¿Se interesa Dios por nuestros problemas? ¿Será necesario contarle a Dios nuestras necesidades? ¿Para qué contarle si Él ya las conoce?
INTRODUCCIÓN
“Esta parábola se aplica específicamente al caso del pueblo de Dios en los últimos días” PVGM, 129, como un advertencia contra los engaños a los cuales deberá hacer frente y a la persecución que tendrá que sufrir. Jesús quiere decir que no debemos dejar de orar cuando se demoran las respuestas a nuestras oraciones. Orar siempre también significa vivir de tal modo, día tras día y hora tras hora, que podamos estar en constante relación con Dios. CBA, 822.
TEXTO PARA ESTUDIO: Lucas 18:1-8
"También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar,
2 diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre.
3 Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario.
4 Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre,
5 sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.
6 Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto.
7 ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?
8 Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?
I. CONOCIENDO EL TEXTO
Hay quienes suponen que hay que entender esta parábola como si fuese una alegoría, los seres humanos somos ante Dios como esta viuda, necesitados y en situaciones extremas no nos queda de otra que buscar a Dios, y Dios sería como este juez, muy ocupado, al cual sólo hay que buscar por situaciones de fuerza mayor, esto nos ha llevado a pensar que debemos ayunar, orar, insistir y rogar hasta cambiar la actitud de Dios. ¿Será realmente esto lo que quizo enseñar nuestro amado Jesús?
Discusión en grupo:
¿Qué es la oración? ¿Para qué tenemos que orar?
Para pensar:
Jesús no explica esta parábola por comparación sino más bien por contraste, ni nosotros nos parecemos a esa viuda, ni Dios se parece a ese juez. Aquella viuda era una extraña, nosotros somos hijos de Dios. Romanos 8:16 y 17.
El padre no tiene nada que ver con el juez de la parábola, este juez es un sinvergüenza, pero nuestro Padre es misericordioso y amoroso. Mateo 7:9-11.
II. INTERPRETANDO EL TEXTO
“Nosotros no necesitamos importunar a Dios para conseguir que nos escuche ni ejercer sobre él ningun tipo de presión para forzarle a concedernos un poco de lo mucho que él dispone. Necesitamos acudir a él para aprender a contar con él.” PCMP, 153.
Discusión en grupo:
¿Por qué razón “Dios se demora” en contestar nuestras oraciones?
Para pensar:
A veces Dios puede demorar la respuesta a nuestras peticiones para que haya oportunidad de que el carácter se desarrolle. DTG, 170.
La demora también sirve para aumentar nuestro sentimiento de necesidad, sin el cual muchas veces es imposible que Dios obre en nuestro favor. PVGM, 118.
Dios esta siempre al lado del que sufre, nunca debemos pensar que estamos solos o abandonados, si tenemos problemas pendientes y situaciones que no sabemos como resolver y de las que pareciera nadie nos puede ayudar, tenemos que seguir confiando en Dios y no dejar nunca de orar.
III. APLICANDO EL TEXTO
Anthony de Mello, en “La oración de la rana”, recoge una breve historia que ilustra con brillantez el verdadero sentido de la oración: no el de un rito externo que uno está obligado a cumplir, sino la expresión de una necesidad de comunicación.
“Un zapatero remendón acudió al rabino Isaac de Ger y le dijo:
-No se que hacer con mi oración de la mañana. Mis clientes son personas pobres que no tienen más que un par de zapatos. Yo se los recojo a la última hora del día y me paso la noche trabajando, al amanecer aún me queda trabajo por hacer si es que quiero que todos ellos los tengan listos para ir a trabajar. Y mi pregunta es: ¿Qué debo hacer con la oración de la mañana?
-¿Qué has venido haciendo hasta ahora?-preguntó el rabino.
-Algunas veces hago la oración a todo correr y vuelvo enseguida a mi trabajo; pero eso me hace sentir mal. Otras veces dejo que se me pase la hora de la oración, y también entonces tengo la sensación de haber faltado y de vez en cuando, al levantar el martillo para golpear un zapato, casi puedo escuchar como mi corazón suspira: ¡Que desgraciado soy, pues no soy capaz de hacer mi oración de la mañana!
Le respondió el rabino:
-Si yo fuera Dios, apreciaría más ese suspiro que la oración (ritual de la mañana)
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