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Yo soy el mensaje - Restaurando tu identidad


Verona era una joven inteligente que sabía debatir muy bien. Le encantaba discutir, era un tanto obstinada, amistosa y le gustaba estar siempre en compañía de otros, especialmente de aquellos que se consideraban posmodernistas y a la moda. 

Le gustaba cuestionar las normas y prácticas de la iglesia y ser considerada como portavoz de los que no tenían voz ni voto o de aquellos demasiado tímidos para hablar. Era socialmente consciente y se consideraba responsable por mantenerse en contacto con sus compañeros a través de las redes sociales a fin de actualizarlos sobre de los acontecimientos actuales. Lo lograba a través de sus blogs en línea, donde daba sus sinceras opiniones sobre varios asuntos. Se mantenía al tanto de las noticias y tendencias más relevantes a través de su muy activa cuenta Twitter. Su obsesión por las computadoras, Internet y la curiosidad por adquirir conocimiento, la llevaron a la tabla de güija, que es un tablero con las letras del alfabeto, los números del 0 al9, las palabras sí, no, hola y adiós, así como varios símbolos y gráficas; conocida también como tabla de los espíritus o tabla hablante.

El tablero usa una pequeña pieza en forma de corazón, o indicador movible para indicar el mensaje del supuesto espíritu que escribe sobre la tabla durante una sesión espiritista. Los participantes colocan sus dedos sobre el tablero y el espíritu supuestamente lo mueve para deletrear las palabras. Esta tabla está asociada con posesión demoniaca y se le advierte a la gente que no tenga nada que ver con ella. Sin embargo, Verona fue atraída e invitó a un amigo a acompañarla en ese “juego” cierta noche. Mientras jugaban, se vio de pronto poseída por malos espíritus. Comenzó a gruñir y darse vueltas como si estuviera en trance. Se volvió errática, empezó a alucinar, mostró síntomas de espasmo muscular y dificultad para deglu- tir. Era difícil controlarla, tenía una fuerza sobrehumana y comenzó a hablar en voz más ronca que la de un hombre maduro. Hizo varios intentos de encontrar objetos filosos y parecía deseosa de quitarse la vida y de lastimar a quienes le rodeaban.

En el mundo de hoy, Satanás y todos sus demonios están buscando a gente para hacerla blanco de sus dardos. Estudian los puntos débiles y fuertes de las personas y lanzan sus dardos precisamente a esos puntos donde pueden subyugarlas. Cuando los jóvenes y adultos se involucran con lo satánico, el primer objetivo del diablo es alterar sus valores y volverlos en contra de sí mismos, sus creencias, familia, Dios y sociedad. 

Estas fuerzas demoníacas influyen sobre las personas para que busquen conocimiento sobre información desconocida, experiencias más allá de los cinco sentidos, a través de participación o conexión sobrenatural. 

Lucas 8: 26 -29 es un texto relevante en relación a nuestro tópico: “La lucha por la mente”: “Y navegaron a tierra de los gadarenos, que está frente a Galilea. Cuando Jesús bajó a tierra, vino a su encuentro, procedente de la ciudad, un endemoniado, que desde hacía mucho tiempo, no llevaba vestido, ni vivía en casa, sino en los sepulcros. Cuando vio a Jesús, se lanzó a sus pies, y a gritos exclamó: ‘¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Altísimo? Te ruego que no me atormentes’. Porque Jesús ordenaba al espíritu impuro a que saliera del hombre. Hacía mucho tiempo que se había apoderado de él. Lo ataban con cadenas y grillos, pero rompía las cadenas, y era impelido por el demonio a lugares desiertos”.

Arrastrado por los engaños del enemigo este joven había caído hasta el fondo del pozo del pecado. Ese es el procedimiento del enemigo: te promete placer, pero te paga con dolor; te promete alegría, pero te paga con tristeza; te promete la vida, pero te paga con la muerte

La posesión satánica y la enfermedad mental

Durante siglos, muchos han sostenido que la enfermedad mental es posesión satánica. El artículo de Chris Cook acerca de la posesión satánica y la enfermedad mental, publicado en Christian Medical Fellowship Journal, en el otoño de 1997, sostiene que parece razonable sugerir que la posesión demoniaca podría ser un factor etiológico (de causa) en algunos casos de enfermedad mental, pero podría ser también un factor etiológico en ciertas condiciones no psiquiátricas, y en otros casos podría encontrarse en ausencia de desórdenes psiquiátricos o médicos. 

