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Somos un pueblo con un Dios que nos hace Libres - Somos un Pueblo Bendecido

Introducción:

Espero que disfruten de esta semana especial.
Sin duda, la inquietud que genera esta época del año ha sido percibida por cada uno de ustedes. Los niños y jóvenes sueñan con el fin de clases e inicio de las vacaciones; los mayores hacen planes para navidad y año nuevo.
Mientras todo eso ocurre, ustedes y yo nos damos cita para manifestar a Dios nuestra gratitud, por todas las bendiciones que nos ha concedido durante el año que termina.
Leamos una vez más el Salmo 136, como lo hemos hecho las noches anteriores. Yo leo la primera parte y ustedes la segunda, así como la hemos unificado: “Porque su amor es para siempre”. (Leer el Salmo)

Al destacar en esta semana lo bendecidos que somos como pueblo, no podemos olvidar que somos un pueblo libre.
La libertad es de suma importancia en la experiencia de todo ser humano.
El coartar la libertad, es causa de un sufrimiento indescriptible. Muchos han dado su vida para recuperar la libertad perdida, tanto de un individuo como de naciones enteras. Para muchos, libertad ha significado sangre, sudor y lágrimas.

Podemos agradecer porque vivimos en un país libre; podemos expresarnos, podemos decidir en dónde vivir, podemos caminar con libertad, podemos adorar con total libertad entre otras muchas libertades. ¡Gracias sean dadas a Dios por eso!

Además de esa libertad, que como ciudadanos de este país gozamos, hay otras que el cielo nos concede, y por lo cual debemos estar agradecidos.

1. Libres de peligros (Salmo 34:7)

a) Vivimos en un mundo en el que la inseguridad impera.
I. Sabemos que salimos de casa, pero no sabemos si regresaremos.
II. Si utiliza un taxi, usted se cuida del taxista y el taxista se cuida de usted.
III. Hay quienes no pueden ir al banco, sin experimentar cierto temor.

b) Vivimos en un mundo en donde la violencia es parte de nuestra vida.
I. La violencia no está lejos de nosotros, aun en nuestras propias comunidades, los ajustes de cuentas son el pan de cada día.
II. Inocentes que mueren en un fuego cruzado o siendo confundidos con otro individuo.

c) ¿En medio de cuántos peligros hemos estado en donde hemos visto la mano de Dios?
(Dé oportunidad si alguno quiere contar un testimonio o cuente una experiencia personal).
I. Recuerdo una ocasión en que salimos a acampar con el club de conquistadores. Pasamos tres días extraordinarios acampando en un lugar del estado de Morelos. Cuando regresábamos a casa, nos detuvimos a solicitar agua en un hogar; una dama nos atendió amablemente, preguntándonos quiénes éramos y qué hacíamos. Después de una breve explicación de qué hacíamos y de dónde veníamos, esta mujer nos miró con asombro y dijo: ¡Qué suerte tienen! Porque es una zona donde llegan muchos maleantes a drogarse y realizar todo tipo de maldades.
II. ¿Suerte? Por supuesto que no. Sin duda fue la mano del Señor que cuidó de nosotros.

d) ¿Qué acerca de ti? ¿Qué acerca de mí?
I. No tengo duda de que Dios ha estado a nuestro lado.
II. Es posible que alguno haya sido alcanzado por unos de estos peligros, pero aquí estamos, agradecidos con Dios.
III. Para el Señor, tú y yo somos como la niña de sus ojos (Zacarías 2: 8).

2. Libres de pecado (Romanos 6: 22) 
a) Todos somos pecadores.
I. “No hay justo ni aun uno” (Romanos 3: 10).
II. “La paga del pecado es muerte” (Romanos 6: 23).

b) Así como Dios liberó a su pueblo de la esclavitud, del dominio de los egipcios, con un maravilloso despliegue de poder.

c) Dios está listo hoy para liberarnos de la esclavitud del pecado, bajo el dominio de Satanás.
I. “Jesús vino a romper las cadenas de la esclavitud del pecado en el alma; porque el pecado sólo puede triunfar cuando se extingue la libertad del alma” (Cada Día con Dios, 25 de abril).

