Base bíblica: Gálatas 6:14.
Propuesta: La cruz es el objeto de nuestra jactancia.
INTRODUCCIÓN
A. En el libro de Gálatas Pablo hizo siete grandes afirmaciones en torno a la cruz. (Gálatas (1)1:3-35, La cruz y la salvación. (2) 2:19-21, La cruz y la experiencia. (3) 3:1-3 La cruz y la predicación. (4) 3:10-14, La cruz y la sustitución. (5) 5.11 y 6:12, La cruz y la persecución. (6) 5:24 La cruz y la santidad. (7) 6:14 La cruz y la jactancia.)
Las hizo con el propósito de volver aquella iglesia del primer siglo a la pureza del evangelio que estaba siendo empañada por un regreso a las prácticas rituales del judaísmo. Como ya hemos notado anteriormente, la religión judía estaba permeada por un fermento de autojustificación y los gálatas estaban al borde del precipicio al volver allá:
"Mediante el paganismo, Satanás había apartado de Dios a los hombres durante muchos siglos; pero al pervertir la fe de Israel había obtenido su mayor triunfo. (...). El principio de que el hombre puede salvarse por sus obras, que es fundamento de toda religión pagana, era ya principio de la religión judaica. Satanás lo había implantado; y doquiera se lo adopte, los hombres no tienen defensa contra el pecado" (Deseado de todas las gentes, 26)
B. Es claro que en una religión como la que se describe en la cita anterior, no hay lugar para la gratitud.
Pues el hombre cree, que si tiene algo es porque lo merece. No valora las bendiciones de Dios como tales, y en una vida así, no hay alabanza, ni gozo, ni las emociones positivas que son fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Por eso Pablo combatió ardientemente esta peligrosa herejía.
B. Hoy en día la iglesia ASD, con todo su bagaje doctrinario que la sitúa como una potencia teológica en el mundo cristiano, y con su estilo de vida que la coloca a la vanguardia entre los pueblos más sanos del mundo, no es inmune al peligro que azotó a los gálatas. Corremos el riesgo de colocar demasiado énfasis en estos baluartes de nuestra identidad y perder de vista que la relación con el Cristo crucificado es la base y fundamento de nuestra existencia como iglesia.
D. Es por ello, que podría resultar útil, analizar las declaraciones paulinas en torno a la cruz de Cristo para captar nuevamente y con mayor firmeza la centralidad y permeabilidad de la cruz en todas las esferas de la vida cristiana. Para hacerlo, de las siete declaraciones de Pablo en torno al poder de la cruz de Cristo, vamos a repasar cuatro de ellas en este tema final de nuestra semana de gratitud.
(1) La cruz es la base de nuestra justificación (Gálatas 3:13).
(2) La cruz es el medio de nuestra santificación (Gálatas 2:20)
(3) La cruz es el tema de nuestro testimonio (Gálatas 3:1).
(4) La cruz es el objeto de nuestra jactancia (Gálatas 6.14).
E. Veamos ahora, una vez más la belleza de la cruz que ha traído salvación a nuestras almas, que ha cambiado nuestro orgullo por una humilde gratitud y que debe ser también el centro de nuestro universo personal.
1. LA CRUZ ES LA BASE DE NUESTRA JUSTIFICACIÓN.
A. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero” (Gálatas 3:13). Cristo apareció en el momento más crítico de nuestra existencia, cuando la maldición de la ley [la culpabilidad que produce la desobediencia], nos conducía a una vida sin sentido y finalmente a la muerte eterna.
Cristo vino con un amor incomprensible desde el punto de vista humano y ocupó nuestro lugar. Su venida sucedió en el momento más crítico de la historia, cuando los romanos habían inventado la muerte más vergonzosa, más humillante, la muerte en la cruz. Una muerte que ilustraba perfectamente el concepto de “la maldición de la ley”. Porque estaba escrito: “maldito todo el que es colgado en un madero”.
B. Cristo no dudó en ningún momento en ir hacia la cruz, lo hizo, para ilustrar de una vez y para siempre lo que significa el amor de Dios. Ese amor que salva a los que no lo merecen y ama a los que no lo aman.