Más aun, la posesión satánica es esencialmente un problema espiritual, pero la enfermedad mental es un asunto en el que entran muchos factores espirituales, sociales, psicológicos y físicos que pueden jugar un papel etiológico. Basándonos en situaciones de la vida real, las enfermedades mentales no deben ser por lo tanto consideradas categóricamente como posesión demoniaca.

La posesión satánica podría ser más pronunciada en algunas partes del mundo que en otras. Las habilidades de diagnóstico diferencial juegan un papel importante en ofrecer ayuda a aquellos cuyos problemas pueden ser de origen satánico, o bien, siquiátrico. En el caso de la posesión demoniaca, es de gran importancia el discernimiento espiritual al enfrentar tales casos. Por otra parte, y en el caso de las enfermedades mentales, la atención médica y psiquiátrica es invaluable. 

Ya se trate de posesión satánica, de enfermedad mental, física, social o espiritual, Jesús tiene el poder sobre todas ellas y a través de la oración persistente y la dependencia de él por fe, es posible la sanidad y la restauración. 

Esta historia de posesión demoniaca tiene implicaciones espirituales hoy para los jóvenes, niños y adultos.

Hay extremos que deben evitarse en relación a la posesión satánica o a los movimientos satánicos. 

C.S. Lewis, dijo: “Hay dos errores tanto iguales como opuestos en los que puede caer la raza humana respecto al diablo. Uno es no creer en su existencia. El otro es creer y sentir un excesivo y enfermizo interés en él. Los demonios se deleitan igualmente en ambos errores y aclaman con el mismo placer tanto al materialista como al mago” (p.3).

El endemoniado

De acuerdo a este pasaje, la comisión de bienvenida a la tierra de los gadarenos estuvo integrada por un hombre que estaba totalmente poseído por los demonios. Es obvio que este era un serio problema en tiempos de Lucas, siendo que los autores de los evangelios mencionan muchos casos similares. 

La forma como se veía tal vez podría compararse con la de ese personaje de creación cinematográfica “el increíble Hulk”, conocido también como “la Masa”. 

Aunque sus síntomas podrían haber parecido los de un demente, los diferentes evangelios señalan que era un caso de posesión demoniaca. Arrastrado por esta terrible condición, el hombre abandonó su casa, se aisló de la gente y se asoció con los muertos al vivir en el cementerio, un lugar donde nadie en su sano juicio elegiría vivir. Prefería andar desnudo y se movía por los alrededores, lleno de tal ira y furia, que provocaba temor de parte de los residentes. Era tan fuerte que, cuando se llenaba de ira y lo encadenaban, era capaz de romper las cadenas y librarse (versículo 29).

Eran por lo menos seis trastornos que la posesión satánica infligía al hombre: 

(1) trastorno de personalidad en el que su identidad e individualidad eran consumidas por los demonios; 

(2) conducta antisocial que se manifestaba en su destierro, para vivir en la reclusión de tumbas, lejos de la civilización de los seres humanos; 

(3) percepción espiritual fuera de lo común que lo hizo recono- cer a Jesús como el Hijo de Dios y le dio una inteligencia espiritual inusual; 

(4) fuerza sobrehumana que lo hacía incontrolable para los métodos normales de control humano. Rompía cualquier sistema de confinamiento y se soltaba; 

(5) fuente de tormento para quienes caían como sus víctimas en constante terror y 

(6) la tendencia hacia la destrucción propia al causarse daño constantemente con piedras u otros objetos.

Protección de la mente contra la posesión satánica

La influencia satánica en la mente puede hacer que las personas hagan cosas inimaginables. 

Algunos abandonan su hogar, familia y amigos y a los miembros de su iglesia para vivir en aislamiento y soledad. Algunos practican varias clases de conductas anticristianas. Se vuelven adictos a sustancias dañinas, tales como las bebidas alcohólicas o el tabaco. Se les sorprende envueltos en pornografía, fornicación y conductas afeminadas. 

Algunos con muy buenas habilidades intelectuales abandonan los estudios, su carrera, la vocación de su vida y no tienen aspiraciones.

El apóstol Pablo aconseja que no menospreciemos la habilidad del demonio y que estemos armados contra sus ataques espirituales y la posesión demoniaca. 

“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las artimañas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra dominadores de este mundo de tinieblas, contra malos espíritus de los aires. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, quedar firmes. Estad, pues, firmes, ceñida vuestra cintura con la verdad, vestidos con la coraza de justicia, calzados los pies con la prontitud para dar el evangelio de paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos encendidos del maligno. Tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Y orad en el Espíritu, en todo tiempo, con toda oración y ruego, velando en ello con perseverancia y súplica por todos los santos” (Efesios 6: 10-18).

