Mateo 5:4 " Bienaventurados los que lloran porque serán consolados". INTRODUCCIÓN Una hermana piadosa siempre le pedía a su pastor que orara por ella. Cada semana era igual. Las necesidades eran interminables: - “No tengo casa, no me alcanza el dinero, no tengo amigos, etc.”. En cierto encuentro, el pastor, ya preocupado le pidió que esta vez hiciera una lista de las cosas que sí tenía. No era posible que no tuviera nada. En el próximo culto, el pastor buscó a la hermana y esperanzado le dijo: - “Lo que no tiene, ya sé. Deme ahora la lista de lo que tiene”. Ella sin demorarse le dijo: - “Tengo reumatismo, colesterol, hipertensión...”. Al margen de esta anécdota, reconocemos que llegan momentos a nuestra vida en los que realmente estamos expuestos a tantos problemas, y nuestra necesidad es tan grande, que es inevitable llorar. Mateo 5 presenta las bienaventuranzas. Una de ellas, la del versículo 4, es muy desconcertante cuando expresa: “B
Un espacio con sermones que procuran fortalecer la fe y la esperanza en Jesús.