SIEMPRE HACIENDO EL BIEN
Lectura bíblica: Hechos 14:15,17 “Dios… no ha dejado de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, proporcionándoles comida y alegría de corazón”.
Lectura bíblica: Hechos 14:15,17 “Dios… no ha dejado de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, proporcionándoles comida y alegría de corazón”.
Que en el mundo coexisten el bien y el mal, es un hecho. Sin embargo, el mal es un agente
extraño, pues su presencia es resultado de la aparición del pecado; pero el bien ha existido
desde siempre.
El mal tuvo un origen, pero su final ya ha sido sentenciado. Sin embargo, el bien
es eterno.
El mal dejara de ser, pero el bien prevalecerá y permanecerá. El mal se originó en
Satanás, pero Dios es el autor del bien. Por naturaleza las obras del diablo son malas; y también
por naturaleza las obras de Dios son buenas.
Por eso es que sólo Dios es bueno; eternamente
bueno, consistentemente bueno.
El mal puede abundar lo que quiera, pero el bien siempre será más. En apariencia las obras del
diablo son mayoría, pero en realidad el bien de Dios es infinitamente más.
Precisamente es la
intención de Satanás, con la abundancia de sus malas obras, hacernos perder de vista la
sobreabundancia del bien de Dios.
En un mundo en el que diariamente mueren unas 25 mil
personas de hambre, incluyendo mujeres, niños y hombres, ¿cómo podemos afirmar que Dios
es bueno? ¿Cómo demostrar que el bien de Dios abunda más que el mal del diablo?
En el mundo hay unos 1,500 millones de personas que sobreviven con un ingreso diario de
apenas un dólar con veinticinco centavos. Eso equivale a 37 dólares con 50 centavos al mes.
¿Sobreviviría usted con una cantidad tan mísera como esa? ¿Y por que entonces Dios permite
que tanta gente viva de manera tan miserable en este mundo? ¿Así es como Dios demuestra
cuán bueno es? ¿Cómo sostener la afirmación de que en este mundo el bien de Dios es mayor
que el mal del diablo?
Dejemos que Romanos 5:20 nos vaya dando una buena pista. Dice: "Pero
allí donde abundo el pecado, sobreabundó la gracia".
El testimonio de Dios
Él es bueno
Consideremos en primer lugar el testimonio de Dios mismo acerca de todo esto. Si leemos
Santiago 1:17, encontramos que la Sagrada Escritura de entrada establece, que “toda buena
dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre”.
Es decir, todo lo bueno que
podamos encontrar en este mundo, toda clase de bien, todo buen don, desciende de lo alto,
proviene del Padre.
Nadie es capaz de producir el bien sino solo Dios. No perdamos de vista
esta verdad tan fundamental para explicar y entender que la bondad de Dios es infinita.
Reteniendo en nuestra mente lo que acabamos de leer en Santiago 1:17, vayamos ahora a
Hechos 14, el capitulo de donde sacamos nuestra lectura biblica.
En el versiculo 8 leemos, que
en la ciudad de Listra el apóstol Pablo había sanado, a “un hombre lisiado de nacimiento”. La
gente que había sido testigo del milagro, creyendo que Pablo era un dios, “quería ofrecerles
sacrificios”, leemos literalmente en el versículo 13. Comprendiendo que toda clase de bien que
hagamos a favor de otros "desciende de lo alto, del Padre" y no del hombre, y que al recibir
estos bienes a quien debemos adorar es a Dios y no a los hombres, en los versiculos 15 y 17
dice que Bernabé y Pablo, “se lanzaron por entre la multitud”, gritándoles, que el “Dios
viviente, que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos… no ha dejado de dar
testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas,
proporcionándoles comida y alegría de corazón”.
Este es el testimonio que Dios da acerca de sí mismo: nunca ha dejado de hacer el bien en favor
de los hombres. ¡Qué testimonio nos ha dejado ese maravilloso Dios a quien adoramos!
El Dios
cuyo poder creó la tierra y la dotó de la capacidad de producir alimento suficiente para
alimentarnos, dice el texto bíblico, nunca “ha dejado de dar testimonio de sí mismo” acerca de
cuán bueno es. Una y otra vez cumple su testimonio, proporcionándonos el pan nuestro de
cada día y colmando nuestro corazón de alegría.
Acertadamente Marcos 10:18 afirma que “nadie es bueno sino solo Dios”. Sí, Solo Dios es
consistentemente bueno, constantemente bueno, eternamente bueno.