“Los que no quieren ser víctimas de las asechanzas de Satanás deben custodiar cuidadosamente las avenidas del alma; deben abstenerse de leer, ver u oír cuanto sugiera pensamientos impuros. No se debe dejar que la mente se espacie al azar en todos los temas que sugiera el adversario de las almas. Dice el apóstol Pedro: ‘Por eso, ceñid vuestra mente, sed sobrios [...] no os conforméis a los malos deseos que teníais cuando estabais en vuestra ignorancia. Antes, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta’. 

Pablo dice: ‘Todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en eso pensad’ Esto requerirá ferviente oración y vigilancia incesante. Habrá de ayudarnos la influencia permanente del Espíritu Santo, que atraerá la mente hacia lo alto y la habituará a pensar únicamente en cosas santas y puras. Debemos estudiar diligentemente la Palabra de Dios” (Mensajes para los jóvenes, pp. 201, 202).

Qué significa venir a Jesús

“Cuando vio a Jesús, se lanzó a sus pies, y a gritos exclamó: ‘¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Altísimo? Te ruego que no me atormentes’. Porque Jesús ordenaba al espíritu impuro a que saliera del hombre. Hacía mucho tiempo que se había apoderado de él. Lo ataban con cadenas y grillos, pero rompía las cadenas, y era impelido por el demonio a lugares desiertos. Jesús le preguntó: ‘¿Cómo te llamas?’ Y él dijo: ‘Legión’, porque muchos demonios habían entrado en él” (Lucas 8: 28 -30).

Dice Elena G. White: “La mente de este pobre doliente había sido obscurecida por Satanás, pero en presencia del Salvador un rayo de luz había atravesado las tinieblas. Se sintió incitado a desear estar libre del dominio de Satanás; pero el demonio resistió al poder de Cristo. Cuando el hombre trató de pedir auxilio a Jesús, el mal espíritu puso en su boca las palabras, y el endemoniado clamó con la agonía del temor. Comprendía parcialmente que se hallaba en presencia de Uno que podía librarle; pero cuando trató de ponerse al alcance de esa mano poderosa, otra voluntad le retuvo; las palabras de otro fueron pronunciadas por su medio. Era terrible el conflicto entre el poder de Satanás y su propio deseo de libertad. (DTG 220, 221).

Cuando vienes a Jesús, él abre una conversación contigo que puede darle a tu vida una orientación nueva y diferente. 

Cuando haces de Jesús tu amigo, las posibilidades de limpieza, sanidad, restauración, progreso y éxito, son ilimitadas. La gente que no tiene un interés especial en nosotros, frecuentemente nos hace sentir bien, nuestros verdaderos amigos tienden a hacernos preguntas difíciles y esperan respuestas maduras. Nos sacan lo mejor de nosotros mismos. Algunas veces somos un tanto malagradecidos. En este encuentro, el endemoniado seguramente percibió que esto iba a producir un cambio radical en su vida. 

Como el endemoniado, las personas son a veces ambivalentes al enfrentarse a cambios radicales. En la serie Preacher’s Commentary, Larson, B. y Ogilvie, dicen que después de que Jesús les ordenó a los demonios que salieran, le preguntó el nombre al hombre , lo que era una pregunta profunda en cuanto a su identidad, similar a lo que hace la psiquiatría. El hombre respondió muy perceptivamente: “Me llamo Legión”. En aquellos días, una legión se componía de 6.000 soldados. En tiempos bíblicos, la cantidad de demonios que habitaban en la víctima medía el grado de enfermedad mental. (María Magdalena estaba poseída de siete demonios). 

El endemoniado dijo que estaba poseído por 6.000, lo que significaba que le estaba diciendo a Jesús cuán enfermo estaba realmente. Fue esa persona esquizofrénica, que había perdido su identidad y que existía en muchas diferentes personalidades, que estaba solitario y viviendo al margen de la sociedad normal, en el cementerio, quien corrió al encuentro de Jesús y entabló una conversación con él, lo que resultó en su cura. ¿Cuál es tu identidad? ¿Quién eres? ¿Quién le dirías a Jesús que eres?

A veces hasta el más estable de nosotros lucha con el problema de identidad. El genial inventor y arquitecto del gobierno de los Estados Unidos, Benjamín Franklin, tenía fama de ser muy malo con su familia. ¿Cuál era el verdadero Ben Franklin? 

