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El llamado a estar firmes - Efesios

"Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las artimañas del diablo” (Efesios 6:10, 11).

Con ojos irritados, el siervo sale a los tropezones de su recámara y ve un espectáculo alarmante: un ejército grande, bien pertrechado y hostil, con “gente de a caballo y carros”. Al hablar al profeta Eliseo, balbucea la noticia, junto con una pregunta agobiante: “¡Señor mío! ¿Qué haremos?” Eliseo responde: “No temas; porque más están con nosotros que con ellos”; una respuesta que no hace eco en el rostro del siervo. Eliseo le pide que se acerque, y ora por él: “ ‘Te ruego, Señor, que abras sus ojos para que vea’ ”. La oración del profeta recibe una respuesta inmediata. El siervo vuelve a subir por la escalinata de la muralla, pero esta vez se descorre el velo entre lo visible y lo invisible. Ahora no ve un ejército, sino dos. “El Señor abrió los ojos del criado, y vio el monte lleno de gente de a caballo y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (2 Reyes 6:15-17).

Al redactar Efesios 6:10 al 20, Pablo ora para que los creyentes puedan ver plenamente la realidad del Gran Conflicto y recibir la esperanza que ella les revela.

1. TERMINOLOGÍA DE LA BATALLA

Estudia la resonante conclusión de Pablo en su carta, en Efesios 6:10 al 20. ¿Qué significa el grito de guerra de Pablo para nosotros hoy, como combatientes en el Gran Conflicto?

Pablo concluye Efesios con un llamado a luchar, e insta a los creyentes a adoptar una postura en la guerra de la iglesia contra el mal (Efesios 6:10-20). Comienza con una exhortación general a “fortalecerse en el Señor” (Efesios 6:10), que repite como un llamado a “vestirse de toda la armadura de Dios” (Efesios 6:11). Él apoya este llamado al especificar un propósito (para poder resistir las artimañas del diablo, Efesios 6:11) y al ofrecer una justificación: la batalla es contra las poderosas fuerzas espirituales del mal (Efesios 6:12). Con más detalle, luego Pablo vuelve a emitir el llamado a “tomar las armas”. Los creyentes deben “vestirse de toda la armadura de Dios” para mantenerse firmes en la batalla (Efesios 6:13), ajustarse el cinturón, colocarse la coraza, el calzado, el escudo, el yelmo y la espada (Efesios 6:14-17). Pablo invita a los creyentes, ahora totalmente armados y listos para entrar en combate, a hacer lo que harían los soldados en el antiguo campo de batalla, es decir, orar (Efesios 6:18–20).

Al reflejar las exhortaciones de guerra o los discursos previos a la batalla del Antiguo Testamento, Pablo habla de la misión de la iglesia en términos de conflicto militar y armas. Pablo señala esto en su primer mandato general: “Fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10).

Las exhortaciones bélicas en el Antiguo Testamento (ver, por ejemplo, Deuteronomio 20:2-4; Jueces 7:15-18; 2 Crónicas 20:13-20; 32:6-8; Nehemías 4:14, 19, 20) resaltan la idea de que el éxito de Israel en batalla no depende de la superioridad de sus propias armas ni de un ejército que supere en número a sus enemigos. La victoria es consecuencia de la dependencia de la presencia y el poder de Dios. La clave del éxito no era la confianza en sí mismos, sino la confianza firme en el poder de Dios y en su provisión para el éxito. Pablo hace un uso audaz de estos temas para exhortar a los creyentes a: 
(1) Ser activos en la búsqueda de la misión de la iglesia; 
(2) Estar atentos a las dimensiones invisibles que impactan su vida y su testimonio; 
(3) Ser conscientes de la provisión divina para el éxito; y 
(4) Estar siempre alertas a la importancia de la unidad y la colaboración entre los creyentes.

La advertencia de Pablo de que no luchamos contra carne y sangre sino contra enemigos sobrenaturales, ¿qué debería enseñarnos acerca de dónde está nuestra única esperanza de victoria?

II. HALLAR FORTALEZA EN CRISTO

Pablo termina su carta con un poderoso llamado a luchar, que reúne temas e ideas importantes para la carta en general. Comienza anunciando el tema general de la conclusión, presentado al estilo del grito de guerra de un comandante: “Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10). El resto del pasaje, Efesios 6:11 al 20, ilustra y desarrolla este gran tema.

Repasa Efesios 6:10 al 20. ¿Cómo visualizas la realidad del Gran Conflicto, donde los poderes sobrenaturales literales son cruciales en el argumento de Pablo? ¿Por qué es tan importante mantener esta verdad ante nosotros en nuestro caminar diario con Dios?

