Desde mi infancia aprendí que, primeramente, antes de separar el dinero para cualquier cosa, debemos reservar la parte del Señor.
Cuando dejamos la parte del Señor por último, parece que todo falta, y el Diezmo y la ofrenda acabam quedando para después. Mas cuando separamos la parte de Dios, nos damos cuenta, después, que el dinero que parecía que iba a faltar acaba sobrando, increíblemente.
A veces, negligenciamos ese importante asunto. Y el resultado de eso es que acabamos robando aquello que es de Dios.
“Este mes, no va ser posible ser fiel a Dios en el diezmo ¡Dios tendrá que entender mi situación! No, yo no dejaré de devolver, solo no puedo hacerlo ahora; mas, así que sea posible, yo lo haré.”
Y la cuenta con Dios ¡Sigue aumentando!
Esa es la situación de muchos de nuestros queridos hermanos. No es que ellos quieran hacerlo intencionalmente, mas argumentan: “Tenemos que ser racionales...”
Muchos llegan a una situación tan difícil que acaban desistiendo de diezmar.
"Algunas personas por mucho tiempo han negligenciado tratar honestamente con su Creador. Dejando de separar el díezmo semanalmente, permitieron que este se acumulase, hasta alcanzar una grande cantidad, y ahora se niegan en ordenar esta cuestión. Conservan ese díezmo atrasado, usándolo como si fuese de ellos. Mas es la propiedad de Dios, que ellos han rechazado poner en su tesoro. - RH, 23/12/1890.
II - Dios espera que podamos redimir el pasado
¿Cómo mira Dios la cuestión del díezmo atrasado?
Muchos creen que basta pedir perdón y todo estará resuelto, Mas ¿Qué es lo que Dios piensa?
"Muchas, muchas personas han perdido el espíritu de abnegación y sacrificio. Han enterrado su dinero en las poses temporales. Hay hombres a quienes Dios ha bendecido y a quien está probando, para ver que respuesta darán a sus beneficios. Han retenido sus díezmos y ofrendas hasta que su deuda para con el Señor Dios de los Ejércitos se ha tornado tan grande que ellos empalideceron al pensar en dar al Señor lo que le pertenece - diezmo justo. Apresuraos, hermanos, tenéis ahora la oportunidad de ser honestos con Dios; no demoréis. - General Gonference Daily Bulletin, 28/02/1893.
¿Qué piensa Dios al respecto de aquel que no devuelve el diezmo?
Uniendo los textos leídos, en la Biblia y en el Espíritu de Profecía, tenemos que afirmar: En ese caso, no es suficiente orar. La oración debe llevarnos a la acción - restituir el diezmo atrasado.
¡La oración no substituye el diezmo!
“La oración no tiene el objetivo de operar un cambio en Dios; ella nos pone en armonia con Él. No ocupa el lugar del deber. Por mas frecuentes y fervorosas que sean las oraciones feitas, jamás serán aceptadas por Dios en lugar de nuestro diezmo. La oración no paga nuestras deudas con el Señor”. CSMC, 99.
El diezmo atrasado continúa siendo de Dios
Aunque, algunas personas se nieguen en aceptarlo, la verdad es una sola: Dios no abre mano del diezmo. Él dice: “El diezmo es mío”, y el hecho de “pensar” que Él no lo tomará en cuenta, teniendo nosotros conocimiento de su pedido, y convicciones respecto a ese asunto, no cambiará su concepto a nuestro respecto y al respecto del Santo Diezmo.
“Algunas personas, por mucho tiempo han negligenciando tratar honestamente con su Creador. Dejando de separar el diezmo... dejaron que el se acumulase... Y ahora se niegan en corregir la cuestión. Conservan ese diezmo atrasado, usándolo como si fuese de ellos. Mas es la propiedad de Dios que ellos se han rehusado poner en su tesoro. ” CSMC, 96.
El diezmo atrasado debe ser devuelto
Acabando un año, Elena G. White aconsejó aquellos que habían dejado de devolver el Santo Diezmo del Señor. No apenas a devolverlo, sino a hacerlo con arrepentimiento. Esto significa que el corazón tiene que acompañar las obras. No basta devolver, es necesario hacerlo conscientemente, con contrición por el acto errado practicado - la retención del diezmo.
“En caso hayais robado al Señor, haced restitución. En cuanto sea posible, enderezad el pasado, y entonces pedid al Salvador que os perdone. ¿No devolveréis al Señor lo que es suyo, antes que este año, con todo su peso de registro haya pasado a la eternidad? ” CSMC, 98.
III. Antes de pedir las bendiciones de Dios sobre medios para la predicación del evangelio, debemos hacer la restitución.