Thomas Jefferson escribió: “todos los hombres fueron creados iguales”; sin embargo, se dice que tuvo esclavos hasta el día de su muerte. ¿Cuál era el verdadero Thomas Jefferson? 

Tolstoi es reverenciado como uno de los grandes escritores cristianos y estadista de su época; sin embargo, su esposa dijo que nunca le dirigió una palabra amable o le dio un vaso de agua. Nuevamente, ¿cuál era el verdadero León Tolstoi? 

Aun el apóstol Pablo, habla en Romanos 7: 19, 24, de una identidad dividida: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero... ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?”. Pareciera que todos nosotros somos potencialmente esquizofrénicos.

Pero estas son las buenas nuevas: al venir a Jesús puede revelarse nuestra verdadera identidad y no podemos estar tan confundidos, ambivalentes y enredados que él no pueda enderezarnos, sanarnos y restaurarnos. 

Dice Elena G. White: “El endemoniado, en lugar de oraciones, no podía sino pronunciar las palabras de Satanás; sin embargo, la muda súplica de su corazón fue oída. Ningún clamor de un alma en necesidad, aunque no llegue a expresarse en palabras, quedará sin ser oído. Los que consienten en hacer pacto con el Dios del cielo, no serán abandonados al poder de Satanás o a las flaquezas de su propia naturaleza” (DTG, 224). Jesús fue la respuesta a los problemas del endemoniado. El mismo Jesús que calmó la tormenta es también aquel que puede sanar nuestra mente, resolver la crisis de identidad, reacomodar nuestro proceso de pensamiento y plantarnos regocijados, en sendero seguro. Él puede salvarnos de todas las situaciones imprudentes en las que nos metemos. 

Este Ser supremo, Dios mismo, es nuestro amigo. C. Raymond Beran nos da esta descripción de un amigo:

Un amigo es una persona ante quien te atreves a ser tú mismo; puedes desnudar tu alma ante él. Te pide que no aparentes nada y seas solamente lo que eres. No desea que seas mejor o peor. Cuando estás con él, te sientes como se siente un prisionero cuando es declarado inocente. No tienes que estar en guardia. Puedes decir lo que quieras, siempre y cuando seas genuinamente tú. Él entiende esas contradicciones en tu naturaleza que hacen que los demás te juzguen mal. 

Con él puedes respirar libremente. Puedes hacer manifiestas tus pequeñas vanidades, envidias y odios, tu mezquindad y ridiculeces, y al abrirlos ante él, se pierden, se disuelven en el blanco océano de su lealtad. Él entiende. No necesitas tener cuidado. Puedes aprovechar su confianza, descuidarlo, tolerarlo; eso no importa. Le caes bien. Es como el fuego que cala hasta el hueso. ¡Él entiende!

Cuando nos evaluamos a nosotros mismos podemos darnos cuenta de que nunca hemos tenido un amigo así, ni lo hemos sido para otra persona, y esa es la razón por la que estamos aquí este momento. Necesitamos ese amigo que puede ayudarnos a ser ese tipo de amigo. ¡Jesús es ese amigo! Cuando dice“¡Cuéntamelo!”, puedes abrir tu corazón y revelarle tu confusión; puedes decirle quién eres. Puedes decirle: “Fallé en mi matrimonio”, “he provocado el distanciamiento de mis hijos”, “traicioné a mi mejor amigo”, “tengo doble personalidad”, “soy adicto a la pornografía”, “soy adicto al sexo”, “lucho con tendencias homosexuales”, “me estoy haciendo más y más indiferente a las cosas espirituales”, “soy un mentiroso obsesivo”, “soy adicto a las drogas”, “estoy tan obsesionado con los medios sociales de comunicación, películas y toda clase de entretenimiento, que no me queda tiempo para el estudio de la Biblia, la oración y la adoración personal”. Al abrirle nuestro corazón a Dios, podemos encontrar integración y convertirnos en personas gozosas, que cuenta con alguien a quién amar, tiene algo qué hacer y algo por lo cual tener esperanza.

El resultado de venir a Jesús

“Cuando los porqueros vieron lo que había sucedido, huyeron y dieron aviso en la ciudad y por los caminos. La gente salió a ver lo que había sucedido. Al llegar donde estaba Jesús, hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido y en su sano juicio. Y tuvieron miedo. Los que lo habían visto, les contaron cómo había sido salvado aquel endemoniado” (Lucas 8: 34-36).

