Parece que a muchos, sólo les quedan unas pocas fichas para apostar por su propia ruina. Despejemos primero lo que NO nos ayuda. Después veamos lo que SÍ podemos hacer para desbloquear este pernicioso atasco. ¿Qué nos queda, seguir viendo a gente morir? Entrar al Facebook es ver a un grupo de personas pidiendo plasma y a otro dando el último adiós a sus seres queridos. Parece algo totalmente surreal y doloroso. Y más doloroso se vuelve cuando ese que dio positivo es un amigo, amiga, familiar o pareja. Es más doloroso cuando ese nuevo fallecido reportado es alguien a quien se quiere mucho o es familiar de ese ser querido. Ni siquiera se puede ir al velorio a acompañar a la familia o abrazarlos para transmitir cariño. Vemos de lejos el dolor de esa persona que queremos y no podemos evitar llorar por su tristeza. ¿Cuánto más falta? Pero llegó un momento en que quedaron entregados a los caprichos del cielo, es decir, que sufrían y esperaban sin razón. Hiper velocidad, Hiper efimeridad e hi
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.