INTRODUCCIÓN
2 Reyes 4:38-44
Una de las mayores preocupaciones del ser humano es poder satisfacer sus necesidades básicas, sea alimento, ropa, vivienda, medicamentos para la salud, o la falta de dinero para la adquisición de éstos.
Aunque la Palabra de Dios dice:
“No os preocupéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de vestir... Mirad las aves del cielo, que no siembran ni siegan, ni juntan en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta... Y por el vestido ¿por qué os preocupáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen sin fatigarse ni hilar” Mateo 6:25-28.
Aún así, la preocupación por la satisfacción de nuestras necesidades está presente en la mayoría de nosotros.
Hay dos incidentes en la vida del profeta Eliseo con los estudiantes de las escuelas de los profetas que dan confianza y tranquilidad a nuestra vida, sabiendo que Dios está dispuesto a hacer todo, si es necesario un milagro, para suplir nuestras necesidades.
Se encuentran en 2 Reyes 4:38-44:
"Eliseo volvió a Gilgal cuando había una grande hambre en la tierra. Y los hijos de los profetas estaban con él, por lo que dijo a su criado: Pon una olla grande, y haz potaje para los hijos de los profetas. Y salió uno al campo a recoger hierbas, y halló una como parra montés, y de ella llenó su falda de calabazas silvestres; y volvió, y las cortó en la olla del potaje, pues no sabía lo que era. Después sirvió para que comieran los hombres; pero sucedió que comiendo ellos de aquel guisado, gritaron diciendo: !!Varón de Dios, hay muerte en esa olla! Y no lo pudieron comer. Él entonces dijo: Traed harina. Y la esparció en la olla, y dijo: Da de comer a la gente. Y no hubo más mal en la olla. Vino entonces un hombre de Baal-salisa, el cual trajo al varón de Dios panes de primicias, veinte panes de cebada, y trigo nuevo en su espiga. Y él dijo: Da a la gente para que coma. Y respondió su sirviente: ¿Cómo pondré esto delante de cien hombres? Pero él volvió a decir: Da a la gente para que coma, porque así ha dicho Jehová: Comerán, y sobrará. Entonces lo puso delante de ellos, y comieron, y les sobró, conforme a la palabra de Jehová."
I. DIOS SIEMPRE SE INTERESA POR SUS HIJOS NECESITADOS
¿Se interesó Dios por los cien estudiantes de la escuela de Gilgal que estaban padeciendo de hambre?
- Sanó la comida envenenada a través de la intervención del profeta Eliseo y todos pudieron comer.
- Movió el corazón de un hombre de Baal- salisa para que llevara al profeta Eliseo sus primicias: veinte panes de cebada y trigo nuevo en su espiga, justo cuando los estudiantes tenían necesidad de alimento.
- Multiplicó los panes para que comieran todos y aún sobró.
“Dios conoce nuestras necesidades y ha hecho provisión para satisfacerlas. El Señor tiene una tesorería con abundantes provisiones para sus hijos, y puede darles lo que necesitan en todas las circunstancias. ¿Entonces por qué no confiáis en Él?” (A fin de conocerle, 227).
"Para proveernos lo necesario, nuestro Padre celestial tiene mil maneras de las cuales nada sabemos. Los que aceptan el principio sencillo de hacer del servicio de Dios el asunto supremo, verán desvanecerse sus perplejidades y extenderse ante sus pies un camino despejado” MC, 382.
“Los cristianos no deberían permitir ser perturbados por preocupaciones ansiosas por las necesidades de la vida. Si los hombres aman y obedecen a Dios, y cumplen su parte, Dios satisfará todas sus necesidades. Aunque los recursos para suplir las necesidades de la vida diaria deben obtenerse con el sudor de la frente, no debemos desconfiar de Dios, porque en el gran plan de su providencia Él suplirá lo que se necesite cada día” CSM, 240.
Actualmente, Dios utiliza los medios naturales para satisfacer nuestras necesidades, que muchas veces pasamos como inadvertidos.
Es Dios quien manda la lluvia y el sol para que la tierra produzca alimentos, y a veces pensamos que tenemos alimento porque tenemos dinero para comprarlo. Pensemos, qué sucedería si un año la tierra se negara a dar sus frutos, ¿de qué serviría nuestro dinero?
Es Dios quien da sabiduría a los médicos para que nos den el medicamento adecuado para sanar nuestras enfermedades.
Cuando los medios naturales no son suficientes para suplir nuestras necesidades, Dios ha hecho milagros cuando lo ha considerado necesario. Sabemos de casos que han sanado milagrosamente cuando la ciencia no ha podido hacer algo, de recursos que han llegado a personas de forma y procedencia inesperada.
