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Escalera al Cielo - Una novela de amor infinito!

Escalera al Cielo - ¡Una novela de amor infinito! - La vida de Jacob

"Pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna." Juan 4:14

“Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre” (Oseas 12:6)

Jacob no salió bien de su casa

Odiado por su hermano y bajo amenaza de muerte; Jacob no tuvo más opción: Tenía que salir de su casa.

Tal vez, lo que él no sabía es que, el primer lugar por donde iba a pasar, sería la casa de Dios: BETEL

"La noche del segundo día lo encontró lejos de las tiendas de su padre. Se sentía desechado, y sabía que toda esta tribulación había venido sobre él por su proceder erróneo. Las tinieblas de la desesperación oprimían su alma, y apenas se atrevía a orar. Sin embargo, estaba tan completamente solo que sentía como nunca antes la necesidad de la protección de Dios. Llorando y con profunda humildad, confesó su pecado, y pidió que se le diera alguna evidencia de que no estaba completamente abandonado. Su corazón agobiado no encontraba alivio. Había perdido toda confianza en sí mismo, y temía haber sido desechado por el Dios de sus padres.
Pero Dios no abandonó a Jacob. Su misericordia alcanzaba todavía a su errante y desconfiado siervo. Compasivamente el Señor reveló a Jacob precisamente lo que necesitaba: un Salvador. Había pecado; pero su corazón se llenó de gratitud cuando vio revelado un camino por el cual podría ser restituido a la gracia de Dios. – {PP 164.1}

Tal vez, también para ti las cosas no han salido bien últimamente:
- Problemas económicos,
- Relaciones rotas, debido a ambiciones descontroladas
- Familia desintegrada
- Futuro incierto
- Carácter difícil de dominar
- Soledad y aislamiento

Lo más doloroso es saber que todas estas cosas sucedieron por causa de errores propios.

Quizás este sea el momento de pasar por la casa de Dios y tener un encuentro con Jesús, el único que puede salvarnos.

"La escalera representa a Jesús, el medio señalado para comunicarnos con el cielo. Si no hubiera salvado por sus méritos el abismo producido por el pecado, los ángeles ministradores no habrían podido tratar con el hombre caído. Cristo une el hombre débil y desamparado con la fuente del poder infinito. – {PP 165.1}

Allí al encontrarse con Cristo, el único camino al cielo, escuchó la Promesa del Padre Celestial:

"He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho" Génesis 28:15

Al darse cuenta de que la Presencia de Dios estaba con él, Jacob hizo un Pacto con el Señor:

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"Jacob no estaba tratando de ponerle condiciones a Dios. El Señor ya le había prometido prosperidad, y este voto era la expresión de un corazón lleno de gratitud por la seguridad del amor y la misericordia de Dios. Jacob comprendía que Dios tenía sobre él derechos que estaba en el deber de reconocer, y que las señales especiales de la gracia divina que se le habían concedido, le exigían reciprocidad. Cada bendición que se nos concede demanda una respuesta hacia el Autor de todos los dones de la gracia. El cristiano ha de repasar muchas veces su vida pasada, y recordar con gratitud las preciosas obras que Dios ha realizado en su favor, sosteniéndole en la tentación, abriéndole caminos cuando todo parecía tinieblas y obstáculos, y dándole nuevas fuerzas cuando estaba por desmayar. Debe reconocer todo esto como pruebas de la protección de los ángeles celestiales. En vista de estas innumerables bendiciones debe preguntarse muchas veces con corazón humilde y agradecido: “¿Qué pagaré a Jehová por todos sus beneficios para conmigo?” Salmos 116:12. – {PP 165.5}

Llama la atención el momento en que Jacob hace esta promesa a Dios:

- Cuando no tenía nada.

¿Qué tiene usted hoy?

Si, su situación es igual a la de Jacob ¿No le parece que la mejor decisión de la vida sería vivir en sociedad con Dios?

"Nuestro tiempo, nuestros talentos y nuestros bienes tienen que dedicarse en forma sagrada al que nos confió estas bendiciones. Cada vez que se realiza en nuestro favor una liberación especial, o recibimos nuevos e inesperados favores, debemos reconocer la bondad de Dios, expresando nuestra gratitud no solo en palabras, sino, como Jacob, mediante ofrendas y dones para su causa. Así como recibimos constantemente las bendiciones de Dios, también hemos de dar sin cesar. – (PP, 166)

Jacob no limita a lo espiritual y lo místico su expresión de adoración y su sensación de asombro por lo que había sucedido. Es decir, quería responder en términos concretos y visibles. Por lo tanto, Jacob decide apartar el diezmo para Dios, no para obtener la bendición de Dios, sino como una respuesta de agradecimiento al regalo que Dios ya le dio.

