ÉL SUFRIÓ POR TI
El texto bíblico base para el mensaje de hoy fue escrito por el apóstol que vimos ayer, quien llegó a amar a Jesús con todo su corazón: Pedro.
“Porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21).
Intentaremos vislumbrar lo que fue el sufrimiento físico, emocional, mental que Jesús sufrió en mi lugar y en tu lugar. Sufrimiento que trasciende lo que somos capaces de imaginar y entender. Lo usaremos como ejemplo para seguir en sus pasos.
“Él comenzó su ministerio sufriendo hambre, pero es el Pan de Vida. Jesús terminó su ministerio terrenal sintiendo sed, pero es el Agua Viva. Jesús se cansó, pero es nuestro descanso. Jesús pagó tributos, pero es nuestro Rey. Fue acusado de tener un demonio, pero expulsó a los demonios. Jesús lloró, pero enjuga nuestras lágrimas. Fue vendido por 30 monedas de plata, pero redimió al mundo. Jesús fue llevado como un cordero al matadero, pero él es el Buen Pastor. Jesús murió, pero su muerte destruyó el poder de la muerte” (Gregorio Nacianceno, 381 d.C.).
“El Dios de justicia no escatimó a su hijo... Toda la deuda por las transgresiones de la ley de Dios fue exigida de nuestro Mediador. Se requirió una expiación completa. Cuán apropiadas son las palabras de Isaías: ‘Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento’. Su vida fue puesta en ‘expiación por el pecado’. ‘Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados’” (EGW, En los lugares celestiales, p. 17. Versículos: Isaías 53:10, 5).
I. EL SUFRIMIENTO DEL CORDERO
En su libro Sobre a Rocha [Sobre la Roca], el pastor Mark Finley cuenta que “Años atrás los investigadores estudiaron los efectos de los golpes de la vida sobre el sistema nervioso central. Tomaron un cordero y lo colocaron solo en el corral, ligado a dispositivos que provocaban descargas eléctricas. Cuando el cordero iba para un lado, los investigadores accionaban un botón y el animal recibía una descarga. Él se estremecía inmediatamente y corría para el otro lado. Recibía otra descarga y corría otra vez. Los científicos descubrieron que el cordero nunca volvía al mismo lugar donde recibía una descarga. Después de una serie de descargas, el corderito quedó en medio del corral, temblando, sin tener adónde correr. Vencido emocionalmente, ansioso y estresado, sus nervios cedieron. El cordero tuvo el equivalente a un colapso nervioso y murió en medio del corral.
“Los investigadores pusieron entonces al hermano gemelo de ese cordero en el corral. Pero esta vez el animal estaba acompañado por la madre. Le dieron descargas, el cordero corrió junto a la madre y en ella se amparó. La madre le transmitía confianza, porque después el animal se apartó para comer. Los investigadores accionaron el botón otra vez y de nuevo el cordero corrió a su madre. Ella lo consoló y le transmitió confianza.
“Entonces los investigadores notaron una diferencia significativa entre los dos corderos. El segundo no tenía miedo de volver al lugar donde recibía una descarga. No demostraba ninguna señal de nerviosismo, estrés o ansiedad que el hermano había mostrado en circunstancias iguales. ¿Por qué? El cordero tenía alguien a quien recurrir, en quien confiar, para luchar con el estrés” (Mark Finley, Sobre a Rocha [Sobre la Roca], p. 101).
Vean la promesa que tenemos ante las situaciones estresantes de nuestra vida. Tenemos en quien confiar. Y podemos vivir seguros y en paz.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb. 4:15, 16).
Juan escribió su evangelio teniendo en mente el ritual del Santuario. Es el único de los cuatro evangelios que presenta esa perspectiva, que cada día señalaba en la iglesia del Antiguo Testamento (A.T.) cuando un corderito era sacrificado para remisión de los pecados del pueblo. Cuando Juan vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). El cordero sin defecto que era sacrificado todos los días para remisión de los pecados.