Pablo identifica a Cristo como la Fuente de la fortaleza de los creyentes con su frase: “... en el Señor y en el poder de su fuerza” (Efesios 6:10), ya que “Señor” se refiere a Cristo, como ocurre invariablemente en Efesios (Efesios 2:21; 4:1, 17; 5:8; 6:1, 21). “La fuerza de la iglesia reside en la omnipotencia de su Señor resucitado, el Capitán de su guerra” (G. G. Findlay, The Epistle to the Ephesians [Nueva York: Ray Long & Richard R. Smith, 1931], p. 398).

Pablo utiliza la repetición en Efesios 6:10, y recurre a los sinónimos poder y fuerza para resaltar su observación: el poder que debe exhibir la iglesia no es inherente a los creyentes, sino que deriva del Señor, de Cristo. Pablo resume aquí un tema importante de la carta: el poder de Dios compartido con los creyentes (Efesios 1:19–22; 2:4–6; 3:16, 17). La fuerza para cada conflicto actual y futuro se encuentra en la solidaridad de los creyentes con el Cristo resucitado y exaltado.

Si bien el mandato inicial anuncia a un Cristo activo para proveer de fuerza a los creyentes (Efesios 6:10), los tres miembros de la Deidad están comprometidos en fortalecerlos para el combate espiritual contra el mal. Dios (el Padre) pone a disposición sus propias armas como la “armadura de Dios” (Efesios 6:11, 13; comparar con Isaías 59:17). Anteriormente, Pablo indicó que el Espíritu está activo en el fortalecimiento de los creyentes, al orar para que Dios “les dé, conforme a la riqueza de su gloria, ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu” (Efesios 3:16). Aquí, es el Espíritu quien entrega la espada, “la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17). Además, los creyentes deben orar “en el Espíritu, en todo tiempo” (Efesios 6:18). Pablo desea que sus oyentes entiendan que el Dios triuno está plenamente comprometido en pertrecharlos para luchar contra estos poderes malignos.

III. EL CONFLICTO DE LOS SIGLOS EN LAS CARTAS DE PABLO

"Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne". Romanos 13:11 al 14

"Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios, habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo". 1 Tesalonicenses 5:5-8; 

"Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta". 2 Corintios 10:3 al 6. 

¿Cómo se comparan estos versículos con Efesios 6:10 al 20? ¿Por qué crees que Pablo utiliza este tipo de imágenes?

En sus cartas, Pablo a menudo emplea vocabulario e imágenes de la milicia, e invita a los creyentes a imitar un comportamiento ejemplar como soldados. Si bien Efesios 6:10 al 20 representa su uso más prolongado y concentrado, el lenguaje militar exhibe una de sus principales formas de entender la historia del evangelio. Luego de conquistar a los “principados y potestades” en la Cruz (Colosenses 2:15), el Cristo exaltado ahora calcula los resultados de esa victoria desde su posición como Señor exaltado sobre los poderes (Filipenses 2:911). Cristo recluta a sus seguidores como combatientes en la guerra cósmica y dirige a los ejércitos de luz hacia un gran día de victoria (1 Corintios 15:54-58; 2 Tesalonicenses 2:8; Romanos 16:20). Si recopilamos los usos que hace Pablo del simbolismo militar, vemos que él entiende el conflicto entre el bien y el mal como “una guerra cósmica de larga duración: las batallas van y vienen entre dos ejércitos que se enfrentan a lo largo de los siglos, hasta que uno gana la confrontación final” (Peter W. Macky, St. Paul’s Cosmic War Myth: A Military Version of the Gospel [Nueva York: Peter Lang Publishing, Inc., 1998], p. 1).

La temática frecuente de Pablo de la guerra cósmica también forma parte de la trama de Efesios. En su llamado a las armas (Efesios 6:10-20), Pablo reúne elementos del conflicto cósmico que ya ha usado: 
- La habilitación de los creyentes por parte de Dios con un inmenso “poder” (Efesios 1:18-20; 3:16, 20); 
- La victoria y exaltación de Cristo sobre los poderes (Efesios 1:20-23); 
- Los creyentes como un ejército resucitado de entre los muertos, pero ahora empoderados por su identidad con el Cristo exaltado e idóneos para luchar contra su anterior amo tenebroso (Efesios 2:1-10); 
- La función de la iglesia en revelar la ruina inminente de los poderes (Efesios 3:10); 
- El uso del Salmo 68:18 para retratar a Cristo como el victorioso Guerrero divino (Efesios 4:7–11) "Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad, tomaste dones para los hombres, y también para los rebeldes, para que habite entre ellos JAH Dios".
- El llamado a los creyentes a “vestirse” con la ropa del evangelio (ver Efesios 4:20-24). 

