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Qué debemos hacer para agradar a Dios

INTRODUCCIÓN

“¿Con qué me presentaré al SEÑOR y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré delante de Él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agrada el SEÑOR de millares de carneros, de miríadas de ríos de aceite? ¿Ofreceré mi primogénito por mi rebeldía, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?” Miqueas 6:6-8 (Biblia de las Américas)

¿Con qué me presentaré delante de Jehová y adoraré al Dios Altísimo? 
Puesto de otra manera sería: ¿Haciendo qué cosas agradaré a Dios y obtendré su bendición?
El propósito primario de la vida debiera ser agradar a Dios. Todo lo que hagas para complacer a Dios es un acto de adoración. 

LA ADORACIÓN NO ES LO QUE HACEMOS CON NUESTROS LABIOS; ES LO QUE HACEMOS CON NUESTRA VIDA. Todos los cantos, las oraciones y las alabanzas son en vano si no van unidas a un cambio y compromiso personal. La verdadera adoración es ofrecer nuestra vida para agradar a Dios.

I. LO QUE NO ES ADORACIÓN

Miqueas es uno de los llamados “profetas menores”, contemporáneo de Isaías. Él predicó durante los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías en Judá (735-700 AC). A diferenci de Isaías, que era citadino, Miqueas era un campesino originario de Moreset-Gat, localidad de la Sefelá, la fértil llanura al suroeste de Judá. Miqueas huyó de allí y se refugió en Jerusalén por la ocupación asiria.
Ahí constató los mismos problemas que Isaías, las mismas injusticias y la misma maldad en Judá.
En los tiempos del profeta Miqueas, los habitantes de Jerusalén y de Juda estaban en decadencia espiritual. El libro de Miqueas presenta las condiciones Morales y religiosas que imperaban entre el pueblo durante los reinados mencionados 4CBA, 1036.
Acaz es considerado como el rey más idólatra que jamás haya existido en Judá: se entregó en una completa idolatría hasta el punto de pasar a "sus hijos por fuego conforme a las abominaciones de las naciones" (2 Cron. 28:3). También hizo colocar dentro del templo un altar idolátrico cuyo original había visto en Damasco (2 Rey. 16:10-12, 14-17). El rey Acaz no sólo estaba sumergido en el pecado, sino que hacía sumergir a todo su pueblo.
Tristemente también los sacerdotes de Jehová habían apostatado. Consentían la adoración tradicional a Jehová de manera formal y externa, y a la vez permitían una adoración idolátrica con todas sus prácticas paganas.
Adoraban en el templo a Jehová siguiendo los cultos tradicionales, pero en ese mismo lugar también adoraban a ídolos falsos que no eran, según ellos a otro Dios, sino a Jehová.
Del mismo modo, en vez de defender al pobre de las injusticias de los ricos, solo buscaban su comodidad.
Habían profetas falsos que se ganaban el cariño del pueblo y de los líderes con mensajes falsos y engañosos, con "mensajes de esperanza", diciendo que no debían temer porque Dios los amaba y jamás procederían con tal ira contra sus hijos. Por ello los verdaderos profetas de Dios eran insultados, presa de burlas porque proclamaban mensajes muy contrarios a lo de los falsos profetas.
Los que decían adorar a Jehová, lo hacían en el templo, pero fuera de él simplemente vivían una vida corrupta de injusticias y mentiras. Todos estaban sumergidos en esto. Desde el rey hasta los sacerdotes. Todos hacían injusticias contra los más débiles, contra los pobres, contra los que poco o nada tenían.
Dijo entonces el Señor: “Por cuanto este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacia mí es solo una tradición aprendida de memoria” Isaías 29:13.
Sucede lo mismo hoy. Muchos creen que el cristianismo solo tiene que ver con los sábados en el templo, y fuera de él, todo vale. La realidad es que la religión pura y sin mancha 
se vive fuera del templo las 24 horas dondequiera que nos encontremos. La adoración no es lo que hacemos con nuestros labios; es lo que hacemos con nuestra vida.

II. ADORANDO CON NUESTRA VIDA

“¿Y qué es lo que demanda el SEÑOR de ti, sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?” Miqueas 6:8 (Biblia de las Américas).
Miqueas 6:8 debería ser un recordatorio de que la gracia es gratuita y que una vida de fe y acción, es nuestra respuesta de agradecimiento
La Palabra de Dios nos dice claramente que no podemos ganar la salvación. La salvación es por gracia, no por ningún esfuerzo de nuestra parte. Pero como hijos de Dios podemos agradar a nuestro Padre celestial mediante la obediencia.
“La religión que proviene de Dios es la única que puede conducir a Dios. A fin de que podamos servirle rectamente debemos nacer del Espíritu divino. Esto purificará el corazón y renovará la mente, y nos dará una nueva capacidad para conocer y amar a Dios. Nos dará una obediencia voluntaria a todos sus requerimientos. Esa es la verdadera adoración”. —Manuscrito 9, 1908.
Las Escrituras y los escritos de Elena White nos aseguran que nuestra bondad, compasión y preocupación por las necesidades de los que están sin hogar, hambrientos y desnudos, persuadirán a más personas a seguir a Cristo que nuestras elaboradas ideas acerca de doctrinas rectas que no afectan la vida práctica. (Ver Isaías 58; Mateo 25:31-46; Santiago 2.)

