“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” (1 Corintios 10:11).
¿Cómo aprendemos a confiar verdaderamente en Dios y sus promesas, además de actuar por fe en esas promesas?
A lo largo de los siglos, muchos han informado de comportamientos extraños y ansiosos en perros y otros animales domésticos antes de grandes terremotos.
Los científicos ahora han establecido que los animales pueden detectar la primera de las ondas sísmicas de un terremoto, la onda de presión, que llega antes que la onda secundaria. Algunos animales, como los elefantes, pueden percibir ondas sonoras de baja frecuencia y vibraciones anticipatorias que los seres humanos no pueden detectar.
Unos minutos antes del terremoto de 5,8 grados que sacudió la zona de Washington, D.C., el 23 de agosto de 2011, algunos de los animales del Zoológico Nacional del Instituto Smithsoniano comenzaron a comportarse de manera extraña. Entre ellos estaban los lémures, que comenzaron a gritar en voz alta durante unos quince minutos antes de que el suelo comenzara a temblar.
Hay muchas cosas que no se pueden ver a simple vista que son sumamente contagiosas y mortales si no se detectan y se tratan rápidamente. La agitación o inquietud es una de estas cosas.
La agitación se propaga de persona a persona y pronto puede convertirse en una rebelión abierta con resultados mortales.
La agitación puede volverse viral rápidamente y afecta no solo a las personas sino a comunidades enteras.
La inquietud es ese molesto descontento con la vida.
La inquietud contra las circunstancias de la vida cuando no resultan ser como esperábamos.
La inquietud trágicamente, no acepta la vida en otros términos que no sean los suyos.
La inquietud no está satisfecha con lo que tiene, y busca más.
La intranquilidad y la rebelión conducen a decisiones precipitadas y a condiciones nefastas.
La rebelión conduce a la inquietud, y la inquietud conduce a una mayor rebelión.
"El primer mal es pensar mal; luego vienen las malas palabras. No cultivan el amor, la deferencia y el respeto mutuo. Sean considerados con los sentimientos del otro. Solo podrán hacerlo en nombre y ocn la fuerza de Jesús" 4TI, 238.
Hoy analizaremos la relación entre la pecaminosidad de nuestra naturaleza humana caída y la falta de paz interior. Veremos algunos ejemplos de extraña inquietud provocada no por desastres naturales inminentes como terremotos sino, más bien, por la pecaminosidad básica de los seres humanos caídos que no dependían de lo que Cristo les ofrece a todos los que acuden a él con fe y obediencia.
I. AGITACIÓN EN EL DESIERTO
Poco a poco, sin llamar la atención al principio (así como la agitación en el cielo en la rebelión de Lucifer), algo comenzó a moverse y una inquietud sin nombre comenzó a gestarse, un anhelo silencioso de cambio y reconfiguración. Este descontento se revela en la actitud de rebelión de Israel en el desierto. Israel debió de haberse sentido intranquilo e infeliz cuando partió del Sinaí camino a Canaán. Había pasado más de un año desde que salieron de Egipto (Números 1:1).
Estaban listos para entrar en la Tierra Prometida. Estaban contados y organizados. Habían sido testigos de increíbles demostraciones del favor divino y de claras señales de la presencia de Dios. Sin embargo, el primer lugar después de partir del Sinaí los encuentra quejándose.
Leamos Números 11:1 al 15. ¿De qué se quejan los israelitas?
Los israelitas, insatisfechos, ansían la carne, los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y el ajo de Egipto. se quejaron con Moisés y suplicaron por las ollas de carne .
“Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos” (Números 11:4-6).
También debieron de haber sufrido de una memoria selectiva grave, ya que recordaban la comida pero se olvidaban de la esclavitud y las privaciones increíbles que habían soportado (comparar con Éxodo 1).
El maná que caía diariamente en el desierto para satisfacer las necesidades físicas del pueblo de Dios tenía un mensaje más profundo. Así como Dios había satisfecho su hambre física, así podría satisfacer el apetito de su alma. Anhelaba darles descanso para la mente y el cuerpo, ya que por fe confiarían en sus provisiones para satisfacer sus necesidades. Pero no pudieron apreciar las bendiciones del cielo y su espíritu inquieto los llevó a rebelarse contra los planes de Dios para su vida.
Cuando olvidamos lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado, lo que está haciendo en el presente y lo que hará por nosotros en el futuro, el resultado natural es el descontento.