Cuando se nos llama a ponernos “toda la armadura” de Dios, estamos bien preparados para comprender el papel central del conflicto cósmico, pero también debemos permanecer firmes en la seguridad que tenemos de participar en la victoria final de Cristo.

¿Cuáles son algunas de las formas en que personalmente has experimentado la realidad no solo de este conflicto cósmico, sino también de la victoria que podemos reclamar como propia en Jesús? ¿Por qué entendemos que su victoria en nuestro favor es fundamental para nuestra esperanza y experiencia?

¿Cuándo te has enfrentado más claramente a los poderes de las tinieblas? ¿Qué estrategias descubriste que son más útiles en esos momentos?

Sobre la base de Efesios 6:10 al 20, ¿cómo aconsejarías a alguien que se muestra especialmente oprimido por los “malos espíritus de los aires” (Efesios 6:12)?

IV. DE PIE EN EL ANTIGUO CAMPO DE BATALLA

Lee Efesios 6:10 al 20 y observa cada vez que Pablo utiliza alguna forma de la frase estar (o quedar) firmes. ¿Por qué esta idea es tan importante para él?

Debemos entender la metáfora militar de Pablo en el contexto del antiguo campo de batalla. ¿Qué significaba “estar firmes” (Efesios 6:11, 13, 14)? 

Estar firmes significaba permanecer de pie frentes a los duros ataques del enemigo.
El verbo, ¿sugiere solo una postura defensiva? Los discursos bélicos incluidos en los escritos de Tucídides, uno de los grandes autores clásicos de la literatura bélica, destacan tres acciones sucesivas que deben darse para que un bando salga victorioso: 
(1) Los soldados deben “cerrar con el enemigo”, lo que significa que deben marchar al encuentro de sus enemigos; 
(2) Luego, deben atacar y “mantenerse firmes” o “defender nuestra posición”, luchando cuerpo a cuerpo con sus enemigos; 
(3) Finalmente, deben “hacer retroceder al enemigo” (ver Thucydides, The Peloponnesian War [Nueva York: EP Dutton, 1910], 4.10.1–5).

El momento clave de una batalla en la antigüedad se daba en la segunda de estas tres acciones, cuando las dos catervas opuestas chocaban entre sí, en “una terrible cacofonía de bronce, madera y carne, todo aplastado”, a la que el antiguo autor Jenofonte hace referencia como ese “espantoso choque” (Victor Davis Hanson, The Western Way of War [Nueva York: Oxford University Press, 1989], pp. 152, 153). Mantenerse firmes, defender la posición en ese momento estratégico, era el gran desafío de la batalla en la antigüedad. En el combate cuerpo a cuerpo que se producía, cada bando buscaba impulso para “el empujón”.

El llamado a las armas de Pablo refleja un combate en el que los soldados estaban “agrupados, dando y recibiendo cientos de golpes a quemarropa” (Victor Davis Hanson, The Western Way of War, p. 152). Esto lo confirma la descripción que hace Pablo de la batalla de la iglesia contra sus enemigos como un “combate de lucha libre” (Efesios 6:12; ver el estudio del jueves) y en su uso intensivo del verbo “estar firmes” en el versículo 13: “para que puedan resistir en el día malo” (énfasis añadido).

¡Esta no es una postura relajada! Entonces, “estar firmes” es participar vigorosamente en la batalla, empleando todas las armas en el combate cuerpo a cuerpo; un hecho obvio a partir de las imágenes militares de la exhortación anterior de Pablo de estar “firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio” (Filipenses 1:27).

"Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado". Hebreos 12:4. 

¿Cómo ayuda este versículo a resumir lo que significa permanecer en el Señor? ¿Cuál es la naturaleza colectiva de esta postura también?

¿Cómo discernimos y rechazamos mejor “las artimañas del diablo” (Efesios 6:11)? Por ejemplo, ¿con qué frecuencia te sientes dispuesto a renunciar a tu fe porque sientes que eres demasiado pecador, demasiado corrupto para ser salvo? ¿Quién está poniendo ese pensamiento en tu mente: Cristo o las fuerzas de las tinieblas? Especialmente en momentos como ese, ¿por qué debes reclamar muchas de las maravillosas promesas que recibimos en Jesús?