“Y de todo lo que me des el diezmo apartaré para ti”. Nosotros que gozamos de la clara luz y de los privilegios del evangelio, ¿nos contentaremos con darle a Dios menos de lo que daban aquellos que vivieron en la dispensación anterior menos favorecida que la nuestra? De ninguna manera. A medida que aumentan las bendiciones de que gozamos, ¿no aumentan nuestras obligaciones, en forma correspondiente? Pero ¡cuán en poco las tenemos! ¡Cuán imposible es el esfuerzo de medir con reglas matemáticas lo que le debemos en tiempo, dinero y afecto, en respuesta a un amor tan inconmensurable y a una dádiva de valor tan inconcebible! ¡Los diezmos para Cristo! ¡Oh, mezquina limosna, pobre recompensa para lo que ha costado tanto! Desde la cruz del Calvario, Cristo nos pide una consagración sin reservas. Todo lo que tenemos y todo lo que somos, lo debemos dedicar a Dios. (PP, 166)

Betel - Cuando Dios Promete estar contigo

¿En qué se diferencia Betel de Babel?

La escalera se vincula con el intento de Babel de llegar al cielo. Como la torre de Babel, la escalera llega a la “puerta del cielo”. Pero, mientras que la torre de Babel representa el esfuerzo humano por subir para llegar a Dios, la escalera de Betel enfatiza que el acceso a Dios solo se puede lograr por intermedio de Dios que viene hasta nosotros, y no mediante el esfuerzo humano.

Ahora, seguro y feliz, Jacob, continúo su camino.

Ya no temía al futuro.
Caminó cerca de 600 kilómetros.

Llegando a un pozo, encontró unos pastores y allí conoció a Raquel: hermosa de silueta y de rostro.

Se enamoró a primera vista. Tanto fue su amor que al primer mes de conocerla decidió casarse con ella.

El suegro aceptó con una sola condición: 
- Debes Trabajar 7 años por ella.

"Cuando se pedía al pretendiente que trabajara para conseguir a su esposa, se evitaba un casamiento precipitado, y se le permitía probar la profundidad de su amor y su capacidad para mantener a su familia. En nuestro tiempo, resultan muchos males de una conducta diferente. Muchas veces ocurre que antes de casarse las personas tienen poca oportunidad de familiarizarse con sus mutuos temperamentos y costumbres; y en cuanto a la vida diaria, cuando unen sus intereses ante el altar, casi no se conocen. Muchos descubren demasiado tarde que no se adaptan el uno al otro, y el resultado de su unión es una vida miserable. Muchas veces sufren la esposa y los niños a causa de la indolencia, la incapacidad o las costumbres viciosas del marido y padre. Si, como lo permitía la antigua costumbre, se hubiera probado el carácter del pretendiente antes del casamiento, habrían podido evitarse muchas desgracias. (PP, 167)

"Así que, Jacob trabajó siete años para obtener a Raquel, pero como su amor por ella era tan fuerte, que le pareció unos pocos días" Génesis 29:20

Se casó y como la mayoría de nosotros pensó: Con el tiempo voy a conseguir "mis cositas"

¿Sabe qué consiguió?

14 años de trabajo y lo unico que había conseguido era llenarse de hijos; tuvo 11 hijos y 1 hija.

Un día reunió a su familia, les dijo: Esto no puede continuar más así, ya el sueldo no me alcanza y los niños están creciendo ya no puedo trabajar más por sueldo fijo estoy pensando hablarle a mi jefe y comenzar a ganar por porcentaje, ¿qué me recomiendan ustedes?

- Eso mismo. Además, por los 14 años que trabajaste para nuestro padre,él no nos dio ni un solo centavo. Dijeron Raquel y Lea.

Entonces, Jacob se presentó a Laban y le hizo una oferta:

- Querido suegrito, las cosas no están bien en mi casa ya no me está alcanzando la leche, sus ropitas de mis hijos están todas viejitas y la ropa que el mayor ha usado, hasta el último de mis hijos la sigue usando. Por eso quería pedirte cambiar y hacer un nuevo contrato.

- ¿Qué propones? - le dijo Labán.

- Quiero pedirte que a partir de ahora, de todas las ovejas que nazcan, las manchadas sean para mí.

- ¡Oh Maravilla! ¿Dónde quieres que firme? - dijo Labán.

Usted sabe bien que una oveja manchada, pintada o negra es "una en mil". 

Sin embargo, lo que Labán no sabía es que, Dios estaba cuidando de Jacob.

Para que las ovejas nacieran con manchas, Jacob, quiso valerse de sus viejas costumbres y colocaba un palo pelado delante de las ovejas cuando  bajaban al río a beber agua y cruzaban. 

Pero luego Dios le mostró que no son nuestras astucias las que nos salvan, sino que es Dios quien pelea por nosotros y nos da la victoria.

»En una ocasión, durante la época de apareamiento, tuve un sueño y vi que los chivos que se apareaban con las hembras eran rayados, manchados y moteados. Y en mi sueño, el ángel de Dios me dijo: “¡Jacob!”. Y yo respondí: “Sí, aquí estoy”. »El ángel dijo: “Levanta la vista, y verás que solamente los machos rayados, manchados y moteados se aparean con las hembras de tu rebaño. Pues he visto el modo en que Labán te ha tratado. Yo soy el Dios que se te apareció en Betel,el lugar donde ungiste la columna de piedra y me hiciste el voto. Ahora prepárate, sal de este país y regresa a la tierra donde naciste”. Génesis 31:10-13

Como usted ya se imagina ¡todas las ovejas comenzaron a nacer manchadas! Si miraba de lejos ¡parecía un rebaño de dalmatas o de zebras!