A pesar del daño
causado a la buena tierra que Dios creó, el Señor hace que siempre tengamos “lluvias del cielo y
estaciones fructíferas”. Dios mismo lo afirma en su testimonio.
Prueba de esto es que según un
informe de la ONU, “en los últimos 50 años la producción mundial de alimentos ha aumentado
de forma vertiginosa”, incluso más que la vertiginosa tasa de crecimiento poblacional.
Analicemos esta declaración de la ONU para entenderla en toda su magnitud.
A pesar del vertiginoso crecimiento de la poblacion mundial, la tierra, aunque dañada por el
hombre, no solo produce suficiente alimento para nutrir de manera balanceada a cada
habitante del mundo, sino que produce alimentos aun por encima de esa necesidad.
Por
ejemplo, solo entre 1990 y 1997, es decir, en tan solo siete años, la producción per cápita de
alimentos en el mundo creció casi un 25 por ciento.
Es decir, por cada habitante del planeta, la
produccion de alimentos crecio en un 25 por ciento. Para que el impacto de este hecho quede
mejor entendido hagamos la siguiente comparacion: si en el año 1960 la producción mundial de
alimentos era de 2300 calorías diarias por persona, en el año 1994 había subido a 2710 calorías
diarias, suficientes para nutrir a toda la población mundial y aún sobrando alimento.
Analicemos esta comparacion para entenderla en toda su dimension. Segun los expertos en
nutricion, en promedio una persona necesita unas 2,000 calorias diarias para decir que esta
bien alimentada. Eso significa, que si en 1994 la producción mundial de alimentos era de 2,710
calorías por persona, la tierra que Dios creo con la capacidad de hacer que germine el grano
para que tenga vida el ser humano produjo un excedente de 710 calorías por cada habitante del
planeta. Si sumamos esas 710 calorias extras por cada uno de los 6 mil millones de habitantes
que habia en 1994, la cantidad resultante es clara evidencia de la capacidad de la tierra para
producir alimentos de manera sobreabundante, aun a pesar del terrible daño que el hombre le
ha causado.
Con estas evidencias, ¿qué diremos, es bueno nuestro Dios? ¿Quien es el Ser que nos da lluvias
y estaciones fructíferas proporcionándonos alimentos? ¡Es Dios, el Señor!
Miren lo que el autor
del Salmo 104 le dice al Señor en el versículo 14: "Haces que crezca la hierba para el ganado, y
las plantas que la gente cultiva para sacar de la tierra su alimento".
Notemos en este pasaje que
Dios hace que la tierra produzca alimentos no sólo para los seres humanos sino también para
los animales. Todavía más, de todos los seres vivos necesitados de alimento, el mismo Salmo,
en los versículos 27 y 28 nos dice: "Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su
alimento. Tu les das, y ellos recogen; abres la mano, y se colman de bienes".
Según la ONU, el hambre del mundo no se debe a la escasez de alimentos, sino a que los pobres
no tienen capacidad de adquirirlos.
Está demostrado: Dios sigue proveyendo de alimento al
planeta. Si el alimento escasea es problema del hombre, no de Dios, pues hay estudios que
demuestran el desperdicio de la mitad de la producción mundial de alimentos, pero Dios “no ha
dejado de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien”, y a lo largo de tu vida él te lo ha
mostrado, proveyendo para todas tus necesidades y alegrando tu corazón.
La respuesta del hombre
El testimonio de Dios queda claro: Él es bueno. Es más, "nadie es bueno sino solo Dios", leímos
en Marcos 10:18. Entonces, cuando el hombre llega a comprender esta verdad, colmado de los
bienes que ha recibido del Señor y sintiéndose en eterna deuda con el, en el Salmo 116:12 se
pregunta: "¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad que me ha mostrado?".
Es decir, es
tanta la bondad que Dios me ha mostrado, que abrumado por tanta bendicion me pregunto qué
podría hacer para corresponderle. ¿Cómo pagarle por el don de la vida y todo lo que me provee
para sustentarla?
Es cierto que el Salmo 107:1 dice: "Den gracias al Señor, porque el es bueno",
pero es tanta mi gratitud por su bondad inconmensurable, que no me es suficiente solo decirle
“gracias”, sino que quiero hacer algo para que él pueda tener evidencias de mi gratitud y no
solo palabras.