"Olvidaron su amarga servidumbre en Egipto.
Olvidaron las bondades y el poder que Dios había manifestado en su favor al liberarlos de la esclavitud.
Olvidaron cómo sus hijos se habían salvado cuando el ángel exterminador dio muerte a todos los primogénitos de Egipto.
Olvidaron la gran demostración del poder divino en el mar rojo.
Olvidaron que, mientras que ellos habían cruzado con felicidad el sendero abierto especialmente para ellos, los ejércitos enemigos, al intentar perseguirlos, se habían hundido del mar.
Veían y sentían solo las incomodidades y las pruebas que estaban soportando, y en lugar de decir: 'Dios ha hecho grandes cosas por nosotros, ya que habiendo sido esclavos nos hizo una nación grande' hablaban de las durezas del camino, y se preguntaban cuando terminaría su tedioso peregrinaje" PP, 298.
La ingratitud denota inmadurez espiritual. ¿Has notado alguna vez que los bebes tienen poca memoria? Quieren que satisfagan sus necesidades de inmediato. No tienen mucha paciencia. No recuerdan que sus padres atendieron sus necesidades ayer ni tienen la seguridad de que las irán a satisfacer mañana. Viven para el presente.
La historia del peregrinaje de Israel por el desierto es una historia clásica de ingratitud, descontento y falta de fe. Los israelitas eran en cierto modo, como niños inmaduros. Querían satisfacer sus necesidades de inmediato y olvidaron lo que Dios había hecho por ellos en el pasado.
Olvidaron la abundancia de las bendiciones de Dios. Carecían de madurez espiritual. La ingratitud siempre conduce a la ansiedad. El descontento aumenta cuando no somos agradecidos, y es causado en gran parte por la falta de fe. La inquietud, la ansiedad paralizante y la preocupación excesiva son a menudo señales de falta de fe. hay excepciones, pero la mayoría de las veces, es la falta de fe que conduce a nuestra falta de descanso y ansiedad. Nos inquietamos cuando perdemos la perspectiva. Y la agitación puede derivar en un gran conflicto. El salmista David nos anima a "no olvidar ninguno de sus beneficios" (Salmos 103:2) Tener siempre presente la bondad de Dios trae paz a nuestro corazón.
Se habían alimentado con el maná de Dios por más de un año; sin embargo, se sentían inquietos y querían algo más. Incluso Moisés se ve afectado. Esta falta de fe estalló en abierta rebelión.
Tratar de liderar a un grupo de personas inquietas no es fácil. Pero Moisés sabe a quién acudir. “¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿Y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí?” (Números 11:11).
¿Cómo responde Dios a las quejas? Números 11:16-33.
Dios no es sordo a nuestras necesidades cuando nos sentimos inquietos. En el caso de Israel, les dio codornices para satisfacer su hambre de carne.
Pero, no era realmente carne lo que Israel ansiaba. Cuando nos sentimos descontentos, inquietos y enojados, aquello que nos enoja, a menudo, es solo el detonador, no la causa del conflicto.
Luchamos porque hay algo más profundo que está afectando nuestras relaciones básicas. Israel se rebeló contra la conducción de Dios; algo con lo que todos debemos tener cuidado, más allá de nuestra situación y nuestro contexto inmediatos, porque es más fácil de lo que pensamos.
¿Por qué es tan fácil recordar el pasado como algo mejor de lo que realmente fue?
II. ES CONTAGIOSO
Lee Números 12:1 al 3. ¿Por qué están molestos María y Aarón?
Al igual que Lucifer, comenzaron a anhelar que ese afecto se redirigiera hacia ellos Y así como el enemigo de Dios agitó a los ángeles, ellos agitaron a los líderes del pueblo. Silenciosamente pusieron en funcionamiento la máquina de rumores, malinterpretando y distorcionando sus palabras y acciones, causando insatisfacción. Evidentemente, María y Aarón estaban descontentos con la esposa cusita de Moisés. Séfora era una forastera proveniente de Madián (ver Éxodo 3:1). La supuesta razón de la queja puede no ser siempre la verdadera causa. En el fondo, María y Aarón se sentían excluídos, ellos querían pertenecer al círculo interior. Incluso entre la “élite” de Israel se revela la naturaleza caída, y de una manera no muy agradable, por cierto. Increíblemente, todo este dolor y miseria comenzó con descontento.
