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Una Cosa te Falta - Paz para tu vida


"Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz." Marcos 10:21.

INTRODUCCIÓN

La Biblia presenta a varias personas anónimas que hicieron grandes hazañas y libraron vidas de personas. Tal es el criado de Nabal. 

“Pero uno de los criados dio aviso a Abigail mujer de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto que saludasen a nuestro amo, y él los ha burlado” 1 Samuel 25:14.

Cuando más de cuarenta hombres querían matar a Pablo gracias a su sobrino un joven anónimo lo salvo de la muerte. “Más el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo. Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. El entonces tomándole, le llevó” (Hechos 23:16-18).

Hoy hablaremos de una figura solitaria que también no sabemos el nombre de este joven, en lo personal me hubiera gustado conocer su nombre. Mateo dice que era joven (Mateo 19:16-30). Es probable que el joven tenía unos 30 años. Lucas dice que era un gobernante o principal (Lucas 18:18-30). Marcos dice que era rico. (Marcos 10:17-31). Después de estas características podemos decir este hombre; era muy joven para ser muy prospero.

El joven era estimable y de carácter ejemplar. También era muy religioso, pues conocía gran parte del Antiguo Testamento y lo practicaba. Cierto día vio que Jesús tomaba a los niños en sus brazos y les daba de su bendición (Mateo19:13-15). Miró el rostro de los discípulos que rechazaban a los niños, pero en el rostro de Jesús irradiaba sólo amor. Esta actitud de Jesús hizo que el joven sintiera una fuerte atracción hacia Él. Decidió ser su discípulo. Mientras tomaba esta decisión, miraba como Jesús y sus discípulos se retiraban de la ciudad (Marcos 10:17).

Para no perderlos de vista, el joven mostrando la impaciencia de la juventud, decide correr. Una vez que lo alcanzó cayó de rodillas. El hecho de arrodillarse demostraba que era sincero (Marcos 10:17). 

Estando de rodillas le dijo: Maestro; ¿Qué debo hacer para obtener la vida eterna? 

Esta pregunta refleja el típico concepto de los fariseos de la justificación por las obras como pasaporte para la vida eterna (Mateo 19:17). 
Jesús notó su interés en los asuntos espirituales, vio en este joven ser prometedor porque tenía una personalidad con futuro. Jesús vio en este joven una actitud diferente a la de los fariseos quienes días atrás se habían acercado a Jesús y lo hicieron sólo para tentarlo (Mateo 19:3).

UNA COSA TE FALTA, PARA QUE TENGAS PAZ EN TU VIDA.

El joven rico pregunta ¿Qué debo hacer para obtener la vida eterna? 

Antes de preguntar el joven; sentía que había cumplido concienzudamente con todos los requisitos de la ley (PVGM. Pág. 322), porque había hecho todo lo que mandaban los rabinos, aunque estaba consciente de que algo le faltaba.

Jesús responde; ¿Por qué me llamas bueno? Puesto que el joven tenía una buena posición y al parecer gozaba de la confianza de su pueblo (Mateo 19:16), puede decirse que no llamó “Maestro bueno” a Jesús por ignorancia o descuido. Era obvio que tenía alguna razón para hacerlo, y Jesús esperó que el joven expresará públicamente esa razón. 

Cuando Jesús dijo que sólo Dios era bueno, estaba procurando ayudar al joven a comprender claramente el significado de su saludo. Siendo que Jesús reconoció la sinceridad y el discernimiento del joven, entonces quiso fortalecer su fe haciéndole presentar una declaración aún más clara.

La pregunta es ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? La respuesta es; guarda los mandamientos. A todos se nos pide algo diferente, porque cada persona tiene una necesidad, según la circunstancia, y el tiempo.

1. A este joven rico, Jesús dijo: “Si me amas” “guardad mis mandamientos” (Juan 14: 15). Es decir; saca el egoísmo de tu corazón.

2. A los discípulos se les dijo; si quieren ser salvos entren por la puerta. (Juan 10:9). La puerta es Cristo. Jesús dijo: "Yo soy la puerta de las ovejas" Juan 10:7. Es decir, acepten a Cristo como su Salvador personal.

3. Al intérprete de la ley que fue a Jesús se le dijo ama a tu Dios y a tu prójimo. Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna? El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?" Lucas 10:25.29.

