Jesús Calma la Tempestad
"Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca, pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?" Mateo 8:23-27.
El texto de hoy comienza diciendo que los discípulos siguieron al Señor. Un discípulo es aquel que sigue al Señor. En tu caso ¿Estás seguro que ya eres un discípulo?
Cuando Jesús estaba en esta tierra, había mucha gente que escuchaba sus mensajes y veía sus milagros. Muchasv hasta eran beneficiados con los actos de Cristo.
En aquel milagro de la multiplicación de los panes y peces, por ejemplo, fueron alimentadas, por lo menos 15 mil personas. Pero, la pregunta es: ¿Cuántos de ellos lo siguieron?
¿Entonces, tú ya decidiste seguir al Señor Jesús?
Lamentablemente, hay mucha gente a la que le gusta oír la Palabra de Dios, pero pocos deciden seguirlo.
¿Tú ya decidiste seguir al Señor Jesús? ¿Quieres comprometerte, quieres entregar tu vida definitivamente, quieres rendir tu corazón a Jesús?
Dice el versículo 24: "Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande, que las olas cubrían la barca".
En ese barco estaban Jesús y sus discípulos. Y de repente, todo se puso oscuro, comenzó una tempestad y el barco quedó cubierto por las olas.
Quiere decir que en la vida de quien tiene a Cristo, también pueden haber momentos oscuros. El hogar de aquel que aceptó a Jesús puede pasar también por turbulencias.
Hay mucha personas que piensan que cuando Cristo está con ellas no tendrán dificultades. Pero, Jesús nunca prometió que sus hijos no tendrían problemas. Lo que sí prometió es que, en medio de los problemas, sus hijos nunca estarían solos.
David escribió algunos Salmos con pensamientos maravillosos. En el Salmo 23, por ejemplo, dice: "Aunque ande en valle de sombra de muerte... tú estarás conmigo". No dice: "Nunca pasaré por el valle de sombra de muerte", sino "aunque ande en valle de sombra de muerte". Jesús nunca prometió que tú no pasarías por el valle de sombra de muerte, sino que cuando eso aconteciese, Él estaría contigo.
En el Salmo 46, David dice:
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones".
La promesa de Dios no es que nunca tendremos tribulaciones. La promesa es: "Seré vuestro pronto auxilio en las tribulaciones".
Tal vez te preguntes: "¿Cuál es entonces el mérito de amar a Jesús y seguirlo?" Yo pensaba que si entrego mi vida a Jesús, nunca más tendría dificultades."
Recuerda el capítulo anterior, cuando el escriba decidió seguir a Jesús porque pensaba que si le entregase su vida nunca tendría dificultades, Jesús le dijo:
"Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene donde recostar su cabeza".
Lo que Jesús estaba diciendo era: "Si tú me sigues, no quiere decir que tu vida no tendrá dificultades. Pero, si me sigues, no estarás solo".
Dios nunca prometió que no llorarías, sino que cuando las lágrimas corriesen por tus mejillas, Él las secaría. Y si Jesús personalmente puede secar mis lágrimas, entonces, ¡Hay consuelo en medio del dolor!
Vivimos en un mundo de tristeza y dolor. Lo que el enemigo más desea es destruir la vida de los hijos de Dios, perturbar la paz de la familia del Señor; por eso trae cáncer, enfermedades, traición, accidentes de tránsito, pérdida de empleo, bancarrota. El enemigo soltó una carcajada porque sabía que aquel discípulo era un interesado, que cuando llegasen las sombras, se iría. Por eso, debes tener la seguridad de que lo que te está trayendo a Jesús no es solamente el interés por las bendiciones y por los milagros, sino el amor por el Señor Jesús quien se hizo hombre de carne y hueso como tú y yo.
Había tormenta en aquella noche, Jesús estaba presente, pero dormía. ¡Impresionante! ¿Por qué Jesús dormía? No era porque era Dios y podía resolver el problema en cualquier momento, no.
"El Verbo se hizo carne". "Él mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias".
Él se hizo hombre de carne y hueso como tú y yo. También tenía temor y expectativas. Muchas veces, hasta podía tener dudas en su corazón, pues era un ser humano. Sin embargo, era un ser humano que vivía en paz con Dios. Cuando llegaba la noche, antes de dormir, se arrodillaba y conversaba con su Padre, recibía la paz del Padre, y después se acostaba y dormía. Afuera podía estar soplando el viento, podía haber oscuridad, el agua podía estar entrando en el barco, pero Él dormía porque había conversado con su Padre.
Cuando aprendas a conversar con tu Padre antes de dormir, no tendrás más miedo de nada. Por favor, no pienses que, simplemente orando, los problemas van a desaparecer; es necesario que te levantes, que, como Jesús, seas despertado, es necesario que salgas al frente y reprendas los vientos y el mar; es necesario todo esto, pero no vale de nada si no hablaste con tu Padre, si no oraste, si no abriste la Palabra de Dios, si no te alimentaste.
