INTRODUCCIÓN
Cuando se menciona la palabra “Malaquías”, normalmente los oyentes la relacionan con diezmos y ofrendas.
Eso se da por el hecho de que el 99% de los sermones que se predican sobre Malaquías enfatizan esta cuestión, haciéndonos pensar que el mensaje central de ese libro tiene que ver con fidelidad. Sin embargo, no es verdad.
Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento y fue escrito en el período posterior al exilio babilónico. Ese fue un tiempo desalentador para el pueblo que volvió a Jerusalén con muchas esperanzas. Ellos reconstruyeron el templo, esperaron y esperaron, pero la gloria del Señor no se manifestó. Además, había crisis, pobreza, opresión, infidelidad a los votos matrimoniales y a los votos del pacto. Predominaban la debilidad moral y espiritual, el orgullo, la indiferencia, la permisividad y el escepticismo.
Israel, por ser el pueblo del Señor, creía muy injusto lo que estaba sucediendo. La nación elegida por Dios estaba pasando por varias pruebas y dificultades. Pero, las naciones paganas e idólatras como Babilonia, después Medo Persia y posteriormente Grecia, prosperaban en sus ideales.
Ante esa situación, encontramos el texto clave de Malaquías (2:17) que revela el pensamiento del pueblo en relación a esto. En ese pensamiento, además de encontrar el mensaje central del libro, vemos en la respuesta de Dios, el rechazo final y la desaparición de Israel de la historia como su pueblo en este mundo.
I. EL MENSAJE CENTRAL DE MALAQUÍAS
El libro comienza diciendo: “Palabra contra” (Malaquías 1:1)
Esta frase nos lleva a la idea de un juicio. Dios pronuncia una sentencia contra Israel, porque tanto los líderes (Malaquías 1:6; 2:9) como el pueblo (Malaquías 2:10-16) apostataron de los caminos del Señor.
A través de la pregunta “¿Dónde está el Dios de justicia?” (Malaquías 2:17), el pueblo intenta traspasar a Dios la culpa de todo lo que estaba pasando.
1. El pensamiento del pueblo (Malaquías 2:17)
“Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?” (Ver la repetición del mismo pensamiento en Malaquías 3:13-15).
Como vimos anteriormente, la prosperidad que habían alcanzado los pueblos paganos y las dificultades que sobrevenían al pueblo de Dios provocaron en Israel el pensamiento mencionado anteriormente.
En suma, ese pensamiento está expresando los siguientes sentimientos del pueblo:
(1) ¿Cómo permitía Dios que las naciones idólatras prosperaran?
(2) Para Dios, entonces, los malos pasaban por buenos.
(3) Si Dios fuera justo, haría un juicio donde su pueblo prosperara y no los malos.
Desgraciadamente, ese tipo de pensamiento ha permeado la mente de muchos entre el pueblo de Dios en nuestros días. Con seguridad, ya habrá escuchado a alguien decir algo así:
“No sé lo que sucede conmigo. Antes yo vivía en el mundo, no seguía la Biblia, ni el sábado ni los mandamientos de Dios, y las cosas me iban bien. Ahora que me bauticé, parece que todo me sale mal: perdí mi empleo, mis amigos me dicen creyente fanático, mi esposa me abandonó, etc. ¡Eso no es justo! ¿Por qué?”.
Cuando alguien piensa así, aunque no se dé cuenta, está dudando del carácter de amor y de la justicia de Dios.
Por esa razón, ese tipo de pensamiento no le agrada al Señor. Él ya nos dio la mayor prueba de amor enviando a su Hijo para morir por nosotros, y en breve vendrá a buscarnos para poner fin, de una vez por todas, a la historia de sufrimiento y dolor que produce el pecado.
2. La respuesta de Dios (Malaquías 3:5, 16-18)
A la pregunta del pueblo ¿dónde está el Dios de justicia? (Malaquías 2:17), en seguida tenemos la respuesta del Señor, según se describe en Malaquías 3:1-5, 16-18.