Es difícil de entender, pero no todo el mundo se alegra de que nos vaya bien.

Así, entraron entonces en escena unos nuevos personajes: Los cuñados de Jacob.

- Papá- Le dijeron a Labán- ¿No te has dado cuenta de que Jacob te está robando todo tu ganado?

- ¿Cómo así? - Preguntó Labán

- Sí, el está haciendo alguna magia o maleficio, pero el tema es que todas las ovejas están saliendo negras. Llámalo ahora y dile que necesitas cambiar esa claúsula del contrato.

Inmediatamente, Labán, hizo venir a Jacob.

- Jacob ¿Cómo estas? ¿Todo bien contigo? - Fue el saludo de Labán

- Labán querido ¡Qué gusto verte! ¡Las cosas no podrían estar mejor, estamos bien y todos felices en casa! - Respondió Jacob

Mmmm Que bueno... - agregó Labán, bajando su tono de voz- He sabido que los negocios están andando bien y quería pedirte que cambiemos una claúsula en el contrato, esa que habla del color del ganado. Desde hoy quisiera que todas las ovejas negras o manchadas sean para mí.

Para sorpresa de Labán, Jacob respondió:

- No hay problema, desde ahora todas las blancas serán para mí.

A esta altura de la historia,
¿Qué cree usted que sucedió?

Efectivamente ¡todas nacieron blancas!

Lo que Jacob no había podido progresar en 14 años, por la gracia de Dios lo consiguió en 7 años; se levantó como espuma y prosperó en gran manera.

Eso no agradó a sus cuñados y por eso empezaron a hacerle la vida imposible, hasta su suegro lo miraba con mala cara: Un extranjero había venido de muy lejos y había logrado el éxito que ellos no pudieron lograr ni conseguir.

Viendo Jacob  que el clima se puso hostíl hizo una reunión familiar:

- Creo que no es bueno que nos quedemos aquí. El otro día tuve un sueño y Dios me dijo que es hora de volver a mi tierra.

Su familia, entendiendo que era la mejor decisión, aceptaron y un día cuando Labán salió con sus hijos decidieron salir.

- Es hora, Labán  ha salido con sus hijos, debemos irnos- dijo Jacob- y ordenó que levantaran todo el campamento y el ganado.


3 días después Labán se enteró; y cabalgando a toda velocidad alcanzó a Jacob una semana después de su partida. (Realmente huyeron a toda velocidad). 

Antes de cruzar una serranía los alcanzó.

Allí, hubo un fuerte intercambio de palabras y de no ser la intervención de Dios habría habido un encuentro cargado de violencia.

Milagrosamente, una noche antes que Labán alcanzara a Jacob, Dios le apareció en sueños y le dijo:

- Labán ¡cuidado con amenazar a Jacob!

Allí se despidieron y Jacob continuó su camino. 

21 años habían pasado, había prosperado y había madurado. Había aprendido que nuestra vida depende de Dios y no de nuestras propias fuerzas o astucias, su lucha había sido grande, pero Dios nunca lo había dejado solo.

"Una vez más el Señor dio a Jacob otra señal del cuidado divino. Mientras viajaba hacia el sur del monte de Galaad, le pareció que dos ejércitos de ángeles celestiales lo rodeaban por delante y por detrás, y que avanzaban con su caravana, como para protegerla. Jacob se acordó de la visión que había tenido en Betel mucho tiempo atrás, y su oprimido corazón se alivió con esta prueba de que los mensajeros divinos, que al huir de Canaán le habían infundido esperanza y ánimo, lo custodiarían ahora que regresaba. Y dijo: “Campamento de Dios es este, y llamó a aquel lugar Mahanaim”. Véase Génesis 32:2. – (PP, 174)

Peniel - Un encuentro con Dios cara a cara

Sin embargo, al volver fueron removiéndose las viejas cenizas del pasado. 

Había una cuenta pendiente, un asunto por resolver: La relación con su hermano Esaú.

"Sin embargo, Jacob creyó que debía hacer algo en favor de su propia seguridad. Mandó, pues, mensajeros a su hermano con un saludo conciliatorio. Los instruyó respecto a las palabras exactas con las cuales se habían de dirigir a Esaú. Se había predicho ya antes del nacimiento de los dos hermanos, que el mayor serviría al menor, y para que el recuerdo de esto no fuera motivo de amargura, dijo Jacob a los siervos, que los mandaba a “mi señor Esaú”; y cuando fueran llevados ante él, debían referirse a su amo como “tu siervo Jacob”; y para quitar el temor de que volvía como indigente errante para reclamar la herencia de su padre, Jacob le mandó decir en su mensaje: “Tengo vacas, y asnos, y ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, por hallar gracia en tus ojos”. – (PP, 174).

Pero mientras más avanzaba, más angustiado se sentía. Envío a unos jóvenes mensajeros para que le avisaran a Esaú que él ya estaba en camino. Para su sorpresa, al volver ellos le dijeron:

- Encontramos a Esaú y el también viene a verte...solo que...viene con 400 hombres.