Sin embargo, el texto bíblico muestra claramente que esto era un pretexto. El motivo principal de su queja era sobre el don profético. Hay una dimensión celestial en nuestras quejas y murmuraciones. En el capítulo anterior, Dios había encomendado a Moisés que nombrara a setenta de los ancianos de Israel que lo ayudarían a llevar la carga administrativa del liderazgo (Números 11:16, 17, 24, 25). Aarón y María también habían estado desempeñando roles clave de liderazgo (Éxodo 4:13-15; Miqueas 6:4), pero ahora se sentían amenazados por la formación de nuevos líderes, y dijeron: “¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?” (Números 12:2).
María y Aarón opinan y critican no solo el liderazgo de Moisés, sino también su matrimonio y su lealtad tribal. El antiguo Israel obediente, de repente se convierte en el Israel sospechoso, quejoso y suspicaz.
¿Cómo responde Dios a esta queja Números 12:4 al 13.
Parece que la murmuración tiende a multiplicarse; el espíritu detrás de ella es contagioso. Por lo visto, el pecado y la rebelión son más contagiosos que el Covid19. Es un momento crucial que afecta el liderazgo y la comunicación divinos; de allí la rápida respuesta de Dios. La respuesta de Dios es inmediata, decisiva y no deja lugar a interpretaciones. Quizá estaban celosos de la posición privilegiada de Moisés ante Dios. Quizá se habían acostumbrado a ser "los jefes" y ahora se sentían despreciados. El don profético no es un arma que se utilice para ejercer más poder. Moisés estaba bien preparado para el liderazgo porque había aprendido a depender en forma extrema de Dios. Cuando murmuramos y rumoreamos contra otras personas (o Dios), olvidamos quiénes somos realmente y cuál es nuestro lugar en la vida.
El hecho de que se mencione a María antes que a Aarón en el versículo 1 sugiere que ella pudo haber sido la instigadora del ataque a Moisés. A estas alturas, Aarón ya se desempeñaba como sumo sacerdote de Israel. Si hubiera sido herido de lepra, no habría podido entrar en el Tabernáculo ni servir en nombre del pueblo. El castigo de Dios a María con lepra temporal comunica vívidamente su disgusto por ambos y ayuda a lograr el cambio de actitud que esta familia necesita. La súplica de Aarón a favor de ella confirma que él también estaba involucrado (Números 12:11); y ahora, en lugar de críticas y descontento, vemos que Aarón suplica por María, y vemos que Moisés intercede por ella (Números 12:11–13). Esta es la actitud que Dios quiere ver en su pueblo.
Aunque siempre es fácil ser crítico con los líderes de la iglesia, en cualquier nivel, ¿cuánto mejor sería nuestra iglesia y nuestra vida espiritual si, en lugar de quejarnos, intercediéramos en favor de nuestros líderes incluso cuando no estamos de acuerdo con ellos?
III. UN INTERCESOR
¿Qué oportunidad ofrece Dios a Moisés frente a esta rebelión? Números 14:11 y 12.
Dios le ofrece destruir a los israelitas y hacer una nación completamente nueva, con Moisés como el padre de todos ellos.
¿Cómo responde Moisés a esta abierta rebelión, no simplemente contra él sino en contra de Dios? (Números 14:13-19).
Este es el momento en que podemos ver al verdadero hombre de Dios.
La respuesta de Moisés, congelada en el tiempo, anticipa al Intercesor que, más de 1.400 años después, oraría por sus discípulos en sus aflicciones (Juan 17). De hecho, en lo que hizo Moisés aquí, muchos teólogos y estudiosos de la Biblia han visto un ejemplo de lo que Cristo hace por nosotros. Si es culpa de ellos, si es suya, ni siquiera se lo cuestiona; y, sin embargo, Moisés suplica, diciendo: “según la grandeza de tu misericordia” (Números 14:19), por favor, perdona a este pueblo. Y así como el Señor lo hizo en aquel entonces por intercesión de Moisés, así lo hace por nosotros gracias a Jesús, su muerte, su resurrección ysu intercesión por nosotros.
A pesar de la rebelión incansable de Israel, Moisés no lo abandonó. Por lo tanto, Moisés suplica: “Perdona ahora la iniquidad de este pueblo según la grandeza de tu misericordia, y como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta aquí” (Números 14:19).
