"Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti." Marcos 5:19.
Uno de los líderes cristianos más reconocidos de los últimos tiempos fue Charles Colson. Quien llegó a ser distinguido como un gran escritor, pero, además, como alguien preocupado por aquellos que sufrían en las cárceles. Sin embargo, en el pasado, Charles Colson, era conocido como un “genio del mal”. Durante años sirvió a la presidencia de los Estados Unidos y se vio envuelto en escándalos políticos y de abuso de poder. Después de ser encontrado culpable de diversos cargos en su contra, Charles Colson fue sentenciado a prisión y permaneció preso por espacio de siete meses, pero en la prisión fue tocado por el Señor y experimentó el perdón de sus pecados. De allí en adelante se convirtió una nueva persona.
Cuando la noticia de la conversión de Colson al cristianismo se filtró en la prensa, en 1973, el Boston Globe expresó “Si el Sr. Colson puede arrepentirse de sus pecados, hay esperanza para todos”.
Colson fue liberado, pero no solo de la prisión física, sino de su prisión espiritual.
En el día de hoy, deseo que meditemos sobre el poder de Jesús para dar libertad.
Para esto les invito a que me acompañen con sus Biblias al Evangelio de San Marcos, capítulo 5, y estudiemos la historia que aparece en los versículos 1 al 20.
El Evangelio de Marcos es el segundo de los cuatro evangelios. Aunque este evangelio aparece como el segundo después de Mateo, los estudiosos dicen que fue el primer evangelio en ser escrito. Como dato interesante, me gustaría resaltar que el nombre de este evangelio no debería ser el Evangelio según Marcos, sino el Evangelio según Pedro. Te preguntarás “¿por qué?”. Simple, porque fue Pedro quien le dictó el evangelio a Marcos. Así que el Evangelio de Marcos es nada más y nada menos que las experiencias contadas por Pedro de su caminar con Jesucristo.
Antes de continuar, es importante que sepas quién era Marcos. De acuerdo con el libro de los Hechos, Marcos era el hijo de una mujer llamada María, dueña de la casa donde Pedro fue después de ser libertado de la prisión por el ángel (Hechos 12:12). El principal nombre de Marcos era Juan, y es por esto que en la iglesia se le conocía como Juan Marcos (Hechos12:25). Marcos fue el acompañante de Pablo y Bernabé en su primer viaje misionero, pero al ver los peligros y los problemas que tenía la vida de un misionero, se regresó. Sin embargo, Bernabé le dio una segunda oportunidad, convirtiéndose entonces en un gran líder, predicador y escritor usado por Dios (Hechos 15:39).
La historia de Marcos nos muestra el valor de una segunda oportunidad. Puede que algunos jóvenes que conozcas, al igual que Marcos, estén desanimados en la fe. ¿Qué necesitan ellos? ¡Un Bernabé que les ayude y les diga que en Jesús pueden encontrar una nueva oportunidad!
Marcos escribió muchas historias sobre Jesús y el poder que él tiene de libertar. Pero de todas las historias que se registran en su evangelio, la más conmovedora y dramática es el encuentro que tuvo Jesús con el endemoniado gadareno.
Leamos juntos esta fascinante historia registrada en el capítulo 5 del Evangelio según Marcos:
Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu impuro que habitaba en los sepulcros y nadie podía atarlo, ni aun con cadenas. Muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos. Nadie lo podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba gritando en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos corrió y se arrodilló ante él (Marcos 5:1-6).
El día anterior a este encuentro, Jesús se encontraba junto con sus discípulos en el ojo de una gran tormenta (Marcos 4:35-41). Pero en medio de aquella tormenta que amenazaba hundir la barca, se escuchó la voz del Maestro, que dijo: “Calla, enmudece” (Marcos 4:39). ¡A la orden de Jesús, la tormenta cesó y vino la tranquilidad!
A la mañana siguiente, Jesús y sus discípulos desembarcaron a la orilla del mar de Galilea, cerca de una ciudad llamada Gadara. Cuando llegaron allí, alguien les dio una inusual bienvenida. De los sepulcros salió un hombre arrastrando gruesas cadenas.
Su cuerpo estaba sangrando, producto de las heridas que él mismo se infligía. Su cabello largo y enmarañado, combinado con sus ojos rojos, daba la impresión de que aquel hombre, más que un ser humano, parecía una bestia salvaje. Al mirar este cuadro, sé que te puedes preguntar:
¿Por qué este hombre actuaba de esta manera? ¿Por qué vivía en los sepulcros y se autocastigaba? La Biblia nos dice que este hombre estaba siendo dominado “por un espíritu impuro” (Marcos 5:2).
Tristemente, este hombre no estaba actuando bajo su propia voluntad, sino que estaba siendo dominado por fuerzas espirituales de maldad. En otras palabras, estaba bajo el dominio de los demonios (Marcos 5:12).
Amigos y hermanos, hoy por hoy las personas consideran las historias de la Biblia como mera ficción. Para muchos, la existencia de Satanás y los demonios no es más que una mentira, pero permíteme decirte que la Biblia nos dice que Satanás existe y que tiene una lucha en contra de los hijos de Dios. En la carta de Efesios, capítulo 6, versículo 12, se nos reafirma: “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”.
De igual manera, en 1 Pedro, capítulo 5, versículo 8, se nos advierte diciendo: “Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”.
Satanás existe y sus propósitos no son buenos. ¿Sabes qué es lo que el enemigo quiere hacer con la vida de las personas? Mira lo que Jesús nos dijo en cuanto a los planes del enemigo: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir” (Juan 10:10).
