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Erwing Gonzales
Las iglesias que más crecen en membresía en el mundo entero son las que hacen uso sabio de las publicaciones para diseminar sus doctrinas.
La iglesia adventista acepta esta verdad que Elena de White inició y desarrollo. Los miembros de iglesia en general y los Colportores son los escogidos para realizar esta noble y grande labor.
¿Tiene la obra de publicaciones fundamento bíblico y del Espíritu de Profecía?
B. FUNDAMENTO DE LA OBRA DE PUBLICACIONES:
1. FUNDAMENTO BÍBLICO
Dios es el autor de la obra de Publicaciones. La Biblia dice: Éxodo 31:18. “Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas de piedras escritas por el dedo de Dios".
Dos cosas hizo Dios en el Monte Sinaí, primero habló y después escribió.
En esto consiste la obra de publicaciones: tener un mensaje para compartir y propagarlo en forma escrita. Dios fue el primer publicador, ya que para ser un publicador se necesita: un mensaje, un escritor, materiales, imprenta, mensajeros y personas a quienes entregar el mensaje escrito.
El primer programa de publicaciones lo organizó Dios. El programa consistió en: Un mensaje: el amor de Dios. Un editor: Dios mismo. El primer papel: la piedra. La primera imprenta: el dedo de Dios. El primer libro: las tablas del testimonio (la ley de Dios). El primer colportor: Moisés, y los primeros "clientes": los israelitas.
Las tablas que Dios escribió eran un libro en sí mismo. Moisés las trajo al pueblo en su mano (Éxodo 32:15), y fue el primer colportor.
La obra de publicaciones nació en la mente de Dios y está fundamentada en la Biblia. Constituye una herramienta poderosa para la propagación del evangelio por medio de sus mensajeros.
2. FUNDAMENTO EN LOS ESCRITOS DE ELENA DE WHITE.
La iglesia adventista nació de la mano de la obra de publicaciones y por este medio ha crecido y se ha desarrollado hasta alcanzar el lugar que tiene hoy a nivel mundial. Elena White declara: “Se me mostró que la obra de publicaciones se dispuso y estableció bajo la supervisión especial de Dios” MP, 58.
"Nuestra obra de publicaciones se estableció según las instrucciones de Dios, bajo su dirección especial" MP, 45.
En agosto de 1846 cuando Elena de White y su esposo leyeron el folleto de José Bates y comenzaron a guardar el sábado. Dos años después, en noviembre de 1848, Elena de White recibe la visión de Dios respecto a la obra de publicaciones. Ella lo describe así:
"Después de salir de la visión, le dije a mi esposo: tengo un mensaje para ti. Haz de comenzar a imprimir un pequeño periódico y enviarlo a la gente. Será pequeño al comienzo; pero a medida que la gente lea, te enviará medios con los cuales imprimir; y será un éxito desde el mismo principio. Se me ha mostrado que desde este pequeño comienzo saldrán rayos de luz que han de circuir el globo” CE, 9.
A partir de julio de 1847, el Pr. Jaime White imprimió "La verdad presente" que contenía el mensaje bíblico que la iglesia adventista empezó a propagar. Dios prosperó la obra de publicaciones desde el mismo principio.
Hoy, la Iglesia Adventista tiene más de 63 casas publicadoras, miles de Colportores y millones de miembros que creen en las verdades de la Biblia y las propagan para cumplir la misión por medio de las publicaciones.
Por más de 165 años la Iglesia Adventista ha sido guiada por la mano poderosa de Dios y a través de las publicaciones. Elena de White había dicho: “La rama de publicaciones de nuestra causa tiene mucho que ver con nuestro poder" CE, 206.
C. LA OBRA DE PUBLICACIONES Y EL COLPORTAJE
1. EL MANDATO DE DIOS:
El AT registra que Dios les dio mandatos específicos a sus profetas. A Isaías le ordenó: "Ve, pues, ahora y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre" (Isaías 30:8).
El profeta Jeremías y Habacuc recibieron un mandato semejante (Jeremías 30:2, Habacuc 2:2,4), y Juan, recibió la orden de escribir en un libro la visión del mensaje a las siete iglesias (Juan 1:10-11).
El mandato de Dios a sus profetas, es una orden que la iglesia adventista ha preservado como un legado de Dios. La Biblia es el principal mensaje escrito y el espíritu de profecía es la luz menor. De los principios registrados en estas dos lumbreras se escriben libros con temas sobre salud, el hogar y la familia, los niños y jóvenes, y temas doctrinales lo cual constituyen el mandato de Dios a la iglesia para propagar su mensaje en forma escrita.