"Los siervos volvieron con la noticia de que Esaú se acercaba con cuatrocientos hombres, y que no había dado respuesta al mensaje amistoso. Parecía cierto que venía para vengarse. El terror se apoderó del campamento. No podía volverse y temía avanzar. Sus acompañantes, desarmados y desamparados, no tenían la menor preparación para hacer frente a un encuentro hostil. Por eso los dividió en dos grupos, de modo que si uno es atacado, el otro tendrá la oportunidad de huir. De su gran cantidad de ganado mandó regalos generosos a Esaú con un mensaje amistoso. Hizo todo lo que estaba de su parte para expiar el daño hecho a su hermano y evitar el peligro que lo amenazaba, y luego, con humildad y arrepentimiento, pidió así la protección divina: “Jehová, que me dijiste: “Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien”, ¡no merezco todas las misericordias y toda la verdad con que has tratado a tu siervo!; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora he de atender a dos campamentos. Líbrame ahora de manos de mi hermano, de manos de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera a la madre junto con los hijos”. – (PP, 174).

- Oh mi Dios, estoy perdido! - Pensó Jacob - Mi hermano aún me odia por lo que le hice, aquí se acabó todo, la casa cayó -

Dividió su campamento en dos pensando:

- Si Esaú ataca un campamento, el otro campamento escapará.

"Aunque Jacob había dejado a Padan-aram en obediencia a la instrucción divina, no volvió sin muchos temores por el mismo camino por donde había pasado como fugitivo veinte años antes. Recordaba siempre el pecado que había cometido al engañar a su padre. Sabía que su largo destierro era el resultado directo de aquel pecado, y día y noche, mientras cavilaba en estas cosas, los reproches de su conciencia acusadora entristecían el viaje. – (PP, 173)

"Cuando las colinas de su patria aparecieron ante él en la lejanía, el corazón del patriarca se sintió profundamente conmovido. Todo el pasado se presentó vivamente delante de él. Al recordar su pecado pensó también en la gracia de Dios hacia él, y en las promesas de ayuda y dirección divinas." – (PP, 173)

A medida que se acercaba al fin de su viaje, el recuerdo de Esaú le traía muchos presentimientos aflictivos. Después de la huida de Jacob, Esaú se había considerado como único heredero de la hacienda de su padre. La noticia del retorno de Jacob podía despertar en él temor de que venía a reclamar su herencia. Esaú podía ahora hacerle mucho daño a su hermano, si lo deseaba; y estaba tal vez dispuesto a usar la violencia contra él, no solo por el deseo de vengarse, sino también para asegurarse la posesión absoluta de la riqueza que había considerado tanto tiempo como suya. (PP, 173)

Esa Noche hizó pasar a toda su gente y su familia el arroyo de Jaboc y él decidió quedarse solo, necesitaba un tiempo a solas con Dios.

"Había llegado ahora al río Jaboc, y cuando vino la noche Jacob mandó a su familia cruzar por el vado al otro lado del río, quedándose él solo atrás. Había decidido pasar la noche en oración y deseaba estar solo con Dios, quien podía apaciguar el corazón de Esaú. En Dios estaba la única esperanza del patriarca. – (PP, 175)

"Era una región solitaria y montañosa, madriguera de fieras y escondite de salteadores y asesinos. Jacob solo e indefenso, se inclinó a tierra profundamente acongojado. Era medianoche. Todo lo que lo hacía apreciar la vida estaba lejos y expuesto al peligro y a la muerte. Lo que más lo amargaba era el pensamiento de que su propio pecado había traído este peligro sobre los inocentes. Con vehementes exclamaciones y lágrimas oró delante de Dios. – (PP, 175)

"De pronto sintió una mano fuerte sobre él. Creyó que un enemigo atentaba contra su vida, y trató de librarse de las manos de su agresor. En las tinieblas los dos lucharon por predominar. No se pronunció una sola palabra, pero Jacob desplegó todas sus energías y ni un momento cejó en sus esfuerzos. Mientras así luchaba por su vida, el sentimiento de su culpa pesaba sobre su alma; sus pecados surgieron ante él, para alejarlo de Dios. Pero en su terrible aflicción recordaba las promesas del Señor, y su corazón exhalaba súplicas de misericordia." – (PP, 175).

La lucha duró hasta poco antes del amanecer, cuando el desconocido tocó el muslo de Jacob, dejándolo incapacitado en el acto. Entonces reconoció el patriarca el carácter de su adversario. Comprendió que había luchado con un mensajero celestial, y que por eso sus esfuerzos casi sobrehumanos no habían obtenido la victoria. Era Cristo, “el Ángel del pacto”, el que se había revelado a Jacob. El patriarca estaba imposibilitado y sufría el dolor más agudo, pero no aflojó su asidero. Completamente arrepentido y quebrantado, se aferró al Ángel y “lloró, y le rogó” (Oseas 12:4), pidiéndole la bendición. Necesitaba tener la seguridad de que su pecado había sido perdonado. El dolor físico no bastaba para apartar su mente de este objetivo. Su decisión se fortaleció y su fe se intensificó en fervor y perseverancia hasta el fin." (PP, 175).