3. Pedro predicó a los varones israelitas. Después de haber escuchado su sermón ellos preguntaron ¿Qué haremos? Pedro respondió: "Arrepentíos y bautícense cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados y recibiréis el don del Espíritu Santo." Hechos 2:37,38.

4. Cuando el carcelero de Filipos pregunto a Pablo: "¿Qué debo hacer para ser salvo?" Hechos 16.30, 31. La respuesta fue: "Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa."

5. A los cristianos romanos se les dijo: "Serás salvo, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios se levantó de los muertos." Romanos 10:9.

6. Cuando el etíope preguntó a Felipe: ¿Qué impide que yo sea bautizado? Felipe le dijo: "Si crees de todo corazón, bien puedes." Hechos 8.36,37.

7. Jesús le dijo a María: "¿Crees esto? Ella respondió: ¡Si Señor! Creo que tú eres el Cristo, el hijo de Dios." Juan 11:26,27.

El joven rico hace una segunda pregunta. La respuesta de Jesús al joven rico fue: “si me amas guarda los mandamientos” (Juan 14: 15). ¿Cuáles? sin duda, a la vista de los hombres el joven rico era honrado; pero a la vista de Dios, que lee el corazón, este joven en realidad no se preocupaba por los intereses de sus prójimos, sólo estaba pensando en si mismo.

Jesús por segunda vez responde al joven y le recuerda en el siguiente orden: Seis mandamientos que se refieren a la relación de la persona con su prójimo: El sexto. No matarás. El séptimo. No adulteraras. El octavo. No hurtaras. Noveno. No dirás falso testimonio. Ahora regresa al Quinto. Honra a tu padre y a tu madre: y amaras a tú prójimo como a ti mismo. Este quinto mandamiento era en realidad el problema del joven.

Aunque el joven aún no comprendía estos preceptos de conducta, la respuesta de Jesús estaba llegando hasta el mismo corazón de su problema. El Joven no amaba a otros tanto como se amaba a sí mismo. Sin embargo, creía que había guardado “todo esto”. Había guardado la ley según su letra, pero no con el debido espíritu, y sin embargo consideraba que estaba viviendo en armonía con sus principios.

Jesús intentó abrir los ojos del joven para que comprendiera que los principios de la ley deben aplicarse concienzudamente a todas las relaciones prácticas de la vida. El Joven estaba descuidando su responsabilidad como hijo con su deber hacia sus padres. 
En ese tiempo cuando alguien consagraba su vida a Dios no estaba comprometido a ayudar a su padres económicamente, ni visitarlos físicamente y consideraba que no era deber compartir su riqueza con otros. (Mateo 15:1-9).

El joven hace una tercera pregunta. Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? 
El joven rico creía sinceramente que había guardado todos los mandamientos y no se daba cuenta de ninguna imperfección (DTG. Pág. 478). El joven rico, confiaba en que estaba apenas un paso para llegar a la perfección. Sin embargo, a pesar de que con toda diligencia había obedecido la letra de la ley, todavía le parecía que le faltaba algo y que su obediencia no era suficiente. Pero no sabía lo que le faltaba. 

Su vida había sido pura, honrada y veraz. El joven no había robado los bienes a nadie, no había levantado falso testimonio contra ellos, ni les había quitado la mujer o la vida. 
No basta dejar de odiar o herir a nuestros prójimos; el Evangelio nos pide que los amemos y les ayudemos como nos amamos a nosotros mismos. A este joven le faltaba el amor de Dios en el corazón (DTG. Pág. 478), sin el cual su observancia de “todo esto” carecía de valor real a la vista del cielo.

El joven siguió diciendo: ¿Qué más me falta? 
Su pregunta era sincera y salía del corazón. El joven había tenido como ideal llegar a la perfección. Pero, como lo señala Pablo, no se puede alcanzar la perfección por medio de las obras (Gálatas 2:21; Hebreos 7:11).

UNA COSA TE FALTA

Después de un breve intercambio de miradas e ideas con respecto a los mandamientos, vino la respuesta a la pregunta del joven. 
"Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz." Marcos 10:21.

El joven se anticipó a cualquier respuesta, pero no esperaba escuchar de Jesús; vender lo que apreciaba y darlo a los pobres (Lucas 18:22). 
En ese tiempo se creía que tener riquezas era una señal de bienestar espiritual. Porque si una persona tenía una buena relación con Dios, él podía bendecir con bendiciones materiales y espirituales. Por lo tanto mientras más rica era la persona, mayor era la evidencia de estar viviendo cerca de Dios. 