“El cielo está más cerca de la tierra de lo que muchos piensan. Dios siempre se interesa por sus hijos necesitados, y en todo momento está listo para suplir lo que les falta. No hay país ni pueblo de la tierra donde la Providencia no esté operando constantemente para dar lo que falta a los necesitados. Cada huerta y campo que produce fruto da testimonio tanto del poder de Dios para obrar milagros como de su amor ilimitado. Dios siempre obra a favor de sus débiles hijos de la tierra. Quizá no se vean en forma tan evidente las manifestaciones de su amor y su poder como en los días de Eliseo, pero basta que abramos los ojos para reconocer con mayor claridad que el Ser Supremo está presente, todavía obra con amor y misericordia para con los necesitados hijos de Adán.” 2CBA, 870.
II. LOS MANDAMIENTOS DE DIOS DEBEN SER OBEDECIDOS AUNQUE PAREZCAN IRRAZONABLES
“Cuando el Señor da a los hombres una obra que hacer, ellos no deben detenerse a preguntar si la orden es razonable ni cual será el resultado probable de sus esfuerzos por obedecer” PP, 183.
El sirviente miraba las primicias con ojos humanos, pero Eliseo había mirado esa misma ofrenda de alimento con los ojos de la fe y de Dios.
Para el sirviente la orden del profeta parecía casi una necedad e imposible de cumplir. ¿Cómo podrían saciar el hambre de cien personas con veinte panes de cebada?
Cuando Jesús estaba por alimentar a la multitud con cinco panes de cebada y dos pececillos, la pregunta de Andrés, hermano de Simón Pedro, demostró el mismo espíritu: “¿Qué es esto para tantos?” Juan 6:9.
Eliseo había hablado por inspiración. El profeta que habla inspiradamente siempre trasmite las palabras de Dios.
Dios tiene poder infinito. Sus recursos pueden satisfacer las necesidades de todos. Él puede aumentar la provisión más insignificante solamente con tocarla.
El poder de Dios hizo que esos pocos panes aumentaran hasta que se saciaran todos los presentes.
III. CON LA BENDICIÓN DE DIOS LO POCO SE HACE MUCHO
Veinte panes se hicieron mucho más porque tenían la bendición de Dios a través del profeta Eliseo.
Las matemáticas de Dios son diferentes a las nuestras. Dios suma restando y multiplica dividiendo.
La fidelidad en devolver nuestros diezmos y agradecer a Dios con nuestras ofrendas confirma esta realidad.
Rinden más ochenta pesos con la bendición de Dios que cien sin su bendición. ¿Cómo funciona esto?
No lo podemos explicar, como tampoco podemos explicar y entender cómo los veinte panes fueron suficientes para alimentar a cien personas y sobró.
Algo parecido sucedió en el caso de la viuda de Sarepta.
1 Reyes 17:8 al 16 nos muestra que:
“Esa mujer no era israelita. Nunca había gozado de los privilegios y bendiciones que había disfrutado el pueblo escogido de Dios; pero creía en el verdadero Dios, y había andado en toda la luz que resplandecía sobre su senda" PP, 95.
Tenía alimento para ella y su hijo sólo para un día. Su fe fue grandemente probada cuando el profeta Elías le pide que prepare primero para él una pequeña torta cocida y que luego haga para ella y para su hijo.
“No podría haberse exigido mayor prueba de fe. Hasta entonces la viuda había tratado a todos los forasteros con bondad y generosidad. En ese momento, sin tener en cuenta los sufrimientos que pudiesen resultar para ella y su hijo, y confiando en que el Dios de Israel supliría todas sus necesidades, dio esta prueba suprema de hospitalidad obrando “como le dijo Elías”. PP, 95.
La multiplicación de la harina y su aceite ocurre cuando decide poner a Dios en primer lugar, y entonces su provisión le alcanza para comer durante muchos días.
“Comió porque creyó en la promesa de Dios. Miles en torno de ella –los que confiaban en Baal—morían de hambre. Cuando se le pidió que diera, tan sólo tenía lo suficiente para una última comida para ella y su hijo. Pero cuando hubo dado, tuvo suficiente para ella y toda su casa, y también para el profeta, durante muchos días. Encontró vida y bendiciones debido a su fe en Dios. “Hay quienes reparten y les es añadido más” Proverbios 11:24" 2CBA, 812.
CONCLUSIÓN
Por las evidencias consideradas en la Palabra de Dios y en nuestra propia vida, podemos confiar en que Dios está profundamente interesado en satisfacer nuestras necesidades.
Necesitamos confiar en Él, actuar con fe, obedeciendo sus indicaciones aunque a veces nos parezcan irrazonables o con poca probabilidad de éxito.
Necesitamos darle a Dios el primer lugar en nuestra vida, como lo hizo la viuda de Sarepta.
“Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:33
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