En esos textos, podemos notar que Dios tenía un día preparado cuando vendría a hacer su juicio, y lo ejecutaría de la siguiente forma:
a) Enviaría un mensajero para preparar el camino de la venida del Señor a su templo (Malaquías 3:1). Esa venida al templo marcaría el inicio del juicio.
b) Oiría el clamor de los que lo temieran (Malaquías 3:16).
c) Armaría y limpiaría su pueblo (Malaquías 3:3).
d) Tendría ante sí libros de memorias (Malaquías 3:16).
e) Perdonaría a su pueblo en el día de su actuación (Malaquías 3:17).
f) Por fin, haría diferencia entre el justo y el impío (Malaquías 3:18).
3. El juicio investigador de 1844
Elena de White comenta Malaquías 3:1 de la siguiente forma:
“La venida de Cristo como nuestro Sumo Sacerdote al lugar santísimo para la purificación del santuario, de la que se habla en Daniel 8:14; la venida del Hijo del hombre al lugar donde está el Anciano de días, tal como está presentada en Daniel 7:13; y la venida del Señor a su templo, predicha por Malaquías, son descripciones del mismo acontecimiento [...]” (El gran conflicto, p. 422).
De acuerdo con la Biblia y los escritos de Elena de White, tenemos:
a) La purificación del santuario (Dan. 8:14) marca el inicio del juicio investigador el 22 de octubre de 1844, tiempo cuando Cristo como nuestro Sumo Sacerdote, pasó del lugar santo al lugar santísimo en el Santuario celestial.
b) La venida del Hijo del Hombre y el anciano de días (Daniel 7:13) también es una referencia al paso de Cristo del lugar santo al santísimo para realizar un juicio investigador. Ese juicio debería realizarse antes de que Cristo viniera a buscar a su pueblo en ocasión de su segunda venida.
c) La venida del ángel del pacto a su templo (Malaquías 3:1) es la misma referencia del inicio del juicio investigador de Daniel 7:13 y 8:14, cuando Cristo entra en el lugar santísimo del Santuario celestial.
Malaquías presenta primero el juicio investigador que comenzó el 22 de octubre de 1844 y, posteriormente, el juicio ejecutivo en el día grande y terrible del Señor (Malaquías 3:5; Judas 14, 15; Malaquías 3:18; 4:1-3, 5). O SEA, EL MENSAJE CENTRAL DEL LIBRO DE MALAQUÍAS ES SOBRE JUICIO.
De esa forma concluimos que, nunca en la historia bíblica las profecías de Malaquías fueron tan relevantes como lo son para nosotros hoy.
II. MALAQUIAS Y APOCALIPSIS 14
Después de comprender cuál es el mensaje central del libro de Malaquías, veremos su relación con Apocalipsis 14. Presentaremos siete paralelos textuales entre Malaquías y Apocalipsis 14.
Ellos son:
1. La pureza de los votos matrimoniales:
El mensajero de Malaquías 3:1, a semejanza del ángel (mensajero) de Apocalipsis 14:6, tiene como precedente textual un mensaje referente a los votos matrimoniales (Malaquías 2:11 y Apocalipsis 14:4).
2. El mensajero:
En la Septuaginta (texto en griego del AT), el término usado para mensajero en Malaquías 3:1 es angelón. Esa es la misma palabra griega usada para ángel o mensajero en Apocalipsis 14:6, 8 y 9.
3. Juicio investigador:
Tanto en el Apocalipsis como en Malaquías está presente el tema del juicio. En la profecía de Malaquías, el tema principal es la declaración de juicio de Dios, y ese es en primer lugar un juicio investigador. El mensaje del primer ángel de Apocalipsis 14:7 comienza con el anuncio de la venida del juicio de Dios: “[...] Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado [...]”.
4. Juicio ejecutivo:
Después del juicio investigador, en la profecía de Malaquías, se encuentra el juicio ejecutivo (Malaquías 3:2; 4:1-3).
