Por Gilberto Messias
Texto clave: “Entonces Saulo, se levantó de tierra y abriendo los ojos no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco” Hechos 9:8.
Introducción
Estrabismo es un defecto que se manifiesta cuando los ojos se mueven en diferentes direcciones y no consiguen focalizar juntos, el mismo punto. Como el paciente comienza a utilizar el ojo centralizado, el cerebro desconecta la visión central del ojo desalineado, manteniéndola conectada apenas a una visión periférica, provocando ceguera parcial. El tratamiento para la corrección del estrabismo es simple, se utilizan lentes o cirugía.
En la vida espiritual podemos ser alcanzados por una enfermedad con síntomas semejantes a los causados por el estrabismo.
En la Biblia se cuenta la historia de alguien que cuando veía tenía un profundo estrabismo espiritual, pues veía distorsionada la realidad (creía que los cristianos eran enemigos y que había que destruirlos) y cuando quedó ciego (después de su encuentro con Jesús) pudo ver con claridad, espiritualmente hablando.
¿Casi un enigma, no?
¿Pudieron deducir a quién me refiero? ¡Exactamente! al apóstol Pablo, quién primero fue un perseguidor, Saulo de Tarso.
Ilustración
Existe en la ciudad de Guarujá, litoral de Sao Pablo, una chiquilla muy especial de apenas 12 años de edad, su nombre es Deysi.
Desde su nacimiento, sufre de una enfermedad visual. Esto sería motivo más que suficiente para que ella fuese una niña muy triste, porque al final de cuentas, ella no puede ver el lindo cielo azul, la belleza de los colores, ni el rostro de las personas que tanto ama.
Pero, esta niña eligió ser feliz, independientemente de su necesidad especial.
Hace algún tiempo atrás juntamente con su amiga Najla, conocieron a Jesús por influencia de Cida, su profesora. Después de aprender sobre Jesús y de lo que Él puede hacer por ella, Deysi decidió presentarlo a sus amigos y todos los domingos por la tarde, ellos se reúnen para estudiar juntos la Biblia.
Hoy esta clase bíblica cuenta con cincuenta y cinco adolescentes. Deysi cita y memoriza los textos bíblicos que todos deben leer en sus Biblias. Ella cree en el pronto regreso de Jesús y que en ese gran día su visión será restaurada. Dice también, que lo primero que quiere ver, es el rostro de Jesús.
Cuando miramos fijamente para el Autor y Consumador de nuestra fe, tenemos la fuerza suficiente para vencer los obstáculos que están delante de nosotros e independientemente de quienes somos, de cuál sea nuestra edad o dónde vivimos, podemos hablar de Jesús para nuestros amigos.
Después del encuentro con Jesús, camino a Damasco Saulo se convirtió en al apóstol Pablo, en un ferviente cristiano. Veamos algunos aspectos de su consagrada vida.
Sed mis Imitadores (1 Corintios 11:1)
Si alguien sale por ahí diciendo que las personas deben imitarlo, mínimamente esta persona será vista por los demás como alguien que “se manda la parte”.
En nuestros días vemos algunas personas, que sin decir una sola palabra, hacen de todo para ser imitadas. Se hacen nuevos cortes de cabello, un estilo de zapato diferente o hasta una nueva forma de hablar, con algunos modismos o palabras graciosas. Dependiendo de quien hace estas cosas, luego muchas personas las estarán imitando. Pero, ciertamente cuando el apóstol Pablo dice que deberíamos imitarlo, tenía en mente a Jesús Cristo y no a sí mismo.
Esto se aclara cuando él dice: “Sigan ustedes mi ejemplo, como yo sigo el ejemplo de Cristo”. 1Corintios 11:1.
Indudablemente, el apóstol Pablo es alguien a quién debemos imitar. Él no se hizo un nuevo peinado o adquirió alguna forma diferente de hablar. Debemos imitarlo porque él revolucionó el mundo (después que recuperó parcialmente la vista), e hizo esto solamente en obediencia a lo que Cristo le pidió, testificando del amor de Dios. Fue una de las personas que más hizo en favor del ministerio de Cristo durante el período de la iglesia primitiva.
Posiblemente, Pablo hablaba cuatro diferentes lenguas: hebreo, arameo, griego y latín. (Hechos 21:37) Realizó tres grandes viajes misioneros, escribió catorce libros de la Biblia y fundó muchas, muchas iglesias en diversas regiones del mundo.
