INTRODUCCIÓN
Los primeros años de la era cristiana se caracterizó por el testimonio vivo y real de Jesucristo en la vida de muchos hombres y mujeres.
Sin duda alguna, no todos tuvieron buenas intenciones al seguirlo, pero, lo cierto es que los discípulos de Cristo fueron llamados Cristianos porque hablaban como Jesús, pensaban como Jesús, vivían como Jesús, sentían como Jesús, caminaban como Jesús, se vestían como Jesús, y era di cil que pasaran por desapercibido. Esto había calado profundamente en los corazones de muchas personas.
En este siglo XXI donde el mundo va cambiando de manera vertiginosa recordamos aquellas palabras de Elena de White cuando menciona: “Sólo el método de Cristo será el que dará éxito para llegar a la gente. El Salvador trataba con los hombres como quien deseaba hacerles bien. Les mostraba simpatia, atendía a sus necesidades y se ganaba su confianza. Entonces les decía: “Seguidme” – Ministerio de curación, p. 102.
Dios espera de su iglesia un cambio tremendo en la percepción de la Misión, un cambio en su cosmovisión espiritual, para que esto se haga realidad debemos aprender a "Ser" discípulos antes de "Hacer" discípulos.
Sólo viviendo esta realidad podremos tener éxito en la comunicación de las buenas nuevas de salvación.
Proposición: El propósito del mensaje de esta mañana es mostrar a la iglesia que el verdadero discípulo fundamenta su fe en la palabra de Dios, Se desprenderá de todo lo que obstaculice su comunión con Dios, demostrará amor por su prójimo y llevará mucho fruto como resultado de su permanencia con Jesús.
TEXTO: San Lucas 6:40
II. EL VERDADERO DISCÍPULO PERMANECE EN LA PALABRA DE DIOS (San Juan 8:31,32)
1.“Si se mantienen fieles” NVI
Las escrituras describen a los creyentes como personas con conocimiento bíblico cuyas vidas están fundamentadas en la verdad revelada; la realidad es que muchos creyentes no conocen la Biblia y acaban conformándose a las cosmovisiones de la moda.
2. El discípulo de Cristo fundamenta su fe en la preciosa palabra de Dios. Pues en ella se encuentra la razón de ser y de existir del cristiano.
3. Por algo Jesús insta a que la escudriñemos, pues allí encontraremos la vida eterna y ellas son las que dan testimonio de él. (San Juan 5:39)
4. Para el cristiano el conocimiento de la Palabra de Dios, alumbra su caminar diario, encamina sus decisiones, se entroniza en los pensamientos divinos, de tal manera que se torna en un instrumento poderoso del evangelio.
5. Salmo 119:105 dice: “Lámpara es a mis pies tu Palabra y lumbrera a mi camino”.
6. Esa luz que emana de la Palabra de Dios nos hará libres de toda condición pecaminosa. No habrá reproche, ni sen mientos de culpa porque estaremos libres de toda condenación.
7. El verdadero discípulo es bienaventurado porque se deleita en la ley de Jehová, como el Salmista. Salmo 1:2.
8. No existe fe si no fundamentamos nuestra experiencia cristiana en la Palabra de Dios. No podemos decir que tenemos Fe sino estudiamos la Biblia.
9. La fe es el resultado de la revelación de Dios en la vida del discípulo. Dios se revela en su Palabra, por ello debemos estudiarla asiduamente.
Cita: “Cuando se estudie, comprenda y obedezca la Palabra de Dios, una luz brillante se reflejará al mundo; nuevas verdades, recibidas y obedecidas, nos unirán a Jesús con poderosos vínculos. La Biblia y sólo la Biblia, ha de ser nuestro credo, el único vínculo de unión. Todos los que se inclinen ante esta Santa Palabra, estarán en armonía. Nuestros propios puntos de vista y nuestras ideas no deben dominar nuestros esfuerzos. El hombre es falible, pero la Palabra de Dios es infalible.” The Review and Herald, 15 de diciembre de 1885. {MS1 487.1}
III. EL VERDADERO DISCÍPULO RENUNCIA A TODO LO QUE POSEE (Lucas 14:33)
1. Quizás esta es una de las maneras más difíciles de demostrar que somos discípulos de Jesús. Sin embargo, Dios nunca pide de nosotros algo que no podamos confrontar.