"El Ángel trató de librarse de él y le exhortó: “Déjame, que raya el alba”; pero Jacob contestó: “No te dejaré, si no me bendices”. Si esta hubiera sido una confianza jactanciosa y presumida, Jacob habría sido aniquilado en el acto; pero tenía la seguridad del que confiesa su propia indignidad, y sin embargo confía en la fidelidad del Dios que cumple su pacto. Jacob “luchó con Dios y venció”. Por su humillación, su arrepentimiento y la entrega de sí mismo, este pecador y extraviado mortal prevaleció ante la Majestad del cielo. Se había aferrado con mano temblorosa de las promesas de Dios, y el corazón del Amor infinito no pudo desoír los ruegos del pecador. – (PP ,176)

Israel : Nunca más serás el mismo, porque Dios lucha a tu lado y pelea por ti

"El error que había inducido a Jacob al pecado de alcanzar la primogenitura por medio de un engaño, ahora le fue claramente manifestado. No había confiado en las promesas de Dios, sino que había tratado de hacer por su propio esfuerzo lo que Dios habría hecho a su tiempo y a su modo. En prueba de que había sido perdonado, su nombre, que hasta entonces le había recordado su pecado, fue cambiado por otro que conmemoraba su victoria. “Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido”. – (PP ,176)

Jacob nunca más sería el mismo. Ese el el efecto del evangelio que, gente pecaminosa que no tiene méritos propios, persiga la gracia que no merece y el perdón que no se ha ganado. 

"Jacob alcanzó la bendición que su alma había anhelado. Su pecado como suplantador y engañador había sido perdonado. La crisis de su vida había pasado. La duda, la perplejidad y los remordimientos habían amargado su existencia; pero ahora todo había cambiado; y fue dulce la paz de la reconciliación con Dios. Jacob ya no tenía miedo de encontrarse con su hermano. Dios, que había perdonado su pecado, podría también conmover el corazón de Esaú para que aceptara su humillación y arrepentimiento." – (PP, 176)

"Mientras Jacob luchaba con el Ángel, otro mensajero celestial fue enviado a Esaú. En un sueño este vio a su hermano desterrado durante veinte años de la casa de su padre; presenció el dolor que sentiría al saber que su madre había muerto; lo vio rodeado de las huestes de Dios. Esaú relató este sueño a sus soldados, con la orden de que no hicieran daño alguno a Jacob, porque el Dios de su padre estaba con él." – (PP, 176)

"Por fin los dos grupos se acercaron uno al otro, el jefe del desierto al frente de sus guerreros, y Jacob con sus mujeres e hijos, acompañado de pastores y siervas, y seguido de una larga hilera de rebaños y manadas. Apoyado en su cayado, el patriarca avanzó al encuentro de la tropa de soldados. Estaba pálido e imposibilitado por la reciente lucha, y caminaba lenta y penosamente, deteniéndose a cada paso; pero su cara estaba iluminada de alegría y paz. – (PP, 176)

Al ver a su hermano cojo y doliente, “Esaú corrió a su encuentro y, echándose sobre su cuello, lo abrazó y besó; los dos lloraron”. Génesis 33:4. 


"Hasta los corazones de los rudos soldados de Esaú fueron conmovidos, cuando presenciaron esta escena. A pesar de que él les había relatado su sueño no podían explicarse el cambio que se había efectuado en su jefe. Aunque vieron la flaqueza del patriarca, nunca pensaron que esa debilidad se había convertido en su fuerza. – (PP, 177)

"En la noche angustiosa pasada a orillas del Jaboc, cuando la muerte parecía inminente, Jacob había comprendido lo vano que es el auxilio humano, lo mal fundada que está toda confianza en el poder del hombre. Vio que su única ayuda había de venir de Aquel contra quien había pecado tan gravemente. Desamparado e indigno, invocó la divina promesa de misericordia hacia el pecador arrepentido. Aquella promesa era su garantía de que Dios lo perdonaría y aceptaría. Los cielos y la tierra habrían de perecer antes de que aquella palabra faltara, y esto fue lo que lo sostuvo durante aquella horrible lucha." – (PP, 177)

"La experiencia de Jacob durante aquella noche de lucha y angustia representa la prueba que habrá de soportar el pueblo de Dios inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo. El profeta Jeremías, contemplando en santa visión nuestros días, dijo: “Así ha dicho Jehová: “¡Hemos oído gritos de terror y espanto! ¡No hay paz! [...] y que se han puesto pálidos todos los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él. Es un tiempo de angustia para Jacob, pero de ella será librado””. Jeremías 30:5-7. (PP, 177)

La angustia de Jacob será una experiencia dolorosa, más Dios promete la victoria.