Vean los paralelismos con el Santuario del Antiguo Testamento de Éxodo 25-30:
Jesús, el Santuario (Juan 2:21).
Jesús y los verdaderos adoradores (Juan 4:23, 24).
Jesús, la fuente de agua viva ( Juan 7:37). (Había una fuente con agua en el patio).
Jesús, el pan de vida ( Juan 6:22). (Había una mesa con panes).
Jesús, la luz del mundo ( Juan 8:12). (El candelabro con siete lámparas).
Jesús, el incienso (Juan 17). (Representaba las oraciones y el aroma suave).
Jesús y su mandamiento (Juan 15:12). (Las tablas de los Diez Mandamientos).
Jesús, el sacrificio (Juan 19:28). (El cordero sacrificado por la mañana y la tarde).
“El santuario terrenal y el santuario celestial eran vistos como lugares donde vivía Dios. Los servicios del santuario eran vistos como los medios por los cuales Dios confería a su pueblo las bendiciones redentoras del pacto. El antiguo y el nuevo pacto eran vistos como que tenían sus respectivos santuarios. Como el antiguo pacto tenía ‘un santuario terrenal’ (Heb. 9:1), así el nuevo pacto tenía un santuario celestial (Heb. 8:2; 9:11, 23, 24)” (Alberto R. Timm, O Santuário e as Três Mensagens Angélicas [El Santuario y el mensaje de los tres ángeles], p. 245-247).
Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29, 36), en el ritual del santuario del A.T., su muerte en la cruz cumple totalmente el sacrificio apuntado diariamente en el santuario terrenal. Hoy en el Santuario celestial Jesús es nuestro Intercesor Solidario y Salvador que se compadece de nuestras flaquezas y nos ofrece gratuitamente todo lo que necesitamos para tener una vida victoriosa en él.
Sufrió cuando era niño
“José y María pensaban que los rabinos eran hombres buenos, y Jesús soportaba la culpa, lo cual era muy difícil” (EGW, La única esperanza, p. 35).
Sufrió con los pobres“Jesús quiere que los pobres sepan que él entiende sus pruebas.
Como soportó todo lo que ellos tienen que soportar, puede comprenderlos y ayudarlos” (EGW, La única esperanza, p. 26).
Sufrió con los soldados
“Jesús fue llevado a la guardia y allí sufrió las burlas y el escarnio de los soldados y la chusma” (EGW, La única esperanza, p. 107).
Sufrió con los líderes y la multitud “Una furia satánica tomó entonces posesión de los dirigentes y del pueblo. El ruido de las voces era como el de bestias salvajes. Se agolpaban presionando contra Jesús, mientras gritaban: ‘¡Es culpable, matadle!’, y si no hubiera sido por los soldados, lo habrían hecho pedazos. Pero la autoridad romana se interpuso, y por la fuerza frenó la violencia del populacho” (EGW, La única esperanza, p. 107).
Sufrió con los sacerdotes y los príncipes“Los sacerdotes, los gobernantes y la multitud se unieron en los insultos al Salvador. Le arrojaron unas vestiduras viejas sobre la cabeza y sus agresores también lo herían en el rostro diciendo:
“Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó’ (Mat. 26:68).
“Cuando se quitó el manto, uno de los que se burlaban lo escupió en el rostro”.
“Los ángeles de Dios registraron fielmente cada mirada, cada palabra y cada acto insultante contra su amado General. Un día aquellos hombres ruines, que escarnecieron y escupieron el rostro pálido y sereno de Cristo, lo contemplarán de nuevo, glorioso y más brillante que el sol” (EGW, La única esperanza, p. 107).
Es inspiradora la forma como Jesús reacciona ante los sufrimientos físicos y emocionales, nos enseña mucho. Y siempre que sucede eso debemos correr a sus brazos. Vea cómo Agusto Cury escribió sobre las reacciones de Jesús: “Primero, él pensaba antes de reaccionar; segundo, nunca devolvía las agresiones que le hacían; tercero, era capaz de estimular a sus agresores a que penetraran dentro de sí mismos y repensaran su violencia. La manera como Él reaccionó se opone completamente a las reacciones previsibles que tenemos frente a las situaciones de riesgo y de dolor, sean físicas o sicológicas” (O Mestre da Vida [El Maestro de la vida], p. 67).