2. Ya Jesús nos enseñó con su propia experiencia lo que significa dejarlo todo. (Filipenses 2:5-8) “Para Pablo toda la vida espiritual se centra en Cristo, y cuando desea inculcar lecciones de humildad y unidad no puede encontrar un mejor método que presentar en forma resumida el relato de la actuación de su Maestro, como el ejemplo supremo de las virtudes que desea que posean los filipenses.” CBA, 161
3.Se despojó en gr. “Kenosis” “se vació a sí mismo”. Ese vaciamiento o anonadamiento fue voluntario. Dejó su gloria, la honra de los ángeles para venir a este mundo y humillarse ante los hombres y experimentar la peor muerte, muerte de cruz.
4. Dios en su inmensa misericordia no escatimó dolor ni angustia al dar a su único hijo para que tú y yo podamos ser salvos del pecado. (San Juan 3:16)
5. Debemos entender que renunciar a todo significa que Dios es nuestra prioridad. Que nuestros planes, sueños, proyectos, anhelos, tienen que estar dirigidos por Él.
6. Jesús reclama con ansias ese reconocimiento para ser sus discípulos. (Lucas 14:26, 27; 9:57-62)
7. Solo manteniendo una constante intimidad con Jesús, comprenderemos lo que significa dejarlo todo.
Cita: “Los que se nieguen a sí mismos para hacer bien a otros y se consagren con todo lo que tienen al servicio de Cristo, experimentarán la felicidad que en vano busca el egoísta. Dice nuestro Salvador: “Cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo.” Lucas 14:33.
La caridad “no busca lo suyo.” 1 Corin os 13:5. Es el fruto de aquel amor desinteresado y de aquella benevolencia que caracterizaron la vida de Cristo. Si la ley de Dios está en nuestro corazón, subordinará nuestros intereses personales a las consideraciones elevadas y eternas. (1JT, 377)
IV. EL VERDADERO DISCÍPULO DEMUESTRA AMOR HACIA SU PRÓJIMO (San Juan 13:34, 35)
1. La verdadera fuente del amor es Dios (1 Juan 4:8). No podemos hablar del amor hacia el prójimo si primero no entendemos lo que significa “que Dios nos haya amado a nosotros primero” (1 Juan 4:10).
2. ¿Por qué Jesús llamó a este un “nuevo mandamiento os doy”.
El mandamiento de amar no era nuevo en sí mismo. Pertenecía a las instrucciones dadas por el Señor mediante Moisés (Lev. 19: 18).
3. La orden se encuentra también en la Mishnah: "Sé tú de los discípulos de Aarón, amante de la paz y que sigue la paz, [sé tú] uno que ama a sus prójimos y los lleva cerca de la Torah" (Aboth 1. 12). CBA., 1008.
4. “El mandamiento era nuevo en el sentido de que se había dado una nueva demostración de amor que se ordenó a los discípulos que imitaran. Mediante una revelación del carácter de su Padre, Jesús había presentado ante los hombres un nuevo concepto del amor de Dios.
5. El nuevo mandamiento ordenaba a los hombres que preservaran la misma relación mutua que Jesús había cultivado con ellos y con la humanidad en general.
6. El mandamiento antiguo ordenaba a los hombres que amaran a su prójimo como a sí mismos, pero el nuevo los instaba a amar como Jesús había amado. En realidad, el nuevo era más difícil que el antiguo, pero se daba abundantemente la gracia para poderlo cumplir.” 4CBA, 1008.
7.Amar como Jesús amó, es la manera como demostramos nuestro discipulado. Sólo el Espíritu Santo puede ayudarnos a entender esto y nuestra comunión diaria con Jesús.
El Teólogo Juan menciona que “Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en él”. (1 Juan 4:15)
El apóstol Pablo en su discurso maestro nos da una vislumbre de ese amor en 1 Corintios 13.
8. El mundo espera de ese amor y nosotros somos los canales de bendición que Dios quiere usar para hacer llegar esa bendición. Cada día que pasa el mundo se hunde en la desesperación, en la angustia y ello por falta de amor.
9. La Palabra de Dios dice que por el aumento de la maldad “el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:10). Esto ya es una realidad palpable: Padres que abusan, hijos que matan a sus padres, la actitud inhumana se torna más visible. Pero nosotros hemos sido llamados para mostrar el aliciente maravilloso que proviene de Dios.
