PASOS EN SILENCIO
Texto Bíblico: Mateo 27: 57-66
Objetivo del sermón: Descubrir y seguir las lecciones de vida transmitidas por Jesús desde el silencio de la tumba.
INTRODUCCIÓN
1. Jesús estaba guardado en la tumba, sus manos ya no acariciaban, sus pies ya no transitaban los polvorientos caminos, su voz ya no era escuchada, estaba en silencio, aun así dio pasos.
2. Por un lado, sus amigos trataron su cuerpo con delicadeza, y por otro lado, los enemigos celosos en que no saliera de la tumba, lo custodiaban.
3. Ese sábado Jesús también predicó, no fue desde un púlpito sino desde una tumba, dio pasos que nosotros también podemos imitar.
4. ¿Qué transmitió aún desde el silencio? ¿Cuáles fueron esos pasos?
5. Analicemos juntos Mateo 27:57-66.
I. PASOS DE AUSTERIDAD
1. Jesús fue enterrado para hacer más cierta su muerte y más gloriosa su resurrección.
2. La sepultura indicaba que realmente estaba muerto, Pilato no habría permitido la sepultura de no haberse asegurado de su muerte.
3. Los apóstoles escaparon, las mujeres no estaban en condiciones de ocuparse del funeral.
4. José de Arimatea aparece en escena, él tenía la disposición y los recursos para encargarse de la sepultura del Señor.
5. Él mismo se ocupó de la gestión “se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo” (v.58).
6. “José de Arimatea y Nicodemo vinieron en auxilio de los discípulos. Ambos eran miembros del Sanedrín y conocidos de Pilato; eran además ricos e influyentes. Se propusieron dar al cuerpo del Salvador honrosa sepultura” (Cristo nuestro Salvador, p. 135).
7. Pilato todavía con culpa tenía predisposición de compensar su injusticia. Quien no supo proteger su vida, quiso cuidarlo en su muerte.
8. José de Arimatea, era rico, influyente, de alto rango, miembro del Sanedrín, nada de eso impidió que él mismo se ocupara de bajar el cuerpo de Jesús. Lo envolvió en una sábana limpia.
9. Todo fue prestado en la vida de Jesús. El lugar donde nació, la cuna en el establo, los panes y los peces que el multiplicó, la barca donde viajó y donde predicó, la sala donde instituyó la Cena del Señor, la tumba donde fue sepultado. Así como vivió en austeridad así también fue en su muerte.
10. Es que la tumba, la muerte y la nada son el final del pecador. Si bien es cierto no había pecado propio en él, cargó sobre sí los pecados de toda la humanidad.
11. Quien no tenía pecados propios tampoco tuvo tumba propia.
12. La tumba estaba cavada en la roca, solo un lugar de entrada o salida. “No se podía escapar ni podían robar su cuerpo” La entrada estaba cubierta con una piedra con el sello del gobernador y custodiada por soldados y ángeles.
13. Jesús, prisionero de la tumba y de la muerte.
14. El cortejo también fue austero, pocos acompañantes, tan solo José de Arimatea, Nicodemo, María Magdalena y la otra María.
15. Así como en su vida, también en su muerte Jesús dio pasos de austeridad.
II. PASOS DE FIDELIDAD
1. Por fin Jesús descansaba. El largo día de oprobio y tortura había terminado. Al llegar el sábado con los últimos rayos del sol poniente, el Hijo de Dios yacía en quietud en la tumba de José. Terminada su obra, con las manos cruzadas en paz, descansó durante las horas sagradas del sábado” (El deseado de todas las gentes, p. 714).
2. “Nunca había atraído Cristo la atención de la multitud como ahora que estaba en la tumba. Según su costumbre, la gente traía sus enfermos y dolientes a los atrios del templo preguntando: ¿Quién nos puede decir dónde está Jesús de Nazaret? [...] Las manos amistosas de Jesús de Nazaret, que nunca negaron el toque sanador al asqueroso leproso, estaban cruzadas sobre su pecho. Los labios que habían contestado sus peticiones con las consoladoras palabras: “Quiero; sé limpio,” estaban callados” (El deseado de todas las gentes, p. 721).
3. Cuando Dios completó su obra de la creación, reposó el sábado, y no fue porque estaba cansado sino para dar un ejemplo, lo bendijo y santicó, es decir, lo puso aparte para un uso sagrado.
4. “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día sábado la obra que hizo; y reposó el día sábado de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día sábado, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación” (Gén.2:1-3).
5. Cuando Dios decidió poner por escrito en dos tablas de piedra, y dar los diez mandamientos que el mismo escribió con su dedo, incluyó el sábado como día de reposo y adoración especial para con él.
6. “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó" (Éxo.20: 8-11)
7. Después del grito “consumado es”, después de “en tus manos encomiendo mi Espíritu" ya muerto y en la tumba descansó el sábado conforme al mandamiento que él mismo había establecido, y al mismo tiempo, sus seguidores también lo hicieron.
8. Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el sábado, conforme al mandamiento” (Luc.23:54-56).
9. Sí, aún desde el silencio de la tumba dio pasos de obediencia y fidelidad.
10. Por eso, cuando todo el pecado termine y se cumpla su propósito de rescate definitivo podremos adorar por la eternidad.
11. “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. Y de mes en mes, y de sábado en sábado, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová” (Isa.66:22-23).