III. EL ROSTRO DE DIOS

“Tengo compasión de la gente... no tienen qué comer”, dijo Jesús (Marcos 8:2).
El rostro de Dios que se nos presenta en todo lugar en la Escritura, es el de un Dios lleno de compasión que vela por nosotros y actúa a favor de los pobres, los descartados y marginalizados.
El desafío constante que la pobreza les presenta a los seguidores de Cristo es ir más allá de la mera proclamación
 de la verdad acerca del amor, la compasión y el interés por los otros y en cambio, vivir la verdad realizando actos de compasión y bondad. Debemos descubrir maneras concretas de aliviar las cargas del pobre y el necesitado. Debemos verlos como personas con quienes somos uno en Dios. No podemos verdaderamente “alabar a Dios de quien provienen todas la bendiciones” e ignorar la realidad de un mundo de sufrimiento y miseria humanos. Las bendiciones de Dios deben fluir a través de nosotros de manera que transforme la vida de quienes están en necesidad.
El apóstol Santiago dijo: “Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, Esto calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:15-17). Esto es un llamado a la acción. Elena White nos recuerda apropiadamente: “Muchos de los que profesan su nombre han perdido de vista el hecho de que los cristianos deben representar a Cristo. A menos que practiquemos el sacrificio personal para bien de otros, en el círculo familiar, en el vecindario, en la iglesia, y en dondequiera que podamos, cualquiera sea nuestra profesión, no somos cristianos... Cuando veamos un ser humano en angustia, sea por la aflicción o por el pecado, nunca diremos: Eso no me incumbe” (DTG 504,505).

IV. ¿CÓMO COMPLACER A DIOS?

“El Señor se complace en los que lo adoran, en los que confían en su gran amor" Salmos 147:11.
Un predicador meditaba en su cuarto de estudio, buscando una ilustración sobre el amor. De pronto entró en el cuarto su hijita pequeña, diciendo: -Papá, siéntame un poco sobre tus rodillas.
-No, hijita, no puedo ahora; estoy muy ocupado-contestó el padre.
-Quisiera sentarme un momento en tus rodillas, súbeme, papá -dijo ella.
El padre no pudo negarse a una súplica tan tierna. Tomó a la niña, la subió a sus rodillas, y dijo: 
-Hijita mía, ¿Quieres mucho a papá?
-Sí que te quiero –contesta la niña-, te quiero mucho, papá 
-¿Cuánto me quieres, pues? –preguntó el padre.
La niña colocó sus manecitas en las mejillas de su padre, y apretándolas suavemente, contestó con afecto:
-Te quiero con todo mi corazón y con mis dos manos.
Esta respuesta encerraba en pocas palabras lo que debe entenderse por una dedicación completa, y dio al predicador el ejemplo que buscaba.

CONCLUSIÓN

Busquen es sus Biblias y hagan una lista de todos los pequeños actos de obediencia que agradan a Dios. Todos esos actos de obediencia son también actos de adoración. ¿Por qué a Dios le agrada tanto la obediencia? Porque es la demostración de que realmente lo amamos.
El apóstol Juan dice: “Pero el que tiene bienes en este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:17, 18).
Nuestra sociedad ha tratado de despersonalizar la pobreza hablando en términos de programas, organizaciones y estructuras. La pobreza es personal. Los pobres son personas. Esta es la gente de la cual habló Jesús vez tras vez en su enseñanza y en su predicación. Tuvo compasión de ellos y nos desafió a asumir nuestro deber de constituirnos en una bendición para ellos. Como tal, el seguidor de Cristo no puede excluirse de involucrarse en esta situación humana. No podemos argumentar que no es nuestra culpa que estas personas sean pobres. Podríamos inclusive descubrir que viven en la pobreza debido a que algunos de nosotros vivimos con toda comodidad. La pobreza es una crisis humana. Y para quienes son bendecidos y privilegiados, ignorar a los pobres constituye una contradicción entre la confesión de fe y la conducta.
Aunque es verdad que la iglesia o los cristianos separadamente no pueden eliminar la pobreza o la enfermedad del planeta, debemos cumplir con nuestro deber cristiano y responsabilidad social hacia los menos afortunados, siendo sensibles a los efectos de la pobreza, la enfermedad y la injusticia en la vida de las personas. La Biblia sostiene que el mejorar la situación de los pobres incluye cambios religiosos, sociales y económicos.
Elena White escribió: “Muchos pueden ser alcanzados solo por medio de actos de bondad desinteresados. Sus necesidades físicas deben ser atendidas primero. A medida que vean manifestaciones de amor generoso, será más fácil que crean en el amor de Cristo”.

LLAMADO:
¿Quién en este momento quiere complacer a Dios rindiéndole una adoración que va más allá de las palabras? Nuestro Dios te llama, ¿queremos servirle con el corazón y con nuestras dos manos?, quien así lo desee le invito a colocarse de pie para orar.
Somos un pueblo muy bendecido, manifestemos misericordia con nuestros semejantes. Los niños también son nuestro prójimo. Es nuestra oportunidad de participar en el proyecto... 

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