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Jan White
INTRODUCIÓN
"Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho; porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia. Habéis arado impiedad, y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino y en la multitud de tus valientes." Oseas 10:12, 13.
¿Qué diferencia pueden hacer tres minutos y medio? Bueno, depende. Depende de quién es usted; depende de qué sucede a su alrededor; depende de qué está haciendo.
La noche era clara y fría; la luna y las estrellas brillaban en el cielo del Ruhr en Alemania. Pero durante la noche cayó un hombre desde una altura de casi seis mil metros; cayó sin perder la conciencia, y sin paracaídas. Estaba muy asustado.
Era el 4 de noviembre de 1944. El lugarteniente Joseph Herman, piloteaba un avión de la Real Fuerza Aérea Australiana: el bombardero Handley Page Halifax B.III. Se encontraba en misión de guerra sobrevolando una región de Alemania. Cuando estaba por encima de los seis mil metros, fue alcanzado por un fuego enemigo. El avión de Herman comenzó a incendiarse, así que dio la orden de tirarse. Poco tiempo antes él se había quitado el paracaídas porque le resultaba incómodo. Mientras iba cayendo en el vacío, el avión explotó.
Mientras caía, trató de pensar cuánto tiempo demoraría en recorrer esos casi seis mil metros. A su alrededor, los rayos parpadeantes de reflectores iluminaban el cielo. Y ahora tenía muchos objetos oscuros que caían junto con él. Eran los escombros de su propio avión que bajaban en picada a 150 kilómetros por hora. Quizá su paracaídas estaba cayendo también. ¿Podría él alcanzar a tomarlo y ponérselo y...?
Mientras seguía en posición invertida –la cabeza abajo y los pies arriba– se preparó para morir. En realidad, primero comenzó a agitarse y gritar, pero se dio cuenta que no servía más que para que perder energía. Así que decidió aflojar sus músculos y mirar los ríos y lagos que estaban abajo.
¿Cuánto más pasaría hasta que estuviera muerto? ¿Cuánto más viviría?
¡PUMP! Algo le cayó encima. Instintivamente lo tomó; en realidad se aferró con todas sus fuerzas usando sus dos brazos.
Dejemos por un momento a Herman, sosteniéndose de algo en el aire.
¿Sería crucial el tiempo mientras caía sin paracaídas? ¿Qué pasa con su vida, hermano, y con la mía? ¿Es crucial el tiempo? ¿Existe calidad de tiempo compartido con aquellos que son importantes para nosotros? ¿O esas relaciones están distanciándose? ¿Hay algunos a quienes prácticamente no prestamos atención, o incluso los evitamos? ¿Será que nuestro enojo, dolor, disgusto, orgullo y falta de misericordia y perdón están poniendo barreras?
¿Podrá ser que hemos ganado una batalla y sin embargo perdimos la guerra al desperdiciar cosas que son preciosas y tiernas? Y eso, ¿debido a la dureza de nuestros corazones?
Cuando Randy Pausch, conocido por su famosa “Última conferencia”, estaba muriendo de cáncer al páncreas dijo: “Estoy tratando de tener la mayor calidad de tiempo posible con mi esposa y mis hijos, y aunque es muy frustrante saber que no podré ganarle al cáncer, es una satisfacción saber que no me alejo de este mundo con remordimiento”.
Entonces surge la pregunta ¿Cómo podemos vivir la vida sin tener cosas para recriminarnos? Estamos apurados. Estamos presionados por obligaciones. Tenemos expectativas y sueños. Muchas veces estamos tan cansados, que nos sentimos como si estuviéramos en caída libre. ¿Y cómo podemos tener calidad de tiempo con nuestros amados, en medio de un mundo tal?
Tengo algunas sugerencias.
FORMAS DE CREAR CALIDAD DE TIEMPO
La calidad de tiempo con nuestros seres amados –especial- mente con los niños– es más importante que un desayuno apresurado o el programa de TV favorito; o nuestras actividades sociales por Internet, o nuestra carrera por la vida. Muchas veces es necesario despegarse de esa "Caja Tonta" como alguien llamaba a la televisión.
Algunos deben recordar la canción “El gato está en la cuna” de Harry Chapin. Esta es una versión en español. No tiene la rima del inglés, pero sí el mensaje.
Mi niño llegó solo hace unos días
Vino al mundo de la forma habitual
Pero había aviones que tomar y facturas por pagar
Así que aprendió a caminar mientras yo estaba lejos
Y comenzó a hablar antes de que me diera cuenta
Y mientras crecía, él decía:
“Voy a ser como tú, papá.
¿Sabes que voy a ser como tú?”
“¿Cuándo estarás en casa papa?”
“No sé cuándo, pero estaremos juntos pronto, hijo
Y sabes, entonces lo pasaremos muy bien”.