Tomaban como base bíblica el proverbio que dice: “Honra a Jehová con tus bienes, y con tus primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto” Proverbios 3:9-10. 

“La bendición de Jehová es la que enriquece” Proverbios 10:22. 

“El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado” Proverbios 11:25.

Los pobres por el contrario se creía que eran pobres porque tenían pecados ocultos y dichos pecados no permitían que Dios les bendijera. Mientras más pobre era la persona, mayor evidencia era que estaba viviendo en pecado, y dichos pecados bloqueaban las bendiciones divinas. 
Su base bíblica era: 
“La iniquidad alcanzará a los impíos” Proverbios 10:3. 

“El mal perseguirá a los pecadores, más los justos serán premiados con el bien” Proverbios 13:21.

El joven rico no entendió ¿Por qué?
Jesús le pide que venda sus bienes y que se lo diera a los pobres. Ahora necesitaba un poco más de tiempo para pensar en esta orden muy extraña. Se dio la vuelta, confuso y triste. El defecto que permanecia en el Joven rico era el egoísmo; este defecto es muy serio, porque el egoísmo, a menos que se eliminara la devastadora influencia el joven rico no podía progresar hacia la perfección.

Recuerda las riquezas nunca deben ser un problema para estar a cuentas con Dios. En la Biblia encontramos varias promesas para aquellos que son fieles (Deuteronomio 28:1-14). Recordemos que Dios es quién da las habilidades para hacer riquezas (Deuteronomio 8:18). Ejemplos:

A. Abrahán era “riquísimo” (Génesis 13:2) y a la vez fue llamado “amigo de Dios” (Santiago 2:23).

B. Zaqueo era rico y Jesús lo elogio, cuando puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado. (Lucas 19:8). 

La ley decía: "Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, y caminare en los estatutos de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá." Ezequiel 33:15.

C. Nicodemo era rico, y Jesús no lo rechazó por ser rico, se desveló con él toda la noche (Juan 3). Tiempo después fue a Jesús trayendo un compuesto de mirra y de áloes, como cien libras para ungir su cuerpo, que son unos 33 Kilos de mirra. (Juan 19:39). La mirra, se obtenía de un árbol oriundo de Arabia y del África oriental, era resina aromática muy cotizada en tiempos antiguos; tenía un gusto amargo. Se empleaba en la fabricación del aceite sagrado (Éxodo 30: 23-25) y para hacer perfume (Ester 2:12; Salmos 45: 8; Proverbios 7:17). También se lo empleaba para embalsamar (Mateo 2:11; Juan 19:39).

El “Aloe”, también era una resina aromática de un árbol. Este producto se menciona sólo aquí en el NT, y en el AT en Números 24:6; Salmos 45:8; Cantares 4:14). Estos productos sin duda fueron compradas a un costo elevado, que sólo los ricos tenían ese privilegio.

D. José de Arimatea era rico, y Jesús no le insistió que se deshiciera de sus riquezas. 
“José de Arimatea, que era discípulo de Jsús, pero secretamente por miedo de los judíos, rogó a Pilato que le permitiese llevarse el cuerpo de Jesús; y Pilato se lo concedió. Entonces vino, y se llevó el cuerpo de Jesús. (Juan 19:38).

E. Judas guardaba el dinero, y Jesús lo reprendió (Juan 12:1-8). Porque era ladrón.
F. Pablo lo perdió todo “para ganar a Cristo” (Filipenses 3:7-10). A fin de posesionarse del tesoro celestial o comprar la "Perla de gran precio" (Mateo 13:44-46), uno debe estar dispuesto a deshacerse de todo lo que tiene. Pero el joven rico no estaba listo para hacer esto. Aquí estaba su cruz, pero se negaba a tomarla.

Ilustración

Se cuenta una historia de un hombre que llegó a la puerta del cielo, lo recibe San Pedro y le dice para entrar a la gloria debes contar con mil puntos. Excelente respondió el hombre.

