Un capellán, se aproximó a un herido en medio del fragor de la batalla y le
preguntó:
- ¿Quieres que te lea la Biblia?
- Primero dame agua que tengo sed - dijo el herido.
El capellán le convidó el último trago de la cantimplora, aunque sabía que no
había más agua en kilómetros a la redonda.
-¿Ahora?- preguntó de nuevo el capellán
- Primero dame de comer- suplicó el herido.
El capellán le dio el último mendrugo de pan que atesoraba en su mochila.
-Tengo frio- fue el siguiente clamor, y el hombre de Dios se despojó de su abrigo
de campaña pese al frio que calaba y cubrió al lesionado.
-Ahora sí- le dijo al capellán. -Háblame de ese Dios que le hizo darme tu última
agua, tu último mendrugo, y tu único abrigo.
Quiero conocerlo en su bondad.
Texto:1 Pedro 2:9 “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las nieblas a su luz admirable”
Proposición Cada miembro de la iglesia adventista del séptimo día deberá reconocerse como parte del remanente de Cristo y tener conciencia de la importancia de su misión.
Desarrollo
A través de los siglos Dios ha tenido un remanente, un grupo de personas que en circunstancias favorables o muy desfavorables no se apartaron de Dios y de sus estatutos sino que fueron fieles a Él.
El "remanente" era el resto del pueblo elegido de Dios que en generaciones
sucesivas lo representaba. Una y otra vez de su pueblo la mayoría apostató
(Salmos 78), pero siempre había un "remanente" que por su fidelidad seguía siendo
el heredero exclusivo de las sagradas promesas, los privilegios y las responsabilidades del pacto originalmente hecho con Abraham y confirmado en
el Sinaí.
Dios designó a este "remanente" a la (IASD) como el grupo al que se proponía enviar el Mesías (Isaías 11:1; cf 4:2; 53:2), y por medio del cual desea evangelizar a los que no le conocen.
En Romanos 9:11 Pablo presenta a la iglesia cristiana como heredera de las promesas, los privilegios y las responsabilidades del pacto eterno, la sucesora todas las promesas del judaísmo como depositaria de la voluntad revelada de Dios, como representante corporativa de sus propósitos en la Tierra, y como su instrumento escogido para la proclamación del evangelio de la salvación de los hombres.
En Romanos 9:27 Pablo aplica el término "remanente" a los judíos de sus días, quienes, individualmente, aceptaban a Cristo como el Mesías. Pero ahora tenían derecho a este tulo como miembros de la iglesia cristiana, en el tiempo de los apóstoles y no ya como judíos.
En Romanos 11:5 habla de estos judíos, cristianos como de "un Remanente escogido por gracia". El "remanente" de Apocalipsis 12:17 es el cuerpo de fieles de Dios, "lo que queda" de esta larga y preciosa línea que sobrevivió a los feroces ataques de Satanás a través de los empos de la era cristiana, particularmente la oscuridad, la persecución y el error de la Edad Media.
En el tiempo del fin, según Daniel un “ tiempo de angustia” sin precedentes en la historia humana, estará activo el remanente cuyos miembros Daniel los llama los “entendidos”, poco antes los llamó “los sabios”, que instruirían a muchos.
Ese remanente es la Iglesia Adventista del Séptimo Día, somos tú y yo, los que hemos sido llamados para ser parte de esta iglesia maravillosa amada por nuestro Padre celestial.
En el nombre de remanente hay una dinámica misionera, un compartir con
otros el conocimiento que posee.
¿Qué es lo que el remanente conoce?
¿Qué enseña?
Como Iglesia conocemos a Cristo Apocalipsis 12:1, enseñamos de Él y practicamos “la justicia” .Esta justicia no se refiere a la justa distribución de los bienes sociales, ni la correcta aplicación de los derechos; pues no se trata de una justicia humana, ni social ni política, ni económica.
Entonces lo que el remanente enseña y predica es la justicia de Cristo para que el
pecador se libre de la condenación en el juicio investigador.