Ilustración: Una vez escuché la historia de una pareja de esposos jóvenes que anhelaban tener un bebé. Fueron para hacerse el chequeo médico y vaya sorpresa, la esposa no podía tener niños, era estéril.
Ella sufrió un shock emocional. Le hicieron un tratamiento y luego conversaron los dos para poder adoptar un niño. Cuando llegaron al orfanatorio, tenían todas las condiciones para adoptar. A la semana siguiente, fueron para conocer al nuevo integrante de la familia – no habían recién nacidos – había una fila de niños y la señora comenzó a ver uno por uno, y llegó a uno de ellos de 2 a 3 añitos y le pregunto: ¿Quieres venir con nosotros? Y el niño les dijo: ¿Qué me das?. La señora le refirió: tendrás casa, carro, ropa, comida, regalos, juguetes... le llenó de cosas. El niño dijo: ¿Nada más?, entonces ellos dijeron ¿Pero que más quieres? Al cual el niño contesto: YO QUIERO QUE ME AMEN.
El mundo necesita ser amado, Dios ya demostró su amor viniendo a este mundo (San Juan 3:16). Somos nosotros llamados para amar.
V. EL VERDADERO DISCÍPULO GLORIFICA A DIOS LLEVANDO MUCHO FRUTO (San Juan 15:8)
1. No existe persona alguna que haya pasado tiempo con Dios y que no haya llevado frutos a los pies de Jesús. El fulgor de las virtudes cristianas es una prueba del discipulado, Sin una unión vital con Cristo es imposible dar los frutos de justicia.
El diablo nos hace creer que Dios es injusto. Sostiene que los mandamientos de Dios son demasiado severos y que los hombres no pueden alcanzar el ideal de la perfección cristiana.
La naturaleza misma nos da a conocer que los frutos se manifiestan como resultado de un cuidado minucioso del viñador.
El discípulo si permanece en Cristo (el viñador) llevará mucho fruto. Dios recibe esa gloria cuando su imagen se refleja en las vidas de sus seguidores.
Proverbios 11:30 “El fruto del justo es árbol de vida, y el que gana almas es sabio"
En otras palabras el testimonio del Justo, la vida del Justo, será una bendición para los que están en su entorno.
Nuestra mayor dificultad es que no estamos a la altura del anhelo de Dios.
Necesitamos cambiar nuestra cosmovisión de la vida espiritual. Pues el mejor sermón es nuestra propia vida. El apóstol Pablo dice que somos “cartas de Cristo” (2 Corintios 3:2,3).
La ganancia de almas es fruto de nuestra comunión con Dios, pues es de sabios el tornarnos en instrumentos de salvación para otras personas. Cuando Cristo mora en nuestro corazón nada ni nadie nos debe callar de contar a otros lo que él hizo por nosotros.
Dios le dijo a Pablo: “No temas, sino habla y no calles” (Hechos 18:9, 10). Esto en ocasión del desánimo que experimentó al no ser acepto el evangelio por sus hermanos Judíos.
La predicación, el “hacer discípulos” es nuestra tarea como iglesia y para que esto se haga realidad primero tenemos que “ser discípulos”.
Ilustración: Una hermana se me acercó un día para preguntarme lo siguiente: Pastor ¿Si yo no predico el evangelio no me voy a salvar?.
Le contesté con otra pregunta: ¿Tú vienes a la iglesia para ser salva? – ella me contestó – NO; ¿Tú das tu diezmo para ser salva?, No! me contesto; entonces lo mismo sucede con la predicación del evangelio, tú predicas porque tienes mucho que contar a otros del amor de Dios y como ha cambiado tu vida porque ya estás experimentando la salvación.
Los años que tengas en la iglesia no garantizan tu salvación, lo que garantiza tu salvación es tu comunión diaria con Dios, ser tomado por su Espíritu Santo y por ende eso lo demuestras con tus hechos (frutos) y trayendo muchas almas a los pies de Jesús.
VI. CONCLUSIÓN
1. El discípulo de Cristo está en comunión diaria con Dios permaneciendo en su Palabra.
2. El discípulo de Cristo está dispuesto a desligarse, despojarse, desprenderse de todos por el amor de Jesús.
3. El discípulo de Cristo demuestra el amor de Dios amando a su prójimo sin excepción alguna.
4. El discípulo de Cristo glorifica a Dios llevando mucho fruto en su vida.
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