III. SUFRIÓ EN NUESTRO LUGAR
“Ese mismo Jesús conoce todas sus pruebas, y no lo ha dejado solo para que luche contras las tentaciones, combata el mal y sea finalmente aplastado por las cargas y los pesares. Por medio de sus ángeles susurró a su oído: ‘No temas; estoy contigo’ (Isa. 41:10). ‘Yo soy... el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos’ (Apoc. 1:17-18). ‘Conozco tus pesares; los he soportado. Conozco tus luchas; las he experimentado. Conozco tus tentaciones; las he tenido que enfrentar. He visto tus lágrimas; yo también he llorado. Tus esperanzas terrenales están destruidas, pero levanta la vista por la fe, entra detrás del velo, y ancla allí tus esperanzas. Tendrás la eterna seguridad de que puedes contar con un Amigo más íntimo que un hermano (Prov. 18:24)” (EGW, Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 244).
La historia registra el sufrimiento de Jesús en su sentencia injusta por amor a cada uno de nosotros. Debería ser como dice Galileo Galilei: “Debemos grabar en bronce los beneficios que recibimos y en el aire las injurias”.
LA SENTENCIA DE CRISTO
COPIA AUTÉNTICA DE LA SENTENCIA DE PILATO EN EL PROCESO DE JESUCRISTO QUE ESTÁ EN EL MUSEO DE ESPAÑA. ESTA PIEZA TIENE UN GRAN INTERÉS HISTÓRICO.
“En el año diecinueve de TIBERIO CÉSAR, Emperador de Roma y de todo el mundo, monarca invencible en la Olimpíada ciento veintiuno y en la Cliade veinticuatro, de la creación del mundo, según el número de cómputo de los hebreos, cuatro veces mil ciento ochenta y siete, de la progenie del Imperio Romano, en el año setenta y tres, y de la liberación del cautiverio de Babilonia, en el año mil doscientos siete, siendo gobernador de Judea QUINTO SERGIO, so el regimiento y gobernador de la ciudad de Jerusalén, Presidente Gratísimo PONCIO PILATO; regente en la baja Galilea, HERODES ANTIPAS; pontífice del sumo sacerdote, CAIFÁS; magnos del templo, ALIS ALMAEL, ROBAS ACASEL, FRANCHINO CEUTAURO; cónsules romanos de la ciudad de Jerusalén, QUINTO CORNELIO SUBLIME y SIXTO RUSTO, en el mes de marzo y el día XXV del año presente,
YO, PONCIO PILATO, aquí Presidente del Imperio Romano, dentro del Palacio y arzo residencia, condeno y sentencio a muerte, Jesús, llamado por la plebe—CRISTO NAZARENO—de nacionalidad galilea, hombre sedicioso, contra la Ley Mosaica—contrario al gran Emperador TIBERIO CÉSAR.
Determino y ordeno por esta que se le dé muerte en la cruz, siendo atravesado con clavos como todos los reos, porque reuniendo y juntando hombres, ricos y pobres, no ha cesado de promover tumultos por toda la Judea diciéndose hijo de DIOS y REY DE ISRAEL, amenazando con la ruina de Jerusalén y del sacro Templo, negando el tributo a César, teniendo aun el atrevimiento de entrar con ramos y en triunfo, con gran parte de la plebe, dentro de la ciudad de Jerusalén.
Que sea ligado y azotado, y que sea vestido de púrpura y coronado de algunos espinos, con su propia cruz sobre los hombros para que sirva de ejemplo a todos los malhechores y que, juntamente con él, sean condu- cidos dos ladrones homicidas; saliendo luego por la puerta sagrada, hoy ANTONIANA, y que se conduzca a JESÚS al monte público de la Justicia, llamado CALVARIO, donde crucificado y muerto quedará su cuerpo en la cruz, como espectáculo para todos los malhechores, y que sobre la cruz se ponga, en diversas lenguas, este título: JESUS NAZARENO, REX JUDAERUM.