Lo hizo porque esa es su naturaleza, no podía ser de otra forma. Pero, al hacer esto también reveló la perversidad del corazón humano, que aun en su pecado no se da por vencido y trata de auto justificarse hasta lo imposible. Ahora queda claro que:
• No podemos comprar la salvación.
• No podemos ganarla mediante buenas obras.
• No podemos impresionar a Dios mediante sacrificios.
• No podemos cubrir nuestra deformidad moral mediante el conocimiento.
• No podemos paliar la culpa mediante cultos carismáticos.
• No podemos ganar nada con el autocastigo.
• No podemos tener paz aunque traigamos una gran ofrenda cuando no hemos entregado el corazón.
C. Después de la cruz, al orgullo humano solo le espera un resultado. Y es bueno que lo sepamos ahora, antes que sea demasiado tarde.
“¿Qué es la justificación por la fe? Es la obra de Dios que abate en el polvo la gloria del hombre, y hace por el hombre lo que éste no puede hacer por sí mismo" (Testimonios para los ministros, 456)
D. Ante la cruz solo nos queda una posibilidad. Atrevernos a pronunciar la ansiada palabra: GRACIAS. Romper las ataduras del orgullo y del egoísmo para vivir una vida de libertad de nosotros mismos.
2. LA CRUZ ES EL MEDIO DE NUESTRA SANTIFICACIÓN.
A. Aquí es donde entran las otras tres crucifixiones que menciona Pablo en Gálatas.
(1) “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
Al ser crucificados con Cristo, hemos aprendido de Él una nueva forma de vivir. Con nuevos hábitos en donde el servicio y la alabanza ocupan ahora un lugar especial.
(2) “Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos” (Gálatas 5:24).
Gracias al poder del Espíritu Santo, la naturaleza caída ya no reina en nosotros, ha sido crucificada también. Ahora, a través de la presencia del Espíritu Santo experimentamos nuevas emociones, que llegan a ser las cualidades asombrosas del fruto del Espíritu.
(3) “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14).
Los valores del mundo que antes nos impresionaban, ahora parecen en su verdadera perspectiva, como cosas temporales, mientras que los valores eternos empiezan a aparecer con toda su belleza.
B. Finalmente, todo lo anterior nos conduce a una explosión de gratitud que ni la eternidad podrá agotar:
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. (Gálatas 6:14; Apocalipsis 7:10).
3. LA CRUZ ES EL TEMA DE NUESTRO TESTIMONIO.
A. “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” (Gálatas 3:1).
Aunque el texto está escrito en forma negativa, nos revela la forma en que Pablo había testificado el evangelio de Cristo a los gálatas: “Ante sus ojos Jesucristo había sido presentado claramente como crucificado”. De este pasaje vamos a resaltar por lo menos dos verdades:
• Primero, la predicación de Pablo había sido tan impactante como si hubiera pintado con palabras la imagen o un cuadro del Cristo crucificado ante los ojos de los gálatas. Y aunque la crucifixión de Cristo era un hecho del pasado les pareció tan real y actual para su salvación presente.
• En segundo lugar, se resalta el contenido de la predicación usada por Pablo. Al igual que en Corinto él decide predicar ninguna otra cosa sino a Cristo crucificado: “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado” (1 Corintios 2:1- 2).
B. Su objetivo, tanto con los corintios como con los gálatas no era llamar la atención a ninguna cosa que produjera jactancia, sino quería que su fe descansara en el poder de la Cruz.
C. De la misma forma, nosotros también podemos hacer del Cristo crucificado el centro de nuestro testimonio, en palabras, en conducta y en nuestra gratitud por la salvación que disfrutamos, de tal forma que los que nos vean puedan saber a quién servimos.
4. LA CRUZ ES EL OBJETO DE NUESTRA JACTANCIA.
A. Una de las razones por la que los gálatas estaban vacilando en sostener con firmeza el mensaje de la cruz, era porque no querían perder la aprobación de los judíos.
Para quienes –como ya hemos visto– el mensaje de la cruz era un tropezadero.
“Todos los que quieren agradar en la carne, éstos os obligan a que os circuncidéis, solamente para no padecer persecución a causa de la cruz de Cristo” (Gálatas 6:12).