La gracia combate la rebelión y el descontento de raíz. La intercesión marca una gran diferencia en el conflicto entre el bien y el mal. El perdón ofrece un nuevo comienzo. Así, Jesús hoy intercede por tí. Estás en sus pensamientos. Estás en su corazón. si se lo permitimos, nuestro poderoso intercesor nos llevará a casa para vivir con él para siempre.
Sin embargo, hay un costo: la gracia nunca puede ser barata. Aunque el pueblo recibe el perdón, enfrentará las consecuencias de sus rebeliones, y esa generación no entrará en la Tierra Prometida (Números 14:20-23).
Sí, Dios los sostendrá durante otros 38 años en el desierto. Él los alimentará. Les hablará desde el Santuario. Estará a su lado en el desierto. Pero luego morirán, y una nueva generación tendrá que tomar el relevo y hallar descanso en la Tierra Prometida.
Aunque suene a juicio, en realidad es gracia. ¿Cómo podría esta generación conquistar las poderosas ciudades-Estado de Canaán, si aún no habían aprendido a confiar en él? ¿Cómo podrían ser una luz para las naciones, cuando ellos mismos tropezaban en la oscuridad?
Aunque el pecado puede ser perdonado, a menudo tenemos que vivir con sus consecuencias.
¿Cómo ayudar a quienes se les complica saber que han sido perdonados por un pecado que, no obstante, los sigue impactando, e incluso a sus seres queridos, en forma negativa?
¿Qué lecciones difíciles has aprendido sobre las consecuencias del pecado perdonado?
III. EL DESCONTENTO LLEVA A LA REBELIÓN
La historia comienza con una observación positiva. Los israelitas finalmente llegaron a las fronteras de Canaán y enviaron a doce espías para explorar la tierra. El informe es extraordinario.
Lee el informe de los espías en Números 13:27 al 33. ¿En qué momento se frustraron las expectativas de los israelitas?
A pesar de la intervención de Caleb, prevalecen las voces de los incrédulos y escépticos. Israel no se dispone a conquistar lo que Dios le había prometido. Inquietos de corazón, eligen llorar y murmurar antes que marchar y gritar por la victoria.
Cuando tenemos un corazón agitado, luchamos por andar por fe. Sin embargo, el descontento no solo afecta nuestras emociones. Los científicos nos dicen que existe una relación directa de causa y efecto entre muy poco descanso (incluida la falta de sueño) y las malas decisiones, lo que ocasiona obesidad, adicciones y más agitación e infelicidad.
"Su corazón no es desdeñoso, pero le falta fuerza moral. Se acobarda tan pronto como se enfrenta a la abnegación y al sacrificio, porque se ama a sí mismo. Controlar el yo, vigilar sus palabras, reconocer que ha obrado o hablado mal es para él una cruz demasiado humillante; y sin embargo, para ser salvo debe cargar con esa cruz" 4TI, 239.
Lee Números 14:1 al 10. ¿Qué sucedió después?
Las cosas van de mal en peor. La súplica desesperada de Caleb, “no seáis rebeldes contra Jehová” (Núm. 14:9), es desoída, y toda la asamblea se prepara para apedrear a sus líderes. El descontento conduce a la rebelión, y la rebelión finalmente lleva a la muerte. La agitación y la rebelión sacudieron el universo y no dejó ni siquiera al propio Dios sin cicatrices. Su terrible ansiedad hizo que se explayaran sobre lo que percibían como gigantes en la tierra, fortalezas impenetrables y cuantiosos ejércitos enemigos. estaban inquietos y les faltaba fe para creer que Dios podía librarlos.
“A grandes voces, los espías infieles denunciaron a Caleb y a Josué, y se elevó un clamor para que se los apedreara. El populacho enloquecido tomó piedras para matar a aquellos hombres fieles. Pero, cuando se precipitó hacia delante con loco frenesí, de repente las piedras se les cayeron de las manos, se hizo silencio y comenzaron a temblar de miedo. Dios había intervenido para impedir su propósito homicida. La gloria de su presencia, como una luz fulgurante, iluminó el Tabernáculo. Todo el pueblo presenció la manifestación del Señor. Uno más poderoso que ellos se había revelado, y ninguno osó continuar la resistencia. Los espías que trajeron el informe perverso se arrastraron aterrorizados, y con respiración entrecortada buscaron sus tiendas” (PP, 411).