Mando también que ninguna persona de cualquier estado o condición se atreva temerariamente a impedir la Justicia por mí mandada, administrada y ejecutada con todo el rigor, según los Decretos y Leyes Romanas, so pena de rebelión contra el Emperador Romano.
Podemos decir que Jesús nos enseña a soportar todo COMO él lo hizo, pero de la misma manera nosotros no estaremos solos sino CON él a través de la:
• Confianza incondicional.
• Humildad real.
• Entrega total.
CONCLUSIÓN
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Heb. 12:2, 3).
Mientras alguien en este mundo no se entregue a Jesús, él continuará sufriendo, y el sufrimiento también continuará en el corazón de esa persona.
¿Hay dolores y heridas en tu corazón?
Jesús promete ir a tu lado y dar la solución y el consuelo para todos tus pesares.
¿Quisieras rendir hoy las cargas de tu vida al Salvador?
Jesús sufrió por ti, para que tú un día no sufras más. Jesús volverá pronto y todo sufrimiento de este mundo será erradicado para siempre. Él sufrió porque tú y yo somos su pasión. Haz que ese sufrimiento tan grande en su vida valga la pena y entrégate a él de todo corazón.
El texto bíblico base para el mensaje de hoy fue escrito por el apóstol que vimos ayer, quien llegó a amar a Jesús con todo su corazón: Pedro.
“Porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Ped. 2:21).
Intentaremos vislumbrar lo que fue el sufrimiento físico, emocional, mental que Jesús sufrió en mi lugar y en tu lugar. Sufrimiento que trasciende lo que somos capaces de imaginar y entender. Lo usaremos como ejemplo para seguir en sus pasos.
“Él comenzó su ministerio sufriendo hambre, pero es el Pan de Vida. Jesús terminó su ministerio terrenal sintiendo sed, pero es el Agua Viva. Jesús se cansó, pero es nuestro descanso. Jesús pagó tributos, pero es nuestro Rey. Fue acusado de tener un demonio, pero expulsó a los demonios. Jesús lloró, pero enjuga nuestras lágrimas. Fue vendido por 30 monedas de plata, pero redimió al mundo. Jesús fue llevado como un cordero al matadero, pero él es el Buen Pastor. Jesús murió, pero su muerte destruyó el poder de la muerte” (Gregorio Nacianceno, 381 d.C.).
“El Dios de justicia no escatimó a su hijo... Toda la deuda por las transgresiones de la ley de Dios fue exigida de nuestro Mediador. Se requirió una expiación completa. Cuán apropiadas son las palabras de Isaías: ‘Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento’. Su vida fue puesta en ‘expiación por el pecado’. ‘Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados’” (EGW, En los lugares celestiales, p. 17. Versículos: Isaías 53:10, 5).
I. EL SUFRIMIENTO DEL CORDERO
En su libro Sobre a Rocha [Sobre la Roca], el pastor Mark Finley cuenta que “Años atrás los investigadores estudiaron los efectos de los golpes de la vida sobre el sistema nervioso central. Tomaron un cordero y lo colocaron solo en el corral, ligado a dispositivos que provocaban descargas eléctricas. Cuando el cordero iba para un lado, los investigadores accionaban un botón y el animal recibía una descarga. Él se estremecía inmediatamente y corría para el otro lado. Recibía otra descarga y corría otra vez. Los científicos descubrieron que el cordero nunca volvía al mismo lugar donde recibía una descarga. Después de una serie de descargas, el corderito quedó en medio del corral, temblando, sin tener adónde correr. Vencido emocionalmente, ansioso y estresado, sus nervios cedieron. El cordero tuvo el equivalente a un colapso nervioso y murió en medio del corral.