Jesús dormía porque estaba en paz con Dios. Y cuando estás en paz con Dios, no tienes miedo a la muerte, ni a la vida, ni al pasado, ni al futuro; no tienes miedo de pasar por debajo de una escalera, no tienes miedo del viernes 13, ni de un gato negro, ni de la hechicería, de nada, porque Jesús está contigo.
Existe mucha gente queno tiene fe en el Señor, mas confía en los hombres.
El texto bíblico dice en el versículo 25: "Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!
Jesús es el único que puede salvarte. No es San Pedro, ni San Juan, ni San Mateo, por más hombres buenos que hayan sido, son sólo seres humanos como tú que dependieron del Señor Jesucristo. No es la virgen María, por más santa y buena que haya sido, no tiene poder para salvar. Los discípulos estaban en lo correcto. El único que podía salvarlos era Jesús.
Si entre los discípulos quienes dijeron: "¡Señor, sálvanos!", estaban Pedro y Juan, ¿Cómo puede alguien hoy, arrodillarse delante de la imagen de Pedro o de Juan?
Si cuando estaban vivos, ¡no tenían poder para salvarse a sí mismos! ¿Cómo podrían ayudar a otros hoy, estando muertos? Ellos necesitaron de Jesús.
Nosotros también necesitamos de Él. Jesús es el único que puede resolver nuestros problemas. El único que puede curar nuestras heridas, el único que puede perdonar nuestros pecados. Y Jesús se levantó y dijo: "¿Por qué teméis, hombres de poca fe?"
Jesús estaba diciendo que la vida del cristiano es una vida de fe. Tiene que serlo. Fe es creer en aquello que no se ve. Creer sin tocar, simplemente porque Jesús lo dijo.
La Biblia está llena de promesas. Hay más de 3.000 promesas en la Biblia. Cada una de ellas sería capaz de revolucionar el mundo, si el ser humano se apoderara de esas promesas con fe.
¿Qué es fe? Fe es confiar. Necesitas confiar en Dios. Existe mucha gente que no tiene fe en el Señor, mas confía en los hombres.
Cuando yo era pequeño, un amigo me decía: "¿Tú ya tomaste una cervecita con Dios? -No. -Entonces, ¿por qué crees en Él? ¿Ya jugaste fútbol con Dios? -No.-Entonces, ¿por qué crees en Él? ¿Ya apretaste la mano de Dios? —No. —Entonces, ¿por qué crees en Él?"
Este jovencito era incapaz de creer en Dios, porque no lo veía, porque no podía tocarlo. Hoy existe gente que no cree en Dios porque no puede verlo ni tocarlo, mas fe es confiar. Confiar en las cosas que no se ven, que no pueden tocarse.
Si piensas un poco, tú tienes fe en personas que no conoces, pero, a pesar de eso, crees en ellas. Por ejemplo: subes a un avión y viajas. Nunca viste al piloto, nunca viste a las aeromozas, no sabes si el avión va a caer en el Triángulo de las Bermudas, y sin conocer a esas personas, crees, te sientas dentro del avión y duermes, sabiendo que cuando te despiertes estarás llegando al destino que querías. Confiaste en esos hombres, pero no quieres confiar en Dios.
Además Dios se ha dado a conocer y cuanto más lo conozcas, más vas a confiar en Él.
Cuando te duele la cabeza, entras en una farmacia y pides un analgésico. El hombre de la farmacia puede darte un comprimido de veneno. Tú nunca lo viste antes, no sabes quién es, pero confías en que te está dando un remedio y lo tomas. Así, confías en una persona, pero no quieres confiar en Dios.
La Biblia dice: "Maldito el hombre que confía en el hombre". A pesar de eso, confiamos en los hombres, pero no queremos confiar en Dios. Y la vida cristiana es una vida de confianza en Dios.
S
embargo, para que puedas confiar en Él, necesitas conocerlo. Para conocerlo, necesitas pasar tiempo con Dios, y para eso, debes estudiar la Biblia y orar. Y no solamente eso, sino además, debes buscar a otras personas y contarles de Jesús.
Cuando hagas tres cosas: estudiar la Biblia, orar y contarles a otros, estarás conociendo a Jesús, y cuanto más lo conozcas, más vas a confiar en Él. Y cuanto más confíes en Él, más fe tendrás.
Entonces, cuando lleguen las pruebas en tu vida, no tendrás miedo porque sabes que Dios no falla. El barco puede dar la impresión de que se hundirá, pero tú sabes que no porque Jesús está contigo. Aprenderás a dormir en medio de la tempestad, de la turbulencia, porque conversaste con tu Padre, y Él colocó paz en tu corazón.
Quiero invitarte a una vida de fe. La vida del cristianismo es una vida de confianza en Dios. Ya confiaste en los hombres y te fallaron. Dale una oportunidad a Jesús.
Te invito una vez más a decidir, entregando tu vida y poniendo tu confianza en Dios, diciendo:
"Señor, me entrego en tus manos y aunque vengan turbulencias, no voy a tener miedo; voy a estar en paz porque tú estás conmigo. Y si tú estás conmigo; entonces, no habra tormenta que pueda hundirme o derrotarme". Amén.
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