"Cuando Cristo acabe su obra mediadora en favor de la humanidad, entonces empezará ese tiempo de aflicción. Para ese momento la suerte de cada alma habrá sido decidida, y ya no habrá sangre expiatoria para limpiarnos del pecado. Cuando Cristo deje su posición de intercesor ante Dios, se anunciará solemnemente: “El que es injusto, sea injusto todavía; el que es impuro, sea impuro todavía; el que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía”. Apocalipsis 22:11. Entonces el Espíritu que reprime el mal se retirará de la tierra. Como Jacob estuvo bajo la amenaza de muerte de su airado hermano, así también el pueblo de Dios estará en peligro de los impíos que tratarán de destruirlo. Y como el patriarca luchó toda la noche pidiendo ser librado de la mano de Esaú, así clamarán los justos a Dios día y noche que los libre de los enemigos que los rodean." (PP, 177)

Como el salmista dijo: 
"Aunque ande en valle de sombra y de muerte no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo" Salmos 23:4

"De aquella lucha nocturna al lado del Jaboc, Jacob salió hecho un hombre distinto. La confianza en sí mismo había desaparecido. Desde entonces en adelante ya no manifestó su astucia anterior. En vez de la hipocresía y el engaño, los principios de su vida fueron la sinceridad y la veracidad. Había aprendido a confiar con sencillez en el brazo omnipotente; y en la prueba y la aflicción se sometió humildemente a la voluntad de Dios. Los elementos más bajos de su carácter habían sido consumidos en el horno, y el oro verdadero se purificó, hasta que la fe de Abraham e Isaac apareció en Jacob con toda nitidez. (PP, 185)

La oración de esa noche fue singular:

"Luego dijo Jacob: «Dios de mi padre Abraham y Dios de mi padre Isaac, Jehová, que me dijiste: “Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y yo te haré bien”, ¡no merezco todas las misericordias y toda la verdad con que has tratado a tu siervo!; pues con mi cayado pasé este Jordán, y ahora he de atender a dos campamentos.Líbrame ahora de manos de mi hermano, de manos de Esaú, porque le temo; no venga acaso y me hiera a la madre junto con los hijos. Y tú has dicho: “Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que por ser tanta no se puede contar." Génesis 32:9-12

La experiencia de Jacob de recibir el perdón de Dios en Peniel, donde vio el rostro de Dios, se repite ahora en su experiencia del perdón de su hermano, al que identifica como si viera el rostro de Dios. Jacob vive un segundo Peniel, el primero en preparación para el segundo. Jacob ha sido perdonado por Dios y por su hermano. Ciertamente ahora habrá entendido, aún más que antes, el significado de la gracia.

Luego de aquel increíble encuentro con Esaú, Jacob, a paso lento llegó a casa de Isaac su Padre; fue un gran consuelo para Isaac poder ver a su hijo de vuelta y poder conocer a sus nietos.

El Elohe Israel : Qué grande es el Dios de Israel

En un determinado momento, los ganados de Esaú y Jacob eran muy numerosos, así que, Esaú decidió alejarse y se fue hacia el oriente de cuya descendencia salió la nación de Edom.

"Esaú y Jacob habían sido educados igualmente en el conocimiento de Dios, y los dos pudieron andar según sus mandamientos y recibir su favor; pero no hicieron la misma elección. Tomaron diferentes caminos, y sus sendas se habían de apartar cada vez más una de otra. (PP, 186)

Cada uno de nosotros debe tomar una decisión acerca de las promesas de Dios: Confiar o no confiar, esa es la cuestión.

"No hubo una elección arbitraria de parte de Dios, por la cual Esaú fuera excluido de las bendiciones de la salvación. Los dones de su gracia mediante Cristo son gratuitos para todos. No hay elección, excepto la propia, por la cual alguien haya de perecer. Dios ha expuesto en su Palabra las condiciones de acuerdo con las cuales se elegirá a cada alma para la vida eterna: la obediencia a sus mandamientos, mediante la fe en Cristo. Dios ha elegido un carácter que está en armonía con su ley, y todo el que alcance la norma requerida, entrará en el reino de la gloria. Cristo mismo dijo: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que se niega a creer en el Hijo no verá la vida”. “No todo el que me dice: “¡Señor, Señor!”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”. Juan 3:36; Mateo 7:21. Y en el Apocalipsis declara: “Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14. En cuanto a la redención final del hombre, esta es la única elección que nos enseña la Palabra de Dios. (PP, 184).

"Es elegida toda alma que luche por su propia salvación con temor y temblor. Es elegido el que se ponga la armadura y pelee la buena batalla de la fe. Es elegido el que vele en oración, el que escudriñe las Escrituras, y huya de la tentación. Es elegido el que tenga fe continuamente, y el que obedezca a cada palabra que sale de la boca de Dios. Las medidas tomadas para la redención se ofrecen gratuitamente a todos, pero los resultados de la redención serán únicamente para los que hayan cumplido las condiciones." (PP, 185)

"Esaú había menospreciado las bendiciones del pacto. Había preferido los bienes temporales a los espirituales, y obtuvo lo que deseaba. Se separó del pueblo de Dios por su propia elección. Jacob había escogido la herencia de la fe. Había tratado de lograrla mediante la astucia, la traición y el engaño; pero Dios permitió que su pecado produjera su corrección. Sin embargo, al través de todas las experiencias amargas de sus años posteriores, Jacob no se desvió nunca de su propósito, ni renunció a su elección. Había comprendido que, al valerse de la capacidad y la astucia humanas para conseguir la bendición, había obrado contra Dios. (PP, 185).