La gloria del Señor se manifiestó públicamente. Podemos escuchar la conversación de Dios con Moisés. Dios reconoce que, aunque las piedras están dirigidas a Moisés, Caleb y Josué, en última instancia, la rebelión es contra Dios mismo.
IV. FE VERSUS PRESUNCIÓN
De todas las falsificaciones que Satanás ha logrado introducir en la religión, la presunción es quizá una de las más difíciles de percibir, porque está cerca de la fe real.
¿Qué similitudes ves en las peregrinaciones de Israel por el desierto y el pueblo de Dios que vive justo antes de la segunda venida de Jesús? (1 Corintios 10:1–11).
A lo largo de la historia, el pueblo de Dios ha estado vagando por el desierto en busca de la Tierra Prometida. Este desierto tiene muchas facetas.
En la actualidad, se asemeja a un continuo aluvión de medios, a los pitidos constantes de los mensajes entrantes y al ruido intenso del entretenimiento interminable. Intenta vendernos la pornografía como amor; y el materialismo, como respuesta a nuestros problemas. Esta era nos ha prometido ser más jóvenes, mas inteligentes y más bonitos. Sí, si pudiéramos estar un poco más en forma, ser un poco más jóvenes, un poco más ricos, un poco más sexis, eso solucionaría todos nuestros problemas.
Como los israelitas, nos sentimos intranquilos en nuestra búsqueda de paz, y muy a menudo la buscamos en los lugares equivocados.
¿Cómo reaccionaron los israelitas al juicio de Dios en Números 14:39 al 45?
La reacción de Israel al juicio divino es típica. “Hemos pecado”, dijeron. “Henos aquí para subir al lugar del cual ha hablado Jehová” (Números 14:40). En un acto imprudente, después de que Dios les prohibiera avanzar, se lanzaron a la batalla y sufrieron una aplastante derrota.
El compromiso a medias es como una vacuna mal administrada: no funciona.
En la actualidad, los médicos recomiendan una vacuna contra la hepatitis B inmediatamente después del nacimiento, dentro de las primeras 24 horas de vida. Ese es un buen comienzo. Sin embargo, después de esa primera dosis, si no se administran dos o tres vacunas de refuerzo en el momento adecuado y en las dosis apropiadas, entonces no existe protección alguna contra la hepatitis B.
El giro rebelde de Israel, que aparece en los últimos versículos de Números 14, ocasiona muerte y desilusión cuando los israelitas ahora se niegan a aceptar las nuevas instrucciones de Dios y obstinadamente realizan un ataque sin el Arca del Pacto ni el liderazgo de Moisés. Se precipitaron a la batalla, en contra de las instrucciones de Dios, y sufrieron una terrible derrota.
La presunción es costosa; la presunción conduce a la muerte. Con mucha frecuencia, el miedo alimenta la presunción. Porque tenemos miedo a algo, tomamos decisiones de las que luego nos arrepentimos. Es difícil salir del círculo vicioso del miedo y la presunción.
¿Cuál es la diferencia entre la fe y la presunción?
"Así manifestaron su falta de respeto por Dios y los dirigentes que él había puesto para conducirlos. No preguntaron al Señor que debían hacer, sino que dijeron:"Designemos un capitán". Tomaron la iniciativa porque se creían competentes para ocuparse de sus asuntos sin que fuese necesaria la ayuda divina" 4TI, 151.
¿Por qué conquistar la tierra de Canaán se considera primeramente un acto de fe y luego, cuando los israelitas atacan realmente, se considera un acto presuntuoso? ¿En qué medida las motivaciones y las circunstancias juegan un papel importante en la diferencia entre fe y presunción?
"El Señor sabía que se habían entristecido porque sus malas acciones habían tenido un resultado desastroso... Ya no cabía un indulto... Lo único que los aterrorizaba era haber descubierto que habían cometido un terrible error cuyas consecuencias serían desastrosas para ellos." 4TI, 153.
La fe los habría impulsado a confiar en Dios para la victoria. La presunción los impulsó a confiar en sus propias habilidades para realizar la tarea, y fueron completamente derrotados. "La catástrofe y la muerte serían la consecuencia de su audacia... La destrucción y la muerte fueron el resultado de aquel experimento rebelde" 4TI, 154. La fe espera en Dios, le toma la palabra ya avanza hacia la victoria. La presunción confía en el impulso humano y sustituye la fe por los sentimientos y juicios humanos.