El remanente es un mensajero de Dios que proclama el Evangelio porque sus
verdades constituyen las buenas nuevas del reino de Dios.
Tenemos como remanente la solemne y sagrada misión de testificar; decirle a todas las personas, nuestras familias, amigos y con quienes nos relacionamos, que Jesús muy pronto vendrá y que ahora es tiempo de aceptarlo a Él, para estar presente en ese día maravilloso cuando venga en las nubes de los cielos.
Esta misión de testificar tiene un objetivo y una estrategia: El objetivo es alcanzar a todos los pueblos, naciones y lenguas; la estrategia es comenzar por los reyes, presidentes, dirigentes, porque así muchos serán alcanzados, sino recordemos cómo fue en el tiempo de la reforma.
Uno de los más nobles testimonios de la reforma cuenta que, fue la protesta presentada por los príncipes cristianos de Alemania, ante la dieta de Spira en el año 1529.
Su Fe, su valor, su influencia y la entereza de aquellos hombres de Dios, aseguraron para las edades futuras la libertad de pensamiento y la libertad de conciencia.
Entonces se debería empezar a predicar a los líderes de cada lugar para cumplir la misión y desde ellos avanzar al resto de la comunidad. Si los dirigentes aceptan el mensaje, su influencia y su testimonio personal serán elementos altamente productivos al servicio de la misión.
El esfuerzo por producir una internalización del evangelio, sin obligar está motivado por la propia experiencia de la salvación. Cuando la persona acepta a Cristo, Él produce en el ser regeneración y nuevo nacimiento. El Espíritu Santo se manifiesta mulplicando las capacidades y talentos, equipándonos así para impartir la salvación a todos.
El ser humano convertido tiene una intimidad con Dios, y tiene el firme propósito de servirle, es por eso que el hombre de nuestra historia pudo ayudar a su prójimo solo porque él tenía una íntima comunión con Dios y estaba dispuesto a servirle; y el herido pudo reconocer en él a un ser humano extraordinario que estaba dispuesto a ayudarle a pesar de lo difícil que resultaba también esto para él.
Conclusión.- La iglesia Adventista universal, está compuesta por todos los que creen verdaderamente en Cristo, pero en los últimos días, una época de apostasía generalizada, se ha llamado a un remanente para que guarde los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Este remanente anuncia la hora del juicio, proclama la salvación por medio de Cristo y anuncia la proximidad de su segunda venida.
Esta proclamación está simbolizada por los tres ángeles de Apocalipsis 14; coincide con la hora del juicio en el cielo y da como resultado una obra de arrepentimiento y reforma en la tierra.
Todo creyente recibe la invitación a participar personalmente en este testimonio mundial.
Qué bueno es que cada miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día sea parte activa de este remanente.
Llamado
Recuerda somos el linaje escogido, somos el remanente seleccionado no por voluntad humana sino por la voluntad de Dios.
En 1
Pedro 2:9 dice:“...para que anunciéis las virtudes”, el mensaje que nos toca anunciar es un mensaje que los Ángeles del cielo desean anunciar,
pero a nosotros, se nos ha dado este privilegio, de anunciar las virtudes de la
transformación, del poder regenerador, perdonador de nuestro Dios creador de
los cielos y de la tierra, es el Dios de los imposibles. ¿Nos quedaremos callados
sin testificar?
El mundo está clamando, para que les hablemos de ese Dios que hace maravillas en las vidas del remanente, de ese Dios que perdona, de ese Diosque salva ¿permaneceremos en silencio? O diremos como los leprosos, 2 Reyes 7:9,10:
Hoy es día de buenas nuevas y no callaremos en comunicar, vamos pues ahora entremos y demos las nuevas en la casa del rey.
¿Cuántos desean en este día hablar de ese Dios maravilloso?
¿Cuántos quieren vivir como el verdadero remanente que anuncia las virtudes de aquel que nos amó, nos salvó y pronto viene para darnos vida eterna?
Oremos.
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