un castigo que Jesús nunca mereció.
Mateo 27:26 “Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado”.
La flagelación era efectuada por un látigo de cinco ramales de cuero que terminaban en bolas de hierro con púas. El reo era castigado hasta el punto de desfallecer, jirones de piel y músculos, costillas expuestas, heridas de muerte y una terrible hemorragia, deshidratación, acompañaban al castigado.
Jesús no merecía esto, pero tomó el lugar de Barrabás y el tuyo y el mío. ¡Cómo me sacude esta verdad!
a. Golpeado, ridiculizado, humillado. Mateo 27: 28-31
b. Luego vino la vía dolorosa, cayó con el peso de la cruz. Su espalda, le dolía, tenía hambre y sed, pero le dolía el alma, el corazón, una angustia terrible lo invadía.
NADIE ESTABA CON ÉL, CAMINÓ Y CAYÓ SOLO. SÍ, ¡JESÚS SABE LO QUE ES SENTIRSE SOLO COMO TÚ Y YO, SABE LO QUE LA SOLEDAD LE HACE AL CORAZÓN! Él sabe, Él comprende.
Cayó 7 veces, porque la cruz no era de él, era la de Barrabás y la mía y la tuya. A Él nunca le tomaron las medidas para elaborar una cruz. Usó una ajena.
NO FUERON SOLO TRES CLAVOS; FUE MÁS TERRIBLE, ANGUSTIANTE Y HUMILLANTE
2. En el calvario
a. Fue desnudado totalmente. Colocado en una posición incómoda que a los pocos minutos de estar clavado, Jesús sufrió los más terribles calambres. Su espalda lacerada, sangrante y destrozada se lastimaba más en el madero áspero y lleno de astillas. Sin apoyos humanos, todos lo dejaron, su madre desmayada.
b. Hasta su Padre celestial, tuvo que velar su rostro con una nube y Jesús se desesperó y gritó. “...Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” Marcos 15:34.
Su Padre estaba con Él. Pero Jesús sufría la angustia de cargar con todas las enfermedades, pecados, dolencias, angustias, traiciones, odio, resentimientos de todos nosotros, así era el plan, para salvarnos e impedir que muramos la muerte de cruz y la muerte eterna. ÉL POR NOSOTROS.
a. Estás sufriendo, no tienes consuelo, tu problema no te deja vivir en paz, la conciencia te persigue y te condena siempre. Bueno Jesús pasó por todas estas situaciones para poder ayudarte en este preciso momento.
b. Lucas 23:39. “Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Los ladrones atormentaron a Jesús con sus quejas, sus gritos y angustias, lo ofendieron al máximo, pero él decía a todos, todo el tiempo que estuvo en la cruz: PADRE PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN.
c. Lucas 23:40-43. “Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿ni aún temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; más éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: de cierto te digo: hoy, estarás conmigo en el paraíso”.
El otro ladrón, vio en el condenado a muerte, al Salvador del mundo y entendió que sufría por él para que no se perdiera. Y PIDIÓ LA SALVACIÓN Y JESÚS CONTESTÓ SU PEDIDO DE SALVACIÓN Y LO SALVÓ.
d. En ese momento el ladrón perdonado sintió una paz en su vida, experimentada por primera vez, una verdadera sensación de perdón, y ya no le importó morir, porque Jesús moría por él y con él.
g. Y usted está resentido con Dios por las pruebas, porque es infeliz, desgraciado, está lleno de culpa, cree que no hay salida.
Tal vez, hasta está condenado a muerte. Usted sabe su angustia y su pedido.
Pero como el ladrón; mire a Jesús sufrir una muerte injusta, dolorosa, terrible, vergonzosa, humillante, no merecida.
La sufrió como hombre y como Dios, solo para darle otra oportunidad; la única o tal vez la última como al ladrón. ¿La aceptará o la rechazará?
SIN LUGAR A DUDAS ESTA MUERTE FUE ESPANTOSA Y TERRIBLE
3. Después del calvario
a. Después que murió Jesús, los soldados en una comitiva de ejecución llegaron para terminar dicha jornada de muerte. Venían a quebrar las piernas de los condenados.
b. Juan 19:32-34. “Vinieron, pues, los soldados, y quebraron las piernas al primero, y asimismo al otro, que había sido cruci cado con él. Más cuando llegaron a Jesús...le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua”
c. Qué momento tan terrible, los soldados matando a los ladrones, el que no aceptó la salvación de Jesús, desesperado hasta los gritos, pedía que no le quiebren las piernas, miró a Jesús y Él estaba muerto, se acabó su oportunidad, la única, la última. Y murió en sus pecados y se perdió eternamente, rechazó la salvación de vida eterna ofrecida por Dios a través de su hijo.
d. El otro ladrón jamás dejó de mirar a Jesús, fue testigo palpitante de su muerte, mientras contemplaba a Jesús muerto sintió un golpe en sus piernas, y murió en paz, seguro de la salvación que Jesús le ofreció.
e. Dos hombres, dos decisiones, dos destinos. Uno de perdición y otro de salvación. Uno de condenación y otro de vida eterna.
CONCLUSIÓN
La muerte de Jesús en la cruz no fue por tres clavos. La crucifixión fue una experiencia que significó para Jesús una muerte lenta, dolorosa, terrible, humillante y vergonzosa, que probó su amor por nosotros, que demostró al mundo lo que el cielo es capaz de hacer por salvar al ser humano. Que lo hundió en las tinieblas pavorosas de la muerte eterna.
Murió angustiado llevando, todos nuestros pecados, enfermedades y dolencias, odios, resentimientos, problemas y necesidades tomando nuestro lugar.
Hoy debemos tomar una decisión a favor de Jesús, imitando al ladrón que murió con esperanza, para que podamos vivir eternamente.
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