d) “Al libertar nuestras almas de la esclavitud del pecado, Dios ha obrado para nosotros una liberación todavía mayor que la de los hebreos ante el mar Rojo. Como la hueste hebrea, nosotros debemos alabar al Señor con nuestro corazón, nuestra alma, y nuestra voz por ‘sus maravillas para con los hijos de los hombres’ (Salmos 107: 8). Los que meditan en las grandes misericordias de Dios, y no olvidan sus dones menores, se llenan de felicidad y cantan en sus corazones al Señor. Las bendiciones diarias que recibimos de la mano de Dios, y sobre todo, la muerte de Jesús para poner la felicidad y el cielo a nuestro alcance, debieran ser objeto de constante gratitud” (Patriarcas y profetas, p. 294-295).

e) En Camerún, el 8 de septiembre, se celebra el Día de Evamalunga. Es un día especial, un día de acción de gracias celebrado por los cristianos. Evamalunga significa: “La liberación del pecado”.
En este día los cristianos expresan su gratitud por la llegada de los primeros misioneros que difundieron el evangelio cristiano. La gente se viste con sus ropas más elegantes y va a las iglesias locales, decoradas con flores y hojas para la ocasión.
Los coros entonan canciones de agradecimiento y tras la ceremonia, continúan hasta la noche, la fiesta y la música.

f ) El próximo sábado, nosotros también estaremos celebrando. ¡Hemos sido liberados del pecado por gracia de Dios! Será un día para gozarnos. Hagan planes para estar aquí y alabar al Señor.

3. Libres de las ataduras del pecado 
a) Dios nos libera del pecado mediante su perdón: “Dichoso aquel a quien Dios perdona sus maldades, y cubre sus pecados. Dichoso el hombre a quien el Señor no cuenta sus pecados contra él” (Romanos 4: 7, 8).

b) Aun y cuando no nos libra de las consecuencias de nuestros errores, no hay duda, Dios transforma nuestra vida.
I. El pecado es causa de: Inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería. Odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia, borracheras, orgías, etc. (Gál. 5: 19- 21). Relaciones quebrantadas, baja autoestima, dolor, llanto, miseria, enfermedad, muerte. Esto por mencionar solo algunos de los incontables males.
II. La libertad y el perdón que el Señor nos ofrece produce: Amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. (Gál. 5: 22 y 23). Los matrimonios vuelven a comprometerse, la autoestima se eleva, el llanto se convierte en gozo; en la enfermedad hay esperanza y después de la muerte hay resurrección.

c) ¿Recuerdas cómo era tu vida sin Cristo? ¿Y tu hogar? ¿Qué sería de ti y de mí si no lo hubiéramos conocido?

d) Por eso el salmista exclama:
“Una cosa sé: ¡Dios está de mi parte!
Confío en Dios y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo.
¿Qué puede hacerme un simple mortal?
He hecho votos delante de ti, oh Dios,
Y te presentaré mis ofrendas de gratitud.
Tú, oh Dios, me has librado de la muerte, para que siempre,
En tu presencia, camine en la luz de la vida” (Salmos 56: 9-13; NVI).

Conclusión: 
El año 2008, una de las noticias que causó mayor impacto, fue la de la liberación de la política colombiana Ingrid Betancourt.
Estuvo privada de su libertad por más de 2300 días.
Qué gozo experimentó esta mujer al ser liberada; qué gozo experimentaron sus hijos, su madre y todos aquellos que la aman.
Cuando alguien que ha sido privado de su libertad, independientemente de la causa, y la recobra, la alegría es indescriptible.

“Así como los hijos de Israel celebraban la liberación que Dios efectuó para sus padres, y la forma milagrosa en que los preservó durante su viaje de Egipto a la tierra prometida, así el pueblo de Dios debiera en la actualidad recordar con gratitud las diversas formas en que él los ha sacado del mundo, de las tinieblas del error, a la preciosa luz de la verdad [...]. Con gratitud, debiéramos considerar las sendas antiguas y refrigerar nuestra alma con el recuerdo de la bondad amante de nuestro generoso Benefactor” (Review and Herald, 17-11-1885).

¿Cómo no sentir gozo cuando hemos sido liberados por Cristo?
¿Cómo no estar agradecidos con Dios por los peligros de los que hemos sido librados?
¿Por los pecados que nos han sido perdonados?
¿Por darnos una nueva oportunidad de disfrutar de la vida?
No hay duda, ¡Somos un pueblo bendecido!, y por eso, ¡Somos un pueblo agradecido!

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