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El Apocalipsis de Elías - Elías y el tiempo de Sequía

INTRODUCCIÓN

En nuestros estudios hasta aquí llegamos a la conclusión de que el ángel de Apocalipsis 14 es el mismo mensajero de Malaquías 3:1, y que ambos son identificados en la profecía con la figura del profeta Elías.

Entonces surgen las preguntas:

¿Por qué Elías?
¿Y por qué un profeta?

¿Cuál sería el propósito de Dios de llamar al ángel de Apocalipsis 14: Elías? El estudio de esa profecía descubrirá una de las revelaciones proféticas más fascinantes de la Biblia.

Como un tablero de un gran rompecabezas, la última profecía del AT tiene como objetivo “juntar las piezas” de varias profecías bíblicas relacionadas al tiempo del fin para, entonces, formar un cuadro profético lindo y maravilloso. Veremos que la Biblia toma algunos eventos de la vida y obra del profeta Elías y los aplica al cumplimiento de la profecía de Elías de acuerdo a Malaquías 4:5.

I. DIOS ENVIA A ELÍAS PARA PROFETIZAR SOBRE UN PERÍODO DE SEQUÍA

El profeta Elías entra en la historia presentándose ante el rey Acab con una profecía acerca de un período de sequía. Elías dijo que por años no habría rocío ni lluvia, sino por la palabra de Dios (1 Rey. 17:1). ¿Por qué motivo Dios no enviaría lluvia sobre Israel en los días de Elías?

1. ¿Por qué no habría lluvia todo ese tiempo?

a) Los mandamientos de Dios:

En primer lugar vemos que Dios, en sus mandamientos, le hizo al ser humano una advertencia clara de no tener otros dioses ni hacerse ninguna imagen de escultura de otros dioses. El mandamiento dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás [...]” (Éxodo 20:3-5).

b) Promesa para los observadores de la Ley:

En segundo lugar, Dios hace algunas promesas a los que observan la Ley.

En Levítico 26:3 y 4 encontramos una de ellas, que dice: “Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto”.

La condición para recibir las bendiciones estaba condicionada a la obediencia de los mandamientos. Dios no requiere aquí una obediencia legalista, sino una obediencia motivada por el amor.

Los mandamientos en sí se resumen en la palabra “amor” (Mateo 22:34-40; Deuteronomio 6:5; Levítico 19:18), y Juan declara que Dios es amor (1 Juan 4:8), o sea, rechazar la ley es rechazar al Dios de amor. Los que guardan la ley están dando una respuesta de amor a Dios por todo lo que él es, hizo y hace por nosotros (Juan 14:15).

c) Una advertencia del Señor: En sus mandamientos Dios prohíbe la idolatría, y dejó promesas de bendiciones a los obedientes, pero también hizo una advertencia:

“No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos” (Deuteronomio 4:19).

Debemos notar que Dios fue claro al prevenir la adoración al sol, la luna, las estrellas y al ejército de los cielos.

d) La consecuencia de la desobediencia: ¿Cuál sería la consecuencia para los que desobedecieran y no siguieran los consejos de Dios?

Según Deuteronomio 28:23 y 24, en vez de lluvia, recibirían polvo y ceniza:

“Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas”.

e) La condición de Israel en los días de Elías: En los días de Elías predominaba la idolatría. Jezabel, la reina fenicia, había introducido la adoración a Baal y Asera. (1 Reyes 16:31-33).

El culto a esos dioses aparece asociado a la adoración al sol, la luna y a todo el ejército de los cielos. (2 Reyes 21:3-5; 23:4-7).

“Las colinas y los valles repercutían con los clamores de embriaguez emitidos por un sacerdocio pagano que ofrecía sacrificios al sol, la luna y las estrellas” (PR, 84).

La apostasía fue tan grande que la Biblia dice que Acab fue el rey que hizo lo malo más que todos los que reinaron antes de él (1 Reyes 16:30).

Ese tiempo fue de extrema apostasía, dando lugar a la idolatría, adorando imágenes de Baal y Asera, como también la adoración al sol, la luna y las estrellas, hizo que Dios permitiera que las consecuencias de la desobediencia predicha en Deuteronomio 28:23 y 24 llegaran sobre su pueblo impenitente.

El tiempo de sequía llegó sobre Israel, y Elías fue mantenido por el Señor en un lugar desierto (1 Reyes 17:2-4).

2. ¿Por cuánto tiempo no llovió en los días de Elías?

En Santiago 5:17 y Lucas 4:25, leemos que el período de sequía fue de tres años y seis meses.

II. UNA PROFECÍA CON DOBLE CUMPLIMIENTO

1. Juan el Bautista: Un tipo de Elías

En el inicio de su evangelio, Lucas relata el anuncio del nacimiento de Juan el Bautista. El ángel Gabriel le describe a Zacarías cuál sería e el papel que desempeñaría su hijo de la siguiente forma: “Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías [...]” (Lucas 1:16, 17).