Las nuevas prendieron como fuego en aquella población y los gadarenos acudieron llenos de curiosidad para conocer de primera mano la historia de este hombre que había vivido entre ellos tanto tiempo como un lunático. En la descripción que hace Lucas de este nuevo hombre, hay tres ingredientes básicos de salud y bienestar pleno que se aplican a cualquier edad. La gente encontró al hombre de quien habían salido los demonios, sentado tranquilamente a los pies de Jesús, vestido y en su sano juicio. 

Eso es exactamente de lo que trata la nueva psiquiatría posfreudiana. 

Estos tres signos son: 1) sumisión a la autoridad, 2) estar vestido y 3) en sano juicio.

Primeramente, estaba sentado a los pies de Jesús. Estaba actuando responsablemente bajo la autoridad. Ya no estaba haciendo libremente su voluntad. Eso lo había enfermado. 

Hizo lo que quería cuando corría frenéticamente arrancán- dose la ropa y vivía como un animal. Ahora había sometido su vida a la autoridad de Jesús. 

La libertad cristiana es una paradoja. Cuando te sometes al señorío de Cristo y el Espíritu Santo toma posesión de tu vida, eres libre. Cuando el Espíritu Santo vive dentro y Cristo es entronizado, los demonios no pueden morar ahí. Dijo Martín Lutero: “El hombre cristiano es el más libre señor de todo y no sujeto a nadie. El hombre cristiano es el siervo de todos más solícito y sujeto a todos”. “Perdemos nuestra libertad para obtener una nueva libertad”.

En segundo lugar, estaba vestido, que es otra marca de sanidad mental. No era más desvergonzado. Su desnudo simbolizaba la desvergüenza, alardear del rechazo a las normas morales y absolutas. Esa es hoy una enfermedad común. Muchos dicen que todo es relativo y que si se siente bien, lo hagamos. Pero bajo el señorío de Jesús, el hombre se vistió con un nuevo sentido de lo que es decente y apropiado.

En tercer lugar, estaba en su sano juicio. Veía el mundo tal como era. Ya no estaba paranoico y convencido que todo el mundo lo perseguía. Quienes sufren de estos sentimientos deben recordarse a sí mismos, con la ayuda del Espíritu Santo, que la mayoría de la gente en el mundo ni siquiera sabe que ellos existen. 

Por otra parte, estar en su sano juicio significa aceptar el hecho de que no todo el mundo te ama ni te amará. Es posible que tengas enemigos. En su sano juicio, el hombre que había estado poseído de demonios vio la vida tal cual era.

Cuenta tu historia

“El hombre de quien habían salido los demonios, le rogó que le permitiera ir con él. Pero Jesús lo despidió, diciendo: ‘Vuelve a tu casa, y cuenta las grandes cosas que Dios ha hecho contigo’. Y él se fue, y publicó por toda la ciudad las grandezas que Jesús había hecho con él” (Lucas 8: 38, 39).

Ahora el hombre estaba tan obsesionado con Jesús, quien lo había restaurado, que quería unirse a él como discípulo para acompañarlo a todas partes. Pero Jesús tenía otra misión para él. Lo envió de regreso a su casa para ministrar y testificar. Era un ministerio de persona a persona. Le dijo que regresara a casa: que tu familia sepa lo que se ha hecho por ti. Ve con tus vecinos y deja que ellos y tus amigos sepan lo que el Señor ha hecho por ti. Ve y cuenta tu historia. Hay muchos ahí afuera que necesitan encontrarse con el Hombre que hizo este cambio en tu vida.

Jesús desea que seamos parte del proceso total de sanidad en la sociedad, así que nos envía a nosotros. Esto es lo que significa el reino de Dios. Cuando te conviertas, ayuda a reunir a la grey. Hay muchos que te prestarán atención cuando vean el cambio que ha sucedido en tu vida. Ve y cuenta tu historia, y al contarla, estarás contando la historia de Jesús. ¡Esto es lo que ha hecho por mí! ¡Me restauró y puede restaurarte a ti! ¡Ese es el evangelio!

Los jóvenes adventistas de todo el mundo deben unirse para dar a conocer esta maravillosa historia. Porque ya muy pronto Jesús, quien sana, restaura, redime y salva, regresará a llevar a casa a sus fieles testigos y tú debes estar entre aquellos que serán parte de esta experiencia eterna.

¿Quieres pedirle a Jesús que restaure hoy tu identidad y toda tu vida?

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