"Satanás había acusado a Jacob ante los ángeles de Dios, reclamando el derecho de destruirlo por su pecado; había incitado contra él a Esaú y durante la larga noche de la lucha del patriarca, procuró hacerle sentir su culpabilidad, para desanimarlo y quebrantar su confianza en Dios. Cuando en su angustia Jacob se asió del Ángel y le suplicó con lágrimas, el Mensajero celestial, para probar su fe, le recordó también su pecado y trató de librarse de él. Pero Jacob no se dejó desviar. Había aprendido que Dios es misericordioso, y se apoyó en su misericordia. Se refirió a su arrepentimiento del pecado, y pidió liberación. Mientras repasaba su vida, casi fue impulsado a la desesperación; pero se aferró al Ángel, y con fervientes y agonizantes súplicas insistió en sus ruegos, hasta que triunfó. (PP, 177)

"Esta será la experiencia del pueblo de Dios en su lucha final con los poderes del mal. Dios probará la fe de sus seguidores, su constancia, y su confianza en el poder de él para librarlos. Satanás se esforzará por aterrarlos con el pensamiento de que su situación no tiene esperanza; que sus pecados han sido demasiado grandes para alcanzar el perdón. Tendrán un profundo sentimiento de sus faltas, y al examinar su vida, verán desvanecerse sus esperanzas. Pero recordando la grandeza de la misericordia de Dios, y su propio arrepentimiento sincero, pedirán el cumplimiento de las promesas hechas por Cristo a los pecadores desamparados y arrepentidos. Su fe no faltará porque sus oraciones no sean contestadas en seguida. Se aferrarán al poder de Dios, como Jacob se aferró al ángel del Ángel, y el lenguaje de su alma será: “No te dejaré, si no me bendices”. (PP, 178)

"Si Jacob no se hubiera arrepentido antes por su pecado al tratar de conseguir la primogenitura mediante un engaño, Dios no habría podido oír su oración ni conservarle bondadosamente la vida. Así será en el tiempo de angustia. Si el pueblo de Dios tuviera pecados inconfesos que aparecieran ante ellos cuando los torturen el temor y la angustia, serían abrumados; la desesperación anularía su fe, y no podrían tener confianza en Dios para pedirle su liberación. Pero aunque tengan un profundo sentido de su indignidad, no tendrán pecados ocultos que confesar. Sus pecados habrán sido borrados por la sangre expiatoria de Cristo, y no los podrán recordar. (PP, 178)

"Satanás induce a muchos a creer que Dios pasará por alto su infidelidad en los asuntos menos importantes de la vida; pero en su proceder con Jacob el Señor demostró que de ningún modo puede sancionar ni tolerar el mal. Todos los que traten de ocultar o excusar sus pecados, y permitan que permanezcan en los libros del cielo inconfesos y sin perdón, serán vencidos por Satanás. Cuanto más elevada sea su profesión, y cuanto más honorable sea la posición que ocupen, tanto más grave será su conducta ante los ojos de Dios, y tanto más seguro será el triunfo del gran adversario. (PP, 178)

"Sin embargo, la historia de Jacob es una promesa de que Dios no desechará a los que fueron arrastrados al pecado, pero que se han vuelto al Señor con verdadero arrepentimiento. Por la entrega de sí mismo y por su confiada fe, Jacob alcanzó lo que no había podido alcanzar con su propia fuerza. Así el Señor enseñó a su siervo que únicamente el poder y la gracia de Dios podían darle las bendiciones que anhelaba. Así ocurrirá con los que vivan en los últimos días. Cuando los peligros los rodeen, y la desesperación se apodere de su alma, deberán depender únicamente de los méritos de la expiación. Nada podemos hacer por nosotros mismos. En toda nuestra desamparada indignidad, debemos confiar en los méritos del Salvador crucificado y resucitado. Nadie perecerá jamás mientras haga esto. La larga y negra lista de nuestros delitos está ante los ojos del Infinito. El registro está completo; ninguna de nuestras ofensas ha sido olvidada. Pero el que oyó las súplicas de sus siervos en lo pasado, oirá la oración de fe y perdonará nuestras transgresiones. Lo ha prometido, y cumplirá su palabra. (PP, 179)

"Jacob triunfó, por ser perseverante y decidido. Su experiencia testifica sobre el poder de la oración insistente. Este es el tiempo en que debemos aprender la lección de la oración que prevalece y de la fe inquebrantable. Las mayores victorias de la iglesia de Cristo o del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la educación, la riqueza o el favor de los hombres. Son las victorias que se alcanzan en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe fervorosa y agonizante se aferra del poderoso brazo de la omnipotencia." (PP, 179)

"La dependencia de Dios es la primera lección que deben aprender los obreros de nuestras instituciones. Antes de tener éxito en cualquier renglón de servicio, deben aceptar individualmente la verdad contenida en las palabras de Cristo: 'Sin mí nada podéis hacer'" 7TI, 185.