En este pasaje podemos notar claramente que no se trata de la venida del profeta Elías en persona, sino de alguien que vendría “con el espíritu y el poder” del mismo. La misión de Juan el Bautista sería preparar el camino para la venida del Señor. "Pues este es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas." Mateo 3:3

2. El papel de ángel Gabriel

Lucas 1:19 muestra que quien vino a notificar a Zacarías sobre el nacimiento de su hijo fue el ángel Gabriel.

En la Biblia el nombre Gabriel solo aparece en el libro de Lucas 1:19 y 26 y en Daniel 8:16 y 9:21.

Esos textos hacen un nexo de la profecía de Malaquías con el libro de Daniel, a través de la referencia a Gabriel. Y eso no sucede por casualidad.

En Daniel 8:14 tenemos la visión de las 2300 tardes y mañanas, y cuando Daniel recibió esa visión quedó claro que él no había comprendido el sentido (Daniel 8:26, 27).

El ángel Gabriel aparece para revelar el significado de esa profecía en Daniel 9:21-27. Una parte de esa visión señalaba el tiempo de la venida del Mesías, como también su obra (Daniel 9:26, 27).

Cuando esa parte de la profecía se cumplió, el mismo ángel que dio la explicación a Daniel apareció nuevamente, pero ahora a Zacarías y a María para anunciarles que el tiempo se había cumplido y el Mesías estaba por llegar. Pero no sucedería hasta que Dios enviara un mensajero que prepararía el camino para la primera venida de Cristo.

3. Una profecía con doble cumplimiento

En Mateo 17:10-13, cuando le preguntaron a Jesús sobre la venida de Elías, se menciona: “Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.

Jesús les respondió a sus discípulos que la profecía de Elías tendría un doble cumplimiento. Él habla de un “Elías” que ya vino, que los discípulos entendieron que se refería a Juan el Bautista (v. 12, 13), y de un “Elías” que vendría, y que cuando llegara restauraría todas las cosas (v. 11).

De manera que la Biblia nos presenta tres “Elías”:

a) El profeta Elías: Según aparece en los libros de 1 y 2 Reyes.

b) Juan el bautista: Como un tipo de “Elías”, aquel que vino a preparar el camino para la primera venida del Mesías a su tiempo en la Tierra (Mal. 3:1). Ese es el primer cumplimiento de la profecía de Malaquías 4:5.

"De cierto os digo: Entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. El que tiene oídos para oír, oiga. Mas ¿a qué compararé esta generación? Es semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus compañeros, diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos." Mateo 11:11-19

c) El “Elías” que vendrá: Sobre ese “Elías” se nos dice que vendría para restaurar todas las cosas. En nuestro estudio lo llamaremos: Elías profético.

Ese es el segundo cumplimiento de la profecía. ¿Quién es él, cuál es su obra, cuándo vendrá y por qué? La respuesta a esas preguntas revelará el carácter extraordinario de esa profecía.

III. LA HISTORIA SE REPITE

1. Un inicio marcado por persecuciones:

Después del Pentecostés, los discípulos partieron llenos del Espíritu a predicar el mensaje de salvación.

Sin embargo, el inicio del cristianismo fue marcado por persecuciones de todos lados. Basta leer la historia en el libro de Hechos.

Los cristianos primitivos fueron perseguidos tanto por los líderes judíos como por los romanos. El odio a Cristo, por parte de los líderes judíos, fue derivado a los que ahora reflejaban su imagen y hablaban con la autoridad que él poseía.

Los romanos también persiguieron a los cristianos en los primeros siglos de nuestra era, y los motivos eran básicamente dos:

(1) A pesar de ser cristianos, ellos eran en primer lugar judíos y por cuestiones políticas, los judíos y los romanos no se relacionaban bien, y

(2) la iglesia primitiva tenía prácticamente todo en común con los judíos: el mismo Dios, la misma Biblia y el mismo día de reposo (sábado). O sea, para los romanos, los cristianos y los judíos formaban un mismo grupo de personas.

Con las persecuciones, la iglesia fue por mucho tiempo protegida de falsas doctrinas. Eso no quiere decir que no hubo un esfuerzo de Satanás para desvirtuar la verdad (Hechos 20:29). Pero en virtud de las persecuciones, eran mucho más los convertidos de corazón que estaban dispuestos a pagar el precio de la entrega de sus vidas a Jesús, que los que se convirtieron por algún interés.

2. El fin de las persecuciones y la entrada de doctrinas falsas en la Iglesia

Fue a comienzos del siglo cuarto que el emperador romano Constantino promovió el Edicto de Milán (año 313 d.C.) terminando oficialmente con toda persecución, especialmente al cristianismo.

Además de decretar libertad religiosa, Constantino dijo haberse convertido al cristianismo, e hizo de esta la religión oficial en el imperio romano.

“Mas, habiendo cesado la persecución y habiendo penetrado el cristianismo en las cortes y palacios, la iglesia dejó a un lado la humilde sencillez de Cristo y de sus apóstoles por la pompa y el orgullo de los sacerdotes y gobernantes paganos, y sustituyó los requerimientos de Dios por las teorías y tradiciones de los hombres” (CS, 47).