“Los investigadores pusieron entonces al hermano gemelo de ese cordero en el corral. Pero esta vez el animal estaba acompañado por la madre. Le dieron descargas, el cordero corrió junto a la madre y en ella se amparó. La madre le transmitía confianza, porque después el animal se apartó para comer. Los investigadores accionaron el botón otra vez y de nuevo el cordero corrió a su madre. Ella lo consoló y le transmitió confianza.
“Entonces los investigadores notaron una diferencia significativa entre los dos corderos. El segundo no tenía miedo de volver al lugar donde recibía una descarga. No demostraba ninguna señal de nerviosismo, estrés o ansiedad que el hermano había mostrado en circunstancias iguales. ¿Por qué? El cordero tenía alguien a quien recurrir, en quien confiar, para luchar con el estrés” (Mark Finley, Sobre a Rocha [Sobre la Roca], p. 101).
Vean la promesa que tenemos ante las situaciones estresantes de nuestra vida. Tenemos en quien confiar. Y podemos vivir seguros y en paz.
“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Heb. 4:15, 16).
Juan escribió su evangelio teniendo en mente el ritual del Santuario. Es el único de los cuatro evangelios que presenta esa perspectiva, que cada día señalaba en la iglesia del Antiguo Testamento (A.T.) cuando un corderito era sacrificado para remisión de los pecados del pueblo. Cuando Juan vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). El cordero sin defecto que era sacrificado todos los días para remisión de los pecados.
Vean los paralelismos con el Santuario del Antiguo Testamento de Éxodo 25-30:
Jesús, el Santuario (Juan 2:21).
Jesús y los verdaderos adoradores (Juan 4:23, 24).
Jesús, la fuente de agua viva ( Juan 7:37). (Había una fuente con agua en el patio).
Jesús, el pan de vida ( Juan 6:22). (Había una mesa con panes).
Jesús, la luz del mundo ( Juan 8:12). (El candelabro con siete lámparas).
Jesús, el incienso (Juan 17). (Representaba las oraciones y el aroma suave).
Jesús y su mandamiento (Juan 15:12). (Las tablas de los Diez Mandamientos).
Jesús, el sacrificio (Juan 19:28). (El cordero sacrificado por la mañana y la tarde).
“El santuario terrenal y el santuario celestial eran vistos como lugares donde vivía Dios. Los servicios del santuario eran vistos como los medios por los cuales Dios confería a su pueblo las bendiciones redentoras del pacto. El antiguo y el nuevo pacto eran vistos como que tenían sus respectivos santuarios. Como el antiguo pacto tenía ‘un santuario terrenal’ (Heb. 9:1), así el nuevo pacto tenía un santuario celestial (Heb. 8:2; 9:11, 23, 24)” (Alberto R. Timm, O Santuário e as Três Mensagens Angélicas [El Santuario y el mensaje de los tres ángeles], p. 245-247).
Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29, 36), en el ritual del santuario del A.T., su muerte en la cruz cumple totalmente el sacrificio apuntado diariamente en el santuario terrenal. Hoy en el Santuario celestial Jesús es nuestro Intercesor Solidario y Salvador que se compadece de nuestras flaquezas y nos ofrece gratuitamente todo lo que necesitamos para tener una vida victoriosa en él.
“Alabado sea el Señor porque tenemos un Sumo Sacerdote misericordioso y tierno que es sensible a nuestras flaquezas. No esperamos descansar aquí. No, no. El camino hacia el cielo es un camino en el que debemos cargar la cruz; es una senda recta y angosta, pero avanzaremos con gozo sabiendo que el Rey de gloria la transitó antes que nosotros” (EGW, Reflejemos a Jesús, p. 342).
II. SUFRIÓ POR REVESTIRSE DE HUMANIDAD
A través de la Biblia en esta semana ya vimos que el Hijo de Dios decidió nacer, vivir, llorar, entregarse y sufrir por ti; pasó por todo eso como un ser humano victorioso.
Veremos algunas partes de su sufrimiento cruel.