Lo mismo sucede en Apocalipsis: el mensaje del tercer ángel pronuncia la condenación final de Babilonia y su sistema falso de adoración (Apocalipsis 14:8-10). Otra referencia al juicio ejecutivo aparece en Apocalipsis 14:17- 20, en la descripción de la vendimia y del gran lagar de la ira de Dios.
5. Creación y adoración:
La segunda parte de Apocalipsis 14:7 dice así: “[...] y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas”. En Malaquías 2:10 encontramos: “[...] ¿No nos ha creado un mismo Dios?”
Ambos mensajes se refieren a la creación, pero sobre todo, también a la adoración. El papel de Babilonia es llevar a la idolatría o la adoración falsa. El papel del mensajero de Apocalipsis 14:7 es restaurar la adoración verdadera y:
6. La ley de Dios.
En la profecía de Malaquías, tenemos un llamado a volver a la Ley de Dios (Malaquías 4:4). A semejanza en Apocalipsis 14:12, se declara que los santos andan en conformidad con la Ley de Dios.
7. Redención de los justos:
El “día del Señor” traerá salvación a los justos (Malaquías 3:17; 4:2).
Al finalizar el mensaje de los tres ángeles de Apocalipsis 14 se presenta al Hijo del hombre sentado sobre una nube blanca. Tiene en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda para segar la tierra (Apocalipsis 14:14-20). Ese es el día de salvación para los santos (Apocalipsis 14:12). La nube descrita aquí es la segunda venida de Cristo. (Ver también Apocalipsis 1:7; Mateo 24:29-30; 1 Tesalonicenses 4:17).
III. EL MENSAJERO REVELADO
De acuerdo con los paralelos textuales presentados, nos queda claro que los mensajes de Malaquías y de Apocalipsis están íntimamente relacionados.
El mensajero de Apocalipsis es el mismo mensajero de Malaquías; el mensaje y la obra de ambos son las mismas. Además, ese mensajero está identificado en el libro de Malaquías como el profeta Elías (Malaquías 4:5; Mateo 11:10 y 14).
CONCLUSIÓN
En nuestro estudio de hoy vimos que el mensaje central del libro de Malaquías es sobre el juicio. Primero un juicio investigador, que comenzó el 22 de octubre de 1844, y posteriormente un juicio ejecutivo, con la destrucción de los impíos y el establecimiento del reino eterno de Cristo en ocasión de su segunda venida.
Identificamos también que el mensaje de Malaquías está íntimamente relacionado al mensaje de Apocalipsis 14.
Vimos además que el mensajero de Apocalipsis es el mismo mensajero de Malaquías, identificado con la figura del profeta Elías.
De acuerdo al estudio de ayer, el ángel de Apocalipsis 14 señala el surgimiento de la Iglesia Adventista del Séptimo Día (IASD) y su papel profético en la historia.
Eso nos hace concluir que la IASD cumple el papel de Elías. Entonces surgen las preguntas:
¿Por qué Elías?
¿Y por qué un profeta?
Los próximos estudios de nuestra serie tratarán de responder a esas preguntas.
Finalmente, es esencial saber que Dios tiene un cariño especial por su pueblo.
Los que temen al Señor son para él un tesoro especial (Malaquías 3:17). Malaquías revela también que Dios está atento y oye el clamor de los justos (Malaquías 3:16), y al fin dará la recompensa a los que sirvieron al Señor de todo su corazón (Malaquías 3:18; 4:2).
LLAMADO
Es posible que haya aquí alguien que esté pasando por dificultades por haber decidido seguir la Palabra de Dios. Permanezca firme.
Sepa que Dios lo considera su tesoro especial. Él tiene cuidado de usted y guardará su vida hasta el final, cuando juntos moraremos con el Señor para siempre.
¿A cuántos les gustaría entregar la vida al Señor con la seguridad de que él nos cuida, y que al final recibiremos la recompensa eterna?
¡Amén! Alabado sea Dios por su decisión. Oremos.
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