“Donde quiera que haya habido cualquier negligencia de vuestra parte en restituir al Señor lo que le pertenece, arrepentíos, con contrición del alma, y haced restitución, para que su maldición no recaiga sobre vosotros. ... cuando hubieres hecho lo posible, de vuestra parte, no reteniendo nada de lo que pertenece a vuestro Creador, podréis pedirle que provea los medios para enviar al mundo el mensaje de la verdad." CSMC, 98.
IV - ¿Cómo restituir?
Con frecuencia las personas preguntan: “¿Cómo restituiré? No sé cuanto fue. No tengo condiciones de hacerlo de una sola vez...”
Haga el cálculo lo más justo y honesto posible. Pida la ayuda de Dios. Si tiene dificultad de lidiar con cálculos pida a quien sabe. Después de haber calculado todo, se puede devolver de una sola vez, incluso si tiene que vender algo, hágalo inmediatamente ¡Dios lo ayudará!
V. Si no pudiera hacerlo de una sola vez, siga el siguiente procedimento:
1o - Sea fiel en la devolución del diezmo del rendimento actual.
2o - Hable con el tesorero, coloque en la tesorería de la Iglesia un vale total de la cantidad debida y divida en cuantas veces fuere necesaria. Dios lo ayudará.
Escuche el consejo que Dios nos ofrece en el Espíritu de Profecía:
“Al recibir la luz, muchos han confesado su deuda a Dios, y expresado su determinación de saldar ese débito. ... propuse que pusiesen en la tesorería un vale, prometiendo dar la cantidad completa de un diezmo fiel, luego que pudiesen obtener dinero para hacerlo. ” CSMC, 97.
VI - CONCLUSIÓN
La historia de Zaqueo ilustra muy bien cómo hacerlo:
Antes de conocer a Cristo, él solo quería recibir; buscaba ganar tan solo para sí mismo: Retenía los bienes de los hombres y de Dios.
Sin embargo, cuando conoció a Cristo, y lo aceptó en su hogar, hizo su profesión de fe: “Si defraudé a alguién, restituyo cuatro veces más, y doy la mitad de mis bienes a los pobres.” Entonces, Jesús afirmó: “Hoy ha venido la salvación a esta casa”. Lucas 19:9
La verdadera conversión siempre será fruto del verdadero arrepentimiento. Y el verdadero arrepentimiento siempre será el reconocimiento de que se está en pecado y el sincero deseo de reparar los errores del pasado. La verdadera conversión; sin embargo, no se contenta apenas con el “deseo”, mas lleva a la acción.
Hablando sobre la experiencia de Zaqueo, Elena G. White hace esta inspirada declaración:
“No es genuíno ningún arrepentimiento que no opere la reforma. La justicia de Cristo no es una capa para encubrir pecados no confesados y no abandonados; es un principio de vida que transforma el carácter y rige la conducta. Santidad e integridad para con Dios; es la entera entrega del alma y de la vida para habitación de los principios del Cielo. ” DTG, 413.
Dios está también, hoy, diciendo a aquellos que viven la vida que Zaqueo vivia antes de la conversión: “Muchos hay que no serán bendecidos en cuanto no restituyan el diezmo que retuvieron. El Señor espera que redimáis el pasado... Hagan todos los que retuvieron el diezmo, perfecto ajuste de cuentas, trayendo al Señor aquello de que habían privado su obra. Haced restitución, y llevad al Señor ofrendas pacíficas: ‘Que se apodere de mi fuerza, y haga paz conmigo. ” CSMC, 87.
Querido hermano, no temamos servir al Señor con todo nuestro corazón. No temamos devolver a Él lo que es de él. No temamos darle lo que nos pide.
¡Sus promesas a los fieles son maravillosas!
Él promete que nos aceptará.
Él promete que nos perdonará.
Él promete que nos bendecirá ricamente.
¿Y qué bendición mayor existe de que estar en paz con nuestro querido Dios y Padre?
Vé a Él sin temor, y “¡Haga las paces con Él! ” Y serán suyas estas maravillosas promesas:
“Si reconociereis que hicisteis mal en apropriaros indebidamente de sus bienes, arrependentíos honesta y complemente, Él os perdonará la transgresión”. CSMC, 87.
No solo nos perdonará, sino nos bendecirá, capacitándonos para ser fieles.
Es él quien nos prometió:
“Si confesamos nuestros pecados, el es fiel y justo para perdoar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia.” 1 Juan 1:9.
Ve a Él con confianza. Confiese. Restituya, y entonces, oirá de sus labios lo que el convertido Zaqueo oyó: “...Hoy ha venido la salvación a esta casa”
APELO
Hoy quiero invitar a quienes desean hacer un compromiso de fe y fidelidad en este mes de Renovación.
¿Cuántos aquí con la ayuda de Dios queremos restituir lo que pertenece al Señor y ser más fieles y equilibrados en la vida financiera?
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