Mi hijo cumplió diez años solo hace unos días
Él me dijo: “Gracias por la pelota papá, vamos a jugar ¿Puedes enseñarme a arrojarla?”
Yo le dije: “Hoy no, tengo mucho que hacer”.
Y él me respondió “Está bien”, y se alejó
Pero su sonrisa no se le borró
Y dijo “¿Saben? voy a ser como él, oh sí,
Sepan que voy a ser como él”.
Bueno, él regresó de la universidad solo hace unos días
Casi todo un hombre, y tuve que decirle
“Hijo, estoy orgulloso de ti, ¿puedes sentarte aquí un momento?”
Él negó con la cabeza y dijo con una sonrisa
“Lo que de verdad me gustaría, papá,
Sería que me prestaras las llaves del auto.
Nos vemos después, ¿me las prestas, por favor?
Estaremos juntos pronto
Y lo pasaremos muy bien”.
Hace mucho tiempo que me jubilé. Mi hijo se mudó
Lo llamé hace unos días y le dije:
“Me gustaría verte, si es que puedes”
Él respondió: “Me encantaría papá, si tuviera tiempo
Pero sabes, mi trabajo está lleno de problemas y los niños tienen influenza
Pero fue agradable hablar contigo papá
Fue en verdad agradable hablar contigo”.
Y cuando colgué el teléfono me di cuenta
Que él creció igual a mí
Mi hijo es igual a mí.
Hay algo profundamente triste en esta canción. El papá estuvo demasiado ocupado para relacionarse con su hijito cuando era niño, y cuando está listo para dedicarle tiempo, el hijo está demasiado ocupado y tiene que vivir su vida, en lugar de pasar tiempo con su padre.
Aquí le comparto algunas ideas:
• Culto familiar. Un buen lugar para comenzar esta relación estrecha, es a través del culto familiar. Orar juntos cada mañana y cada noche estrecha vínculos, a la vez que adoramos a la Persona más importante en nuestras vidas y familias. Cuando nuestros niños eran pequeños, el culto era un momento familiar alegre. Los gatos y el perro nos acompañaban; tenían que quedar calmos para la oración. ¡Era muy lindo! A veces cantábamos, otras veces leíamos historias y también compartíamos motivos de oración. Nuestros niños nunca olvidarán ese tiempo compartido.
• Conversaciones atentas y significativas. Tiempo de calidad significa dejar de lado todo lo electrónico. Significa mirar a los ojos, escuchar y participar en una conversación activa.
Imagine... usted quedó hasta tarde mirando una película y se despierta a último momento; tiene un plan para ese día, y quiere cumplirlo. Está por tomar un plato descartable, pelar una banana, buscar una tostada y salir. Pero alguien golpea. Al abrir la puerta encuentra a su mejor amigo que no ha visto por mucho tiempo. Solo dispone de una hora para visitarlo. Qué dilema... ¿correr a cumplir con el plan personal y no dedicar tiempo a su amigo, o invitarlo a entrar y escuchar acerca de su vida y las cosas que le han sucedido en los últimos meses?
La semana pasada una amiga me llamó para decir que estaba de paseo en la zona. No la había visto por más de un año y medio. Convinimos encontrarnos a mitad de camino entre ambas, para compartir un almuerzo juntas: un almuerzo de amistad. Luego le pregunté si no quería salir de compras, algo que ambas disfrutamos mucho. Terminamos orando juntas y ella partió. No solo disfruté de ese tiempo compartido, sino también me quedó el deseo de pasar más seguido unas horas así.
Jesús, que nos ama sobremanera, que murió por nosotros e intercede por nosotros, anhela pasar un tiempo lo más largo posible compartiendo la sobremesa con nosotros.
• Actividades en familia. Calidad de tiempo es hacer cosas juntos, leer, comentar un libro, pero lo realmente importante es descubrir los deseos y necesidades del resto de la familia.
Le surge la pregunta: ¿Es posible tener tiempo de calidad cuando estamos alejados por varias millas? La tecnología lo hace más fácil. Podemos llamarnos, escribir cartas, E-mails, mensajes, etc. Lo importante es estar en contacto; demostrar interés.
Una vez escuché a un sobreviviente del Holocausto. Se llamaba Miki Polik. Debido a las atrocidades que tuvo que ver y sufrir, dijo que pensaba que si existe Dios, seguramente durante ese período oscuro de este mundo, estaba muy ocupado en otra parte del universo, o dormía una siesta.
Puedo imaginar por qué llegó a esa conclusión personal, pero el Dios que yo conozco fue también encontrado por Corrie Ten Boom, una mujer que pasó por la misma experiencia que Polik. El Dios que yo conozco inspiró al supervisor que ponía pan en la canasta vacía, para que Polik pudiese tener algo más de alimento. Ese Dios también sufrió mucho cuando caminaba en medio de heridos y maltratados.
El salmista dice en el capítulo 34:18: “Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón y salva a los contritos de espíritu”.