"Los que no estén dispuestos a dejar todo pecado ni a buscar seriamente la bendición de Dios, no la alcanzarán. Pero todos los que se apoyen en las promesas de Dios como lo hizo Jacob, y sean tan vehementes y constantes como lo fue él, alcanzarán el éxito que él alcanzó. “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” Lucas 18:7, 8. (PP, 179)

La lucha había concluido; y el guerrero estaba de vuelta en casa. Jacob no se olvidó de aquel que le había dado la victoria sobre sí mismo, sobre el mundo y sus circunstancias y que por sobre todo había guardado y bendecido su familia.

"Después Jacob, cuando regresaba de Padan-aram, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, que está en la tierra de Canaán, y acampó delante de la ciudad. Compró a los hijos de Hamor, padre de Siquem, por cien monedas, la parte del campo donde había plantado su tienda, erigió allí un altar y lo llamó «El-Elohe-Israel». Que traducido es: Qué grande es el Dios de Israel" Génesis 33:18-20.

Cuando nuestra historia llegue a su final, con seguridad descubriremos que valió la pena caminar aferrados a Dios y a sus promesas.

En Peniel por primera vez, el "suplantador" se da cuenta de que su astucia de nada le sirve. Por primera vez encontramos a Jacob buscando a Dios de todo corazón: "No te dejaré, si no me bendices". Entonces escucha la bendición que tanto anhela su alma: Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido" (Génesis 32:26,28.

¿Qué convirtió a Jacob de "engañador" en "vencedor"? En Peniel Jacob ya no puso condiciones para aceptar al Señor como su Dios. Con lágrimas en los ojos procuró el perdón, y Dios escuchó sus ruegos.

Betel y Peniel. Si te encontraras hoy con Dios en Betel, él te diría: "Estoy contigo". Y en Peniel: "Te perdono". ¿Se puede pedir más?

Dios estuvo con Jacob en su juventud, mostrándole el camino frente a un futuro incierto, Dios estuvo con Jacob en todas sus luchas y cuando tuvo que enfrentar sus peores temores; y así también, Dios estará contigo para cambiar toda la historia de fracasos y tropiezos por una donde conoceremos su poder casa día, una historia de grandes victorias.

LLAMADO 

¿Tú Quieres que Dios este presente en cada etapa y en cada paso de tu vida?

¿Estás dispuesto a reconocerlo como El Salvador y Señor de tu vida y a vivir en sociedad con Él?
Entonces te invito a adorarlo en Espíritu y en verdad.

Necesitamos hacer una alianza ganadora con Dios. ¿Cuántos quieren hacer esta alianza hoy con el Señor?

Con Dios siempre se gana; con Dios nunca se pierde. Es decir, con Dios no hay manera de perder. Por eso ¿Cuántos quieren estar del lado de Cristo en la última victoria?

Si te rindes y entregas a Cristo; él bendecirá tu vida y nunca más serás el mismo. Él quiere darte una nueva identidad, un nuevo carácter y un gran destino ¿Cuántos queremos pedirle que transforme nuestra vida para su gloria y honra?

Vale la pena esperar en el Señor. Su promesa no fallará. ¿Cuántos queremos confiar de todo corazón en su palabra fiel?

Dios quiere que seas un protagonista y no solo un espectador. ¿Quieres decirle Señor tómame como enteramente tuyo y úsame como instrumento de bendición para otros?

Ni la envidia, el odio, la tentación o calumnia podrán separarnos del amor de Dios en Cristo Jesús. Su amor es mayor que todo dolor. Más allá de los dolores o heridas ¿Quieres depender de su mano bondadosa en todo momento, lugar y circunstancia?

El Señor nos devuelve todo lo que el enemigo nos quitó. Dios puede cambiar la maldición en bendición. ¿Cuántos queremos que su mano poderosa repose sobre nosotros, nos de su paz y cambie nuestro presente y futuro?

La gracia de Dios, que no merecemos, es mayor que mi pasado, la gracia de Dios es mayor que mi pecado; la gracia de Dios no solo me perdona, sino que me transforma y me prepara para la vida eterna. ¿Cuántos queremos ser bautizados y tener la gracia maravillosa de Jesús en nuestra vida que nos lava, nos limpia y nos ayuda a perdonar?

Dios tiene un plan para ti junto a su pueblo y siempre que seamos obedientes veremos sus milagros y dirección divina. ¿Cuántos queremos obedecer su llamado y aceptar su invitación y permitirle que guíe nuestras vidas hasta el final?

Servir a Dios no es en vano. Todo lo que el mundo ofrezca es apenas un hechizo. La vida eterna que Cristo nos promete es real y verdadera. ¿Cuántos queremos dejar el mundo y sus malos y pasajeros deseos y seguir a Cristo con fe y sencillez de corazón?

Oremos
"Padre Celestial, "no te soltaré hasta que tú me bendigas". Dame pues, la seguridad de que hoy estarás conmigo; sobre todo; dame la bendición de tu perdón. ¡De verdad que no necesito nada más!

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