Esta persecución a la que se refiere Pablo, era la persecución de los judíos hacia los cristianos, en la cual él había participado en algún tiempo. Por eso, lo gálatas pensando en evitar esta persecución, aceptaron la circuncisión judía como la base de su salvación. “Porque ni aun los mismos que se circuncidan guardan la ley; pero quieren que vosotros os circuncidéis, para gloriarse en vuestra carne” (Gálatas 6:13).
Esto produjo jactancia en los judaizantes, quienes veían en estos rituales una forma de obtener méritos delante de Dios.
B. Es en este punto donde Pablo hace la revelación cumbre acerca de su propio cristianismo. “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14).
Pablo les dice a los descarriados gálatas que él se ha identificado a tal grado con la cruz de Cristo, que no tiene ninguna otra cosa de que jactarse.
Todo su universo estaba en órbita alrededor de la cruz. La cruz llenaba su visión, iluminaba su vida, entonaba su espíritu. Se 'gloriaba' en ella.
Aún, si llevar la cruz le produce persecución y oprobio, para él será la más grande distinción en este mundo. Pues de esta forma se identificaría plenamente con su Maestro.
C. Su identificación con la cruz fue tal que llegó a decir:
“Llevo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús” (Gálatas 6:17).
Quizás recordando a Tomás, quien para creer solicitó ver la marcas de la cruz en las manos del Señor.
CONCLUSIÓN
A. No podemos evitar al final de nuestra semana de Gratitud titulada: “Preciosa cruz, nos gloriamos en ti”, el preguntarnos:
¿Será que todavía el mundo necesita para creer, el mirar las marcas de la cruz en los que nos decimos ser cristianos?
Sin duda que sí. Si nos miraran hoy mismo:
• ¿Encontrarían en nosotros la marca del gozo que produce el haber recibido la salvación como un regalo?
• ¿Encontraría la marca de la paz del corazón de quien ha sido perdonado?
• ¿Encontrarían la marca de la verdadera gratitud por todas las bendiciones que recibimos durante el año que termina?
• ¿Encontrarían la marca de la generosidad al ver la ofrenda de gratitud que hemos preparado?
Si el mundo nos mirara a nosotros en este momento, ¿podría saber que somos cristianos? ¿Vería en nosotros las marcas de la cruz y creería?
C. Ilustración. Un día una niñita se perdió en la gran ciudad de Londres. El policía que la encontró en esa triste situación, tratando de ayudarla, le preguntó:
- ¿Cómo te llamas?
- Katy.
- Katy, ¿qué?
- No sé.
- ¿Cómo se llama tu papá?
- No sé, gimió la niña.
- ¿Dónde vives?
“No sé”, era toda la respuesta que podían conseguir de ella. La pobre niña estaba demasiado asustada y confusa como para darles más información. La policía le señaló un edificio tras otro, con la esperanza de que ella reconociera su casa. Pero no hubo respuesta de la atemorizada niña.
“¿Qué haremos?” se preguntaban. Entonces uno de los oficiales se acordó de la gigantesca cruz que se hallaba en la torre de una catedral cercana.
- ¿Conoces la cruz grande que está en la torre de la catedral? Le preguntó.
A la niña se le iluminaron los ojos y respondió:
- “Sí. Sí. Llévenme hasta la cruz, y de allí podré encontrar el camino a casa”.
D. Hermanos, hemos concluido nuestra Semana de Gratitud 2015. ¿A cuántos de nosotros el mensaje de la cruz nos ha llevado de regreso a la casa del Padre?
E. El tema de la cruz es inagotable, ni aún la eternidad bastará para agotarlo. Pero al mismo tiempo, el tema de la cruz no cambia, es y será la base de nuestra salvación. Es el único mensaje que nos puede llevar de vuelta a casa. Aún si descendiera un ángel del cielo nos diría lo mismo.
F. “Pero si alguien les anuncia un evangelio distinto del que yales hemos anunciado, que caiga sobre él la maldición de Dios, no importa si se trata de mí mismo o de un ángel venido del cielo” (Gálatas 1:8 DHH).
G. Vamos entonces a concluir entregando la más grande ofrenda nuestro corazón y junto con él nuestra ofrenda de gratitud por la salvación y por todas las bendiciones recibidas en este año.
H. Primero van a pasar los niños, luego los jóvenes y por último los adultos. Mientras cantamos el himno elegido para esta ocasión.
Bendiciones!
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