“LOS DISCURSOS DE JESÚS SOBRE LA ORACIÓN ERAN ELOCUENTES Y REFRENDADOS POR UNA VIDA DE ORACIÓN, COMO JAMÁS EXISTIÓ”
1. ¿Qué oración de Cristo le llama más la atención?
2. ¿Cuál de las enseñanzas de la oración de Jesús le impresiona más?
Entre las muchas conclusiones a las que uno llega sobre Cristo al leer los Evangelios está la de que la oración no era solo una parte de sus discursos, sino una parte integrante e indisociable de su vida, por ejemplo: en su bautismo (Lucas 3:21); antes de elegir a los doce discípulos (Lucas 6:12-16); después de su rechazo en Corazín, Betsaida y Capernaúm (Mateo 11:20-26); cuando oró de manera intercesora por los apóstoles y por los que todavía iban a creer en su nombre (Juan 17); de manera específica por Pedro (Lucas 22:32); en sus oraciones en las madrugadas (Marcos 1:35); en los momentos de angustia y aflicción (Mateo 26:36-56); y hasta por los que lo maltrataban (Lucas 23:33, 34).
Eso, además de las más diversas y consientes enseñanzas sobre la oración. Era tan impactante su vida de oración que los apóstoles querían aprender con él sobre esa disciplina espiritual, tan relevante. Jesús es nuestro modelo en todo (Efesios 5:1, 2) y, en la oración, no podría ser diferente. Algunas lecciones importantes que aprendemos de la vida de oración de Cristo:
1. Jesús tenía una rutina de oración. No son raras las veces que la Biblia lo menciona viviendo la práctica de la oración, aunque él no hubiera dicho ninguna palabra sobre oración, era imposible que quienes lo rodeaban no percibieran que orar era una prioridad para él.
“El alba le encontraba a menudo en algún retiro, sumido en la meditación, escudriñando las Escrituras, o en oración. Con su canto daba la bienvenida a la luz del día. Con himnos de acción de gracias amenizaba las horas de labor, y llevaba la alegría del cielo a los rendidos por el trabajo y a los descorazonado” (MC, 34).
2. Él dedicaba tiempo de calidad y de cualidad a la oración, aun habiendo advertido sobre que “mucho hablar” (Mateo 6:7), no garantiza la respuesta. Él se dedicaba de manera sustancial a la oración. “Cuando fue dejado solo, Jesús ‘subió al monte apartado a orar’. Durante horas continuó intercediendo ante Dios. Oraba no por sí mismo sino por los hombres” (DTG, 342).
3. En los momentos cruciales, consideró la oración como esencial. Sin duda, el Getsemaní es un ejemplo clásico de eso, un momento clave para él y para la humanidad. Él recurre a la oración (Mateo 26:36-56).
"John Knox, uno de los grandes líderes cristianos que actuaron en la reforma protestante, cierta vez, mientras se refugiaba en su escondite, huyendo de sus perseguidores, pasó noche tras noche orando con el rostro tocando el suelo de madera. Su esposa insistía en que durmiera y descansara un poco. Entonces él respondió: '¿Cómo puedo dormir mientras mi patria no está a salvo?' También es de ese célebre predicador la famosa frase: 'Señor dame Escocia, sino me muero' Como resultado, Dios impactó aquella nación sobre el ministerio de Knox". (Alves, 63 - Traducción Propia).
4. Era altruista hasta en la oración. En los varios relatos en que los Evangelios registran sus momentos de oración, las necesidades de otros siempre ocupaban la primacía (Juan 17).
"Jesús fue al desierto antes de iniciar su ministerio. Allí permaneció durante un prolongado tiempo de ayuno y también de oración, porque él sabía, que en su condición humana, necesitaría de un revestimiento de poder para enfrentar a Satanás y sus demonios. Fue por eso que no solo tuvo condiciones para vencer al diablo, sino también para expulsar demonios durante su ministerio. Jesús estaba frecuentemente en oración delante de Dios, pues también sabia que para entrar en la casa del valiente, primero es preciso neutralizarlo, y la oración era una de las armas que él utilizaba para neutralizar al valiente después de saquear los despojos conforme dice Lucas 11:21, 22). (Alves, 65 - Traducción Propia).
5. Aprendemos con Jesús que la voluntad de Dios debe considerarse soberana en la vida de oración y que estar en la presencia de Dios es mejor que sus respuestas. “Jesús añadió estas palabras de sumisión a la sabiduría y la voluntad de Dios cuando en el huerto de Getsemaní rogaba:
“Padre mío, si es posible, pase de mí este vaso.” Mateo 26:39. Y si estas palabras eran apropiadas para el Hijo de Dios, ¡cuánto más lo serán en labios de falibles y finitos mortales! (MC, 175).
Su vida intensa de oración nos indica que esa disciplina espiritual jamás debería ser descuidada.
Un día le preguntaron a Albert Eistein, después de realizar sus grandes descubrimientos, si había asuntos relevantes sobre los cuales podrían escribirse, él entonces respondió: “Escriban sobre la oración”. No sé si existe un tema más abordado en los libros que el asunto de la oración, pero si queremos lo que es más profundo sobre eso, debemos sumergirnos en la vida de oración de Jesús, pues nadie oró como él.
Alves, José Alves. Missão Urbana. Estratégia para a conquista das cidades. Casa Publicadora das Assembleias de Deus. Río de Janeiro, 2020.
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