- He vivido con una mujer de mal carácter por cuarenta años, tiempo suficiente para probar mi carácter. 
- Te felicito- le dijo Pedro. Te has ganado siete puntos. 
- ¡Que! - dijo el hombre. Pedro le contestó guarda cordura el Señor te puede quitar los puntos.
- Toda mi vida he sido vegetariano, nunca he comido ni bebido cosas inmundas. 
- ¡Felicidades!- Le dijo Pedro - tienes cuatro puntos más.
- ¡Qué! eso es injusto. 
- Tranquilízate. Que el Señor te puede quitar los puntos por contradecir el plan de alimentación.
- Bueno, pues he llevado por muchos años responsabilidades ¿cuántos puntos he ganado Pedro le contesta:
- Dos puntos. 
- Bueno - dijo el hombre - con ese plan sólo podemos ser salvos por gracia. Pedro le dijo:
- Bienvenido a la gloria te has ganado mil puntos.

La pregunta correcta es:
Señor ¿Qué debo ser? 
¿Cómo debería ser mi relación con Dios y mis semejantes? 

Puesto que la enfermedad varía de persona a persona, también varía el remedio. La Biblia dice que "el amor al dinero es la raíz de todos los males" 1 Timoteo 6:10. 
Para el que tiene su corazón puesto en las riquezas, es difícil entrar en el reino de los cielos.

Su alegría con la cual se había acercado corriendo a Jesús, se transformó en tristeza y pena. El precio de la “vida eterna”, era mayor que el que estaba dispuesto a pagar. (DTG. Pág. 479).

El joven rico se fue, demostrando que no era rico sincero de estar interesado por su prójimo. Si se hubiera quedado hubiera demostrado su fe genuina de que ahora padecía. Una vez, que el joven rico se fue, Jesús y sus discípulos siguieron su camino. Jesús no se complicó la vida una vez que el joven rico se fue, él siguió su camino. 
¿Se acuerdan del etíope que después de haber encontrado a Jesús, tomó la decisión de ser bautizado?
“Siguió gozoso su camino” (Hechos 8:39).

LLAMADO

Apreciado hermano; ¿sabes lo que te falta? 
Y si Jesús te dijera ¿Una cosa te falta? ¿Qué responderías? Piensa por un momento ¿No será que el Señor también te dirá: “Una cosa te falta”? Posiblemente el Señor te diga. 

Una cosa te falta, confía en Dios.
Una cosa te falta, reconcíliate con tus padres, esposo, esposa. 
Una cosa te falta, deja de mentir.
Una cosa te falta, deja de pensar mal.
Una cosa te falta, regresa a la iglesia. 
Una cosa te falta, debes asistir a la iglesia.
Una cosa te falta, se fiel con los diezmos al Señor.
Una cosa te falta, trata bien a tu esposa, esposo hijos.,
Una cosa te falta, sé honrado.
Una cosa te falta, comparte las bendiciones que Dios te da. 
Una cosa te falta, aprende a perdonar.
Una cosa te falta, hoy debes bautizarte.

Cuando el Señor te dice; Una cosa te falta, es porque nada escapa de su mirada, porque él conoce sabe lo que sentimos y pensamos. 
Un día Jesús entró a Capernaúm entonces le trajeron un paralitico, los presentes murmuraban en su corazones entonces Jesús les dijo: "¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?" Marcos 2:8.

Jesús nunca fue tomado por sorpresa. Cuando sus espías lo seguían, Jesús no tenía ninguna dificultad en conocer la tendencia del pensamiento de ellos en relación con cualquier cosa que él pudiera hacer.

Digamos hoy con sinceridad al Señor como el salmista David dijo: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.” Salmos 139:23-24.

Entonces te invito para que en esta hora te pongas a cuenta con Jesús de lo que te hace falta. Te invito a que aprendas a confiar en el Señor, para que puedas seguir tu camino gozoso como el etíope (Hechos 8:39). 

Apreciado hermano, en este día Jesús te habla por tu nombre y te dice felicidades eres un buen cristiano; pero una cosa te falta, ¿Sabes que falta?
Entonces porque no decirle: Señor, ¿Qué me falta? 
Es mejor saberlo para poder arreglarlo. 
Hoy cuando hay vida, hoy cuando hay fuerzas, hoy que podemos oír, hablar, caminar, sentir, experimentar.

Tú decides, irte a casa triste como el joven rico o irte a casa gozoso como el etíope por estar a cuentas con Dios. Yo quiero orar por ti ven al frente. 

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