Pablo sabía que estaba en deuda con Cristo, pues antes de convertirse al cristianismo, cuando su nombre era aún Saulo, fue uno de los mayores enemigos de la iglesia cristiana. Envió a muchas personas a la prisión y participó en la muerte de otras y entre estas, estuvo Esteban uno de los 7 diáconos (Hechos 7:54-60). Al caer del caballo en el camino hacia Damasco, sin poder ver nada, Pablo logró ver todo lo que necesitaba en su vida.
Después de aquella caída, su entrega fue tan maravillosa, que más tarde dijo las siguientes palabras:
“Y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí...” Gálatas 2:20.
Aguijón en el cuerpo del apóstol Pablo 2Corintios 12:7
No todo en la vida de Pablo fue maravilloso. Sabemos que él enfrentó algunas di cultades que desa aban su caminata en la vida cristiana.
En cierto momento lo encontramos reclamando de la siguiente manera:
“Por eso, para que yo no me crea más de lo que soy, he tenido un sufrimiento, una especie de espina clavada en el cuerpo, que como un instrumento de Satanás vino a maltratarme”. 2 Corintios 12:7.
Existe mucha gente intentando saber qué sería este “aguijón en la carne” de Pablo.
Algunas personas dicen que era un pecado que le incomodaba, otras dicen que era una enfermedad física. Otras creen que eran los constantes ataques de un grupo de judíos que lo perseguía. Pero, lo que realmente es seguro, es que este “aguijón en la carne” de Pablo era algo que Dios había permitido que padezca, para que no se ensoberbeciese.
Dios permitió un “aguijón en la carne” en la vida de Pablo. El apóstol pidió por tres veces que Dios lo arrancase.
Existen algunas evidencias de que este “aguijón en la carne” era una necesidad visual que el apóstol tenía. Cuando se cayó del caballo, camino a Damasco, quedó ciego por tres días (Hechos 9:9), entonces luego de estos días recuperó la visión a través de un hombre llamado Ananías, a quien Dios envió para visitarlo. Después de extender la mano sobre Pablo y orar, este pudo ver nuevamente. Veamos algunos textos bíblicos que confirman esta idea:
• Hechos 9:8 Pablo estuvo ciego después de caer del caballo camino a Damasco.
• Hechos 23:2-5 Pablo no vio al sumo sacerdote a pocos metros de distancia.
• Gálatas 4:12-15 Pablo hablando de su enfermedad física.
• Gálatas 6:11 Pablo escribía sus cartas con letras grandes.
Estos textos nos muestran que el aguijón en la carne de Pablo, era algún mal que le afectaba los ojos. Entendemos que Dios vio que era necesario dejar en Pablo una marca física de su conversión.
“El propósito de Cristo al permitir la aflicción era proteger a Pablo del orgullo”. 6 CBA - 2Corintios 12:7.
Mirando jamente (Hebreos 12:2)
Elena G. de White dice:
“Es al mirar a Jesús y contemplar su encanto, teniendo nuestros ojos constantemente fijos en él, como somos transformados a su imagen. Él dará gracia a todos los que guardan su camino, y hacen su voluntad, y caminan en la verdad...” Dios nos cuida, 337.
Con estas palabras se nos habla de la importancia de ser transformados a la semejanza de Jesús, pero para eso es necesario jar nuestros ojos en el ejemplo dejado por Él y siempre hacer lo que nos pide. Dios está listo para concedernos su gracia, pero para esto es necesario andar en la verdad, observando sus preceptos. Con esto, paso a paso, alcanzaremos nuestro objetivo que es estar preparados para cuando Jesús vuelva.
Cristo soportó la cruz por nosotros, los seres humanos:
“Pues Dios amo tanto al mundo, que dio a su Hijo único, para que todo aquel que cree en Él no muera, sino que tenga vida eterna” Juan 3:16.
Con estas palabras Juan, el discípulo amado, deja bien claro cual fue el motivo por atrás del sacrificio de Jesús: el amor. Cristo amó a Pablo cuando todavía era Saulo y hacía todo lo que era abominable a los ojos de Dios. Y fue por este amor que Dios no destruyó al apóstol Pablo.