Este es el sentir del salmista al preguntarse: “¿Cómo puedo pagarle al Señor por tanta bondad
que me ha mostrado?”; y con las siguientes palabras de los versiculos 13 y 14 de nuestro Salmo
116 expresa lo poco que podía hacer: “¡Tan solo brindando con la copa de salvación e
invocando el nombre del Señor!”; y luego añade una segunda acción: “¡Tan solo cumpliendo
mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo!".
Analicemos estas dos formas de expresar gratitud propuestas por el salmista.
La primera parece
fácil: celebrar con un brindis por ser salvos e invocar su nombre.
Pero la segunda es la más
desafiante, pues se trata de un compromiso de cumplir “mis promesas al Señor en presencia de
todo su pueblo”, una acción pública mediante la cual los demás se dan cuenta de mi fidelidad.
Ahora permítanme preguntarles: ¿Qué acción pública, que acto realizan los hijos e hijas de Dios
en presencia de todo su pueblo, a través del cual cumplen sus promesas de fidelidad? ¡Exacto!
A través de la devolución de sus diezmos y su expresion de gratitud mediante sus generosas
ofrendas.
Esta es una acción pública que se repite semana tras semana. En presencia de todo su
pueblo, los fieles cumplen así sus promesas de fidelidad. Al cumplirle al Señor estas promesas,
el mensaje que transmiten es que son personas confiables. De hecho esta es la razón por la cual
Dios es totalmente confiable: ¡Cumple lo que promete!
En el año 2009 un sitio en la Internet llamado PoliFact.com lanzó el “Obámetro”, algo así como
un medidor digital para darle seguimiento al cumplimiento de las más de 500 promesas que
Barack Obama hizo durante su primera campaña presidencial. Cada promesa sería monitoreada
usando diferentes calificaciones, y al final de su gestión quedaría en evidencia cuántas fueron
cumplidas. En septiembre de ese año había cumplido 41 promesas, 91 estaban en marcha, 12
estancadas, 11 en compromiso y 7 habían sido rotas.
Quedaban 354 promesas esperando
alguna iniciativa para ser cumplidas.
En su campaña Obama había dicho: “Quiero que ustedes hagan que nuestro gobierno sea
responsable. Quiero que ustedes me hagan ser responsable”.
El “Obámetro” se encargaría de
ello, y como ocurre con los políticos, apenas unos meses después de asumir su mandato ya
había roto algunas de sus promesas.
Conclusión y llamado
Mis hermanos, a lo largo de nuestra vida Dios siempre se ha asegurado de mostrarnos su
infinita bondad. Lejos esté de nosotros el pagarle como hacen los políticos con sus promesas de
campaña. El Señor presenta delante de ti su propio testimonio: nunca ha dejado de hacerte el
bien, siempre ha provisto para todas tus necesidades; "nunca he visto a un justo desamparado,
ni a su descendencia que mendigue pan", leemos en el versículo 25 del Salmo 37.
Si has vivido
como un justo delante de Dios, entonces él siempre ha abierto su pródiga y te ha colmado de
bienes. ¿Cómo puedes pagarle al Señor por tanta bondad que te ha mostrado? "¡Tan solo
brindando con la copa de salvación e invocando el nombre del Señor!".
¿Quien quiere levantar
su copa y proponer un brindis por su salvación invocando el nombre del Señor? ¿Puedo ver las
manos de aquellos que quieren expresar con este brindis su profunda gratitud al Señor por
haberlos colmado con el más grande don jamás dado a los hombres, el don de la salvación en
Cristo Jesús?
Pero el salmista propone una segunda manera de expresarle al Señor nuestra gratitud: "¡Tan
solo cumpliendo mis promesas al Señor en presencia de todo su pueblo!"
Ya mencionamos que
este es un compromiso de fidelidad pública. No se trata de solo palabras, sino de acciones
concretas hechas en público mediante las cuales cumplo mis promesas de fidelidad al Señor en
presencia de todo su pueblo.
Pudimos observar que todos levantaron su copa para brindar por
su salvación. Ahora, ¿cuántos quieren ponerse en pie, y delante de todo el pueblo del Señor,
comprometerse públicamente, a cumplirle al Señor sus promesas de fidelidad? Por favor,
pónganse en pie todos los que de esta manera quieren expresarle al Señor su más profunda
gratitud por todo lo bueno que él es con nosotros los hijos de su pueblo. Que el Señor bendiga
esos compromisos de fidelidad. Levante su copa, brinde por su salvacion, invoque el nombre
del Señor, y cúmplale con cada una de sus promesas de fidelidad.
Amén!
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