Elena de White afirmó sobre el valor de un libro: "Un sermón puede predicarse y olvidarse pronto, pero un libro permanece" Notas biográficas, 418.
También añade:”Es cierto que después de haber comprado los libros, muchas personas los guardarán en su biblioteca o los dejarán sobre la mesa, y raras veces los leerán. Mas Dios cuida de su verdad y llegará el día en que esos libros se buscarán y se leerán...” CE, 208.
2. EL OBJETIVO.
Presentar a Cristo - El principal objetivo de la obra de publicaciones es que los colportores y los miembros de iglesia presenten el amor de Cristo y la salvación por la fe ante el mundo y traigan esas almas a los pies de Jesús.
La mensajera del Señor señaló que los miembros de iglesia deben obsequiar o vender las publicaciones, (Manuscrito 126, 1902).
Las Casas Publicadoras de la iglesia producen libros y revistas de calidad para nutrir espiritualmente a los miembros de iglesia y para ofrecerles diversos materiales para que los usen en el evangelismo.
Los miembros deben regalar los libros para compartir sus creencias con vecinos, amigos y familiares. Los fieles colportores venden los libros visitando a toda clase de personas en todos lugares, ayudando a los necesitados espirituales, orando por los enfermos y enseñando los principios de salud para traerlos a Cristo.
Elena de White declara: “El colportor cuyo corazón es manso y humilde puede realizar mucho bien... Lleva el mensaje de verdad de una casa a otra. Así llegan a relacionarse estrechamente con la gente, y hallan muchas oportunidades para hablar del Salvador” CE, 57.
Respecto del alcance de las publicaciones, Elena White afirmó: “Nuestros impresos debieran ir a todo lugar... Hay muchos lugares en los cuales no puede oírse la voz del predicador, lugares que pueden ser alcanzados únicamente por nuestras publicaciones...” CE, 13-14.
3. NATURALEZA E IMPORTANCIA DEL COLPORTAJE:
El Colportaje es una obra sagrada: “La obra del colportaje debe ser considerada como sagrada, y los que tengan manos impuras y corazones corrompidos no deben ser animados a entrar en ella. Los ángeles de Dios no pueden acompañar a las personas no consagradas a los hogares de la gentes...por lo tanto todos los que no están convertidos, cuyos pensamientos son corruptos, los que dejarían la mancha de sus imperfecciones sobre todas las cosas que toquen, deben abstenerse de manejar la verdad de Dios” CE, 45-46.
“Debidamente desempeñada, la obra del colportor es una obra misionera del más elevado carácter, y para presentar a las gentes las verdades importantes para nuestros tiempos no se puede emplear método mejor y más afortunado” CE, 16.
La obra que realizan los colportores es semejante a la que hace el pastor: “Los colportores deben salir a varias partes del país. La importancia de esta obra es totalmente igual a la del ministerio. El predicador y el mensajero silencioso son ambos requeridos para el cumplimiento de la gran obra que está delante de nosotros” R&H 1/04/1880.
“El evangelista que se ocupa en la obra del colportaje está realizando un servicio tan importante como el de predicar el evangelio ante una congregación sábado tras sábado. Dios considera al fiel colportor evangélico con tanta aprobación como a cualquier ministro fiel” CE, 67.
El evangelio hablado y el evangelio escrito lo representan el pastor y el colportor. La obra que realizan se complementa mutuamente. Así como el pastor expresa el mensaje de Dios desde el púlpito, el Colportor expresa el mismo mensaje visitando hogares y dejando el mensaje escrito.
Los ángeles supervisan el contenido de los libros y las imprentas. Desde el escritorio de un editor hasta los libros que llegan a las manos de la gente los ángeles de Dios están a cargo. Elena White afirma:
“He visto a los ángeles de Dios pasar de una dependencia a otra, observando los artículos que se estaban publicando...” MP, 67.
“Los ángeles de Dios vigilan el trabajo. Si pudiesen abrir los ojos de los que manejan las máquinas, discernirían la custodia celestial” MP, 67.
4. LA PROMESA:
El Espíritu Santo capacita - Cuando un colportor recibe la invitación de Dios para realizar la tarea de evangelizar y la acepta, el Espíritu Santo lo capacita.