A diferencia de nosotros, Cristo ve el interior, mientras nosotros vemos el exterior. Cristo no se concentraba apenas en lo que las personas son, mas sí, en lo que se podrían transformar. Porque tenemos una tendencia pecaminosa, somos tentados a excluir a los que son diferentes y esto entristece el corazón de Dios. ¿Imagine si Dios pensase como nosotros pensamos? ¿Qué sería de nosotros seres tan imperfectos?
La buena noticia es que Cristo no se concentra en observar cómo somos hoy, más sí en lo que podremos tornarnos cuando nos entregamos, sin reservas, en Sus manos. Anteriormente las personas escapaban de Pablo, pero después de entregar su corazón a Cristo para ser transformado, las personas veían en él un verdadero hombre de Dios.
Existe un dicho que dice: “Nosotros somos aquello que creemos ser”, uno de los mayores objetivos del enemigo es hacernos pensar que somos débiles y derrotados.
Existen momentos en la vida en que los problemas nos llevan a un estado de ceguera espiritual. Cuando esto sucede, las cosas alrededor comienzan a perder su valor y quedan sin sentido, la motivación desaparece y salir de esta situación se vuelve cada vez más difícil y esto puede suceder la vida de cualquier cristiano.
El enemigo, que anda a nuestro derredor como león esperando apenas una oportunidad para atacar, escoge una persona, coloca algunos problemas en su vida y después hace con que ésta piense que es incapaz de vencer esta dificultad y que Dios la abandonó. Entonces, esta persona es tentada a apartar los ojos de Cristo, perdiendo el foco y se coloca a disposición del enemigo.
El estrabismo espiritual no nos permite ver fijamente a Cristo, el autor y consumador de nuestra fe. Quien llega a este punto realmente piensa que fue abandonado por Dios y que no tiene más ningún valor. En esta etapa del estrabismo espiritual, solamente con ayuda externa podemos salir de esta situación. Con los lentes espirituales lograremos mirar con ojos de fe y alcanzaremos a descubrir lo que Dios ha hecho a nuestro favor, y debemos tener la confianza que Dios no nos abandonó, por el contrario. Notaremos que en los momentos más difíciles Él estuvo a nuestro lado.
En casos más complicados, cuando solamente los lentes no son suficientes, la cirugía se transforma en la única salida posible para revertir este cuadro, y el único médico habilitado para realizar este tipo de cirugía es el Espíritu Santo, que está en este mundo para convencernos de que:
“Cuando Él venga, mostrará claramente a la gente del mundo quién es inocente, y quién recibe el juicio de Dios” Juan 16:8.
Algunas veces esta “cirugía” es un poco dolorosa, pero es necesaria para vencer el mal. Evidentemente caer del caballo no fue algo agradable para Pablo, pero esta caída fue la “cirugía” que Dios operó en su vida.
Conclusión
Dios no elige a los capaces, mas Él capacita a los elegidos.
No importa quiénes somos o qué tenemos, como ya vimos antes. Dios no mira lo que el hombre mira, pues el hombre ve el exterior y Dios ve el interior de las personas.
En algunos momentos somos tentados a pensar que no tenemos valor, principalmente si tenemos alguna necesidad especial, o si cometemos algún pecado que podríamos haber evitado. ¿Por qué yo nací así? ¿Por qué no soy como los otros jóvenes?
Esas y otras preguntas son constantes en la vida de algunas personas que nacieron con algún tipo de necesidad especial como Deysi, ¿Recuerdan?
Cuando conocemos el amor de Jesús, vemos que Él está de brazos abiertos para todos nosotros. Cuando por tercera vez el apóstol Pablo pidió a Dios que saque el “aguijón de se carne”, esta fue la respuesta de Dios:
“Mi amor es todo lo que necesitas; pues mi poder se muestra plenamente en la debilidad”. 2 Corintios 12:9.
Paulo entendió que esto era una intervención externa con el n de ayudarlo a permanecer firme en la fe, entonces, aceptó lo que Dios le tenía reservado.
Llamado
Así como el apóstol Pablo y Deysi vencieron, nosotros también podemos vencer y podemos transformarnos en instrumentos poderosos en las manos de Dios.
Recuerda que no existe edad para consagrarnos a Dios. Niños, jóvenes, hombres y mujeres consagrados para realizar la buena obra del Señor es lo que necesita el mundo. ¿Aceptas tú esta invitación?
Jamás nos extraviemos del propósito que tenemos aquí, hasta que Jesús regrese. Oremos.
Comentarios
Publicar un comentario