II. SUFRIÓ POR REVESTIRSE DE HUMANIDAD
A través de la Biblia en esta semana ya vimos que el Hijo de Dios decidió nacer, vivir, llorar, entregarse y sufrir por ti; pasó por todo eso como un ser humano victorioso.
Veremos algunas partes de su sufrimiento cruel.
Sufrió cuando era niño
“José y María pensaban que los rabinos eran hombres buenos, y Jesús soportaba la culpa, lo cual era muy difícil” (EGW, La única esperanza, p. 35).
Sufrió con los pobres“Jesús quiere que los pobres sepan que él entiende sus pruebas.
Como soportó todo lo que ellos tienen que soportar, puede comprenderlos y ayudarlos” (EGW, La única esperanza, p. 26).
Sufrió con los soldados
“Jesús fue llevado a la guardia y allí sufrió las burlas y el escarnio de los soldados y la chusma” (EGW, La única esperanza, p. 107).
Sufrió con los líderes y la multitud “Una furia satánica tomó entonces posesión de los dirigentes y del pueblo. El ruido de las voces era como el de bestias salvajes. Se agolpaban presionando contra Jesús, mientras gritaban: ‘¡Es culpable, matadle!’, y si no hubiera sido por los soldados, lo habrían hecho pedazos. Pero la autoridad romana se interpuso, y por la fuerza frenó la violencia del populacho” (EGW, La única esperanza, p. 107).
Sufrió con los sacerdotes y los príncipes“Los sacerdotes, los gobernantes y la multitud se unieron en los insultos al Salvador. Le arrojaron unas vestiduras viejas sobre la cabeza y sus agresores también lo herían en el rostro diciendo:
“Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó’ (Mat. 26:68).
“Cuando se quitó el manto, uno de los que se burlaban lo escupió en el rostro”.
“Los ángeles de Dios registraron fielmente cada mirada, cada palabra y cada acto insultante contra su amado General. Un día aquellos hombres ruines, que escarnecieron y escupieron el rostro pálido y sereno de Cristo, lo contemplarán de nuevo, glorioso y más brillante que el sol” (EGW, La única esperanza, p. 107).
Es inspiradora la forma como Jesús reacciona ante los sufrimientos físicos y emocionales, nos enseña mucho. Y siempre que sucede eso debemos correr a sus brazos. Vea cómo Agusto Cury escribió sobre las reacciones de Jesús: “Primero, él pensaba antes de reaccionar; segundo, nunca devolvía las agresiones que le hacían; tercero, era capaz de estimular a sus agresores a que penetraran dentro de sí mismos y repensaran su violencia. La manera como Él reaccionó se opone completamente a las reacciones previsibles que tenemos frente a las situaciones de riesgo y de dolor, sean físicas o sicológicas” (O Mestre da Vida [El Maestro de la vida], p. 67).
III. SUFRIÓ EN NUESTRO LUGAR
“Ese mismo Jesús conoce todas sus pruebas, y no lo ha dejado solo para que luche contras las tentaciones, combata el mal y sea finalmente aplastado por las cargas y los pesares. Por medio de sus ángeles susurró a su oído: ‘No temas; estoy contigo’ (Isa. 41:10). ‘Yo soy... el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos’ (Apoc. 1:17-18). ‘Conozco tus pesares; los he soportado. Conozco tus luchas; las he experimentado. Conozco tus tentaciones; las he tenido que enfrentar. He visto tus lágrimas; yo también he llorado. Tus esperanzas terrenales están destruidas, pero levanta la vista por la fe, entra detrás del velo, y ancla allí tus esperanzas. Tendrás la eterna seguridad de que puedes contar con un Amigo más íntimo que un hermano (Prov. 18:24)” (EGW, Testimonios para la iglesia, t. 2, p. 244).
La historia registra el sufrimiento de Jesús en su sentencia injusta por amor a cada uno de nosotros. Debería ser como dice Galileo Galilei: “Debemos grabar en bronce los beneficios que recibimos y en el aire las injurias”.