Los profetas: “...hablaron de parte de Dios y fueron guiados por el Espíritu Santo” 2 Pedro 1:20, 21.
Jesús fue fortalecido por el ministerio del Espíritu Santo (Mateo 3:16) y le dio poder para realizar su ministerio:
“El espíritu de Jehová, el Señor, está sobre mí, porque me ha ungido Jehová. Me ha enviado a predicar buenas noticias a los pobres, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel” Isaías 61:1.
El poder que guió a Jesús y a los profetas lo hará también con los colportores.
“Entréguense los colportores evangélicos a la dirección del Espíritu Santo para que obre por su medio. Por la oración perseverante, echen mano del poder que proviene de Dios y confíen en él con fe viva. Su grande y eficaz influencia acompañará a todo obrero fiel y veraz” CE, 148).
Los ángeles acompañan a los fieles colportores: Cada vez que los colportores vayan por las ciudades predicando el evangelio, los ángeles los ayudarán:
“Al entrar en los hogares de vuestros vecinos para vender o colocar nuestras publicaciones, y enseñar con modestia la verdad a la gente, seréis acompañados por la luz del cielo... Los ángeles os ayudarán en vuestro trabajo de casa en casa, y los corazones serán tocados por la influencia del Espíritu Santo...” CE, 126.
Los colportores llevarán la fragancia y la presencia de Cristo: “Mientras fueran de casa en casa, conversando con la gente, llevarán consigo la fragancia de Cristo” CE, 65.
“Cuando los colportores salgan con corazón humilde y llenos de fervorosa actividad, hallarán muchas oportunidades de dirigir una palabra en sazón a las almas a punto de perecer en el desaliento” CE, 55.
“El Señor Jesús, que está al lado del colportor y camina con él, es el obrero principal” CE, 150.
5. LOS RESULTADOS:
La obra de publicaciones y el colportaje nunca fallarán.
Dios usará este medio hasta completar la tarea de la predicación en este mundo. Esta obra no consiste sólo en vender libros, sino en dejar en las manos de los lectores el poder transformador de la palabra.
Dios se encargará de completar la tarea evangelizadora por medio de su Espíritu.
La sierva del Señor afirma: “Más de mil personas se convertirán en un sólo día, la mayor parte de las cuales adjudicarán sus primeras convicciones a la lectura de nuestras publicaciones” CE, 209-210.
“Los mensajeros silenciosos que se colocan en los hogares de la gente por la obra del colportor, de todas maneras fortalecerán la obra del ministerio evangélico, porque el Espíritu Santo impresionará la mente de los que lean los libros... así como impresiona la mente de los que escuchan la predicación de la Palabra” 1TI, 318.
6. EL IDEAL:
Cada iglesia debiera tener al menos un colportor. La presencia de estos hombres de Dios significa una gran bendición para la iglesia y los miembros. “El Señor llama a muchos a ocuparse en la obra del colportaje...” (CE. p, 30), y añade: “Dios pide colportores evangelistas de cada iglesia...” (Carta 124, 1902).
Los hombres y mujeres que acepten la invitación para colportar y llevar el mensaje a los que no conocen a Cristo, serán grandemente bendecidos y llevarán esa bendición a todas las personas.
D. CONCLUSIÓN:
La obra de las publicaciones se estableció por mandato divino y ha fortalecido a la Iglesia Adventista por más de 165 años. Jaime y Elena White la fortalecieron para bien de la iglesia. Esta obra continuará con éxito bajo el cuidado de Dios.
Con los corazones y las mentes comprometidos a servir a Dios y su causa, los colportores continuarán llevando esta obra por fe hasta que Cristo vuelva a la tierra.
El Señor advierte a todos los dirigentes de la iglesia en cualquier nivel a amar y apoyar la obra del colportaje. El advierte por medio de su sierva:
“Si colocáis vuestras manos en la obra de publicaciones, ese gran instrumento de Dios, para poner vuestro molde e inscripción sobre ella, descubriréis que es peligroso para vuestras propias almas y desastroso para la obra de Dios. Será un pecado tan grande a la vista de Dios como lo fue el de Uza cuando extendió su mano para sostener el arca” (TM, p. 462).
Los libros dejados en los hogares por los colportores seguirán predicando el mensaje del amor de Cristo hasta el tiempo del fin, cuando Cristo regrese. La iglesia y sus dirigentes, los miembros y los colportores deben apoyar esta bendita labor hasta cuando Cristo vuelva en gloria.
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