El enemigo busca destruir nuestras vidas. Él no quiere nada bueno para las personas. Él solo busca llenar nuestras vidas de oscuridad, dolor y tristeza. Mas hemos de saber que, aunque el poder de Satanás es grande, el poder de nuestro Dios es aún más grande.
La historia nos dice que cuando el endemoniado gadareno llegó a donde Jesús estaba, cayó a sus pies. En aquel escenario vuelven a enfrentarse Jesús y Satanás. El enemigo buscando mantener esclavizada a su víctima y Jesús buscando dar libertad. La historia continúa diciendo:
Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo:
—¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes! –porque le decía: “Sal de este hombre, espíritu impuro”. Jesús le preguntó:
—¿Cómo te llamas? Y respondió, diciendo:
—Legión, me llamo, porque somos muchos –y le rogaba mucho que no los enviara fuera de aquella región.
Estaba allí cerca del monte un gran hato de cerdos paciendo. Y le rogaron todos los demonios, diciendo:
—Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos.
Jesús, de inmediato, les dio permiso. Y saliendo aquellos espíritus impuros, entraron en los cerdos, los cuales eran como dos mil. El hato se precipitó al mar por un despeñadero, y en el mar se ahogaron (Marcos 5:6-13).
¡Alabado sea el nombre del Señor! Aquel hombre que por muchos años había sido víctima del poder de las tinieblas fue libertado por Jesús.
¡Sus cadenas emocionales fueron rotas! ¡Su mente fue restaurada! ¡Qué poderoso libertador es nuestro Dios!
¿Qué pasó después? La historia nos dice que cuando este hombre fue libertado por Jesús le rogaba que le permitiese estar con él (Marcos 5:18). Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo:
“—Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo y cómo ha tenido misericordia de ti” (Marcos 5:19).
En cumplimiento del mandado de Jesús, este hombre, que anteriormente había sido víctima del poder de Satanás, se fue y “comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban” (Marcos 5:20). ¡Ahora que era un hombre libre, comenzó a contarles a otros las maravillas que Jesús había hecho en su vida!
Queridos amigos y hermanos, esta historia nos muestra el poder de Jesús para libertar. No existen cadenas que Jesús no pueda romper. No existen prisiones que Jesús no pueda abrir. Nuestro Señor y Salvador Jesucristo tiene el poder de libertarnos del poder de las tinieblas. ¿Tienes alguna duda de esto?
Mira lo que nos dice la Biblia en Colosenses 1:12-14: “Con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo”.
¿Entendiste? Dios, a través de Jesucristo, nos ha librado del poder de las tinieblas. El poder de Dios es grande. Él te puede libertar de cualquier cosa que te esclavice. Hoy puedes salir de este lugar diciendo: “soy libre en Jesús”.
CONCLUSIÓN
1. ¿Quién era Marcos y qué nos enseña su historia?
2. ¿Por qué el hombre de Gadara vivía encadenado en los sepulcros?
3. ¿Qué pidió el ex endemoniado cuando Jesús lo libertó?
4. ¿Qué pasa en la vida de las personas cuando experimentan la libertad en Jesús?
¿Qué ocurrió con Charles Colson después de salir de prisión? Lo mismo que pasó con el endemoniado gadareno: fue y contó a otros las maravillas de Dios en su vida.
Se cuenta que un día, poco antes de salir de la cárcel, Colson estaba atendiendo sus propios asuntos en su dormitorio de la cárcel, mientras que algunos reclusos jugaban a las cartas. De repente, uno de los jugadores, un prisionero de un metro ochenta de alto, llamado Archie, gritó:
—Oye, Colson, vas a salir de aquí pronto. ¿Qué vas a hacer por nosotros?
De repente, toda la sala quedó en silencio. Todos los oídos se esforzaban por escuchar la respuesta:
—Voy a ayudar de alguna manera –respondió Colson–; nunca los olvidaré, muchachos.
—¡Mentiras! –gritó Archie, mientras cerraba de golpe la baraja sobre la mesa– Todos dicen eso. He visto muchos como usted que van y vienen. Todos dicen las mismas cosas mientras están en el interior. Luego de salir nos olvidan rápidamente. No hay nadie que se preocupe por nosotros. ¡Nadie!
Pero hoy en día, casi 35 años después de esta conversación, miles y miles de voluntarios cristianos de iglesias, en 113 países alrededor del mundo, se preocupan lo suficiente para visitar la prisión, ayudar a los presos, ayudar a sus familias, y compartir las Buenas Nuevas de Cristo con los presos.
Esto, gracias a que, en el año 1976, Colson fundó Prison Fellowship’s Endowment Fund [Confraternidad Carcelaria], la cual, en trabajo mancomunado con las iglesias, se ha convertido en la más extensa confraternidad para ayudar a los prisioneros, ex prisioneros y sus familias.
El endemoniado gadareno fue libertado y de inmediato comenzó a contar las maravillas que Dios había hecho en su vida. Charles Colson fue libertado y de inmediato inició un ministerio de ayuda para aquellos que sufren en las cárceles de todo el mundo. De igual manera, cuando experimentamos la libertad que nos otorga el evangelio no permaneceremos en silencio, sino que saldremos a decir cuán grandes son las cosas que ha hecho Dios en nuestras vidas.
Mi plegaria es que hoy experimentes la libertad que solo Jesús te puede dar. Te aseguro que no podrás permanecer en silencio, sino que, al igual que el hombre libertado de los demonios, tú también dirás: “Señor, yo voy”.
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