Dios desea darnos el regado del tiempo a través de una relación de calidad con él.
Juan lo describe con hermosas palabras: “Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).
Oh! El Creador, el Testigo Fiel, el Alfa y el Omega, el Primero y el Último, el Redentor, desea tener un lugar en la mesa con todos nosotros, desde el más pequeño al mayor. Quiere dedicarle tiempo al niñito Samuel, de cinco años, y al anciano Moisés, de ciento veinte.
El profeta Oseas al hablar con los hijos de Israel les recuerda (10:13): “Habéis arado impiedad y segasteis iniquidad; comeréis fruto de mentira, porque confiaste en tu camino”.
Hermanos, ¿qué están arando ustedes? ¿Qué están sembrando? ¿Qué es lo realmente importante en su vida? ¿Está sembrando indiferencia, crítica, orgullo? ¿O está sembrando cosas de importancia eterna?
Oseas también les dijo (10:12): “Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; haced para vosotros barbecho, porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia”.
Si comparamos el tiempo que pasamos con Dios, con el tiempo dedicado a mirar televisión, leer, estar conectados a través de la Internet o en cualquier otra cosa que acapara nuestro “tiempo libre”, ¿cómo resultaría dicha comparación? ¿Está hambriento y sediento por conocerlo mejor? ¿Aprecia lo que él ha hecho para salvarlo? ¿Qué hará para que su tiempo con Dios pueda ser expandido a fin de permanecer más tiempo en esa mesa que él también ofrece compartir?
CONCLUSIÓN
Volvamos a Herman. Lo dejamos cuando repentinamente algo cayó encima de él y en forma instintiva se aferró fuertemente de eso con ambos brazos. ¿Qué era? Un par de piernas.
Una voz surgió de la oscuridad y desde un poco más arriba le preguntó: “¿Quién eres?” Era la voz de uno de los subalternos que estaban en misión dentro del mismo avión: John Vivash.
“Soy yo”, respondió Herman.
Los dos sorprendidos hombres tocaron tierra juntos en silencio. Los pies de Vivash golpearon el pecho de Herman, y le rompieron dos costillas, pero milagrosamente, ambos sobrevivieron con un solo paracaídas.
Cuando pudieron calmarse, trataron de analizar cómo había sucedido todo. Vivash quedó inconsciente por la explosión y comenzó a caer rápidamente, hasta que fue despertando de su inconsciencia. En ese momento, sin estar siquiera muy conectado con la realidad, tiró las cuerdas del paracaídas.
Cuando el semi inconsciente Vivash tiró de la cuerda, mientras el paracaídas salía del envoltorio que estaba contra su pe- cho, su cuerpo comenzó a hamacarse en el vacío como si fuera un péndulo. En uno de los extremos de ese ir y venir, se encontró con el cuerpo de Herman que en ese momento caía casi horizontalmente. Fue en ese instante que Herman pudo aferrarse a las piernas de Vivash quien también estaba casi horizontal.
Si Herman hubiera estado apenas treinta centímetros (un pie) más lejos, no se hubiera producido la colisión entre ambos. Si esta colisión se hubiese producido una fracción de tiempo antes o después, el impacto los hubiera matado a ambos, o hubiera sido de tal magnitud que Herman no hubiera podido aferrarse a las piernas de Vivash. Pero el milagro había sucedido y aun con dolor en sus brazos por el tremendo esfuerzo, pudo mantenerse unido a su colega, aun cuando Vivash le pedía que no se aferrara tan fuertemente. Pero para salvar su vida, no había alternativa: tenía que sostenerse con todas sus fuerzas.
Cada uno de nosotros estamos en caída libre en este mundo. Como si el gran avión hubiera explotado, tenemos que aferrarnos a Jesús como nuestra única esperanza de poder llegar con seguridad a la Patria celestial.
Sin embargo, hay quienes prefieren disfrutar la emoción de la caída libre, no totalmente conscientes acerca de lo que hay de- bajo y hacia donde se acercan rápidamente. También están los que al caer golpean contra el cuerpo de Cristo, pero en lugar de aferrarse para así mantenerse vivos, van rebotando en diversos momentos en que se sienten en medio de crisis, pero nunca se aferran realmente.
Mis hermanos y hermanas, nuestra única esperanza en esta caída libre del mundo es aferrarnos fuertemente a Cristo. Mientras la mayoría de nosotros no habrá de enfrentar la experiencia que una fracción de segundo es una cuestión de vida o muerte, lo que hagamos con nuestro tiempo sigue siendo vital.
Los segundos forman horas; las horas, días; los días, años; y los años forman la vida. ¿Qué haremos con ellos? ¿Estamos listos para dedicar tiempo a sentarnos a la mesa con el Rey del Universo?
Aférrese muy fuertemente a Jesús. Sosténgase sabiendo que su vida depende de esto. Porque realmente, es así.
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