LA SENTENCIA DE CRISTO
COPIA AUTÉNTICA DE LA SENTENCIA DE PILATO EN EL PROCESO DE JESUCRISTO QUE ESTÁ EN EL MUSEO DE ESPAÑA. ESTA PIEZA TIENE UN GRAN INTERÉS HISTÓRICO.
“En el año diecinueve de TIBERIO CÉSAR, Emperador de Roma y de todo el mundo, monarca invencible en la Olimpíada ciento veintiuno y en la Cliade veinticuatro, de la creación del mundo, según el número de cómputo de los hebreos, cuatro veces mil ciento ochenta y siete, de la progenie del Imperio Romano, en el año setenta y tres, y de la liberación del cautiverio de Babilonia, en el año mil doscientos siete, siendo gobernador de Judea QUINTO SERGIO, so el regimiento y gobernador de la ciudad de Jerusalén, Presidente Gratísimo PONCIO PILATO; regente en la baja Galilea, HERODES ANTIPAS; pontífice del sumo sacerdote, CAIFÁS; magnos del templo, ALIS ALMAEL, ROBAS ACASEL, FRANCHINO CEUTAURO; cónsules romanos de la ciudad de Jerusalén, QUINTO CORNELIO SUBLIME y SIXTO RUSTO, en el mes de marzo y el día XXV del año presente,
YO, PONCIO PILATO, aquí Presidente del Imperio Romano, dentro del Palacio y arzo residencia, condeno y sentencio a muerte, Jesús, llamado por la plebe—CRISTO NAZARENO—de nacionalidad galilea, hombre sedicioso, contra la Ley Mosaica—contrario al gran Emperador TIBERIO CÉSAR.
Determino y ordeno por esta que se le dé muerte en la cruz, siendo atravesado con clavos como todos los reos, porque reuniendo y juntando hombres, ricos y pobres, no ha cesado de promover tumultos por toda la Judea diciéndose hijo de DIOS y REY DE ISRAEL, amenazando con la ruina de Jerusalén y del sacro Templo, negando el tributo a César, teniendo aun el atrevimiento de entrar con ramos y en triunfo, con gran parte de la plebe, dentro de la ciudad de Jerusalén.
Que sea ligado y azotado, y que sea vestido de púrpura y coronado de algunos espinos, con su propia cruz sobre los hombros para que sirva de ejemplo a todos los malhechores y que, juntamente con él, sean condu- cidos dos ladrones homicidas; saliendo luego por la puerta sagrada, hoy ANTONIANA, y que se conduzca a JESÚS al monte público de la Justicia, llamado CALVARIO, donde crucificado y muerto quedará su cuerpo en la cruz, como espectáculo para todos los malhechores, y que sobre la cruz se ponga, en diversas lenguas, este título: JESUS NAZARENO, REX JUDAERUM.
Mando también que ninguna persona de cualquier estado o condición se atreva temerariamente a impedir la Justicia por mí mandada, administrada y ejecutada con todo el rigor, según los Decretos y Leyes Romanas, so pena de rebelión contra el Emperador Romano.
Podemos decir que Jesús nos enseña a soportar todo COMO él lo hizo, pero de la misma manera nosotros no estaremos solos sino CON él a través de la:
• Confianza incondicional.
• Humildad real.
• Entrega total.
CONCLUSIÓN
“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Heb. 12:2, 3).
Mientras alguien en este mundo no se entregue a Jesús, él continuará sufriendo, y el sufrimiento también continuará en el corazón de esa persona.
¿Hay dolores y heridas en tu corazón?
Jesús promete ir a tu lado y dar la solución y el consuelo para todos tus pesares.
¿Quisieras rendir hoy las cargas de tu vida al Salvador?
Jesús sufrió por ti, para que tú un día no sufras más. Jesús volverá pronto y todo sufrimiento de este mundo será erradicado para siempre. Él sufrió porque tú y yo somos su pasión. Haz que ese sufrimiento tan grande en su vida valga la pena y entrégate a él de todo corazón.
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