Piensa en un momento en que actuaste por fe y un momento en que actuaste por presunción. ¿Cuál fue la diferencia básica?
CONCLUSIÓN
¿Hacemos bien en ser tan incrédulos? ¿Por qué somos ingratos y desconfiados? Jesús es nuestro amigo; todo el cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra ansiedad y temor apesadumbran al Santo Espíritu de Dios. No debemos abandonarnos a la ansiedad que nos irrita y desgasta, y que en nada nos ayuda a soportar las pruebas. No debe darse lugar a esa desconfianza en Dios que nos lleva a hacer de la preparación para las necesidades futuras el objeto principal de la vida, como si nuestra felicidad dependiera de las cosas terrenales. No es voluntad de Dios que su pueblo esté cargado de preocupaciones. Pero nuestro Señor no nos dice que no habrá peligros en nuestro camino. No es su propósito sacar a su pueblo del mundo de pecado e iniquidad, sino que nos indica un refugio siempre seguro. Invita a los cansados y agobiados: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados y yo os haré descansar”.
Mateo 11:28. Deponed el yugo de la ansiedad y de las preocupaciones mundanales que habéis colocado sobre vuestra cabeza, y “llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas”.
Vers. 29. Podemos encontrar descanso y paz en Dios, “echando toda nuestra ansiedad en él, porque él tiene cuidado de nosotros”.
1 Pedro 5:7." PP, 299.
“Entonces los israelitas parecieron arrepentirse sinceramente de su conducta pecaminosa; pero estaban entristecidos por el resultado de su mal proceder, y no por reconocer su ingratitud y desobediencia. Cuando vieron que el Señor era inflexible en su decreto, volvió a despertarse su terca voluntad, y declararon que no volverían al desierto. Al ordenarles que se retiraran de la tierra de sus enemigos, Dios probó la sumisión aparente de ellos, y demostró que no era real. Sabían que habían pecado gravemente al permitir que los dominaran sentimientos temerarios, y al querer dar muerte a los espías que los habían incitado a obedecer a Dios; pero solo sintieron terror al darse cuenta de que habían cometido un error fatal, cuyas consecuencias resultarían desastrosas. Su corazón no estaba cambiado, y solo necesitaban una excusa para rebelarse otra vez. Esta excusa se les presentó cuando Moisés les ordenó, por mandato divino, que regresaran al desierto” (PP, 412, 413).
“Pero la fe no tiene ninguna conexión con la presunción. Solo el que tenga verdadera fe estará seguro contra la presunción. Porque la presunción es la falsificación satánica de la fe. La fe se aferra a las promesas de Dios y produce fruto de obediencia. La presunción también reclama las promesas, pero las usa como Satanás, para disculpar la transgresión. La fe habría inducido a nuestros primeros padres a confiar en el amor de Dios y a obedecer sus mandamientos. La presunción los indujo a transgredir su Ley, creyendo que su gran amor los salvaría de las consecuencias de su pecado. No es fe lo que reclama el favor del Cielo sin cumplir las condiciones bajo las cuales se concede un favor. La fe genuina tiene su fundamento en las promesas y las provisiones de las Escrituras” (DTG, 101, 102).
"Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; mas la espada de los sabios es medicina." Proverbios 12:18.
Debemos ser cuidadosos con la naturaleza incendiaria de las palabras. La palabra incorrecta en un momento crucial puede ser como gasolina sobre un fuego ardiente. Los seguidores de Cristo deben traer sanidad mediante sus palabras. Un discurso imprudente podría impedir la entrada a la tierra prometida. (Salmos 106:32, 33; Números 20:8-12)
"La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor" Proverbios 15:1.
La cultura contemporánea confunde gentileza con debilidad. Como seguidores de Jesús se nos invita a responder con compasión y amabilidad. Nuestro discurso es poderoso y capaz de transformar momentos críticos. Cristo bendice a quienes tienen la capacidad de hacer la paz (Mateo 5:9) con palabras y hechos.
"Líbrense de toda amargura, furia, enojo, palabras ásperas, calumnias y toda clase de mala conducta" Efesios 4:31.
Se nos invita a permitir que el espíritu de Dios plante nuevas cualidades en nuestro carácter:
"Por el contrario, sean amables unos con otros, sean de buen corazón y perdónense unos a otros, tal como Dios los ha perdonado a ustedes por medio de Cristo" Efesios 4:32.
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