V. LUCHA CONTRA TODOS LOS PODERES DEL MAL

¿Cuál crees que es el propósito de Pablo al enumerar una serie de títulos para los poderes espirituales malignos descritos en Efesios 1:21; 3:10; y 6:10 al 20?

Pablo describe “nuestra lucha” (Efesios 6:12, NVI) usando una palabra griega para la competencia entre luchadores (palé). Dado que la lucha se consideraba una excelente preparación para la batalla, esta es una descripción adecuada del combate arma a arma y cuerpo a cuerpo que tiene lugar cuando los ejércitos chocan. Pablo enfatiza la realidad de la estrecha lucha de los creyentes contra los poderes del mal. Estos son los títulos que les da:
Efesios 1:21
Efesios 3:10
Efesios 6:12
todo principado (o todo gobierno) los principados principados
(toda) autoridad las potestades potestades
(todo) poder los gobernadores de este mundo de tinieblas
(todo) señorío malos espíritus de los aires
todo nombre que se nombra

En sus amplias descripciones (“todo nombre que se nombra”, Efe. 1:21; los “malos espíritus de los aires”, Efe. 6:12), Pablo afirma que todos los poderes malignos y sobrenaturales están subyugados a Cristo (Efe 1:21). Sin embargo, en cualquier batalla, nunca es una buena estrategia subestimar las fuerzas del bando contrario. Pablo advierte que no solo nos confrontamos con enemigos humanos, sino con “malos espíritus de los aires” (Efe. 6:12), dirigidos por un general astuto, el diablo (Efe. 6:11). Sin embargo, aunque debemos estar alertas contra nuestros poderosos enemigos, no debemos dejarnos intimidar por ellos. Dios está presente con nosotros en la batalla (Efe. 6:10) y nos ha provisto de las mejores armas, su propia armadura, la “armadura de Dios” (Efe. 6:11; comparar con Isa. 59:15–17). Él ha puesto a nuestra disposición su verdad, justicia, paz, fe y salvación, y al Espíritu Santo (Efe. 6:13–17). Si Dios va delante de nosotros y estamos pertrechados de pies a cabeza con la armadura que él nos ha provisto, no podemos fallar (Rom. 16:20; 1 Cor. 15:23, 24; 2 Tes. 2:8).

¿Qué debería enseñarnos la realidad de estos poderes malignos sobrenaturales, contra los que nosotros mismos somos totalmente indefensos, con respecto a por qué debemos asirnos del Señor Jesús, quien no solo es mayor que estos poderes sino que además ya los ha vencido?

CONCLUSIÓN

“Nuestra obra es agresiva y, como fieles soldados de Jesús, debemos llevar el estandarte ensangrentado hasta las mismas fortalezas del enemigo. ‘No tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de este mundo de tinieblas, contra malos espíritus de los aires’. Si consentimos en deponer nuestras armas, en bajar el estandarte ensangrentado, en convertirnos en cautivos y siervos de Satanás, podríamos librarnos del conflicto y del sufrimiento. Pero esta paz sólo se obtendrá a costa de la pérdida de Cristo y del Cielo. No podemos aceptar la paz bajo esas condiciones. Que haya guerra, guerra, hasta el fin de la historia de la Tierra, en vez de paz debido a la apostasía y el pecado” (Elena de White, The Review and Herald, 8/5/1888).

¿Qué relación hay entre Efesios 6:10 al 20 y el libro de Apocalipsis? El pasaje exhibe el mismo enfoque básico de los eventos de los últimos días, o escatología, que la temática de confrontación del libro de Apocalipsis (ver Apocalipsis 12; 16:12–16; 19:17–21; 20:7–10). En ambos, el pueblo de Dios está bajo ataque del enemigo, que está en “los aires” y “es activo y poderoso en el presente eón”(o era). En ambos, el pueblo de Dios se siente alentado por “la imagen del eón futuro”. Además, “ambos escenarios apuntan explícitamente a la batalla final cuando el enemigo será vencido por completo, después de lo cual se establecerá para siempre el nuevo eón”, una nueva era en la que “el glorioso estado final del pueblo de Dios” y “la condenación eterna del enemigo” serán evidentes. (Ver Yordan Kalev Zhekov, Eschatology of Ephesians [Osijek, Croatia: Evangelical Theological Seminary, 2005], pp. 217, 233–235).

"Debemos colocarnos todas las piezas de la armadura, y después de haber hecho nuestra parte, debemos permanecer firmes. Se nos ha designado como defensores del Evangelio, y debemos formar parte del gran ejército que Dios tiene para la lucha agresiva" 2MS. 46.

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