En el año 321 (d.C.), el mismo emperador promulgó la primera ley ordenando el reposo en el primer día de la semana. En el imperio romano, el primer día de la semana era el día de adoración al dios sol.

“La conversión nominal de Constantino, a principios del siglo cuarto, causó gran regocijo; y el mundo, disfrazado con capa de rectitud, se introdujo en la iglesia. Desde entonces la obra de corrupción progresó rápidamente. El paganismo que parecía haber sido vencido, vino a ser el vencedor. Su espíritu dominó a la iglesia. Sus doctrinas, ceremonias y supersticiones se incorporaron a la fe y al culto de los que profesaban ser discípulos de Cristo” (ibíd.).

De esa forma, Constantino promovió el surgimiento de la Iglesia Católica. Los templos paganos pasaron a ser gradualmente adaptados a templos cristianos. El sábado como día de adoración pasó a ser el domingo, el día del sol. Observe lo que dice la creencia 2174 del Catecismo de la Iglesia Católica: “Nos reunimos todos el día del sol, porque es el primer día (después del sábado de los judíos [...])”. A través de su libro de doctrinas, la iglesia romana testifica del domingo como el día del sol, y no como el día del Señor.

3. El Elías profético huyó al desierto

A partir de Constantino, la iglesia cristiana comenzó a perder su identidad bíblica y pasó gradualmente a asumir las características de los cultos paganos romanos. La apostasía marcada por la idolatría de los días del profeta Elías comenzó a introducirse en la vida y en la historia del cristianismo. El Israel moderno de Dios comenzó a adorar en el día del sol, y se introdujeron en la iglesia imágenes de escultura y así se cumplió la profecía de Daniel 7:25: “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”. Un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo corresponde a tres tiempos y medio, o tres años y medio (Daniel 11:13), el mismo período que no llovió sobre la tierra en los días del profeta Elías.

Los libros de Daniel y Apocalipsis mencionan varias veces el mismo período:

a) Tiempos: Daniel 7:25; Apocalipsis 12:14
b) 42 meses: Apocalipsis 11:2, 3 y 6; 13:5
c) 1260 días: Apocalipsis 11:3; 12:6.

Ese período se extendió del año 538 d.C. al año 1798 d.C. , y fue marcado por el dominio de la iglesia romana en la Edad Media con la inquisición y las cruzadas. Fue un tiempo de gran sequía espiritual.

Durante ese tiempo, los dos testigos de Apocalipsis 11:2-6 tuvieron autoridad para cerrar el cielo a fin de que no lloviera, y el Elías profético fue perseguido por Jezabel descrita como la iglesia de Tiatira (Apocalipsis 2:20). Tiatira representa el tiempo del dominio de la iglesia Católica en la Edad Media, y también se la presenta como la ramera de Apocalipsis 17.

Elías profético está identificado como la mujer pura de Apocalipsis 12. Ella se mantuvo fiel a los mandamientos de Dios (v. 17) y tuvo que huir al desierto donde Dios la sustentó por 1260 días (v. 6 y 14).

Los tres “Elías” de nuestro estudio son perseguidos por mujeres con las mismas características:

- El profeta Elías fue perseguido por Jezabel;

- Juan el Bautista, por Herodías; y

- Elías profético por la Jezabel escatológica de Apocalipsis 3:20 y 17:1-5.

CONCLUSIÓN

En el estudio sobre el profeta Elías, vimos que: 

(1) Dios lo envió a profetizar sobre un período de sequía debido a la apostasía que era resultado de la idolatría y la adoración al sol.

(2) Elías fue sustentado por el Señor en un lugar “desierto” durante tres años y medio. 

Acerca de Elías profético también vimos que:

(1) pasó por un periodo de sequía espiritual caracterizado por la apostasía consecuente de la idolatría y la adoración en el día del sol.

(2) Fue sustentado por Dios durante los 1260 días/años (538 d.C. a 1798 d.C.), que corresponden a los tres años y medio proféticos.

Pero la historia no termina aquí. Jesús mencionó que el Elías que vendría restauraría todas las cosas (Mateo 17:11).

La Biblia menciona que el profeta Elías volvió y restauró algo después de los tres años y medio de sequía, lo que nos hace comprender que Elías profético también debería volver en algún momento después de 1798 y restauraría todas las cosas.

¿Qué restauró el profeta Elías y qué restauraría Elías profético? La respuesta a estas preguntas la veremos en nuestro próximo estudio.

LLAMADO

El pueblo de Dios de los últimos días se lo llama “Elías”. Él es el ángel de Apocalipsis 14, el mensajero de Malaquías y la mujer pura de Apocalipsis 12.

Las características de ese Elías profético señalan a los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús (Apocalipsis 12:17). La Iglesia Adventista del Séptimo Día es la que cumple todas las características de esa profecía. Por eso Satanás está tan airado contra ella. Sin embargo es por ese pueblo que Jesús murió y a quien ofrece su ayuda para vencer en esta lucha contra el mal.

¿A usted también le gustaría ser parte de ese pueblo y unirse a la profecía bíblica de Elías?

¡Amén! Alabado sea Dios por su decisión. Oremos.

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