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Resolución de conflictos

"Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo" Efesios 4:26. La Biblia muestra el método de resolver los conflictos en Mateo 18; sin embargo el apóstol Pablo resalta el tiempo para ello. La madurez de una persona se conoce en su presta y pronta disposición a resolver los conflictos. Quienes NO son maduros suelen esperar grandes lapsos de tiempo para resolver los conflictos, que por su vez, crecen y muchas veces se convierten en resentimiento, amargura, frustración y grande malestar. Todos enfrentamos conflictos en nuestras vidas, ya sea en el trabajo, en la familia o en nuestras comunidades. La manera en que manejamos estos conflictos puede fortalecer o debilitar nuestras relaciones. Efesios 4:26 nos da una perspectiva divina sobre cómo abordar el enojo y resolver los conflictos. I. Reconocer el Enojo El versículo comienza con “Airaos”, lo que reconoce que el enojo es una emoción humana natural. No se nos dice que nunca nos enojemos

El testimonio de los samaritanos - Juan

"Y decían a la mujer: ‘Ya no creemos solo por tu palabra, sino porque nosotros mismos lo hemos oído, y sabemos que en verdad este es el Salvador del mundo’ ” (Juan 4:42). ¿Quiénes eran los samaritanos? Israel, el Reino del Norte, fue llevado cautivo por los asirios en el año 722 a.C. para crear estabilidad política. Los asirios dispersaron a sus cautivos por todo su imperio. Asimismo, cautivos de otras naciones fueron llevados a repoblar el Reino del Norte. La población mixta resultante fueron los samaritanos, quienes practicaban su propia forma de judaísmo. Sin embargo, las relaciones entre ellos y los judíos no eran buenas. Por ejemplo, los samaritanos se opusieron a la reconstrucción del Templo cuando los judíos regresaron de Babilonia. Los samaritanos, mientras tanto, habían construido su propio templo en el monte Gerizim. Pero este templo fue destruido por el gobernante judío Juan Hircano en el año 128 a.C. En la época de Cristo, esta animosidad continuaba. Los judíos evitaba

Testigos de Cristo como Mesías - Juan

“Jesús respondió: ‘Te aseguro, el que no nace de nuevo no puede ver el reino de Dios’ ” (Juan 3:3). Sin duda, Jesús proporcionó a la gente poderosa evidencia bíblica en respaldo de sus afirmaciones acerca de sí mismo, incluyendo: “Les aseguro: El que cree, tiene vida eterna” (Juan 6:47). Pero hay más. Convirtió el agua en vino; alimentó a miles de personas con unos pocos panes y peces; sanó al hijo del noble; restauró al hombre en el estanque de Betesda; dio la vista al ciego de nacimiento; y resucitó a Lázaro. El evangelista recurre a toda una serie de acontecimientos y personas (judíos, gentiles, ricos, pobres, hombres, mujeres, gobernantes, plebeyos, cultos e incultos) para que den testimonio de quién es Jesús. Juan señala incluso al propio Padre y a las Escrituras como testigos de la identidad del Maestro. Este estudio comienza con el poderoso testimonio de Juan el Bautista. También aparecen en escena otros testigos: Andrés y Simón Pedro, Felipe y Natanael; y un testigo inesperado,

Rodearse de buenas compañías

"No os dejéis engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres". (1 Corintios 15:33). I. La Influencia de las Compañías Texto Base: 1 Corintios 15:33 Pablo advierte a los corintios sobre la influencia negativa de ciertas personas que niegan la resurrección de los muertos. Resalta la importancia de las compañías que mantenemos y cómo pueden influir en nuestras vidas. Muchos fueron influenciados negativamente por sus compañías, como el rey Salomón, cuya sabiduría fue corrompida por sus esposas extranjeras (1 Reyes 11:1-4).  Imagina un árbol joven plantado cerca de un río contaminado. Aunque el árbol tiene potencial para crecer fuerte y saludable, el agua contaminada afecta su crecimiento y salud. De manera similar, las malas compañías pueden contaminar nuestras vidas y desviarnos del camino correcto. "Las compañías que frecuenten los jóvenes ahora, los hábitos que adquieran y los principios que adopten indican cuál será el estado de la sociedad durante los año

La historia de fondo - el Prólogo

“En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). La lección que estudiamos durante la primera semana trató del final de Juan, que explica por qué escribió su Evangelio . La lección de esta semana vuelve al principio del Evangelio, donde Juan expone la dirección en la que él, inspirado por el Espíritu Santo, desea conducir al lector. Los autores del Nuevo Testamento suelen presentar en las primeras palabras y párrafos de sus escritos los temas que luego desarrollarán . Así lo hace Juan, cuya agenda temática forma parte de un gran barrido cósmico que describe verdades primordiales acerca de Jesucristo, verdades que se remontan incluso a la etapa previa a la Creación. Mas que en ningún otro lugar de las Escrituras, el evangelio de Juan proclama en audacia, claridad y poder la verdad de que Jesús es Dios. Esta presentación al comienzo del Evangelio ofrece a los lectores, quienes ya saben que Jesús es el Mesías, una ventaja que no tenían los p