12. Al principio, el Padre y el Hijo habían descansado el sábado después de su obra de creación. Cuando “fueron acabados los cielos y la tierra, y todo su ornamento,” el Creador y todos los seres celestiales se regocijaron en la contemplación de la gloriosa escena. “Las estrellas todas del alba alababan, y se regocijaban todos los hijos de Dios”. Ahora Jesús descansaba de la obra de la redención; y aunque había pesar entre aquellos que le amaban en la tierra, había gozo en el cielo. Una creación restaurada, una raza redimida, que por haber vencido el pecado, nunca más podría caer, era lo que Dios y los ángeles veían como resultado de la obra concluida por Cristo. Con esta escena está para siempre vinculado el día en que Cristo descansó. Porque su “obra es perfecta;” y “todo lo que Dios hace, eso será perpetuo”. Cuando se produzca “la restauración de todas las cosas, de la cual habló Dios por boca de sus santos profetas, que ha habido desde la antigüedad,” el sábado de la creación, el día en que Cristo descansó en la tumba de José, será todavía un día de reposo y regocijo. El cielo y la tierra se unirán en alabanza mientras que “de sábado en sábado,” las naciones de los salvos adorarán con gozo a Dios y al Cordero” (El deseado de todas las gentes, p. 714).
III. PASOS DE DECISIÓN
1. José se había transformado en un secreto seguidor de Jesús. No tenía valor de confesarlo públicamente, pero sentía afecto por el Señor.
2. Fue la misma muerte de Jesús la que terminó de convertir a aquel cobarde y secreto discípulo en un testimonio vivo y valiente.
3. La muerte de Jesús impulsó y apresuró la decisión de José de Arimatea.
4. Muchos tenían miedo de la muerte y mucho más de la resurrección de Jesús por eso el cuidado de que no robaran el cuerpo de Cristo y después difundieran el mensaje que había resucitado.
5. José y Nicodemo no tenían ninguno de estos temores, confiaban en la profecía.
6. “Ni José ni Nicodemo habían aceptado abiertamente a Jesús durante su vida; pero habían prestado oído a sus enseñanzas y habían seguido paso a paso su ministerio. Aunque los discípulos habían olvidado las palabras con que el Salvador les anunciara su muerte, José y Nicodemo las recordaron; y los acontecimientos relacionados con la muerte de Jesús, que hicieron vacilar a los discípulos en su fe, sirvieron para confirmar a éstos, los convencieron de que era el verdadero Mesías, y los indujeron a ponerse resueltamente de su parte” (Cristo nuestro Salvador, p.137).
CONCLUSIÓN
1. Quisieron custodiar la tumba. Protegerse del muerto. ¿De quién tenían miedo? ¿De los discípulos? Era una locura temer de los pobres discípulos. ¿Temer de Dios? Era imposible ir contra el Todopoderoso.
2. El Jesús que había predicado con su vida y su palabra, seguía predicando con su muerte y con su silencio.
3. Aún desde la tumba y en silencio, nos enseñó a dar pasos de austeridad viviendo una vida simple, pasos de delidad respetando y aceptando su voluntad para nuestra vida y pasos de decisión colocándonos de su lado, siguiendo en sus pisadas un camino de esperanza.
LLAMADO
Cristo, el carpintero galileo.
No fue médico... y curó todas las enfermedades.
No fue abogado... y explicó los principios básicos de la ley y le dio su verdadero valor.
No fue escritor... e inspiró las obras cumbres de la literatura mundial.
No fue poeta ni músico... y es el alma de todo poema y de toda música de la vida.
No fue orador... y es el intérprete de todos los corazones.
No fue literato... y escribió en el Libro de todos los siglos la más bella de las páginas.
No fue artista... y llenó de luces a los genios de todos los tiempos.
No fue estadista... y fundó las más sólidas instituciones de la sociedad.
No fue general... y conquistó a millares de almas de países enteros. No fue inventor... e inventó la fuente de la perenne felicidad.
No fue descubridor. .. y detectó los mundos encantados de la inmortalidad.
Cristo, el carpintero galileo.
Simple como un niño... y profundo como un filósofo.
Diáfano como un cristal... y misterioso como la noche.
Sublime como las excelsitudes de Dios... y amigo de los míseros humanos.
Severo como un juez... y cariñoso como una madre.
Terrible como la tempestad... y apacible como la luz solar.
Amigo de Magdalenas contritas... y enemigo de impenitentes fariseos.
Humilde entre vivas y hosannas... sereno entre mueras y crucifícales.
Cristo, el carpintero de Galilea.
Nosotros, los mortales, te amamos porque nos amaste.
Creemos en ti... porque eres el camino, la verdad y la vida.
Te esperamos... porque tu reino no es de este mundo.
No podemos vivir sin ti... porque eres sustento de nuestra vida y vida de nuestra alma.
No podemos luchar sin ti... porque eres el sustento de nuestras flaquezas y la victoria de nuestras derrotas.
No podemos sufrir sin ti... porque eres el bálsamo en nuestras llagas y la aurora de nuestras noches.
Nada sabemos sin ti... Intolerable nos es el propio yo... Contigo nos es fácil todo lo difícil... porque suave es tu yugo y ligera tu carga.
Somos infelices sin ti... porque inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en ti.
Por ti vivimos y por ti queremos morir... porque eres la resurrección y la vida eterna.
Cristo... carpintero galileo.
Cristo... Hijo de Dios.
Cristo... Rey inmortal de los siglos. (Autor desconocido)
2. Que este carpintero de Galilea sea también el arquitecto y constructor de tu vida.
3. Nada mejor y más seguro que caminar en sus pasos, un camino de esperanza.
Oremos
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